Cap. 23
Contagio:
Melou:
—Eres una inmune— reafirmo y todos me miran.
—¿Qué?— sonríe con nervisismo y suelta la mano de Jacob —no, no.
—El tatuaje del ancla en el dorso de tu mano identifica a la organización, ¿recuerdas a Martin?.
Su rostro palidece —¿Es cierto?— inquiere Jacob.
—Sí pero yo soy inofensiva.
—¿Pertenecías o perteneces a la organización?— pregunta Nicole.
—Ya no, cuando ustedes acabaron con los barcos yo pude huir a tiempo, llevaba días y noches a la deriva en el mar hasta que los vi.
—¿Cómo quieres que te creamos?.
—Revisen la lancha, ahí hay pruebas de eso, si quieren les digo mi nombre completo, ID, lo que quieran, se los juro— vuelve a reír nerviosa —ni siquiera sé pelear.
—Está bien— acepta Jacob —llevénla a acomodarse— le dice a dos de los guardias.
Yo lo agarro del brazo hacia una esquina junto a Malibú y Nicole.
—¡¿Qué cojones crees que estás haciendo?!— le susurro —¿no te das cuenta que no podemos confiar en nadie?.
—¿Recuerdas la conversación que tuvimos con Zeng?— asiento no muy convencida —esta puede ser la oportunidad para saltarnos la vacuna e ir directo a la cura.
—¿Y si no funciona?— habla Malibú cruzada de brazos.
—Va a funcionar porque él lo garantizó ¿no?— dice Nicole confusa.
Ellas saben del tema porque a pesar de todo las hemos puesto al tanto de cada detalle.
Me rindo —Bien, hagan lo que se les dé la gana, solo les digo que esa mujer desde ya no me cae.
—Pero si no la conoces— opina Jacob.
Me enojo —¡No me importa!.
Los dejo ahí y voy hacia el laboratorio, siento pasos tras de mí y no necesito girarme.
—Melou te estás enojando por gusto.
—Déjame— sé que me estoy comportando como una niña pero arg, siento que esa no es nada buena gente.
—Ven acá— me toma del codo deteniendo mi paso —estás celosa— afirma y no respondo —dime un motivo por el que estar celosa y creo el que ella tenga algo malo— alza mi barbilla.
Me encojo de hombros —¿Quizás el que te haya saludado a ti primero ignorando a los que estaban ahí?— él se ríe —¡no te rías!.
—Te estás comportando como una niña caprichosa.
—Lo sé.
Me besa —Y me gusta que te comportes así— muerde mi labio inferior —ahora vamos.
Entramos al laboratorio y Zeng nos da los trajes completamente hechos, sonrío como imbécil y volvemos a subir, vamos en busca de Dante para que sea el que nos acompañe.
Nicole y los demás tripulantes aplauden por ese pequeño logro, algo es algo ¿no?.
Nos preparamos, el barco se mueve como puede hasta bien cerca de la isla Seychelles, ayer mismo mientras yo y los de la sala de máquinas arreglábamos la tubería, (a la que todavía le falta bastante) Jacob, el capitán y los otros hacían la bomba molotov, es decir que todo ya está preparado, la bomba tiene un reloj que realizará la cuenta regresiva para su explosión.
Envolvemos bien las cajas con los pequeños frascos del líquido contaminado y vamos por un lugar del barco poco transitado transportándolos hasta la lancha, son 25 cajas, cada caja con 50 frascos de esos.
Con todo ya transportado, nos subimos a la lancha y vamos hasta la orilla de la isla, cerca de la playa para que no afecte tanto al resto.
Preparamos tres grupos porque 25 cajas de eso unido no funcionará, además son como cinco bombas. Cada monte pequeño está lejos del otro.
A mí me tocó el que está pegado a la costa, apilo las cajas, activo la bomba que explotará en 30 minutos, el traje me empieza a impedir el paso de aire y trato de apurarme pero una caja se me cae haciendo que varios frascos caigan afuera y dos de ellos se derramen, me agacho tratando de recogerlos pero no puedo respirar, me llevo las manos enguantadas al cuello del traje y en un momento de desesperación me saco el casco y me aparto el pelo.
Para cuando me doy cuenta de lo que he hecho ya es tarde, me paralizo mirando los frascos.
—Melou— Jacob me llama —¿Qué pasó?— los ojos se me vuelven llorosos.
Él intenta acercarse pero lo detengo —No.
—Melou ponte el casco.
—Lo siento, el aire me faltaba y yo me lo quité porque no podía respirar y entonces no me di cuenta y...
—Cálmate y ponte el casco— repite dando pequeños pasos hacia mí.
Las lágrimas comienzan a caer —Voy a morir, ya estoy infectada, Jacob, no quiero morir— sollozo.
—¡Ponte el casco!— exclama.
—¡Que ya es tarde! ¡¿No lo ves?!— grito aterrada, agobiada, desesperada.
—¡Ponte el maldito casco que nadie va a morir!— me grita de vuelta cogiendo el casco y colocándomelo.
Trata de llevarme con él pero lo empujo —No, no quiero infectar a nadie, vete, váyanse.
—Cállate, Melou— me toma de los hombros —escúchame bien— me mira a los ojos por encima del casco —respira, quedan 10 minutos para que las bombas estallen y tenemos que salir de aquí.
—Estoy infectada, Jacob— repito con sollozos ahogados.
—¿Me estás escuchando?.
—¡Escúchame tú a mí! ¡Váyanse y déjenme! ¡¿No ves lo que acaba de pasar?!— me ignora y me carga de la cintura colgándome de su hombro como un saco de papa —¡suéltame!— golpeo su espalda en lo que él corre —¡Suéltame por favor!— las lágrimas no quieren parar.
