Eso de tener un infiltrado en el equipo acabaría peor que terrible, seria el fin y la muerte de todos. Nuevamente de noche, otro día había transcurrido, el grupo se alistaba para salir pronto de aquel sitio donde estaban resguardados, Robotic Inc no tardaría en encontrar su nuevo escondite y por eso deberían seguir avanzando hacia el próximo bunker.

                  #POR ANTONIE#

—Bien, hagamos un repaso de lo que nos llevaremos de aquí.— dije mientras tomaba nuevamente la palabra.—Hannah y yo, municiones.

—Lo justo e indispensable de armas y municiones.—comentó Hannah aclarando lo dicho.

—¿Linternas solares y baterías...?—preguntaba con nerviosismo.

—Perfecto y en orden.—asentía Isabella.

—Medios de comunicación, por si Keynes nos llegará a contactar...—seguía enumerando.

—Todo preparado.—respondió Marcus.

—Comida y provisiones de agua...— señalé viendo quién era el encargado de ello.

—Listo.—dijo Mark terminando de guardar todo.

—Magnifico, ahora bien, Stephan y Carrie utilizarán los dos monopatines extras que hay aquí en el bunker, el del anterior quedó destrozado.—expliqué recordando los sucesos.

—Antonie, ¿A cuanto estamos del próximo refugio?—preguntó Isabella intrigada.

—Alrededor de 20 cuadras, no pensé que llegara precisar de el nunca.—respondí preocupado.

—Está bastante alejado, podrían encontrarnos.—
formulaba Mark con seguridad.

—¿Como podrían encontrarnos tan fácilmente?—
retrucaba contra su comentario.

—Este..., tú mismo dijiste, que vienen por nosotros.—contestó Bloch con una voz temblorosa.

—¿Acaso nos ocultas algo? —pregunté intentando que dijera lo que tenia en mente.

—Déjalo en paz Antonie, el no ha echo nada.—intervino Stephan.

—Sólo me parece curioso que los agentes de Robotic Inc supieran exactamente nuestra ubicación al momento de salir del bunker principal.—explique de forma acusatoria.

— Si según tú, Mark es un espía o infiltrado, no puedes comprobarlo.—decía Stephan desafiante.

—Por el momento no, por el momento...—respondí clavando la mirada en Mark Bloch.

—En lugar de estar acusando a Mark, porque mejor no nos dices exactamente cual es nuestro plan.—Stephan cambiaba de tema.

—Robotic Inc tiene una torre, desde allí se podría desactivar a los robots e introducir en el sistema de control la cura contra el virus, el anti viral del sistema Software que lleva Stephan.—dije explicando la situación para todos.

—Pero la central, está en medio de la ciudad, ¿Como llegaremos allí?—preguntó Isabella de manera temerosa.

—Isabella, llegaremos.—comenté intentando tranquilizarla.

—Tendremos que continuar a pie y rápido, sino queremos morir.—vociferaba Marcus.

     #NARRADOR OMNICIENTE#
MIENTRAS TANTO EN ROBOTIC INC...

                  #POR KEYNES#

Un bots, podría resistir años encerrado, pero yo no lo era y estaba siendo torturado, en la celda que estaba, me habían despojado de mí ropa, estaba completamente desnudo, solo tenia conmigo una manta para poder sentarme en el suelo, un suelo de metal que por la noche, era helado. Me mantenían despierto con inyecciones, estimó que era algún tipo de droga, el lugar olía a remedios amargos, era tan repugnante que a uno se le podía revolver el estomago.

Robotic Inc, no era una simple compañía de tecnología, también pude deducir que era un laboratorio experimental, quizás avalado por el gobierno, pero no estaba disponible al público, porque se situaba en un subsuelo de tres metros bajo tierra, todo esto lo se porque mientras me traían aquí, presté atención a todo lo que veía en mí alrededor.

Quería irme del sitio, pero no podía me encontraba prisionero, en varias ocasiones los guardias de seguridad ingresaban a la celda blindada sólo para golpearme o darme shock de voltios eléctricos; no me daban agua, tampoco comida, lo único que ingeria era café.

En una ocasión durante el día, mientras todos los trabajadores estaban aquí, entró un hombre médico, un ser humano, al igual que yo, pero no quería ayudarme, sino abusar de mí y así lo hizo aunque me resistiera, estaba débil, no había comido, estaba mareado por las inyecciones que me daban, tan solo sentía todo lo que me hacía, luego de acabar escuché que solicitaba me dieran una ducha. Me llevaron e igienizaron con una manguera hidrolavadora, no me sentí más limpio, por el contrario, estaba sucio y nadie podría quitarlo, todos viendo mis genitales, era humillante.

No me daban ropa, luego del aseo ni siquiera me otorgaron una toalla, llegue a mi celda escoltado nuevamente y lo único que tenía era la manta que me habían entregado desde un comienzo, era
mi abrigo, cama, almohada, ya no sabia como utilizarla. El llanto brotaba en mí..., lloré desconsoladamente hasta no tener más lágrimas, caí desmayado, nadie vino a ver que me pasaba.

A las horas recuperé la memoria, para que al instante me volvieran a golpear los guardias y repitieran millones de veces que era escoria, que dijera donde se encontraba Antonie Black y su creación, Stephan. El nombre de aquel adorado chico, me venía a la mente en los momentos de agonía, mi boca sangraba, no sabría decir si tenía algunos de mis huesos rotos, quería irme y no podía. Esperaba que el grupo pudiera cumplir su cometido, acabar con Robotic Inc, aunque tal vez, no llegará a verlo.

Gretchen Bladel disfrutaba del maltrato y violencia que estaba sufriendo el Joven Keynes, pero no se detendría hasta que confesara donde estaba el doctor Antonie Blake. Aun así, su plan no era ese, sino que Morrison se uniera a Robotic Inc traicionando a su grupo y tendiendole una trampa para que fueran hacia la sucursal donde algunos guardias estarían esperando para capturarlos.

Bladel no necesitaba que confesara donde se escondía Blake, por el contrario, varios oficiales iban en busca de el y su creación. A esas alturas, estarían a punto de arribar en el bunker número dos de la calle Riverside Drive.

                #POR ISABELLA#

Decían que para la convivencia con los otros, era necesario el trato respetuoso; eso se acabo hace mucho tiempo desde el momento en el que los Robots aparecimos en los años 3000, ahora, desearía que eso jamás se hubiera perdido, porque la tolerancia entre los humanos se había vuelto hermitaña, estaba segura que en cualquier momento en el bunker alguien terminaría lastimando a un segundo.

Las discusiones no cesaban, Hannah contradecía
a Antonie respecto al armamento que debíamos llevar con nosotros, Stephen estaba furioso con el Doc por ser egoísta y salvarlo solamente a el.
Yo también lo estaba, pero siendo realistas, en aquel momento, ninguno podía hacer nada para salvar a Keynes desde la posición en la que estábamos, detrás de una pantalla, poco se podría haber echo. Sin embargo, era un riesgo que Keynes había aceptado con tal de rescatar a su hermano menor.

Me refiero a Carrie, hermano de Morrison, el también estaba inquieto, frustrado porque no había podido ver a su hermano mayor, aunque haya entregado literalmente su vida en manos de lo que sea que fueran aquellos que dominan al mundo entero en esos momentos. Por otro lado, los que estábamos un tanto cuerdos en la circunstancia de tensión que estábamos expuestos, éramos Marcus, Mark y yo, que intentábamos mantener la calma.

                   *Se oyen disparos*

— Oigan, dejen de discutir, nos vamos.—dije en un grito a Antonie y Hannah.

—Estoy de acuerdo.—respondió Mark.

—También lo estoy.—comentó Marcus tomando lo necesario para irnos.

—Bien, en marcha.—soltó Hannah cargando un arma en cada lado de su cintura.

Antonie Blake hizo lo mismo y claro, también llevaba consigo un botiquín de primeros auxilios, no creiamos que saliéramos ilesos de todo éste embrollo. Carrie fue por sus cosas y una vez listos, intentamos salir por la puerta trasera, eso había resultado la ultima vez, pero ahora, nos encontrábamos rodeados, no saldríamos del bunker sin antes disparar contra los oficiales del monopolio tecnológico.

—Mierda, nos atraparon.—decía Blake pensante.

—Debemos dispararles.—consolidaba Hannah.

—Como saldremos vivos de aquí.—preguntaba Marcus desorientado.

—En esto apoyo a la agente, debemos dispararles. mejor ellos que nosotros.—decía Bloch.

—Ex- Agente.—respondía Hannah frunciendo el seño.

—Debemos salir cubriendonos con algo, Antonie dime que tenemos con qué.—me dirigía al Doc.

—Isabella no sé que haríamos sin ti, por supuesto,  lo olvidé por completo.—decía Blake incoherente.

—¿Entonces?—volví a hablarle.

— Estos son paneles de fuerza retro- magnética, digamos que tiene la función de imán, pero a la inversa, en vez de venir hacia a nosotros, las balas u rayos láser que nos lancen, volverán hacia ellos en cuestión de segundos al chocar con estos paneles.—argumentaba Antonie.

—Gracias al universo.—dije efectuando esa frase que representa a un ente todo supremo.

—¿Los paneles de protección alcanzan para todos?—preguntaba Stephan analizando la situación.

—Lamentablemente no, deberán compartirlos.—finalizaba Antonie.

Así mismo, nos agrupamos en pequeños grupos de a dos, Blake y Hannah, Marcus y Mark, por último Carrie y Stephan iban solos en los monopatines y un protector para cada uno, luego estaba yo, que iba a pie como el resto.

—Cuando abra la puerta, todos pongan los paneles de lado a ustedes, así podrán correr y ver por donde están andando.—explicaba Antonie.

Estábamos listos, Blake presionó el botón que realizaba la apertura de la puerta central, El doc, Hannah, Mark y Stephan llevaban el manejo de las armas y nos protegían a Marcus, Carrie y a mí de los bots empleados de Robotic Inc, quienes nos acechaban, comenzamos a dispersarnos ocultandonos en donde se pudiera, corríamos marcha atrás mientras los disparos se efectuaban contra nosotros, pero tal y como esperábamos los paneles los devolvían como si fuera una placa en la que rebotase una pelota virtual de tenis.

Varios de los bots, terminaron heridos o reducidos, una vez estando un tanto lejos de
aquel bunker donde hasta el momento nos habíamos resguardado, solo quedaba fijar la mirada en el horizonte del ocaso, que nos acompañaba en ese atardecer.

Mientras tanto, seguíamos corriendo por temor
a que más oficiales de la empresa tecnológica nos atacarán; lámparas y luces que llevábamos encima iluminaban nuestro camino, ya que la ciudad había quedado a oscuras desde hace días, el generador de electricidad a nivel nacional sin una gestión supervisal, había quedado fuera de funcionamiento, nuestra suerte había sido arrojada en las manos de Dios, si es que lo había.

Les parecerá ridículo, no sé si es por el mal momento que pasábamos, pero mí olfato robotico lo único que podía sentir en ese instante, era el aroma del suavizante en la ropa que solía poner mamá en los oufits que utilizaba en su momento para ir a estudiar en la facultad de contaduría, todo antes de separarse de papá e irse al otro extremo del país, en Texas.

Quizás sentía que mí sistema podría dejar de funcionar en cualquier momento y por eso
venían aquellos recuerdos a la memoria. Faltaban transitar alrededor de 19 cuadras hasta llegar al siguiente refugio, no sólo la empresa eran nuestro problema, sino todos esos bots dementes con el virus en su software que podrían despedazarnos, por lo que debíamos ir con mucho cuidado, pero cuidado era lo que no teníamos en esa circunstancia.

Todo el atrejerio que habíamos ocasionado en el enfrentamiento anterior, provocó que los bots malignos comenzarán a acercarse a nuestra zona en la redonda y por supuesto, atrás nuestro, no todos los oficiales habían quedado hechos trizas, por lo que no tardarían en volver a perseguirnos.

Por lo pronto, nos preguntábamos cuando sería el fin del caos apocalíptico, si volveríamos a un mundo normal, tal y como lo conocíamos, en el que el virus se habría extinguido por completo.

CONTINUARÁ...