Cap. 14
Indiferencias:
Melou:
Llevamos horas caminando entre la maleza, hay todo tipo de bichos como arañas, mosquitos, sanguijuelas, menos mal que no soy tan quisquillosa con la naturaleza, todo lo contrario.
Uno de los lugares en los que se pueden encontrar los hamsters es cerca de árboles de roble porque es una zona húmeda como mismo vimos en el mapa, pero esto es el triple de inmenso y no se sabe por dónde empezar, vamos rumbo al este, que es el punto y aún no encontramos la vegetación de roble.
Caminamos y caminamos hasta que Malibú se detiene agitada.
-No puedo más joder- Luciana le brinda un poco de agua.
-Pues aguanta un poco- espeta Jacob -ya está oscureciendo y aún no encontramos nada.
-Ven- Dante le quita la mochila que lleva -deja y te ayudo.
-Gracias.
Jacob rueda los ojos con exasperación -Andando.
Volvemos a retomar el camino, hasta yo estoy cansada pero no me quejo, lo que más quiero es acabar con todo esto.
Pasan otras horas más, comienza a anochecer y el ruido salvaje de la naturaleza da miedo junto a los grillos y las lechuzas.
-Ay- veo a Nicole quejarse a mi lado llevándose una mano al hombro mientras el resto sigue caminando.
-¿Qué pasa?- pregunto.
-Sentí que algo me picó- se pasa la mano por el lugar -debió ser alguna hormiga o algún insecto.
Alcanzamos al resto, pasan minutos cuando veo a Nicole actuar raro rascándose a cada nada el hombro, se pasa el dorso de la mano por la frente cada tres segundos.
-Oye ¿te sientes bien?- inquiero preocupada.
-Sí, sí- responde como si le faltara el aire -estoy bien.
No me convence y sigo mirándola sin que se dé cuenta, cierra los ojos como tratando de ubicarse, veo como tiembla ligeramente, se detiene un instante y la miro con el ceño fruncido, cuando empieza a caminar se marea y rápido la sostengo.
-Hey- recuesta la cabeza en mi hombro.
-N-no me siento bien- vuelve a rascarse el hombro -me pica.
-¡Oigan!- Jacob nos llama -¿pueden caminar más rápido?.
-¿Y tú puedes dejar de ser un patán por un momento?- me exaspero -Nicole no se siente bien.
Luciana regresa -¿Qué tiene?- posa la mano en su frente -está ardiendo en fiebre.
-Creo que algo le picó.
Dante deja las dos mochilas que lleva en el suelo -Recuéstala en el suelo, tengo algunos conocimientos de medicina- hago lo que pide.
Jacob se cruza de brazos con la misma expresión fría.
Dante la revisa -¿Dónde fue que le picó?.
-En el hombro.
Él separa el elástico del traje y revisa ambos hombros deteniéndose en el izquierdo -Es una mordida de araña.
Me paso las manos por la cara.
-¿Es grave?- pregunta Malibú tratando de ver por encima de su hombro.
-N-no... - comienza a delirar.
-No es grave pero si no se le da tratamiento pronto quizás empeore.
-Tenemos que hacer algo- Luciana empieza a dar vueltas en el lugar mientras Nicole sigue delirando.
-No podemos hacer nada en el medio de la selva- dice Jacob.
-Quizás si caminamos un poco encontremos algo, no sé- recomiendo.
-¿Qué vamos a encontrar?- cuestiona -maleza y más maleza- aprieta la mandíbula -eso pasa por no haberse apurado y estar comportándose como turistas.
-Aquí nadie tiene culpa de nada- hablo.
-Tú nada más.
-¿Y a qué viene eso ahora?.
-Olvídalo.
-No- me enojo -di lo que tengas que decir en mi cara y deja los misterios de una puta vez.
-Eh... chicos- Luciana nos llama.
-Yo no tengo nada que decirte y las cosas están claras hace tiempo.
-¡Para ti están claras!- grito, este hombre saca lo peor de mí.
-¡¿Y que quieres ah?!.
-¡Quiero que dejes de actuar como si nada te importara!.
-Chicos...
Suelta una risa seca -¡Como si nada me importara o como si tú no me importaras!.
Mi cuerpo se tensa, eso dolió y es la primera vez que la opinión de una persona del sexo opuesto ocasiona una reacción en mí.
-Estás actuando como imbécil.
-Melo...
-¡Oigan ya basta!- Malibú se interpone en la acalorada discusión -¿no ven que...
Un grupo de indios o bueno digo yo que son indios, porque en las películas que he visto salen con taparrabos y... genial, ahora estoy pensando en indios de la vieja América.
Cada uno de ellos sale de los rincones de los arbustos con lanzas y arcos, mi instinto de supervivencia se activa y desenfundo la navaja que cargo en la cintura.
Uno que parece ser el guía habla enredado y que apenas se entiende sin dejar de apuntarnos.
Malibú es la que se mueve al frente y capto algo sobre bajar armas pero no lo pienso hacer.
No me fío y sigo con la navaja en mano mientras Jacob que está a mi lado y Luciana y Dante que está en el suelo cerca de Nicole siguen apuntando con las pistolas.
-No vamos a hacer daño- asegura el que está al frente cuando la afroamericana insiste en que no nos sentimos seguros.
Al final me rindo y la bajo, además esta es su zona de confort, deben de sentirse acechados con nuestra presencia, Luciana la baja igual, seguido de Dante y Murk.
Malibú sigue hablando con él, el resto de los indios sigue alerta hasta que el que habla con Malibú les dice algo y ellos también bajan las lanzas.
-Pregunta si estamos infectados del virus- me giro de golpe hacia ellos, ¿Cómo saben de eso?.
Después nos hace unas señas raras.
-Nos van a ayudar con Nicole- Malibú baja las manos que tenía en alto -quiere que los sigamos.
-¿Y si es una trampa?- pregunta Dante.
-Habrá que arriesgarse, no podemos dejar a Nicole así.
-Jacob, ¿Qué opinas?.
-Vamos- ordena y seguimos a los indios.
Dante carga a Nicole y yo lo ayudo con su mochila en tanto Malibú recoge la de ella.
Volvemos a caminar unos cuantos metros hasta llegar a un lugar donde hay cabañas iluminadas por antorchas, es una comunidad india pero sigo diciendo que estas personas están muy desarrolladas en cuanto a cultura para ser indios.
Hay un grupo de ellos alrededor de una fogata bailando y cantando al son de un tambor.
El indio que nos trajo le habla a Malibú.
-Quiere que lleven a Nicole con aquel de allá, él la curará en lo que va y habla con el jefe.
-¿Sola?- pregunto.
-Yo voy- se ofrece Dante.
Malibú le responde al indio y veo como Dante se aleja con uno de ellos llevando a Nic quien está temblando en brazos.
Malibú sigue charlando hasta que nos dice que otro nos acompañará a las cabañas.
Jacob se mantiene en silencio y acatamos lo que nos pide siguiendo a otro indio mientras que el que hablaba con Malibú se va.
Llegamos a una hilera de diminutas cabañas, el indio con su idioma entremezclado habla nuevamente y lo que entiendo de todo es que la cabaña es de dos y solamente hay tres libres.
-Yo me quedo con Malibú en una- se adelanta Lu -tú puedes quedarte con Jacob- el mencionado ya se tomó el atrevimiento de meterse en una.
-No.
-No seas cabezota, Dante se puede quedar con Nic en la otra.
-¿Cuál es su afán porque me quede en un mismo sitio con Jacob?.
-Para que aclaren sus indiferencias- objeta Luciana.
-¿Y si nos matamos?- me cruzo de brazos enfurruñada.
-Pues les pondremos en la lápida: aquí yace quienes murieron de amor estando enfadados- argumenta Malibú y las dos me dan la espalda.
Ruedo los ojos y me quedo unos segundos sopesando el acabar de entrar a la cabaña, al final suelto un poco de aire y entro.
El lugar es diminuto, apenas hay una cama y una pequeña mesa en una esquina con cuencos encima junto a cucharas de madera, dos velas iluminan todo de un color amarillento.
Jacob está quitándose el traje, por educación me giro.
(Venga, ¿cuando he tenido educación?).
Vuelvo a voltearme y está sacando cosas de su mochila mientras lleva solamente el pantalón, su pecho bien formado me deja embobada perdiéndome en las delicias de tabletas que lleva y sacudo la cabeza para salir de la ensoñación.
Dejo caer mi mochila y empiezo a quitarme el pantalón del traje junto al sujetador quedándome solo en la camisa, doblo la ropa a un lado y de mi mochila saco el sándwich que Lu me había preparado. Todos trajimos comida en nuestros bolsos porque era seguro que algo ocurriría.
Me lo como, bebo un poco de agua, ninguno de los dos dice nada hasta que él sale con una cajetilla de tabaco y un encendedor. Me preocupo en acomodar la cama, hay una gruesa sábana que parece de lino, cojo mi ropa doblada y la pongo bajo mi cabeza como almohada junto a la navaja.
Jacob entra media hora después y yo estoy acostada de lado de espaldas a él. Veo como apaga las velas y siento que se acuesta a mi lado.
Mis pensamientos comienzan a divagar dejándome sin sueño, el sonido de los grillos afuera junto al incesante soplido de los mosquitos me tiene al borde de un colapso.
Tiempo después me levanto, agarro mi navaja debajo de mi cabeza y salgo como mismo estoy, descalza y con la camisa cubriendo mi cuerpo.
Afuera el aire es más fresco, las hojas de los árboles que están cerca soplan, ya no se ve nadie y me siento en un tronco que hay a unos metros, tomo un pedazo de palo en el suelo y comienzo a raspar por entretenimiento.
En estos momentos me siento sola, ya quiero terminar con todo para volver a casa.
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