Cap. 19
Motín:
Melou:
Pasan dos días, tres días, cuatro, cinco... ocho, una semana, dos semanas y el barco se adentra al océano Índico, me la he pasado todos estos días en la cama de Jacob y él en la mía, Malibú y Luciana cada día están más unidas, Nicole sigue en las clases de marítima, es la única que se ha mantenido, Dante y Aniela se están conociendo y la segunda parece feliz.
Hemos bajado al laboratorio unas cuantas veces supervisando los avances con los trajes y lo que se creía que duraría una semana se ha retrasado más por un error que hubo.
Han habido lluvias y tormentas que dan miedo pero nada que no se pueda controlar.
Comencé a leer el diario ya que Jacob se negó con la excusa de que no tiene tiempo para eso, él y los demás guardias se pasan casi todo el día en el gimnasio, yo voy de vez en cuando porque cada vez que intento usar peso demás los mareos me invaden.
Al principio lo que leía eran cosas sobre su entrada a la universidad, los amigos que hacía, nimiedades en fin, esto es como un libro que cuenta la historia de alguien, hasta que llego a una parte que llama mi atención.
Miércoles:
31/05/2030
El virus sigue avanzando como fuego en gasolina, las calles están comenzando a llenarse de cadáveres que el estado recoge como si estuviese siguiendo el rastro de las migajas de pan de Hansel y Gretel.
Hoy estuve en el parque, un grupo de desquiciados estaba haciendo pruebas de sangre alegando que eran la continuidad para limpiar el mundo. Yo como curioso me hice una y ¿Sabes lo que me dijeron? Que soy inmune al virus...
Detengo la lectura, ¿Puede ser eso cierto?.
...No sé qué tipo de prueba sanguínea hicieron para deducir eso, pero luego estuvieron como lapas insistiendo en que me uniera a su organización, que juntos cambiaríamos la sociedad y estaríamos al mando y bla bla bla. Mi reacción fue salir corriendo de ese nido de locos.
¿Entonces esos del barco eran inmunes? Suspiro y dejo la libreta a un lado. Esa información es importante pero... ¿Por qué nos atacaron? ¿Qué querían de nosotros? ¿El virus?.
Bajo de la cama y me voy a dar una vuelta por el barco, camino hasta llegar al gimnasio.
Encuentro a Malibú ayudando a Lu a hacer abdominales, Dante está haciendo pesa, Aniela está con él riendo, sigo recorriendo con la vista hasta que veo a Jacob en la cinta de correr.
Avanzo hasta él y me detengo a su lado. Me ha visto pero sigue con el trote, quedo en silencio observándolo, por más que quiera no dejo de hacerlo, su cabello cae en la frente, está más largo, vuelve a tener una leve capa de barba, las ojeras se acentúan en su rostro al igual que en el de todos aquí, estamos preocupados porque pasa el tiempo y no obtenemos nada, muchos no logran dormir.
Lo que más me gusta de Jacob es el color de sus ojos, transmiten tanto al mismo tiempo, sensualidad, ternura, dureza...
—¿Ocurre algo?.
Salgo de mi ensimismamiento —¿Ah?.
—Estás babeando— sonríe —sécate ahí— se apunta a la comisura izquierda y yo por inercia me paso la mano por ahí pero no hay nada.
Lo miro y se carcajea —Imbécil.
Ha detenido la trotadora —¿Que pasa?— se baja.
—He estado leyendo el diario.
Coge una toalla que hay cerca y se la pasa por el rostro sudoroso —¿Y qué hallaste?.
—Vi algo sobre que era inmune.
Suelta la toalla —¿Inmune?.
—Sí, se hizo una prueba de sangre con unos integrantes de una organización y ellos le dijeron que era inmune.
—¿Y eso que tiene que ver?.
—Es lo que estoy tratando de entender.
Se quita la camiseta y yo empiezo a sentir calor, vamos que por más tiempo que pase sigue teniendo los mismos efectos.
—Voy a darme un baño— avisa, lo sigo con la mirada, mira por encima de su hombro y... —¿no vienes?.
Sonrío y como adicta lo sigo.
×××
Viernes:
2/06/2030
Desde pequeño supe que era especial pero no pensé que sería taaan especial, casi nunca me enfermaba, mi cuerpo solamente sufría las consecuencias de las caídas y los golpes pero en cuanto a catarros, gripes y neumonías nada de nada.
Hoy por fin me decidí en aceptar entrar a la organización esa, no porque quiera sino porque me llama la atención, además no tengo mucho que hacer, la universidad no es para mí y mis padres quieren que sea alguien que no soy.
Los días siguen transcurriendo y yo sigo leyendo, cuenta cómo entró a la organización, los nombres de cada integrante, cómo con el pasar de los días se hacía más grande y tenía pequeños grupos en cada rincón de la ciudad.
A mí la comida no me cae, todo me asquea, más o menos lo que entra en mi estómago es la pasta de atún y al instante la vomito, uno de estos días tuve que salir corriendo hacia el baño delante de todos y yo no quiero ni siquiera pensar lo que por mi cabeza pasa.