Todo lo que pensé hacer en un futuro pasa ahora mismo frente a mis ojos como un sueño que no puedo atrapar, no tendré hijos, no me casaré, no volveré a ver a Celin, no podré cuidar del hermanito de Lu.
Mis hombros se sacuden con cada sollozo.
—¿Qué ha pasado?— pregunta Dante que ya está sentado en la lancha.
—Nada, arranca— ordena después de que me sienta a un lado y se pone frente a mí, lo miro a los ojos y niego.
Dante pone el motor en marcha.
—No quiero morir, Jacob— susurro.
—¿Quién va a morir?— cuestiona Dante.
—Nadie va a morir— espeta.
La explosión de las bombas se escucha y ya estamos cerca del barco.
Dante suelta un grito de alegría y yo sigo llorando.
Llegamos y Jacob me obliga a subir, estando arriba todos celebran con gritos hasta que Malibú me ve siendo guiada por Jacob hacia el laboratorio.
—¿Que tienes?— pregunta, no respondo y Jacob tampoco —Estoy hablando ¿no?.
—¡Que estoy infectada!— grito alterada —¡Toqué ese asqueroso virus y estoy infectada!— Malibú cubre su boca y todos se silencian, algunos se corren tratando de huir de mí y otros como Nicole y Aniela se quedan en el lugar —Así que aléjense o mátenme.
—¡Cállate y vamos!— dispone Jacob halándome del brazo.
La trampilla abre luego de los toques.
—¿Lo logr...?
—Quiero una cura urgente— Jacob lo interrumpe y yo miro a la nada.
No eres nada.
La pesadilla hace eco en mi cerebro.
—¿Qué pasó?— me mira y... —no, no puede ser, no...— lloro con más ganas, se voltea hacia el resto de los médicos —acondicionen un cuarto aislante con todos los aparatos ya— empiezan a moverse de aquí para allá —¿tienes algún síntoma?— niego —¿cómo ocurrió?.
—Su traje falló— Jacob aprieta la mandíbula y una doctora me lleva hasta una camilla detrás de una cortina aislante transparente —tenemos una inmune en el barco— confiesa.
—Eso hará las cosas más rápido, duraremos unos dos meses.
—¡No tengo todo ese tiempo!— le grita.
—Mientras tanto podremos inyectarle un suero que creamos para mantenerla con... con vida.
Mantenerme con vida.
Nunca debí subirme a este barco, ¿Qué va a ser de mí?.
Me inyectan algo apartando un trozo del traje y empiezo a ver doble.
Todos aquí tienen trajes pero es el mismo que usábamos para bajar acá, es menos que el que tengo puesto, este sirve para tocar el virus directamente.
Los ojos me pesan y se me cierran solos, Jacob y Zeng siguen hablando pero no escucho nada, me recuestan en la camilla y todo se vuelve oscuro.
____________◇◇◇___________
Jacob:
Esto no puede estar pasando.
Me repito una y otra vez pero de nada vale porque es real y sí, está ocurriendo.
Zeng me explica cómo procederán y yo estoy más nervioso que nunca, (nunca antes había estado nervioso) miro hacia la camilla en la que está a través del nylon aislante y recuerdo el miedo que vi en sus ojos. Cuando la encontré sin el casco estática frente a todas esas cajas, creo que me asusté más que ella.
—No te preocupes— Zeng palmea mi hombro —ella sobrevivirá, es fuerte.
—Lo es.
Al salir del laboratorio, voy hacia el cuartito de oxígeno a limpiar el traje, donde veo a Dante esterilizando el que llevaba puesto.
—¿Cómo está?— me pregunta cuando empiezo a quitarme el traje.
—Bien.
—Murk, sé que ella no está bien, ¿puedes una vez en tu vida decirme más de dos palabras?.
—Si sabes que no está bien ¿para qué haces esa pregunta absurda?— se calla —¿dónde está la inmune?.
—En el comedor con los demás.
Voy hacia el comedor dejándolo ahí, cuando entro todos hacen silencio.
—El que quiera decir algo que me lo diga de frente— hablo en voz alta —no voy a soportar secretos a mi espalda ¿me oyeron?— me giro hacia la nueva —necesito hablar contigo— ella me sonríe y se pone de pie.
—Claro.
Camino hacia la sala de operaciones y veo que ella me sigue.
—Necesito que te ofrezcas para hacer la cura del virus y salvar a Melou— es lo primero que digo al llegar.
—¿Cómo?.
—Lo que oíste.
—¿Y-y qué tengo que hacer?.
—Unas pruebas de sangre y ya.
—¿Puedo pensarlo?.
—¿Qué vas a pensar? No hay tiempo para pensar así que responde ahora— silencio —no tengo todo el puto tiempo.
—Ok, ok, me las voy a hacer.
—Más te vale— la dejo ahí y voy hacia la sala de máquinas —¿cómo va todo?.
—Vamos avanzando— responde Robert soldando la tubería —la ayuda de Melou ayer nos sirvió de mucho— deja de soldar —por cierto, ¿cuándo puedo ir a verla?.
—Cuando te avise— asiente con la cabeza y sigue soldando.
Yo sin nada que hacer me pongo a ayudarlo para salir más rápido.
Mi cabeza da vueltas, estos días serán difíciles y hay que prepararse para lo peor.
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¿Saben? Este capítulo lo tenía hecho hace tiempo y ahora dudé en dar ese giro en la novela, pero era justo y necesario :) Ahora es cuando viene lo bueno y como diría mi profesora de Mates:
¡Que comience la pasión!
Besos 💋💋💋
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