Gracias:
El primer choque de poderes estuvo al borde de quemar las retinas de los espectadores.
El puño de Apolo, cubierto nuevamente por sus guantes, y envuelto por decenas de hilos luminosos, se estrelló violentamente contra la palma abierta del rikishi sin igual.
¡¡¡LIRA DE PHOEBUS: ARPA RADIANTE!!!
La explosión lumínica resultante obligó a ambos oponentes a retroceder en direcciones opuestas. Filamentos de hilos rotos volaban por al aire, pero tan rápido como el recubrimiento de Apolo se destruía, más hilos aparecían para reconstruirlo.
Ambos guerreros cargaron de frente una vez más. Raiden conectó un harite en el rostro de su adversario, sacudiéndole el cerebro y casi arrancándole la cabeza. Por otro lado, el puñetazo de impecable técnica de Apolo conectó en el abdomen de su rival, haciéndole doblar de dolor.
Ambos retomaron las distancias. Apolo comprendió de inmediato que si tomaba aunque fuese otro golpe directo más, incluso uno ligero, se acabaría el juego. Al miso tiempo, el daño acumulado por el cuerpo de Raiden era tal que el rikishi supo con certeza que el final estaba cerca.
El humano trazó un arco lateral con su mano, el cual el dios esquivó echándose hacia atrás, se apoyó en una mano para saltar de lado y respondió con un veloz puñetazo.
Para su sorpresa, radien bloqueó el impacto interponiendo su brazo izquierdo, abultado hasta tamaños grotescos por la acumulación de músculo en la zona.
¡¡¡MIYAMA: MONTAÑA PROFUNDA!!!
—Raiden carga tanto daño interno que si sigue así... terminará licuándose de adentro hacia afuera...—comprendió Göll.
Gotas de sudor nervioso bajaron por el rostro de Brunhild.
—Sí... un golpe directo más de Apolo como los de antes, ahora potenciado con sus guantes, y será el fin...
La más joven de las hermanas abrió los ojos de par en par, horrorizada.
—E-entonces básicamente... ¿las probabilidades ahora están en contra de Raiden?
Ares, habiendo llegado a la misma conclusión, exhaló aliviado.
—Si Apolo continua atacando de esa manera, será una victoria asegurada... ¿cierto?
Hermes se cruzó de brazos tras la espalda.
—Yo no estaría tan seguro—confesó—. Apolo también a recibido mucho daño a lo largo del combate. Su cuerpo está al límite y en cualquier momento los brazos se le pueden volver a dislocar, por no mencionar toda la sangre que ha estado perdiendo sin parar...
Ares comenzó a temblar, tomando nueva conciencia de lo delicado de la situación.
—E incluso, ese humano... aún cuenta con ese Yatagarasu...
—Así es—asintió Zeus—. Esta batalla, tal y como están las cosas, no la ganará el más rápido o fuerte, sino aquel que resista más tiempo sin romperse.
Ambos contrincantes se lanzaron de frente. El viento estallaba y ráfagas huracanadas soplaban al paso de Raiden, mientras que una cegadora luz celestial cubría el campo por donde Apolo avanzaba.
Los músculos del humano se movieron y concentraron hasta dar poder a su mano derecha, con la cual buscó aplastar a su adversario. Apolo detuvo su avance en seco y retrocedió con un salto justo a tiempo, ganándose sólo un corte sangrante a la altura del pecho.
Ambos, Apolo y Raiden, escupieron sangre. Los músculos en el brazo del humano convulsionaban, su carne era aplastada y cortes sangrantes se abrían en su piel. El dios sol tomó distancias con velocidad, sintiendo como si sus brazos estuviesen a punto de caérsele.
Mientras ambos respiraban agitadamente para tomar aliento, eran más conscientes del mundo, de las expectativas, que los rodeaban.
—Tarokichi-don...—sollozaba la gene de su pueblo natal, mientras todos juntos rezaban por la vida de su representante.
