Movimiento prohibido:
Apolo guardó un silencio de sorpresa mientras observaba a su oponente, el cual sonreía cubierto de su propia sangre.
Los dioses, al contrario, comenzaron a burlarse del humano.
—¿Qué demonios? ¿Está sonriendo?
—¿Acaso el señor Apolo finalmente lo quebrantó?
Los humanos habían la compostura, y una vez más se veían presas del pánico.
—E-él es fuerte...
—N-no puedo soportarlo...
MIENTRAS LA MAYOR PARTE DE LA HUMANIDAD ENTRABA EN DESESPERACIÓN DEBIDO A SU ABRUMADORA INFERIORIDAD...
AQUELLOS HOMBRES QUE SE ENFRENTARON A RAIDEN TAMEEMON EN EL RING SE MANTENIAN DESAFIANTES.
—¿Esto ya terminó? ¡Conocemos la fuerza de Raiden mejor que nadie!
—¡Así es! ¡El título "Rikishi Sin Igual" no es sólo por diversión!
—¡¡Raiden!! ¡¡Arrójalo fuera del ring!!
—¿Ves eso, Tanikaze? ¡Raiden está sonriendo!
El aludido comenzó a reír a carcajadas.
—¡¡Realmente está feliz!! ¿No lo crees? ¿Eh, Onogawa?—celebró—. Tarokichi, bastardo... finalmente lo conseguiste...
"¡¡Al fin puedes ir con todo!!"
El más grande luchador se irguió en toda su altura, y sonriendo de oreja a oreja extendió los brazos, mostrando todo su cuerpo en su máxima gloria.
NINGÚN RIKISHI AMÓ EL SUMO TANTO COMO RAIDEN TAMEEMON...
SIN EMBARGO, EL SUMO NUNCA LE CORRESPONDIÓ DE BUENA FORMA
—¡Continúa!
—¡Aún puedes lograrlo!
—¡Vamos!
—¡Eso es!
Entre los arboles alrededor de la aldea de Ooishi, los niños del pueblo jugaban en una improvisada arena de sumo.
—¡Urah!
Uno de los dos combatientes derribó a su adversario, ganándose los vítores de los demás niños, entre los cuales se encontraba el pequeño Tarokichi de cinco años.
—¡Oh, sí! ¡Ya van siete victorias seguidas!—exclamó el chico vencedor—. ¡¿Quién es el que sigue?!
Los demás niños rechazaron el desafío sin pensarlo.
—¡De ninguna manera!
—¡No puedes ser vencido, Toraji!
El aludido sonrió, con los brazos en jarras.
—Aw, ¿qué? ¿Ninguno quiere intentarlo? ¿Hm?—su mirada se fijó sobre el más pequeño de los presentes, cuya energía resaltaba por sobre la de todos los demás—. ¿Quieres hacer el intento, Tarokichi? ¿Crees que tu cuerpo pueda soportarlo?
La mirada del niño se iluminó mientras saltaba de emoción.
—¡¡Sí!!
Pocos minutos más tarde, ambos chicos se encontraban frente a frente dentro de su improvisada arena. La diferencia física entre ambos era tanta que resultaba cómica, Toraji era casi el doble de alto que el más pequeño.
—¿Ese Tarokichi está realmente hecho para el sumo?—se preguntaban los otros niños.
—No lo sé... ni siquiera lo he visto intentarlo...
El chico que hacía de juez dio la señal de inicio:
—¡¡Comiencen!!
Ambos niños se pusieron en posición. Toraji sonrió confiado.
"Tarokichi es bastante débil"—pensó—. "Creo que me lo tomaré con cal..."
Tan siquiera fue capaz de formular dicho pensamiento para cuando el aire le fue arrancado de los pulmones. Todos los niños abrieron los ojos de par en par, mirando incrédulos como el cuerpo de Toraji era lanzado como un trapo fuera de la arena, cayendo sobre otros dos de sus compañeros.
INCLUSO CON LAS CIEN PUERAS CONTENIENDO SUS MÚSCULOS...
ÉL ERA COMO UN FENÓMENO DE LA NATURALEZA
—¡Muy bien! ¡Gane!—saltó emocionado Tarokichi. No obstante, sólo el silencio respondió a su celebración.
El pequeño se volvió hacia Toraji y le tendió una mano para ayudarle a ponerse en pie, se le notaba herido.
—¿Te encuentras bien?
El chico intento retroceder, mientras se le escapaba un grito de terror.
—¡¿Qu-qué demonios eres?!
Todos los niños echaron a correr tan rápido como pudieron, presas del pánico.
—¡E-es un monstruo!
—Es Daidarabotchi...
—¡¡Daidarabotchi!!
Tarokichi se quedó completamente sólo. Sólo con su inhumana fuerza.
Los días pasaban, los niños jugaban alegremente, pero Tarokichi permanecía solo, recluido en su hogar en un triste autoexilio.
—Tarokichi—le sonrió un día su madre—. ¿No vas a ir a jugar con los otros niños?
El pequeño no levantó la mirada.
—Mamá... ¿por qué soy diferente a los demás?
La pregunta tomó por sorpresa a la mujer, quien le miró con preocupación.
—¿Por qué Dios... me hizo un monstruo?—volvió a preguntar el niño, rompiendo en llanto.
—Tarokichi...
Kenga se acercó hasta donde su hijo y lo abrazó suavemente
—Tu mamá está muy agradecida con Dios—le contó—. Cuando no podías levantarte, fuimos al templo muchas, muchas veces, y le oramos a Dios: "por favor dale a este niño la habilidad de ponerse de pie, y permítele crecer grande y fuerte".
Una sonrisa adornó su rostro.
—Y ahora, te has vuelto tan grande—lágrimas de alegría corrieron por el rostro de la mujer, quien tomó a su hijo por los hombros, haciéndole mirarla a los ojos—. Tarokichi, Dios te ama. Tu poder es un regalo de Dios, y tu mamá está muy orgullosa de ello. Así que por favor usa ese poder, que es tuyo y solamente tuyo, para el bien de los débiles.
Madre e hijo se dieron un abrazo, en donde Tarokichi pudo digerir y comprender dichas palabras.
—Para el bien... de los débiles...
Desde entonces, tal como su madre lo deseaba, Tarokichi creció para ser un chico bondadoso.
Y así hubiese vivido, amado por todos en la tierra de Shinano...
SIN EMBARGO...
Tenmei 3 (1783 d.C)
La erupción del Monte Asama.
UN DESASTRE ATACÓ Y CAMBIÓ SU DESTINO PARA SIEMPRE
La ceniza volcánica destruyó todos los cultivos, y las plagas y hambrunas golpearon toda la provincia de Shinano, ocasionando miles de muertes por falta de comida en lo que luego se llamaría: La Gran Hambruna Tenmei.
—Mamá... mamá...—lloraba un niño, sobre el cuerpo inerte de su madre—. Por favor... tengo mucha hambre... mamá... despierta... despierta...
Tarokichi lo observaba todo desde la distancia, apretando los puños lleno de furia ante la impotencia que sentía.
"Mi poder..."—pensaba—. "Mi poder es para el bien de los débiles..."
Tarokichi dejó Shinano y corrió como el viento.
A los diecisiete años llegó a Edo. Decidió convertirse en luchador de sumo y recaudar la mayor cantidad de dinero posible para su pueblo natal.
—¡¡Vamos!!
—¡¡Una vez más!!
Tarokichi entró al establecimiento de sumo como un nuevo rostro, fijándose en las enormes cantidades de comida que el maestro del local, Urakaze Kazuki, tenía a su disposición.
"Vaya..."—pensó—. "Eso es mucho arroz... quisiera poder enviar esos costales a mi pueblo..."
La voz del maestro lo arrancó de su ensimismamiento.
—Tarokichi, eres el siguiente. Ve por ellos con todo tu poder.
El chico se mostró avergonzado, sobándose la cabeza con una mano.
—Uh... yo... uh... creo que lo haré a medias.
Urakaze se mostró confundido.
—¿Qué?
—Si utilizo todo mi poder, acabaría destruyéndolos a todos—explicó—. Así qué...
—¡Desgraciado!—le soltaron los demás aspirantes.
—¿Creíste que podrías engañarnos? Acaso no sabes que...
Una carcajada llamó la atención de todos los presentes.
—¡Me haces reír! ¡Vamos tú y yo!—exclamó Tanizake Kajinosuke, en ese entonces con el rango de Ozeki, tan sólo un escalón por debajo del Yokozuna—. No tendrás ningún problema conmigo, ¿cierto?
Tarokichi se agachó para estar a la altura de su retador y, apenado, trató de explicarse.
—Uh, en realidad...
Los demás rikishi en el lugar vivieron a arremeter sobre él, furibundos.
—¡El ozeki está saltándose las reglas para desafiarte!
—¿De verdad vas a insultar a Takinaze-zeki de esa manera?
Kajinosuke sonrió divertido, deteniendo las palabras de sus seguidores en seco.
—Mira, Tarokichi... si no me vences aquí y ahora, tu trasero se irá de vuelta por donde vino, ¿entendido?
Una descarga de pánico sacudió el sistema del joven.
—Pero yo... ¡¡No puedo hacer eso!!
Con su misión en mente, Tarokichi aceptó el duelo, posicionándose ambos rikishi en el dohyō uno frente al otro.
—Si sales volando y te lastimas, no es mi problema, ¿entendido?—advirtió Tarokichi.
Kajinosuke le sonrió con descaro.
—Me parece bien.
En cuanto la señal fue dada, el joven aspirante se lanzó a toda velocidad contra su adversario, quien lo recibió con los brazos abiertos, se aferró al mawashi de Tarokichi y aprovechándose del impulso del mismo lo hizo girar como un muñeco de trapo antes de estrellarlo contra el suelo.
Tarokichi, anonadado, se quedó mirando al techo con los ojos perdidos en la nada, respirando agitadamente, sin terminar de comprender lo que acababa de suceder.
—¿Cuál es el problema?—preguntó Kajinosuke—. ¿Eso es todo lo que tienes? Entonces toma tus cosas y vete de aquí.
El chico se puso de pie inmediatamente, y con determinación volvió a adoptar su posición de arranque.
—Todos están hambrientos... me necesitan... lo siento, pero... ¡¡No me iré a casa!!
—Bien, entonces...—Kajinosuke le asestó una palmada de Teppo en toda la cara, lanzándolo de espalda al suelo una vez más—. ¿Qué vas a hacer al respecto?
—¡¡Desgraciado!!
Tarokichi se puso en pie otra vez y volvió a atacar, siendo repelido fácilmente por el siguiente golpe del veterano luchador.
—¿Quién está destruyendo a quién ahora?
Tarokichi se recompuso y cargó de frente.
—¡¡Repite eso!! ¡¡Aún no he caído!!
—¡¡Ven a por mí, debilucho!!
Las horas pasaron, la noche había caído y la luna llena refulgía en las alturas. Tarokichi yacía en el suelo una vez más, completamente sin aliento.
—¿Qué te pareció, niño?—preguntó Tanizake Kajinosuke, sonriendo de oreja a oreja—. ¡Esto es sumo! Bastante poderoso, ¿eh?
—El sumo...—respondió Tarokichi, también sonriendo—. ¡¡Es divertido!!
Urakaze se rió a carcajadas.
—Le diste al ozeki más fuerte de la historia un buen rato—señaló—. ¡¡Tienes agallas, chico!!
Kajinosuke se dirigió al maestro del establecimiento.
—¿Puedo hacerme cargo de él?
Urakaze se encogió de hombros.
—Claro, no me importa... pero creí que ya no querías más estudiantes, ¿no es así, Tanikaze?
El veterano luchador se encorvó para recuperar aliento, su cuerpo estaba cubierto de pies a cabeza con las marcas dejadas por las palmas de su adversario. Observó a Tarokichi, que roncaba en el suelo, y sonrió con gran interés.
—Bueno... creo que acabo de cambiar de opinión.
Shiko...
Suriashi...
Teppo...
El chico se comprometió incansablemente a practicar los fundamentos del sumo.
Para él, el sumo fue el primer lugar en su vida en el que podía luchar con todo su poder contra sus oponentes.
Y ASÍ...
Kansei 2 (1790 d.C)
Era el primer duelo de Seki Tarokichi en el escenario profesional. Ambos oponentes se pusieron en guardia ante la atenta mirada de cientos de personas.
—¡¡Listos!!—gritó el juez.
Tarokichi sonrió para sí mismo.
—Mamá... aquí voy.
RAIDEN TAMEEMON DEBUTÓ BAJO EL PATROCINIO DEL DOMINIO MATSUE.
Cuando ambos rikishi chocaron en el centro del dohyō y se sujetaron mutuamente desde los mawashi, el oponente de Tarokichi no pudo hacer más que sorprenderse ante la fortaleza de su rival.
"¿Qu... qué demonios?"—pensó—. "Es tan delgado, pero es... No puedo mover..."
De un segundo para otro, Raiden Tameemon había lanzado por los aires a su rival como si de un trapo viejo se tratase, ganándose miradas de incredulidad y sorpresa por parte de los demás rikishi y el público a partes iguales.
Pero entonces, tras segundos de silencio, la confusión se tornó en euforia, y los vítores inundaron el escenario.
—¡Woohoo!
—Nunca había visto algo como eso...
—¡Eso fue increíble, Raiden!
RAIDEN SE CONVIRTIÓ EN UNA LEYENDA VIVIENTE.
"Maldición"—pensó Tanizake Kajinosuke, mientras sonreía orgulloso—. "Puede que haya criado alguna especie de monstruo"
—¡Kyaaaaaa!
—¡Raiden-sama!
—¡Bien hecho, Raiden!
—¡El Rayo de Shinano!
En una serie increíble de victorias consecutivas, derrotando a sus oponentes con tan sólo un golpe...
ALGUNA VEZ LLAMADO "DAIDARABOTCHI", AHORA, EN EDO...
EN SU PUEBLO NATAL...
NO...
En todo Japón golpeado por la hambruna, él brilló fuertemente como un rayo.
SIN EMBARGO...
ESA ÉPOCA DE GLORIA NO DURÓ MUCHO.
—Y del lado oeste... ¡¡Raiden Tameemon!!
El aclamado rikishi subió al dohyō, lanzando sal al cielo para purificar el escenario de acuerdo con sus costumbres.
—¡Woo!—aclamaba el público.
—¡Estaba esperando esto!
—¡¡Kyaaa!!
Raiden alzó los puños y rugió con gran ánimo.
—¡SÍÍÍÍÍÍÍÍ!
Entonces se detuvo en seco. El luchador que se paraba frente a él no se mostraba desafiante, sino que con la cabeza gacha buscaba ocultar una mirada llena de terror, terror que transportó a Raiden a tiempos pasados.
"¡¿Qu-qué demonios eres?!"—le habían gritado los otros niños de su aldea—. "Es Daidarabotchi..."
"¡¡Daidarabotchi!!"
Esa misma noche, mientras el Tarokichi permanecía parado en soledad, Tanikaze Kajinosuke salió para encararlo, furioso.
—Raiden...—gruñó—. El enfrentamiento de hoy... ¡¿Por qué demonios te dejaste ganar?!
Sólo el silencio le respondió.
Kajinosuke tomó con fuerza el hombro de su aprendiz.
—¡¿Me oyes?! Lo que hiciste hoy... ¡¡Fue como escupir en la cada del mismísimo dios del sumo!!
Raiden volvió la mirada lentamente, sus ojos derramaban lagrimas a chorros, su rostro irradiaba una profunda tristeza.
Kajinosuke detuvo su arremetida en seco, tomado completamente por sorpresa.
—Maestro...—murmuró Raiden—. Desde que era pequeño... mi mamá siempre me dijo que usara mi poder para el bien de los débiles... pero... pero... parece que... he vuelto a atormentarlos...
Su mentor poco o nada sabía qué decir para reconfortarle.
—Tú...
El joven cayó al suelo, de rodillas.
—Pero... esto es todo lo que puedo hacer...—prosiguió—. Para alimentar a la gente de mi pueblo... esto es todo lo que tengo... El sumo es todo lo que... tengo...
DESDE ENTONCES...
Para no quebrar a sus oponentes, y para no lastimas a los débiles, Raiden selló sus movimientos más poderosos...
"TEPPO"
"HARITE"
"SABAORI"
"KANNUKI"
Pero, incluso así...
RAIDEN CONTINUÓ VENCIENDO, Y ENVIÓ EL DINERO A SU PUEBLO NATAL.
El ozeki de más alto rango, a lo largo de una cerrera que se extendió por veintiún años, tuvo un récord de 254 victorias, 10 derrotas, 14 azukari, 2 wake y 5 mushobu de 258 combates, con un porcentaje de victorias de 96.21%
Las diez derrotas y los dos wake fueron contra rikishi de bajo rango.