Pasan otros tres días y voy hacia la cubierta a por un poco de aire mientras continúo leyendo.
Me siento en una esquina tratando de serenarme pero el malestar no se detiene.
—¿Oye estás bien?— Luciana se sienta a mi lado.
Me quedo en silencio con los ojos cerrados, me llega una arcada pero la paro, respiro hondo.
—Melou— me mueve del hombro —voy a llamar a alguien— la detengo de la mano cuando se va a levantar.
—No— vuelve a sentarse —solo es que...— rompo a llorar, mucho tiempo ha pasado desde la última vez que lloré y estoy desesperada.
Luciana me abraza —Hey, respira— acaricia mi cabello —tranquila.
—Creo que estoy embarazada, Lu— lo suelto y escuchar esa palabra salir de mis labios me da más deseos de llorar.
Ella se queda en silencio consolándome y yo continúo hablando.
»Estoy embarazada y no sé que hacer, en medio del mar, transportando un virus, quizás muera en cualquier instante y no sé si quiera traer un bebé a la vida sabiendo cómo está el mundo en estos momentos— sollozo, tampoco sé si Jacob lo aceptará y tengo miedo, tengo mucho miedo.
—¿Has ido a la enfermería?.
—No— me separo.
—¿Entonces cómo lo sabes?.
—Simplemente lo sé, nunca he sido de estar vomitando cada dos segundos, de sentir mareos ni de nada de eso.
Ella seca mis lágrimas —No te preocupes por las circunstancias, un bebé siempre será una bendición.
—Pero yo no quiero traerlo a un mundo tan despiadado como este.
—Bueno, no te estoy diciendo que lo tengas, solo que no importa si se acerca el apocalipsis, o si los tiburones comienzan a nadar por tierra— me hace sonreír —una nueva vida siempre será algo que se quiera, como la luz al final del túnel ¿quien dijo que ese bebé no va a ser el sol detrás de la tormenta?.
—No lo sé ¿y ahora qué hago?.
—Melou solo tienes sospechas, quizás el malestar es por una gripe o algo que te ha caído mal— toma mis manos entre las suyas —¿Hablaste con Jacob?.
—No sé si quiera.
—Debes hacerlo, aunque después todo se convierta en un chiste de mal gusto que luego nadie quiera contar debes hablar con él— roza con sus dedos el dorso de mis manos transmitiéndome la calma que necesito.
—Gracias— le digo con sinceridad.
—No tienes por qué agradecer, nos conocemos hace tiempo y a pesar de que eres un poco terca te estimo— vuelvo a sonreír —además estoy tratando de actuar como lo haría Celin— la mención de su nombre me hace llorar de nuevo —ay no, Melou lo siento.
—No te preocupes— me paso la mano por la nariz —es que estoy muy sensible.
×××
Dos días después estoy en mi habitación sentada en el suelo a las doce de la noche, no puedo dormir, creo que hay una tormenta y el zarandeo del barco me tiene mal.
Leo el diario:
Lunes:
5/06/2030
Josué se ha vuelto loco, bueno creo que más de lo que está, está tratando de convencer a todos de atracar el barco que viene hacia acá, nadie quiere arriesgarse, dicen que es un barco reforzado con más de cien hombres pero sus dotes de convencimiento están logrando que muchos estén de acuerdo con él. Quiere destruir ese barco en el medio del mar por el hecho de que se rumorea que viene con la cura...
Espera ¡¿Qué?! ¿Con la cura?.
...La organización tampoco quiere que llegue porque se necesita que el virus siga avanzando para así seguir descubriendo más inmunes, es una locura lo sé, pero fueron órdenes del jefe, así que mañana en la mañana partiremos con dos barcos robados.
No.
Todo esto es una pesadilla sin fin, ¿cura? En ningún momento pasó por nuestra cabeza el volver con la cura.
Necesito hablar con Zeng, ahora mismo.
Dejo el diario dentro de la bolsa, me coloco un pantalón con toda la rapidez posible y salgo rumbo al laboratorio, sin mirar a ningún lado llego a donde están los trajes y...
—¿George?— él se gira hacia mí con el traje en la mano —¿Qué haces aquí?.
La alarma del barco comienza a sonar y enseguida entiendo qué hace aquí.
Motín.
Tira el traje al suelo y se lanza sobre mí con una navaja, me muevo y la navaja corta el aire.
¡Joder! No traje la mía.
Lanza navajazos que esquivo con agilidad, lleva uno hacia mi cara, me agacho, agarro su muñeca, la tuerzo y lo hago soltar la navaja, me da una patada al estómago que me deja sin aire, siento que algo dentro de mí se rompe, así mismo comienzo a golpear con las palmas abiertas dejándolo atontado con los choques en su cara, se tambalea hacia atrás, la alarma vuelve a sonar, termino de acabar con él con una patada a sus costillas, cae al suelo de rodillas. Tomo la navaja y a gran velocidad tajo su garganta.
