Capítulo 31
-¿Cómo está el clan? -pregunté una vez que la película que estábamos viendo ya había finalizado. Ambos estábamos tendidos en el sofá, ella recostada contra mí, abrazándonos.
-Mejor, gracias por ayudarnos a reconstruir y todo eso -ella sonríe pero parece recordar algo-. También tengo que agradecerle a Jayd...
-Lo puedes hacer luego, ahora... estás conmigo -la abracé mejor para evitar que se fuera por su celular, ella ríe levemente y se acurruca junto a mí.
Estar de esta forma con Jin era lo mejor de mi día, pero a pesar de todo la culpa seguía presente y en mi cabeza sabía que decirle toda la verdad era lo correcto, pero me causaba tanto miedo a la vez.
¿Cómo le digo a mi novia que primero fue una apuesta estúpida para llevarla a la cama y solamente quererla para una noche nada más? Ella no merece algo así. Aún pienso que soy un idiota por hacerle eso...
-¿Estás bien? -la miré en cuanto llamó mi atención, ella me estaba viendo preocupada.
Ahí me di cuenta que estaba tenso y respirando profundamente, varias veces. Cambié mi actitud de inmediato.
-Sí, no te preocupes, solo pensaba en el trabajo -me excuse y besé su frente.
Ella asiente y vuelve a acostar su cabeza en mi pecho, vuelve a atender a la pantalla de la televisión pues otra película estaba empezando.
¿Cómo se lo digo sin que me odie...? Aunque eso es casi imposible... por no decir que completamente imposible.
***
***
-Oye, ¿Cómo siguen tus heridas? -pregunta Jin.
-Están bien, no te preocupes -respondí sonriendo.
Ella camina hasta estar tras de mi y pasa su mano por las heridas casi cerradas de mi espalda. Me estremecí al sentir su tacto y ella besa la piel de aquella zona.
-Muéstrame tus alas, quisiera verlas... -murmuró.
Como si mi cuerpo obedeciera por sí solo a sus órdenes, mis alas aparecieron y pude sentir su mano acariciando mis plumas hasta hacerlas erizarse. Escuché su pequeña risa por lo que me puse un poco sonrojado.
-Esto no te ocurría antes ¿cierto? -pregunta con un leve tono burlesco.
-Pues... no, nunca... solo tú consigues que pase esto.
-Vaya... me siento especial -murmura riendo.
Me di la vuelta para atraparla por la cintura y echarnos sobre la cama, dejándola por debajo de mi cuerpo.
-Tú eres especial... más de lo que crees, Jin -besé sus labios con dulzura y ella sonríe sobre los míos.
Me acaricia los brazos y luego mi espalda. Mis alas se agitaron al sentirla y no pude evitar llevar mis manos a su trasero para apretarlo y hacerla soltar un jadeo junto a mi oreja que me erizó la piel.
-Mi reina... si haces eso no creo poder controlarme -murmuré.
-¿Y quién te dijo que lo hicieras? -responde con sensualidad.
Dejé escapar una risa pequeña mientras la veía al rostro, besé sus labios y bajé a su pecho mientras acariciaba su cuerpo. Decidí quitarle mi remera que traía puesta y besar el centro de sus senos con necesidad. Sus manos acariciaron mi cabello para luego raspar mi espalda con sus uñas, no tan fuerte para no hacerme doler. Bajé una mano y la metí entre sus bragas para empezar a frotar mis dedos en su intimidad.
-Mhmg -ella se retuerce y jadea.
Callé sus gemidos con mis labios pues los suyos se veían tan bien que quería probarlos de nuevo. Ella ahogaba sus gemidos con mi boca, mis dedos entraron en ella y disfruté de tocarla hasta el punto de enloquecerla y que finalmente se corriera. Saqué mis dedos con una sonrisa victoriosa, pero me sobresalté cuando Jin me empuja a un lado hasta tumbarme y colocarse encima.
-Este es un buen momento para devolverte el favor -comentó con una mirada llena de lujuria.
