Capítulo 20
Bajé la velocidad del auto al acercarnos al bosque y estacione a un lado de este. Miré a Jin que se mantenía mirando por la ventana, con su nuevo peluche de cuervo en el regazo. Lo miró por un segundo y pude notar la sonrisa en su rostro.
-Oye, Dylan... gracias. Me divertí mucho esta noche -comentó volteando a mirarme con sus mejillas un poco más sonrojadas.
-Me alegro de que así fuera, Reina -respondí igual con una sonrisa pegada al rostro.
Jin se quita el cinturón de seguridad y recoge sus cosas para luego abrir la puerta del auto con intenciones de salir.
-Bueno, me voy...
Quería detenerla y besarla para que se despidiera bien, pero esta vez... no lo haría. No quería arruinar el momento, pues ambos estábamos de buen humor. Dejé que se fuera, pero no lo hizo, se mantuvo quieta aún dentro del auto. Estaba por preguntar cuando repentinamente se voltea y me sujeta por la camisa para acercarnos y unir nuestros labios por sí misma, y esta vez... sobria.
Estaba tan sorprendido que no pude responder al instante, pero cuando quiso separarse no se lo permití. Quería besarla mejor. La sujeté por la nuca y la atraje de nuevo para volver a besarla con intensidad, amaba su sabor y no quería separarme de ella aunque debería. Cuando se nos acabó el aire, ella se fue de inmediato, sonrojada y bajando la cabeza, apenada. Cerró la puerta del auto y se alejó caminando a paso rápido mientras abrazaba con fuerza su peluche.
La vi irse hasta que la perdí de vista por haber entrado entre los árboles del bosque, suspiré sin poder quitarme la sonrisa del rostro. ¿Por qué estoy tan feliz...? ¿Qué me está pasando? Sacudí la cabeza para quitar aquellos pensamientos y conduje hasta mi casa.
Pero en todo el camino no pude quitármela de la cabeza, estaba tan grabada en mi mente que me era imposible apartarla de mis pensamientos. Entré a mi departamento y resoplé cansado, me quité la camisa para tirarla al sofá mientras me acercaba al ventanal y miraba aquella vista.
Volteé a ver a todos lados, notando lo solo que se sentía aquí. Este departamento es inmenso y cuando Jin no está aquí... sí que se siente solitario...
Volví a mirar por el gran ventanal, no quise moverme ni cuando mi celular comenzó a sonar. Lo contesté sin desviar la vista del paisaje frente a mí.
-¿Sí?
-Oye ¿qué es lo que haces? -distinguía la voz de Rod-. Amigo, muchas mujeres no paran de llamarme preguntando por ti y por qué no las vuelves a llamar.
-Ah... bloquea el número de todas -respondí sin más.
-¡¿Eh?! ¡¿Pero qué dices?!
-No las necesito, de todos modos... no me satisfacen en nada -suspiré con un tono monótono y aburrido.
-¿Qué te sucede? ¿Tienes algun tipo dr enfermedad mental o viril? ¿Es eso? -rodé los ojos aunque no pude evitar ni reír.
-No seas ridículo, Rod. Mi pene está más que bien, solo... no quiero volver a saber de esas chicas. ¿Hay algún problema? -pregunté.
-¡Sí! Muchos problemas. Oye, recuerda que sin ti yo no consigo ninguna, tu eres el popular.
-Lo siento, Rod, pero ya se acabó toda esa mierda -me alejé de la ventana y fui hasta el bar para servirme un trago.
-Oye, oye... no me digas que te estás enamorando de esa mujer -habló preocupado.
-Claro que no, no digas idioteces -respondí sintiendome a la defensiva, pero hice una pausa-. Pero si fuera así... ¿Qué de malo tendría?
-¿Si te acuerdas que apostamos con ella? Solo la estás utilizando para ganar, si ella se entera... te dejará con el corazón roto.
-Nadie me romperá el corazón, ella no es nada para mí. No me estoy enamorando de Jin -bufé frustrado bebiendo de la reciente bebida que me había servido.
-Más te vale, no quiero verte llorando como un bebé después.
-Cállate ya, idiota -reí.
-Bien, bien... bueno ¿Llamarás a alguna chica? -me lo pensé por un momento.
-Lo haré en cuanto colgemos.
-¡Eso es! Y manda a una para aquí cuando lo hagas.
-Como sea.
Me despedí de Rod antes de colgar la llamada y suspirar con pesar, mandé un par de mensajes y lancé mi celular al sofá para luego dirigirme a mi habitación. Estaba agotado. Me acosté en la cama mirando el techo, pero aquella mirada pasó hasta mi lado para ver el lado en el que Jin había dormido ya un par de veces.
Sonreí al imaginarla durmiendo ahora. Su rostro tranquilo y hermoso... completamente relajada y despreocupada...
-Esto es malo... -solté en un suspiro pero sin dejar de sonreír.
Es probable... que Rod tuviera algo de razón.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro