Hoy, ahora, y sin importar el lugar que ocupes,
si acaso el más bajo de todos,
aún sin que nadie te escuche,
¡manifiéstate!
Manifiéstate en descontento,
manifiesta tu ira, grita lo que necesitas,
lo que hasta ahora te han negado.
Manifiéstate insatisfecho,
vencido en apariencia pero nunca derrotado.
Manifiéstate arraigado
aún cuando nada te quede
y todo te haya sido arrebatado.
Manifiéstate en eterno descontento,
en pensamientos incómodos, deformes,
que no encajan -y nunca lo harán-
en ese molde sesgado y enfermo que ellos llaman normalidad.
Manifiéstate libre de ataduras,
alza tus manos abiertas al cielo
y muéstrale a todos tu gran corazón dispuesto.
Manifiéstate en suficiencia,
no escuches nunca más a quienes aúllan
que no te lo mereces,
no son más que cantos de sirena.
Manifiéstate en valía,
aún sintiéndote el más cobarde
y manifiéstate en grandeza,
aún cuando nadie más te vea.
Si lo haces...Si lo logras...,
no te desanimes si todo sigue igual.
Nada va a cambiar,
el afuera seguirá vacío y déspota
más tú, mi amigo, habrás cambiado
y será para ellos imposible
seguir convenciéndote de que en este cuento
tú eres el único malo...