Besó mis labios y bajó por mi cuello y pecho, besó y lamió mi abdomen hasta hacerme suspirar. Llegó al elástico de mis shorts y bajó mi ropa inferior hasta dejar salir mi miembro erecto. Lo mira como si fuera algo delicioso y sonrió, lamió toda mi longitud y besó la punta antes de meterlo en su boca.
-Mhm... -tiré mi cabeza hacia atrás, disfrutando más que otras veces.
Junté su cabello para que no la molestara mientras ella movía su cabeza y usaba su lengua a mi alrededor.
-Joder, lo haces tan bien, mi reina... -gemí.
El placer se hizo aún más grande. Ella se movió más rápido y yo me estremecí por la infinidad de sensaciones placenteras. Podía sentir como metía mi miembro hasta su garganta e incluso ella lo disfrutaba que hasta dejaba escapar gemidos y jadeos. No pude contenerme y terminé eyaculando en su boca por completo, tragó lo que había salido y lamió el resto que resbalaba por mi miembro.
-¿Qué tal? Ha salido bastante... -sonríe ella limpiando sus labios y chupando sus dedos-. Pero aún pareces ansioso...
Acaricia mi miembro haciéndome estremecer, no tardó en hacerme endurecer de nuevo. ¿Qué me pasaba? Esta mujer realmente me ha embrujado, me tiene tan loco por ella y no me importa.
Intenté darnos la vuelta pero ella me retiene y se mantiene sentada sobre mí.
-Jin...
-Tranquilo, Dylan. Te encantará, lo prometo -ríe leve.
Bufé pero ella se inclina hasta mi mesita de noche, saca un preservativo de mi cajón y lo abre para ponérmelo ella misma. Se apoya en sus rodillas a ambos lados de mi cuerpo, sujeta mi miembro para acomodarlo en su entrada y se sienta sobre este hasta meterlo por completo.
-¡Ahm! -suelta arqueándose.
-¡Nhg! -sujeté su cintura, amando la sensación de sentirme dentro de ella.
De esta forma era como si ella estuviera más estrecha y me apretara, se sentía muy bien...
Jin comienza a moverse, apoyándose con sus manos en mi pecho. Mueve sus caderas para empezar a meter y sacar mi miembro de su interior. Tenía tanta razón, esto me encanta. Extendí mi mano hacia ella y estimule su clítoris mientras se movía, gimió y tembló más fuerte. Incluso sus alas también aparecieron al no poder mantenerlas ocultas, acaricié sus plumas y estas se erizaron a la vez que ella se estremecía.
-¡Ah...! D..Dylan...
Yo también me movía, pues quería golpear en lo más profundo de su interior en esta posición. Sujeté su cintura y embestí con fuerza hasta que ella no resistió ni un segundo más. Terminó corriendose pero yo aún no lo había vuelto a hacer y ella se veía cansada. La acosté a un lado e hice que se apoyara en sus manos y rodillas sobre la cama.
-Ya quería probar esta posición contigo -comenté sonriendo.
Ella intentó mirarme por encima de su hombro pero yo metí mis dedos en su interior para comprobar qué tan mojada estaba, ella se estremeció de nuevo y yo esparcí el lubricante natural por aquella zona antes de preparar mi miembro. Apreté su cintura con ambas manos y entré en ella de una embestida, robándole un grito de placer. Sus alas se crisparon y se erizaron, decidí agarrar una de ellas y jalar ligeramente. Esto pareció estimularla más porque incluso apretó mi miembro con sus paredes vaginales.
-Oh, joder... me encanta cuando haces eso -gemí.
-¡M..Mi ala...! ¡D..Dios! Dylan... -ella temblaba.
Golpeé su trasero con mi pelvis con cada embestida que incluso empezó a ponerse rojo. Cada vez que golpeaba su interior ella se sobresaltaba y gemía más fuerte, incluso no pudo mantenerse por más tiempo y apego su pecho a la cama, empezando a morder las almohadas pero las soltaba para gemir. Mis embestidas se hicieron aún más rápidas cuando sentía que estaba por correrme, me incliné sobre lla hasta besar sus hombros sin detener mis embestidas hasta que pude terminar.