—Tarokichi...—su madre, Kenga, rompió en llanto.
"Perdóname..."—rogó—. "Perdóname por siempre hacerte trabajar tan duro..."
Apolo alzó su guardia y comenzó a moverse a toda velocidad, poniendo en practica su tan aclamado juego de pies para así superar a su adversario.
El primer impactó llegó en la espalda del luchador, haciéndole abrir los ojos desmesuradamente mientras perdía el equilibrio y caía hacia delante.
Por fortuna, aquel golpe en la zona superior de su cuerpo estaba bastante lejos de sus demacradas tripas, por lo que con gran esfuerzo consiguió dar un paso y plantar los pies firmemente sobre el suelo para detener su caída.
Su mirada se encontró con la del dios sol, quien ya estaba frente a él listo para dar el golpe de gracia.
Fue entonces que, tomando por sorpresa a Apolo, Raiden se lanzó hacia delante a velocidad terminal y atrapó a su oponente con un brutal agarre, lanzándolo contra el suelo como con tantos otros oponentes lo había hecho antes.
Apolo sonrió, se apoyó sobre su mano y la usó para saltar lejos del humano, evitándose así gran parte del daño.
La desesperación comenzó a apoderarse incluso de los luchadores de sumo que tan ferozmente habían apoyado a su compañero momentos atrás.
—R-Raiden-zeki...
—Está acabado...
La voz de Tanikaze Kajinosuke se hizo escuchar por sobre la multitud:
—¡Idiotas! ¿A qué demonios se debe todo este lloriqueo y lamento?—gritó—. ¡Miren bien a Raiden!
Apolo comenzó a lanzar una terrible lluvia de puñetazos, moviéndose por el campo de batalla con gran elegancia. No obstante, a pesar de los interminables golpes que caían desde cada ángulo imaginable, Raiden se mantenía firme, con las piernas flexionadas y sus brazos en guardia alta, protegiéndose con su barrera de carne.
—Desde el momento que usó Teppo, sus manos y rodillas no han tocado el ring ni una vez—señaló Kajinosuke—. Ahora mismo, sólo por su cuenta... ¡Se encuentra luchando con el mismísimo sumo en la espalda!
Onogawa Kisaburo se llevó un puño a la altura del corazón.
—Estamos aquí por él—corroboró—. Por el Rikishi sin Igual, por el hombre más fuerte en la historia del sumo... ¡¡Por nuestro Raiden Tameemon!!
Enardecidos por el espíritu de sus compañeros, los demás rikishi comenzaron a vitorear con mayor ímpetu que nunca antes:
—¡¡Vamos!!
—¡¡Eso es!!
—¡¡Raiden-zeki!!
El incomparable luchador, al borde del colapso, siendo lentamente aplastado por los puños de su rival, escuchó tales palabras y se llenó de energía y determinación, sacándose a su oponente de encima al tiempo que profería un desgarrador bramido.
"Nunca imaginé... ¡¡Que sus gritos podrían darme tanto poder!!"
Apolo lanzó un golpe, y Raiden lo recibió con su cabeza.
El dios sol salió despedido de espaldas tras un nuevo estallido de viento y luz, rebotando contra el suelo varias veces antes de lograr ponerse en pie.
Respiraba con dificultad, se sujetaba el dañado brazo izquierdo, sus manos sangraban, al igual que todos los demás cortes sobre su cuerpo.
—Maldición...—murmuró Ares—. Ya casi llega a su límite...
—Aunque lo mismo podría decirse de Raiden—puntualizó Hermes.
—Alguien está a punto de quebrarse...—concluyó Zeus.
Apolo respiraba entrecortadamente, intentando mantenerse firme. En su mente, no dejaba de repetir la misma frase una y otra vez:
"Cumpliré las expectativas de los que me rodean, ese es el deber de un ser supremo"
Ambos se lanzaron de frente una vez más. Sus golpes chocaron en el aire, haciendo volar hilos de luz destrozados en todas direcciones. Apolo golpeaba y Raiden bloqueaba, Raiden golpeaba y Apolo esquivaba.
