Yoongi y Seokjin permanecieron en silencio, el aire cargado de tensión. Finalmente, Seokjin rompió el silencio con una voz temblorosa pero firme.

—¿Así que eres feliz ahora, Yoongi? —la voz de Seokjin estaba cargada de reproches—. ¿Feliz porque ya no tienes que esconderte? ¿O Jimin no lo sabe?

Yoongi bajó la mirada, sintiendo el peso de la culpa.

—Lo siento, Seokjin. Lamento todo lo que causé —respondió Yoongi, su voz quebrada—. Pero no puedo cambiar el pasado.

Seokjin lo miró, recordando el amor que una vez compartieron.

—No, no puedes. Pero espero que esta vez seas lo suficientemente valiente para ser tú mismo.

Yoongi levantó la vista, viendo la mezcla de dolor y resignación en los ojos de Seokjin.

—Estoy tratando, Seokjin. Con Jimin... estoy tratando de hacerlo bien esta vez.

Seokjin soltó un suspiro, cruzando los brazos sobre el pecho.

—¿Y qué tiene él que yo no tenía? —preguntó, no pudiendo evitar que la amargura se filtrara en sus palabras—. ¿Por qué ahora puedes ser abierto y valiente, pero conmigo no pudiste?

Yoongi sintió una punzada de dolor al escuchar la pregunta. Sabía que Seokjin tenía derecho a sentirse así.

—No es que Jimin tenga algo que tú no —dijo Yoongi, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Es que yo he cambiado. Me di cuenta de que no puedo seguir viviendo con miedo. Contigo, me dejé llevar por ese miedo, y te lastimé en el proceso. Ahora, he aprendido de mis errores. Aun me asusta, no lo he aceptado del todo.

Seokjin se mordió el labio, luchando contra las lágrimas que amenazaban con escapar.

—Verte con él... me hizo cuestionar muchas cosas —admitió Seokjin—. Alguna vez me amaste, o si solo no me amabas lo suficiente como para enfrentar tus miedos.

Yoongi sintió que su corazón se rompía un poco más con cada palabra de Seokjin.

—Te amaba, Seokjin. Te amaba más de lo que puedo expresar —dijo Yoongi con desesperación—. Pero era un cobarde. Estaba asustado. Cometí un error al dejar que ese miedo controlara mi vida y nuestra relación.

Seokjin asintió lentamente, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza.

—Supongo que todos cometemos errores —dijo finalmente, su voz más suave—. Solo espero que esta vez seas lo suficientemente valiente para no repetirlos.

Yoongi asintió, apretando los labios.

—Lo seré. Prometo que lo seré. Jimin merece que sea valiente. Y tú merecías eso también, aunque llegué demasiado tarde para darte lo que necesitabas.

—Te deseo lo mejor, Yoongi —dijo Seokjin, sus ojos brillando con una mezcla de tristeza y aceptación—. Espero que seas feliz, realmente feliz, esta vez... Ahora necesito de tu ayuda. Mi madre falleció, y las deudas del hospital me dejaron en la ruina.

Yoongi sintió una punzada de compasión. A pesar de todo lo que había sucedido entre ellos, no podía ignorar la situación desesperada de Seokjin.

—Puedes quedarte —respondió Yoongi, su voz firme pero compasiva—. Conseguiré un departamento para ti. Es lo menos que puedo hacer.

Seokjin asintió, agradecido, pero su mirada traía consigo un torbellino de emociones. Lentamente, dio un paso adelante, acercándose a Yoongi con una expresión que mezclaba esperanza y anhelo. Sin previo aviso, intentó inclinarse hacia adelante para besarlo, buscando un momento de consuelo y conexión.

Yoongi se apartó instintivamente, levantando una mano para detenerlo.

—No, Seokjin —dijo Yoongi con firmeza, su voz cargada de decisión—. No confundas las cosas. Los únicos labios que deseo son los de Jimin.

Seokjin se detuvo, el rechazo golpeándolo con fuerza. Retrocedió, su rostro una mezcla de dolor y vergüenza.

—Ese chico, Jimin... Se ve tan joven. ¿Realmente crees que sabe lo que quiere? No parece ser lo suficientemente adulto para entenderlo. —Replico con los ojos llenos de resentimiento.

Yoongi lo miró con una seguridad inquebrantable, sin titubear ni un segundo.

—Me quiere a mí, Seokjin. Y eso es lo único que necesitas saber —respondió con determinación.

Seokjin sintió el golpe de esas palabras y asintió lentamente, aunque el dolor en su pecho era palpable.

—Lo entiendo —dijo en voz baja—. Gracias por dejarme quedarme, Yoongi. Prometo no causarte más problemas.