-¡Mhmg! -jadeé contra su oreja.
Jin se deja caer sobre la cama, agotada. Yo me quité el preservativo y lo lancé a la basura, estaba seguro de que ya había acabado. Pero entonces la vi... su cuerpo temblando, su intimidad goteando, sus alas erizadas y agitadas, y su mirada aún lujuriosa y ansiosa. Tragué con dificultad antes de dejar escapar una leve risa.
-Eres tan enérgica, mi reina -alcancé otro preservativo y me lo puse-. Está bien, me encanta eso de ti.
Sonrió volviendo a colocarse sobre sus rodillas, levantando más su trasero pero acostando su pecho. Miré su trasero con anhelo y entonces decidí probar por el otro agujero, aproveché el fluido que aún salía de ella para mojar mis dedos y así meterlos en el lugar más pequeño. Ella se estremeció por la sorpresa.
-¿L..Lo harás por ahí? -preguntó asombrada.
-¿Hay algún problema? -cuestioné aún estimulando aquel lugar.
-N..No, ninguno. Es solo que, nunca lo he hecho por ahí -reveló avergonzada.
-Entonces me encantará ser el primero en probarlo.
Metí un segundo dedo y los moví para arrojarlo. Ella jadeó y apretó las sábanas entre sus manos, empecé a sentir como se mojaba por allí y esa fue mi señal. Mme apegué a ella con mi miembro acariciando su trasero mientras besaba su nuca y cuello.
-¿Estás lista? -pregunté presionando la punta en aquel lugar estrecho.
Asintió temerosa pero segura. Empecé a entrar en ella quien comenzó a gemir y sobresaltarse, la entendía, pues sí era verdaderamente estrecho para mí tamaño, pero no quiso que me detuviera. Terminé de entrar en ella y comencé a moverme lentamente para acostumbrarla. Sus alas se agitaban más y yo empecé a acelerar.
-¡Mhm! ¡Ah...!
Ambos no podíamos controlar nuestra lujuria, embestí con fuerza y rapidez y Jin no hacia ni el intento por callar sus gemidos. Recargué mi peso sobre uno de mis brazos y llevé el otro por debajo de su cuerpo, acaricie sus piernas y metí dos dedos en su intimidad, además de haber estimulado su clítoris.
-¡D..Dylan! Así, sigue ¡Oh, Dios...!
Sus gemidos se hicieron más incontrolables y mis embestidas discontinuas. Hasta que la sentí correrse de nuevo y escucharla, sentirla y verla tan lasciva me hizo acabar a su vez. Salí de su interior y volví a tirar el preservativo para esta vez acostarme a su lado.
-Joder, Jin. Me haz hecho algo, lo juro -acaricié su cuerpo con dulzura-. Porque no puedo parar de desearte tanto y no solo para hacer esto contigo.
Besé sus labios con profundidad, siendo correspondido al instante.
-Me encantas, mi reina.
-Eres tan lindo cuando actúas cursi -sonríe acariciando mi mejilla-. También me encantas, Dylan. Tanto que incluso quiero seguir.
La miré sorprendido, más cuando me mostró otro preservativo, ¿cuánto aguante tiene? Solté una sonora carcajada sin poder evitarlo, ni siquiera me había dado cuenta cuando lo tomó. Agarré el pequeño paquete y me lo puse con gusto, sujete su pierna y la pasé por encima de mi cintura mientras la ataría a mí.
-Jamás conocí a alguien como tú. Me hace sentir bien saber que estoy con alguien que puede llevar mi ritmo, e incluso pasar mis límites.
-Lo mismo siento yo.
Me abrazó por el cuello y besó mis labios con lujuria. Acomodé mi miembro y volví a entrar en ella para una siguiente ronda de placer.
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