—¡Maldición! ¡¿Qué demonios?!—gritó enardecido Katsushita Hokusai—. ¡¿Pero qué demonios?! Continuo dibujando y dibujando, pero... mi brocha... ¡¡¡No para de moverse!!!
Luchando por el sumo, cargando con las esperanzas de todos los rikishi sobre su espalda: El Rikishi sin Igual
Luchando para cumplir las expectativas de todos los que lo rodean, con la meta de seguir mejorando por siempre y jamás: El Hermoso Dios Sol
Con ambos hombres cargados por tantas esperanzas y sus almas encendidas, fueron capaces de tener la mejor lucha de sus vidas.
SIN EMBARGO...
EL MOMENTO FINALMENTE LLEGÓ.
El cielo relucía con intensidad. Ambos oponentes se miraban frente a frente tras haberse reconocido mutuamente, irradiando más y más luminosidad y poder a cada segundo.
Apolo respiró profundamente, alzó sus manos y deshizo sus guantes en cientos de hilos de luz que volaron por el cielo formando enormes tornados de increíble fulgor.
Raiden alzó lentamente la mirada y observó anonadado como el mundo parecía comenzar a oscurecerse.
—¡¡A-Apolo ha disuelto sus guantes de hilos!!—balbuceó Göll—. ¿Qué está tratando de hacer?
Brunhild abrió los ojos de par en par, con su rostro perlado de sudor nervioso.
—No puede ser... esa técnica...
Apolo juntó los puños y besó sus manos, mirando a la nada con cierta ternura, inclusive cariño.
—Ven... Artemisa...
Su cuerpo comenzó a refulgir con una intensidad nunca antes vista. Obligando a los espectadores a apartar la mirada y protegerse con sus manos.
—¡Guau!
—¿Qué?
—R-RE... RESPLANDECIENTE...—murmuró Heimdall—. LOS GUANTES DE APOLO EMITEN UNA LUZ PODEROSA SIN PRECEDENTES.
El fulgor remitió de golpe. Apolo sonrió.
—¿DESAPARECIERON?
Una masa de oscuridad comenzó a expandirse a espaldas del dios, lentamente creciendo en tamaño hasta tomar la forma de un gigantesco monumento de forma humanoide.
El dios sol alzó sus brazos al aire y se mostró orgulloso.
¡¡¡LUZ DE LUNA DE ARTEMISA!!!
—¡¿QUÉ ES ESO?!—se espantó el presentador—. ¡¡APARECIÓ UNA ENORME ESTATUA DE UNA DIOSA DETRÁS DE APOLO!!
Raiden contempló la aparición ante él, Apolo le sonreía con determinación. Un pensamiento llegó a la mente del hombre, el mismo al cual el dios Ares le dio palabras:
—Hermoso...
Hermes se llevó una mano al oído y se inclinó hacia su hermano.
—¿Eh? ¿Quién? ¿Cómo dijiste?
—Ese imbécil es realmente hermoso...
—¡¡Oh!! Estás siendo honesto.
El dios de la guerra se agarró el rostro, molesto y avergonzado. Zeus se rió a carcajadas.
—El arma divina "La Luz de Luna de Artemisa"... ha pasado mucho tiempo desde la última vez que la vi.
—Fue desde la Gigantomaquia desde que Apolo no la usaba—asintió Hermes.
El dios sol alzó la mano izquierda al cielo.
—Bien... ¿continuamos?
Las manos de Artemisa comenzaron a refulgir, creando una red de hilos luminosos los cuales se entrelazaron entre ellos hasta comenzar a dar forma a una nueva figura.
—LA... LA DIOSA... ¡¿ESTÁ FORMANDO ALGO CON ESA LUZ?!
LA MITOLOGÍA GRIEGA CUENTA QUE...
Los dioses gemelos Apolo y Artemisa usaron un gran arco dorado para matar a los gigantes.
El brillante dios que todo lo ilumina cerró su puño sobre una nueva arma divina, la cual asió orgulloso.
—E-EN LAS MANOS DE APOLO... ¡¡HA APARECIDO UN GIGANTESCO ARCO BRILLANTE!!
El público humano se mostró horrorizado.
—¡Q-qué grande!
—¿Eso es un arco...?
—¿Podrá usar esa cosa...?
Apolo tensó la cuerda de su arma. Sus dedos refulgieron y una saeta brillante hizo acto de presencia.
—Hay que tirar...
—¡¡¿MATERIALIZÓ LA LUZ Y LA TRANSFORMÓ EN FLECHAS?!!
El dios sol apuntó y sonrió a su enemigo.
—Esta es la técnica suprema de Phoebus Apolo.
Raiden también sonrió y rió con resignación.
—¿Es tarde para decir que ya no tengo problemas con que pelees desarmado?
El dios sol respondió con sinceridad:
—Aprendí de mala manera que cuerpo a cuerpo no soy verdadero rival para ti, con hilos o sin ellos... así que, esto es todo lo que tengo, lo mejor de mí para ti.
Los dedos de su mano aflojaron el agarre sobre la flecha.
Una ráfaga de fotones hizo crepitar el aire. Un pequeño agujero se abrió entre las gradas de la pared del estadio.
—¿Eh?—murmuró un dios—. Quema...
Otro dios abrió los ojos como platos.
—¿T-tu... tu oreja?
El primero observó como su oreja derecha había sido perforada.
—Ay... duele...
—¿Qué...? ¿Qué es esto?
Aquel agujero en la pared, así como la oreja de aquel desafortunado espectador, estaban en perfecta alineación con el cuerpo de Raiden Tameemon, el cual humeaba después de haber sido limpiamente atravesado.
El hombre, con una mueca de absoluta sorpresa, se dobló sobre sí mismo y vomitó un chorro de sangre.
—¿QUÉ... QUÉ HA PASADO? AL MISMO TIEMPO QUE EL DESTELLO, LA FLECHA DE LUZ DE APOLO DESAPARECIÓ. ¡¡SE ABRIÓ UN AGUJERO EN EL MURO DE LA ARENA Y RAIDEN!!
Ares sonrió levemente.
—La mismísima luz del sol. Es una técnica aterradora.
Hermes asintió con la cabeza.
—"Las flechas doradas de Apolo, tan rápidas como la luz"—citó—. "Si golpean a un ser humano, morirá instantáneamente antes de sentir dolor". Ese fue el golpe más rápido del reino divino.
Zeus se rascó la barba.
—Es una técnica con la que incluso los gigantes fueron derrotados impotentes. Soy el único en los cielos que puede detener esa flecha. Ese humano está realmente acabado...
Raiden, encorvado y con el cuerpo temblando, se limpió la sangre de la boca con una mano y puso todo su esfuerzo en sostenerle la mirada a su rival.
—Amigo... eso duele...
El humano dio un paso. El primer movimiento para cerrar las distancias con su adversario.
Apolo formó otra saeta luminosa y sonrió orgulloso a su oponente.
—¿Incluso sobreviviste a este golpe? Estoy seguro de que fue más que un "eso duele"—tensó la cuerda de su arco—. Pero qué resistente eres.
Disparó una vez más, Raiden dio otro paso.
Disparo, paso. Disparo, paso. Disparo, paso...
¡¡FLECHA DE ORO DEL METEORO BRILLANTE!!
¡¡¡APOLO EPICURIOS!!!
Como si de una lluvia de láseres se tratase, el cuerpo de Raiden fue atravesado en multitud de puntos mientras este luchaba inútilmente por acercarse a su rival. Su abdomen, piernas y brazos comenzaron a sangrar profusamente, perforados de lado a lado.
El público, por otra parte, huía presa del pánico, tratando de encontrar refugió de los rayos luminosos que caían entre ellos amenazando con accidentalmente matarlos a todos.
