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Cap. 29

Un problema serio:

Melou:

Entro a mi habitación y dejo la bolsa a un lado, le pongo doble seguro a la puerta, me voy al baño, me doy una ducha y me siento en el suelo tratando de alivianar la taquicardia que tiene mi corazón latiendo a mil.

Medio me estabilizo y abro la bolsa sacando los dos potes de helado junto a una cuchara. Comienzo a comer pero la amargura en mi estómago no se va, me dan deseos de llorar.

Me he vuelto débil, antes no lloraba, antes no me importaba nadie, antes vivía al límite sin importarme lo que ocurriera después. Supongo que esos cambios emocionales ocurren cuando te enamoras. Pero a mi me dio fuerte joder, creo que hasta creé una clase de dependencia hacia Jacob.

Sigo comiendo el helado y... respiro hondo.

No voy a llorar, no voy a llorar, me repito mentalmente como un tipo de mantra.

El agite ha disminuido pero no se va, acabo con los dos potes, tiro los envases al cesto, dejo la cuchara en la cómoda y me acuesto tratando de descansar.

Pero el sueño no viene, no pienso darme por vencida pero tampoco voy a dejar que me pisoteen.

×××

Cuatro días después sigo en mi cuarto, no salgo para nada porque por algo traje la bolsa llena de comida.

La falta de aire se mantiene ahí pero no tan fuerte, me la paso leyendo, me acuesto en el suelo y camino de un lado a otro. Nicole y Aniela han venido tocando a la puerta y ni siquiera les respondo, que crean que he muerto a ver si así me dejan en paz.

Dos días más tengo calor, la taquicardia aumenta un poco, abro la ventanilla que está frente a la cama para aspirar el poco aire que entra de la costa, eso medio ayuda con el asma. Sigo leyendo y comiendo, esta vez han venido Malibú, Nicole, Aniela y Robert pidiéndome que salga pero me niego a abrirles.

¿Tan difícil es dejarme en paz?.

En estos momentos soy una niña peleada con el mundo por juguetes.

Otros seis días y no aguanto, a cada nada toso, no puedo respirar, la garganta me pica de la ansiedad, la comida no pasa y pruebo con algo líquido que medio me refresca. Tengo una calor inmensa, me amarro el cabello que cae en mi cintura en un moño desbaratado.

Tres días después y me siento moribunda, me recuesto de la cómoda sentada en el suelo, ya me acerqué a la ventanilla y el aire ya no surte efecto, estoy tosiendo constantemente, me echo aire con las manos pero de nada sirve, el moño que me hice hace días en la cabeza se deshace y me enojo por eso volviendo a hacerlo con rabia.

No puedo comer y el desespero me toma, sigo tosiendo.

—Melou— escucho la voz de Aniela, intento responder pero la tos no me deja —Melou ¿estás ahí?—  trato de levantarme y no puedo —Mel, responde por favor.

—Estoy...— me estoy ahogando, me arrastro hasta la puerta, literalmente.

—Melou ¡responde!.

—N-no...

La escucho salir corriendo y la desesperación me saca lágrimas, el aire no me entra, no sé que más hacer y me dejo ir.

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Jacob:

Los días pasan y yo me dedico totalmente a atender el proceso de expansión de la cura y la vacuna, ya los médicos se han puesto a trabajar y han producido un promedio de 10 mil frascos, el concejo estadounidense ha contactado con nosotros para decir que nos dan todo el apoyo que se necesite, la cámara presidencial ha muerto a causa del virus y andan en elecciones eligiendo un nuevo presidente, nuevo vicepresidente y nuevo ministro.

Hace más de quince días que Melou no sale de su habitación y es lo mejor, algunos se preocupan pero yo no porque eso es inmadurez de parte de ella.

Cruzo el enlace que une el buque con el barco y voy a la enfermería a ver cómo está Amanda, tiene las dos piernas vendadas y no ha podido moverse de la camilla.

—Hola— sonríe cuando me ve.

—¿Cómo estás?.

—Todavía me duele pero mejoraré.

—Bien— doy media vuelta para irme pero su voz me detiene.

—Jacob— me volteo  —necesito saber algo que me tiene confundida— respira hondo —¿Qué hay entre tú y Melou?.

¿Qué hay entre yo y Melou?

Lo que empezó con intentos de asesinato se convirtió en sexo ocasional para luego ser algo más intenso, Melou se metió de a lleno en mis entrañas, le he mostrado mi lado cariñoso, me ha contado sus mejores secretos y sus peores sueños.

Así que entre Melou y yo hay...

—De todo— respondo —Amanda, Melou se ha convertido en alguien importante para mí y por más que me niegue ella lo es todo.