El cuerpo cae en un charco de sangre, mi pecho se mueve con frenesí. Con la navaja en mano salgo corriendo, un dolor en el vientre bajo me toma, lo ignoro y llego a los pasillos donde hay como seis cadáveres de nuestros mismos hombres.
Paso por la cabina pero tan solo están Lion y otros dos maniobrando a toda velocidad, la tormenta ha empeorado.
Subo corriendo a la cubierta y hay un desate de patadas y puños entre Jacob, Malibú, Luciana y cinco de nuestros guardias.
El agua choca mi piel con violencia, el dolor en mi vientre aumenta.
Uno de los hombres va a atacar a Jacob por detrás y le tiro la navaja que penetra su espalda haciéndolo desmoronarse en el suelo.
Luciana está con dos a la vez y voy corriendo hacia ella, cojo a uno del cabello y le doy dos puñetazos que lo desconciertan, le quito el arma que está en su mano y con esa misma le dejo las pocas balas que quedaban en su estómago.
—¡Luciana!— el grito me hace voltearme pero ya es demasiado tarde.
Una bala ha llegado a su estómago, Malibú corre hacia ella, Nicole acaba con el que se enfrentaba y se acerca, Jacob se queda estático y yo de repente veo rojo, actuó sin pensar y me lanzo contra el que disparó sin importarme que tenga un arma, aunque su rostro refleja temor.
Le tiro una patada a la mandíbula que hace sonar su cuello en un chasquido, suelta el arma llevándose las manos al cuello, le doy otra en el estómago, se dobla, mi puño choca contra su cara, otro que lo tira al suelo, y cuando voy a ver estoy sobre él dando puñetazos a ciegas, la sangre me salpica, la rabia y el dolor se mezclan.
—¡Hijo de puta!— grito sin detener los golpes, su cara no se ve por la sangre.
Siento que unos brazos me detienen por atrás halándome y yo me resisto hasta que...
—¡Basta!— grita.
Me detengo y aprieto la mandíbula, él me suelta y salgo hasta donde está Malibú con Luciana en su regazo.
—No, no, no— musita entre lágrimas apretando la herida en su estómago —resiste por favor.
—Ya terminé mi misión ¿verdad?— la voz de Lu se escucha ahogada, ella y su filosofía.
—No, mi amor resiste— Malibú la abraza y yo me agacho al lado de ella.
—Por favor Luciana— no lloro.
—Dile a mi hermano y...— no respira bien —y a mi madre que los quiero.
—Tú vas a cuidar de ellos.
—Mel— toma mi mano —si no moría en esta, iba a morir igual— cierro los ojos canalizando el dolor.
—No, por favor, no— Malibú sigue llorando, el agarre de Lu en mi mano se debilita y el grito de la afroamericana llega hasta mis entrañas —¡Llamen a la enfermera, joder!.
Los ojos de Luciana pierden vida, Nicole llora en silencio y el cuerpo de Jacob denota tensión. Cierro sus ojos. La lluvia no cesa y un relámpago seguido de varios truenos llenan el cielo. El resto de los tripulantes llegan corriendo y se detienen con la escena.
Pasan minutos, horas, no sé, cuando Malibú se ha quedado en algún tipo de shock, balanceando el cuerpo de Luciana.
Me levanto y trato de alejarla —Vamos.
—Ella no puede estar muerta— susurra.
—Lo sé, pero vamos— se levanta conmigo y Jacob se acerca a por el cuerpo de Luciana.
Llevo a Malibú hasta el comedor donde cinco guardias están curándose las heridas.
Aniela se acerca con una taza de té, la coloca frente a ella y se aleja. No toca la taza, parece perdida.
—Malibú— la llamo.
—Hicimos promesas, planes— habla —me prometió que conocería a su hermano y a su madre, le juré que estaríamos juntas hasta el final— las lágrimas ruedan por su mejilla —me enamoré Melou— confiesa —y duele— solloza —no quiero que duela.
Me levanto y la abrazo, trato de transmitirle que no está sola, que seguro Lu se fue queriéndola igual, ella llora en mi hombro, estruja mi camisa entre sus dedos.
—¿Qué hago ahora?— inquiere con pesar —en tan poco tiempo me enculé hasta la médula.
No hablo, dejo que descargue todo, que se deshaogue. Cuando se ha calmado vuelvo a mi asiento y nos quedamos en silencio.
Un dolor en mi bajo vientre me hace doblarme, arrugo el entrecejo, el dolor se hace más fuerte, siento que algo empieza a botarse en mi entrepierna. Miro hacia abajo y estoy sangrando, observo la sangre como si fuera algo peculiar hasta que el dolor me hace gritar y llevarme las manos al vientre. Me mareo.
—¡Melou!— el llamado de Malibú se escucha lejos, cierro los ojos —¡ayúdenme!— grita.
Siento zapatos chocando con la tabla del suelo, me cargan, corren y no escucho ni siento más.
__________________________________
Sin palabras :,(
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro