-Pero Jin, el resultado hubiera sido el mismo -lo escuché de nuevo-. Porque antes de la apuesta yo ya me sentía interesado por ti. De verdad que sí. Y estoy seguro que de igual forma iba a terminar amándote tanto como lo hago ahora. Porque te amo, Jin. Te amo...

-Mentiroso... -murmuré.

-No. No estoy mintiendo -asegura desesperado-. El mes ya ha pasado ¿Por qué seguiría contigo si no es por lo que siento por ti? Además, yo perdí la apuesta, lo hice apropósito... sé que suena a una excusa pero quiero que lo sepas. Jin... yo perdí, dos veces, de hecho.

-¿Huh? -sorbí mi nariz y me pasé la muñeca por el ojo.

-Abre la puerta... te explicaré...

De verdad que no quería dejarlo explicarme... pero a la vez quería escucharlo... quería saber qué iba a decirme... si me mentiría o no.

-Así está bien, solo dilo.

-No. Quiero verte... quiero decirte todo de frente... no quiero solo escucharte llorar por mis acciones. Quiero enfrentar mi realidad y ser lo suficientemente valiente para explicarlo mientras te veo al rostro, para que sepas que no estoy mintiendo.

Cerré los ojos con fuerza pensando demasiado en todo esto, pero finalmente decidí destrancar la puerta y apartarme hasta la cama. Dylan entró y me vió lista como para irme pero destrozada a la vez. Quiso acercarse más a mí, quizás abrazarme... pero me volví a cubrir con mis alas para evitarlo.

-No te acerques... solo... explícame.

Él me mira dolido pero suspira aceptándolo y asiente, se sienta frente a mí y comienza a relatar su versión.

-Yo... se supone que nunca me había enamorado de nadie, y creía que tú no serías la excepción... Desde que conocí a Rod, solo busqué mujeres únicamente para sexo y nada más, pero cuando volví a verte... pensé que solo era atracción física y por eso me acerqué a ti.

Escondí más mi rostro entre mis rodillas y en su mirada se notaba cada vez más la culpa por su sinceridad.

-Cuando volviste a mi vida, todavía no había hecho esa apuesta con Rod pero aún así intentaba acercarme a ti, porque... en serio, en serio me interesaste... y sin darme cuenta me había aprendido tus gestos, como cuando arrugas la nariz cuando mientes.

¿Huh? ¿En serio hago eso? Con razón siempre supo de mis mentiras, incluso cuando fuimos amigos antes de que se fuera. Joder, de todo lo que se ha de haber enterado...

-O cuando rascas tu nariz cuando estás nerviosa... todo eso llamó mi atención y... me parecían gestos lindos y tiernos, pero claro, siendo el imbécil que fui no quería aceptar que me estabas gustando hasta tal punto.

-¿Por qué dices que perdiste? -quería que fuera al punto y que no me intentara lavar la cabeza con palabrería.

-Perdí al momento en que me enamoré de ti... cuando recibiste aquel tranquilizante por mí, creí que había sido una bala y todo mi mundo sr vino abajo porque pensé que te perdería... ¿Quién se preocuparía por alguien al que solo ve como una apuesta? No creo que cualquiera...

Asentí comprendiendo pero guardé silencio. Quizás comprendía su versión pero aún no estaba lista para aceptar que fuera la verdad.

-Cuando me di cuenta de que me había enamorado... faltaban tres días para que termine el mes, y las veces que estábamos a punto de hacerlo en esos tres días, yo... pensaba que no quería ganar, no así... por eso te evitaba, ni cuando te emborrachaste y te me insinuaste, por cierto... en serio me la pusiste muy difícil.

Solté una pequeña sonrisa divertida pero al darme cuenta de ella la borré de inmediato. Él lo notó y suspiró por ello.

-Así que... no lo hice, y no gané la apuesta... ya tenía suficiente cargo de conciencia por haberla comenzado que no quería más por haberla ganado... me cuesta perdonarme a mí mismo por lo que te hice... no mereces nada de eso. Entenderé... si no puedes perdonarme.

Nos quedamos en silencio nuevamente, yo en realidad ya no sabía que hacer, no sabía si creerle o no... Aún me dolía, y mucho...

-Jin...

Me cubrí hasta la cabeza y enterré mi rostro en mis rodillas cuando comencé a llorar de nuevo. Esto me superaba... más de lo que creí soportar.

-Yo... no sé... -sollocé-. Ya no sé en qué creer, Dylan...

-Lo entiendo...

Limpié mi rostro y me levanté aunque mis piernas temblaran, mis alas igualmente ya ni podían sostenerse y casi que sr arrastraban por el suelo.

-Necesito estar sola, me iré a casa.

-Por favor... quédate aquí. No estás en condiciones de irte tú sola y estoy seguro que no quieres que tu clan te vea así -Dylan se levanta para ir hasta la puerta-. Yo seré quien se vaya, tú puedes quedarte.

-Es tu casa... no puedo...

-Sé que es mía, pero yo quiero que tú te quedes aquí el tiempo que necesites. Iré a otro lado, no me es problema encontrar un lugar.

-¿Estás seguro? -cuestioné. Dylan asintió.

-Y Jin... por favor, come algo. No quiero que por esto dejes de alimentarte... Si quieres odiarme, hazlo, si no quieres perdonarme, está bien, lo entiendo. Solo te pido que no descuides tu salud.

Solo asentí en respuesta y lo escuché suspirar. Él se alejó hasta cruzar la puerta y cerrarla tras de él, me acerqué de regreso a la cama para acostarme en ella y hacerme bolilla. Volví a llorar con fuerza, sin poder entender cómo es que había dejado que esto pasara.

Cuando Dylan se fue hace años, dejándome con los sentimientos a flor de piel por él, me sentí igual de destrozada pero a la vez tan enojada que no pensé cuando me metí con Will. Pero ahora... no era furia lo que sentía, solo tristeza.