8. La invisibilidad de la pobreza
Es invisible...
No lo veo...No lo siento llorar,
No lo escucho mendigar.
Sus pies descalzos y sangrantes
mis ojos no quieren vislumbrar.
No oigo sus tripas vacías protestar,
no veo su pecho temblar,
de miedo,
de malos recuerdos,
de soledad.
No me tropiezo con él en las veredas de la ciudad;
no me acuerdo de él cuando hace frío
mientras me abrigo,
ni cuando el sol curte la piel,
¡la suya, no la mía!
La mía está a resguardo
del sol, de la lluvia
y de la vida.
No lo veo...porque me enseñaron a no verlo
desde que tenía su edad.
Y si sigo sin verlo,
acaso no existirá...
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