Amanda me da una sonrisa —Solo te digo que no me voy a rendir tan fácil, la relación de ustedes es tóxica y tú necesitas de alguien que te ame limpiamente.

—Sigue intentándolo— la aliento y me voy.

Entro al comedor y Nicole se para frente a mí.

—Jacob, Melou no responde y...

—Nicole— la detengo —ahora no tengo tiempo para eso.

—Pero...

—Te dije que ahora no— hablo con voz firme.

Me siento en una de las mesas y Aniela me trae lo que pido siempre, arroz y carne enlatada.

—Voy a ver cómo sigue Melou— se excusa como si fuese obligatorio darme explicaciones.

No respondo y se va. Melou está así porque quiere, ella es muy caprichosa, le dije lo que pasó y lo malentendió en vez de pedir que fuese más claro. En cualquier momento saldrá de la cueva que es su dormitorio.

Termino de comer y tomo agua de la botella frente a mí cuando Aniela viene corriendo.

—Melou no responde.

—Como todos los días— Dante se acerca.

—¿Y a ti qué te pasa?.

—Lo que pasa es que Melou es muy egoísta, ¿Viste lo que le hizo a Amanda?.

—¡No me importa! ¿Vas a defender a esa cuando conociste a Melou primero?.

—¿Pueden dejar de hablar de Death por un segundo?— pido con una calma sorprendente pero ellos me ignoran.

—No, yo estoy del lado de lo justo y...

—¡¿Qué justo ni qué cojones?!— explota y me maravilla esa reacción viniendo de Aniela —Amanda tampoco es tan santa, ¿sabes que estuvo a punto de matar a Melou cuando ella estaba inconsciente?— abro la boca y Dante se queda sin palabras.

—¿Cómo dices?.

—No sabes no, ni tú ni nadie sabe y la están juzgando cuando esa inmune también se las trae, si no fuese porque ese día llegué a tiempo quizás Melou estuviese muerta, y ella tiene sus razones al pensar así de Amanda así que si van a hablar sin hacer nada al menos déjenme a mí hacer algo.

Sale corriendo y yo no doy para digerir lo que acabo de escuchar.

¿Amanda...?

Me froto la cara con las manos y suelto un poco de aire, alboroto mi pelo crecido hasta los hombros. Me pongo de pie y decido ir a la habitación de Death.

Al llegar veo a Robert golpeando la puerta con fuerza y a Aniela llamando.

—No se abre la puerta— avisa Robert.

—Apártate— le pido, lo hace y le doy tres patadas que la derrumban.

Por arriba se ve un desastre inmenso, Aniela es la primera en entrar y el grito de ella me hace correr a su lugar hayando a Melou tirada en el suelo inconsciente.

Me agacho a su lado y la muevo —Melou— no reacciona.

Robert le mide el pulso  —Tiene el pulso débil.

Está respirando con trabajo y paso un brazo por sus rodillas y el otro por su espalda, salgo corriendo hacia la enfermería donde veo a Kim saliendo con una caja.

—¿Qué ha ocurrido?.

—Necesito un médico— Amanda me ve y cuando se percata de a quién llevo en brazos su rostro cambia.

Kim He deja la caja sobre una mesa y viene hacia mí cuando dejo a Melou sobre una camilla detrás de una cortina. Aniela y Robert están a mi lado.

La china corre por el oxígeno, lo conecta y se lo pone con rapidez a Melou que respira por la boca y su pecho se mueve como pez tratando de obtener oxígeno. Le aparta las hebras de cabello que tiene pegado a la cara.

—Denle espacio— habla y me corro a una esquina junto a los otros dos mientras ella abre la ventanilla que está a un lado de la camilla.

—¿Qué tiene?— pregunta Aniela nerviosa.

—Un ataque de asma ¿desde cuándo estaba así?.

—No lo sé, yo fui a su habitación ahorita y escuché ruido, fui por ayuda para abrir la puerta y la encontré desmayada en el suelo.

—Entonces debe llevar una media hora así y eso es peligroso pero han logrado traerla a tiempo y dentro de poco su respiración volverá a la normalidad.

Se va y Aniela se sienta en la silla a su lado.

—Yo debo irme— dice Robert —cualquier cosa me llamas.

Ella le sonríe —Gracias Rob— él asiente y también sale —Gracias a ti también— me habla y yo me quedo callado mirando a la mujer que está en la camilla.

Su pecho ya no se mueve tanto pero sigue respirando por la boca.

—¿Por qué no me dijiste lo de Amanda?— cuestiono de la nada.

—¿Para qué? Si desde que ella llegó aquí, todos están a su favor.

La misma se asoma por la cortina cojeando con dos muletas —¿Le pasó algo?.

—Fuera de aquí— espeta Aniela.

—¿Pero qué tienen todos ustedes que están contra mí?—  se victimiza —ella me dispara en ambas piernas, vengo, me preocupo por su bien y me tratan mal.

—Tú no te preocupas por nada ni nadie, alimaña.

—No me faltes al respeto que yo respeto para que...

—¡Fuera!— Aniela se levanta y yo decido intervenir.

—Amanda sal.

—Pero...

—¡Que salgas joder, que salgas!— da un respingo en el lugar por el grito y se gira yéndose con ayuda de las muletas.

Kim vuelve  —Es mejor que le tengan algo de comer preparado para cuando despierte— recomienda y se aleja de nuevo.

Todos estamos así, de un lado a otro preparando condiciones.

—Voy a dar una vuelta por la cocina y de paso le hago algo— Aniela se alza y se va.

Tomo asiento en el mismo lugar que estaba ella, los minutos van cuando Aniela regresa con un sándwich y un vaso de refresco.

La llegada del barco enfermero también nos abasteció de alimentos y la comida enlatada ya no es tan necesaria, a pesar de que hay quien se la come porque le gusta, como yo.

—Debo volver— dice luego de dejar la bandeja arriba de una cómoda al lado de la camilla —cualquier cosa me avisas.

Me quedo solo con Melou, ya respira con normalidad pero aún no despierta.

Cuatro horas después la veo moviéndose, abre los ojos, se quita el oxígeno y...

—¿Cuándo dejarás de causar tantos problemas?— es lo primero que me sale.

—¿Qué?.

—¿Acaso se te olvidó de que estamos en una misión?.

—A pues lo siento don misionero que no lo molesto más, es más, váyase.

—¿Te crees que esto es un juego? Vas y te encierras en tu habitación para que venga un superhéroe a salvarte.

—No necesito que nadie me salve, lo haces porque quieres así que vete y...

—¡Lo hago porque me importas joder!.

—¡¿Entonces para qué te quejas?!— se agita y por más que quiera seguir con la discusión me detengo.

—Está bien— le alcanzo la bandeja —come.

—No tengo hambre— vuelve a recostarse poniéndose el oxígeno y cierra los ojos.

Eso es lo que me enrabia de ella, que se comporte como una niña.

—Haz lo que te venga en gana— dejo la bandeja sobre ella y trato de irme pero me sujeta el brazo.

—¿A dónde vas?.

Sonrío con desgana, con esta mujer no se puede  —A donde tú no estes.

—Creo que eso no te sirve porque yo aparezco en todos lados así que siéntate.

Me giro a ella —¿Quién te crees para mandarme?.

—Solo... siéntate limoncito, no quiero seguir discutiendo.

Me siento nuevamente  —Come entonces.

Rueda los ojos y coge el sándwich entre sus manos para darle una mordida, la veo comer y se ve tan... hermosa, tiene las mejillas sonrojadas y el moño en su cabello hecho un asco y aún así Melou James es preciosa pero estoy empezando a creer seriamente que tiene una especie de problema mental.

—Ya— avisa cuando termina de comerse todo —¿satisfecho?.

—Más que satisfecho— aparto la bandeja.

—¿No hay regalo?— hace morritos.

—No hasta que te comportes como debe ser.

—Yo nunca me comporto como debe ser, es muy monótono y aburrido— vuelco los ojos —así que dame mi recompensa.

Deja el oxígeno en la camilla y se levanta quedando sentada, me hala del borde de la camisa hasta que quedo de pie entre sus piernas. Roza su nariz con la mía, delinea mi mandíbula con pequeños besos, mis manos vuelan a sus caderas.

—Te aseguro que en estos momentos estás conociendo mi peor parte— murmura con su aliento en mi oreja —tenme paciencia que con paciencia y con saliva un elefante se la metió a una hormiga.

Me saca una sonrisa —¿Qué...?

No me deja terminar de formular la pregunta cuando lame mis labios y acto seguido me besa, nuestras lenguas danzan. Como siempre hace bailar el piercing en mi boca, eso me pone a mil y ella lo sabe.

—Jacob yo neces... — la voz de Amanda se vuelve a sentir. Melou se separa pero no salgo de sus piernas.

—Hola Amanda—  finge una sonrisa —¿Cómo van esas piernas?.

Aprieto los labios frustrado, definitivamente Melou tiene un problema serio.



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Jajajaha, un problema bien serio tiene Melou, me encanta escribir a estos dos, los amo, a ellos y a ustedes. <3

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