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Capítulo 12

-Dylan, tu nueva secretaria llegó -Rod me sonríe con picardía mientras anuncia la llegada de la persona a la que estaba esperando.

-Déjala pasar -respondí con una sonrisa más grande que la suya.

Asintió y salió unos segundos para luego abrirle la puerta a Jin, que entraba a mi oficina con un porte elegante y fino, tan característico de ella. Su ropa perfectamente escogida para la oficina, sin ser tan reveladora como hubiera querido pero... no me sorprende al ser ella. Pero lo que más me atrajo de ella en estos momentos fue la confianza con la que entraba, haciéndome saber de que la situación en su clan mejoraba cada segundo y así, ella también se recomponía de todos sus males.

-Buenos días, señorita Jin hablé educado mientras me levantaba de mi lugar.

-Buenos días... señor -dijo un poco dudosa, pues no estaba acostumbrada a hablarme como a un superior y lo comprendía.

-Me imagino que Rod ya te indicó lo que tienes que hacer hoy -pregunté rodeando el escritorio para acostarme contra este de brazos cruzados.

Jin tardó un poco en responder, noté como sus ojos se movían ligeramente hacia abajo pero de una forma que intentó ser disimulada, cambió su expresión a una más seria y volvió a mirar mis ojos.

-Así, es. Lo ha hecho.

-Bien, comienza con los documentos que están en aquella mesa, allí también hay número de gente que tienes que atender enseguida cuando te llamen, son de suma importancia -apunté hacia donde estaban las cosas que había mencionado.

-Comprendo. Entonces comenzaré de inmediato -respondió yendo hacia la mesa.

-Claro -sonreí de lado.

Jin deja su bolso sobre la mesa y se sienta tras el escritorio para empezar con el trabajo. Okey, debo de admitir que inicialmente la nueva secretaria iba a trabajar fuera de mi oficina, junto a la puerta, pero... es ella. No podía perder la oportunidad de tenerla donde podía verla. Pero también fue un error, nunca creí que me distraería tanto hasta el punto de que era una tortura tenerla aquí. Cada segundo levantaba la mirada para ver lo que hacía, pero ella no despegaba la suya de su trabajo, realmente estaba comprometida con esto.

Verla tan concentrada la hacia verse aún más atractiva, su semblante serio pero relajado se le veía bien. Quería ir donde ella y quizás hacer algo que la moleste demasiado.

-Si sigue mirándome, no va a terminar con su trabajo, señor... -me sorprende cuando habla y luego me mira de reojo.

-Vaya, creí que disimulaba bien -respondí con una leve risa-. Lo siento, intentaré no hacerlo muy seguido, pero espero me comprendas que es imposible para mí no contemplarte a cada minuto.

Jin me mira completamente, noté sus mejillas sonrojadas pero volvió la vista a su computadora y tecleó bastante.

-¿Se lo dices a todas? -cuestionó de golpe.

-Ninguna otra ha podido atrapar mi mirada tanto como lo haces tú, no tienes de qué preocuparte.

Se ríe corto y entre dientes de forma sarcástica.

-No me preocupo, después de todo no me interesas.

-¿En serio? -pregunté enarcando una ceja-. Lo siento, no consigo creerte eso.

-Pues así es, ya no es mi problema si me crees o no -respondió con la voz un poco más fría que antes.

-¿Sabes que tus palabras duelen, Reina? Justo dices esto cuando ayer me declaré -solté con una risa.

-Con respecto a eso... soy yo la que no te cree -dejó su trabajo para mirarme-. No eres ese tipo de hombre, estoy segura.

-¿De verdad? -asintió.

Nos quedamos en silencio por pocos segundos cuando yo me levanté de mi silla y me acerqué a ella.

-¿Entonces... qué tipo de hombre soy... según tú? -pregunté apoyándome en su escritorio.

-Dylan, estoy trabajando y tú deberías hacer lo mismo -respondió.

-Solo respóndeme, no es tan difícil -insistí.

Ella se levantó de su silla y copió mi pose al apoyarse de igual forma en el escritorio.

-¿Realmente quieres que responda a eso? Puede que no te guste y no quiero que me despidan en el primer día -su sonrisa socarrona me hizo interesarme más.

-Hazlo, pues es tu jefe quien te lo pide. Así que no corres ningún riesgo.

-Está bien. Pienso que eres un mujeriego, arrogante, idiota, libertino y que piensas con la segunda cabeza en lugar de la principal de aquí arriba.

Golpeó levemente mi frente con su dedo índice, me había dejado sin palabras.

-Así que... discúlpame si no puedo creer en las palabras de alguien que es experto en ser un casanova -se apartó y trató de pasar por mi lado-. Debo ir al sanitario, si me disculpa.

Antes de que pudiera alejarse la tomé por la muñeca con delicadeza pero siendo firme aún así, la jalé y conseguí acorralarla contra el escritorio hasta acercarnos y ponerla nerviosa.

-¿A dónde crees que vas, reina? -reí leve- ¿Qué? ¿Insultas a tu jefe y huyes? Al menos espera para que pueda responder.

-Has dicho que no iban a haber consecuencias -recalcó.

-Dije que no corres ningún riesgo, no que estás exenta de consecuencias.

-Da lo mismo -se defiende.

Me acerqué aún más que tuvo que inclinarse hacia atrás para intentar alejarse de mí, se puso aún más nerviosa pero trató de mantener la compostura insufrible que siempre quiere aparentar tener.

-Quizás tenga razón en lo que dijiste, pero no tienes ni idea a la vez -sonreí-. No te haz dado cuenta pero te aseguro que soy capaz de dejarlo todo por una oportunidad contigo, no ha nadie más que me interese ahora mismo que tú.

-Sí, claro.

-Está bien si no me crees, incluso yo no me creería, pero debo decirlo porque ya no aguanto esto que siento por ti -la hice callar de inmediato y esa sonrisa socarrona desapareció-. Solo quiero que lo sepas, no necesitas corresponder.

En realidad sí necesito que lo hagas.
Jin se mantiene en silencio, mirándome sorprendida y sin ningún comentario ni nada.

-Está bien, te dejaré ir por ahora... pero tienes que aceptar salir hoy conmigo -pedí tomándola por sorpresa-. Solo sería un vuelo nocturno, ¿qué te parece?

-Yo... bueno... -parecía querer aceptar, pero de repente apartó la mirada y volvió a su asiento-. Tengo cosas que hacer. Lo siento, pero tendré que rechazar su oferta.

Rodeé la mesa y me apoyé en esta con un brazo a su lado, no me miró pero dejó de escribir.

-Es una lástima... nos hubiéramos divertido tanto los dos juntos, entonces tendrás que aguantarme el resto del día -la tomé por su barbilla y la hice mirarme-. A no ser que cambies de idea.

-Puedo demandarte por acoso laboral, ¿lo sabías? -amenazó apartando mi mano de su rostro y haciéndome soltar una carcajada.

-No lo harías, lo sé muy bien -respondí seguro.

Pues no es capaz de mandar a la única persona que puede ayudar a su clan a recuperarse.

-Bien, como tú quieras. Sigamos trabajando -sentencié alejándome de ella y volviendo tras mi escritorio.

Noté que se mantuvo mirándome por un tiempo antes de regresar a lo suyo y yo a lo mío, pero aún así no dejaba de mirarla unas cuantas veces, viendo como eso la ponía más nerviosa, ya que no podía dejar agitar su pierna de arriba-abajo. Aunque su expresión era de indiferencia ella no podía ocultar todo lo que sentía.

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