"¡¡Raiden!!"—gritó su valquiria, preocupada, viendo a su amado compañero encorvado sobre el suelo, rodeado por un charco de su propia sangre.
—TREMENDA SERIE DE DISPAROS. ¡¡FLECHAS DE LUZ INVISIBLES CAEN COMO UNA LLUVIA DE METEORITOS!! ¡¡RAIDEN ESTÁ COMPLETAMENTE INDEFENSO!!
El hombre se las arregló para apoyar ambos pies firmemente sobre el suelo y levantar la cabeza. Era casi como si hubiese visto algo que todos los demás no.
—¿Es eso todo... lo que tienes...?
El rostro de Apolo se tornó serio. Preparó la que sería su última flecha, y apiadándose de su rival, esta vez le apuntó a la cabeza.
—Te felicito por haber aguantado tan bien hasta este punto—dijo solemne—. Por eso, ya no te dejaré sufrir. Acabemos con esto...
Soltó la cuerda. Un chasquido hizo eco por el cielo. Y el luminoso proyectil rozó la mejilla del incomparable luchador de sumo, abriéndole un pequeño corte.
Apolo apoyó una rodilla en la arena, con el rostro perlado de sudor. Su brazo izquierdo finalmente había alcanzado su límite y nuevamente se había dislocado, colgándole en un ángulo extraño y sin fuerzas.
—¿QUÉ...?—gritó Heimdall—. ¡¡¿SU GOLPE HA FALLADO?!! ¡¿ES ESTE EL FIN DE TODO?!
Ares abrió los ojos como platos.
—¡La herida de su brazo!—comprendió—. Todo este tiempo... ¡¿Raiden estaba esperando que esto pasara?!
Zeus se rascó la barba, pensativo.
—Eso parece... sin embargo, ha recibido demasiadas flechas, está en su límite. Aunque, Apolo también...
—¡Maestro Raiden!
—¡¡Señor Apolo!!
El público, al borde de sus asientos, se había dejado consumir por la presión del momento.
—¡¡Su brazo izquierdo...!!
—¡¡No puede tensar un arco estando de esa forma!!
Raiden, respirando agitadamente, se miró la palma de la mano derecha.
—Ojalá te hubieses dado prisa... y te hubieras quebrado antes...
Alzó su mano y miró a su rival completamente determinado.
—Me queda un golpe más—anunció—. Así que... ¡¡Apostaré todo lo que tengo en esto!!
Los ojos de Zeus refulgieron entre sus oscuras cuencas.
—Aquí viene ese movimiento...
Apolo, siempre brillando, le sonrió con extrema emoción.
—¡Pero qué hermoso! ¡¡Ese eres tú!! ¡¡Ese es tu sumo!!
Raiden Tameemon, lentamente adoptó su posición de arranque final, acumulando inmensas cantidades de energía en su cuerpo, preparando sus músculos para un último golpe.
—La presión es enorme—sonrió Apolo—. Pero estoy muy agradecido...
Su arco se deshizo en miles de hilos que volvieron a las manos de Artemisa, cambiando y tejiéndose en algo más, en algo nuevo.
—Al haberte escuchado, mi alma ardió, y se volvió aún más hermosa.
La diosa plantó ambas manos en el suelo, unidas estas por una robusta cuerda de miles de trenzas luminosas. Apolo se recargó en ésta y comenzó a retroceder, tensando el mecanismo más y más, acumulando energía.
—¡¿Qué... qué es eso?!—preguntó Ares.
LA LEYENDA DE APOLO AÚN CONTINÚA...
Phoebus Apolo, quien brilla en cada momento tan bello y maravilloso como el sol, se coloca en el arco de Artemisa y se convierte a sí mismo en una flecha de plata incluso capaz de derribar las defensas de Argos.
—¡¿Acaso piensa atravesar a su oponente de frente?!—exclamó el dios de la guerra.
