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Capítulo 30

Jugar con su presa era algo que los cuervos adoraban hacer a diferencia de las águilas que solo mataban instantáneamente. Jin decidía aparecer desde todos lados y cortar el cuerpo de Will superficialmente para que la sangre cayera y él se desesperase por el miedo. No podía verla venir, era tan rápida que apenas y podía esquivar pocos ataques.

-¡Agh! -Will se cubre el ojo izquierdo al recibir una cortada.

El dolor era insoportable, empezaba a tambalearse. Quizo regresar con sus guerreros pero primero trató de perderla y terminó por esconderse cerca de la cada principal. Miró a todos lados con la respiración agitada y temblando, ¿de dónde lo atacaría? ¿Dónde estaba?

-Te... encontré.

Jin empuja a Will consiguiendo que cayera al suelo, él se arrastra hasta el medio de aquel lugar en donde iban a ejecutarla a ella hace un momento.

-Oye, oye, detente ¿sí? Y..Yo... me iré, no volveré a molestar a tu clan ni a ti ¿Está bien? Lo prometo... ¡Hm!

Jin clava su espada junto a la cabeza de Will, hundiendola en la piedra para intentarlo más. Lo cual ha funcionado.

-¿Sabes algo? Dicen que los cuervos son los mensajeros de la muerte... y te diré... que entraste tú solito a la jaula, tonta águila -pisa su pecho y él se queja un poco del dolor-. Ahora... atente a las consecuencias.

-¡No, espera! ¡Piedad!

-Te metiste con mi clan, con mi especie, intentaste matarme y esclavizar a los míos, lastimaste a mi pareja... ¿De verdad crees que tendré al menos una mísera pizca de piedad contigo? Querido pollo... solo eres ave muerta.

Jin corta una de sus alas y él gritó de dolor, las águilas presentes se retuercen de dolor por tan solo ver la escena, mientras que los cuervos ni se inmutan. Jin levantó su pie para verlo arrastrarse un poco, le causaba diversión.

--Aquí está tu mala presagio... el infierno te espera.

Atraviesa su cuello sin titubear ni dudar, incluso volviendo a atravesar el suelo con la espada. Will suelta gemidos de dolor mientras agoniza hasta que finalmente, dejó de moverse. Jin saca su espada cubierta de sangre que salpicaba a sus pies.

Miró a todos lados y notó que los cuervos habían sometido a las águilas, los obligaron a arrodillarse frente a ellos y rodeándola para que pudieran ver aquella escena. Aunque algunos tuvieron suerte, pues no pudieron ver aquello tan terrible por el hecho de que les habían arrancado los ojos.

-Que este sea un claro ejemplo, águilas. No importa el número, los cuervos siempre anunciarán su muerte.

Las águilas asienten frenéticamente y se mantienen con la cabeza agachada. En ese momento se ven acercarse a una bandada más grande de cuervos. Dylan, quien era traído por Mark y otro guerrero, observa lo sucedido y en cuanto toca el suelo camina hacia Jin.

-Sabía que podrías hacerlo -sonrír él-. Lamento no haber llegado antes.

Jin lo abraza rápidamente y él nota las lágrimas en sus mejillas que intentaba ocultar en su pecho, sonríe y corresponde a su abrazo, enternecido por su preocupación hacia alguien como él.

-No tuviste que interponerte, no vuelvas a hacerlo.

-Tú lo hiciste una vez, tenía que devolverte el favor -responde él recordando aquella vez con los cazadores.

-Al menos, todo terminó...

Ambos se separan apenas solo para observar a su alrededor. Jayd se acerca a Jin con una sonrisa apenada.

-Lo siento, llegamos tarde -menciona el cuervo menor. Jin niega.

-Esta era la lucha de mi clan y mía... ustedes no tenían nada que ver en esto... pero aún así, gracias -Jin baja la cabeza con agradecimiento-. Pero pueden ayudarnos con los que quedan aquí.

Jayd asiente y ordena a los demás a encargarse de las águilas, ayudar a los heridos y restaurar lo destrozado. Dylan observaba a las águilas heridas y cómo los habían destrozado vivos, entonces mira el lugar donde estaba el cuerpo de Will. Un escalofrío le recorrió la espalda y luego tomó por la cintura a Jin.

-Recuérdame nunca hacerte enfadar, mi reina -comenta con diversión pero diciéndolo en serio.

Jin suelta una leve risa pero le sonríe sintiendo algo de piedad por su pareja.

-Lo pensaré.

Dylan agarra la barbilla de Jin y la levanta para verla mejor, pero frunce el ceño al ver aquel golpe en su rostro.

-Ese bastardo se ha atrevido a hacerte esto... -acaricia el golpe con suavidad-. Me hubiera encantado hacerle pagar.

Jin deja escapar una sonrisa de satisfacción antes de colgarse por su cuello y alcanzar sus labios con los suyos.

-No se preocupes, mi señor. Estoy segura que la pobre víctima ha aprendido su lección y está pagando muy caro ahora -responde Jin.

-Me alegra saber eso, y que fue mi reina quien lo ha hecho -Dylan la toma por la cintura de forma que apegó sus cuerpos.

Besó sus labios de nuevo y sorpresivamente cargó a Jin en brazos quien se sorprendió y trató de bajarse.

-Oye, espera, tus heridas...

-No importa. Ya no molestan, déjalas así.

-Pero...

Él la besa una vez más, está vez para hacerla callar y sonríe sobre sus labios.

-Estoy bien, no te preocupes.

La lleva hasta el hospital, en donde la curaron de inmediato, mientras que los demás cuervos esperaban pacientes por ella. Todos estaban agradecidos con su líder por lo que había hecho, no les hubiera gustado otra líder si es que no fuera ella.

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