En otras palabras, existía alguna razón por la que no podía enfrentar a esos oponentes.
Por esa razón, la gente empezó a llamar a este concursante virtualmente insuperable...
"EL RIKISHI SIN IGUAL"
PERO NADIE SABÍA...
Que hasta el momento en el que el rikishi sin igual, Raiden Tameemon, se retiró del ring, nunca pudo volver a pelear con todas sus fuerzas, ni siquiera una vez.
En la gran arena del Valhalla, rodeado por todos los rikishi que algún día convivieron y compitieron con Raiden Tameemon, Tanikaze Kajinosuke no pudo contener las lágrimas de alegría mientras observaba a su pupilo alzarse sobre el campo de batalla.
—Lo siento, Tarokichi—se disculpó—. Una vez que creciste, simplemente no pudimos soportar todo tu potencial.
—Cierto...—asintió Onogawa.
Todos los luchadores de sumo, pensando como uno sólo, hablaron a través de Kajinosuke:
—Muéstrales... ¡¡Muéstrales el sumo real que Raiden Tameemon siempre quiso mostrarnos!!
Raiden Tameemon se rió a carcajadas, sonriendo de oreja a oreja.
—Sí que ha pasado tiempo desde que pude luchar sin tener que contenerte...
Apolo le miró admirado, y mientras una sonrisa adornaba su rostro, no pudo evitar elogiar a su adversario.
—Hermoso... simplemente hermoso...
PARA PERMITIRSE...
NO...
PARA PERMITIRLE AL SUMO LIBERARSE...
UNA VEZ QUE RAIDEN SE DECIDIÓ, SU CUERPO COMENZÓ A MOVERSE CON NATURALIDAD.
El rikishi sin igual se colocó en posición, con los pies plantados firmemente sobre el suelo y las piernas flexionadas. Extendió los brazos y dio una poderosa palmada que envió hondas de choque en todas direcciones a travez del cielo.
—¿Eso es...?—murmuró Onogawa.
—Así es—sonrió Kajinosuke—. Es la ceremonia de entrada de Raiden...
Seki Tarokichi extendió el brazo derecho hacia un costado mientras se apoyaba el puño derecho contra la cintura.
—Utilizarás tu último recurso, ¿eh?—comprendió Apolo—. ¡Qué bien! ¡Muéstrame tu alma arder!
Raiden alzó su pierna derecha en alto antes de dar un poderoso pisotón, acompañado del grito de todo el público humano:
—¡¡YOISHO!!
EL TIEMPO PARA PREPARARSE SE ACABÓ...
AHORA, SIN NINGÚN IMPEDIMENTO, DE ENTRE TODAS LAS TÉCNICAS DE SUMO A SU DISPOSICIÓN, AQUELLA QUE RAIDEN TAMEEMON ELIGIÓ...
FUE UNA DE LAS MÁS FUNDAMENTALES Y ESENCIALES DEL DEPORTE
"TEPPO"
Al borde de lanzarla desde una postura llamativa, Raiden, con un control completo sobre sus músculos que le fue concedido por su Völundr, dirigió su energía a una clase diferente de técnica.
Y así, con cambios extremadamente rápidos en sus músculos, depositó toda su fuerza en la base de la palma de su mano...
—¡¡DÉJALO SALIR!!—bramó Kajinosuke, consumido por la emoción.
Apolo abrió los ojos de par en par, comprendiendo quizá demasiado tarde la letalidad del golpe que se le venía encima.
UN ÚNICO GOLPE DESTRUCTIVO...
El dios sol alzó las manos a toda prisa. Hilos luminosos comenzaron a tejerse frente a él para formar un brillante escudo, pero todo fue en vano.
Una explosión sacudió el Valhalla. Los hilos dorados se rompieron en mil pedazos y sus filamentos se desperdigaron por el cielo. El cuerpo de Apolo salió despedido hacia atrás a toda velocidad, con su rostro habiendo desaparecido tras una máscara de sangre y carne molida.
LA FORMA MÁS ALTA DE TEPPO
CONOCIDA COMO...
¡¡¡YATAGARASU: CUERVO DE OCHO PLUMAS!!!
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