—LA FLECHA MÁS FUERTE EN EL CIELO... LOS MÚSCULOS MÁS FUERTES DE LA HUMANIDAD—dijo Heimdall—. ¡¡AHORA MISMO SE ENFRENTAN!!
Todos los espectadores guardaron silencio. Los combatientes apretaban los dientes y sudaban profusamente.
Y al mismo tiempo...
SE DESATARON.
Con una gran sonrisa, Apolo preparó el puño derecho, el cual se iba recubriendo de hilos luminosos hasta convertirse en una refulgente y afilada flecha.
Raiden Tameemon, imparable en su avance, embistió de frente haciendo estallar el suelo a su paso.
Los espectadores rugieron a todo pulmón. El campo de batalla se partía en pedazos, iluminado por dos estelas de poder en curso de colisión.
Los oponentes se miraron a los ojos, sonriendo, y chocaron con todo su espíritu puesto en ello.
¡¡¡YATAGARASU: CUERVO DE OCHO PLUMAS!!!
¡¡¡ARGYROTOXOS: FLECHA DE PLATA QUE ATRAVIESA EL ALMA!!!
Un silencio de horror se apoderó de la grada de la humanidad. El filo de Apolo cortó la carne y atravesó el hueso del brazo de su oponente, desgarrando su extremidad hasta partirla en dos.
Raiden retrocedió torpemente, dio un traspié y entre los sollozos de sus amigos y familia estuvo a punto de desfallecer.
No obstante, en un último arranque de poder, obtenido a pura fuerza de voluntad, el humano apretó los dientes, plantó los pies firmemente sobre el suelo y recuperó el equilibrio.
—Gracias...—sonrió—. Fue gracias a ti... que pude hacer sumo... hasta quedar satisfecho...
Extendió el brazo que le quedaba y le mostró a Apolo toda su gratitud.
—Di todo lo que tenía... sin ningún remordimiento...
El dios sol no pudo hacer más que mirarle con tristeza, incluso arrepentimiento en sus ojos.
—Thrúd...—llamó Raiden—. Esa cosa del Völundr... cancélalo. Voy a extrañarte, pero... es hora de que vayamos por caminos separados...
La proyección de la valquiria sonrió, abrazando a su compañero con ternura desde la espalda como si de su ángel guardián se tratase.
"Hmph... ¿a qué demonios te refieres? Juré hace mucho tiempo que una vez que me enamorase de un hombre, me quedaría con él por el resto de mi vida"
Radien puso su mano sobre la de su compañera, y tras unos segundos de sorpresa, volvió a sonreír.
—Maldición... ¿qué mejor mujer que tú podría conseguir?
Göll comenzó a sollozar.
—Hermana Thrúd...
El Rikishi sin Igual le sonrió a su adversario.
—Ha sido un placer...
Apolo trató de sostenerle la mirada y sonreír, pero se vio incapaz de ocultar su pesar. Su brazo derecho ahora también le colgaba sin fuerzas, y la perdida de sangre le había obligado a ponerse de rodillas, pero ya nada de eso importaba.
El retroceso del último golpe, sumado a todo el daño interno acumulado por Raiden Tameemon golpearon al rikishi sin piedad alguna. Su cuerpo se tensó, retorció y convulsionó mientras sus órganos estallaban y se luchaban.
Con los ojos en blanco y sus huesos pulverizándose, Raiden Tameemon murió de pie, disolviéndose cual quebradizo cristal en medio de un fulgor verde esmeralda.
—Bien hecho, beauties...—elogió Apolo, con las pocas fuerzas que le quedaban—. Ustedes... fueron las personas más hermosas que he conocido...
—EN LA NOVENA RONDA DEL RAGNARÖK... ¡¡EL GANADOR ES APOLO!!
Apolo vs Raiden Tameemon
Duración del combate: 11 minutos, 30 segundos
Ataque decisivo: Flecha de Plata que Atraviesa el Alma
Ganador: Apolo
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro