Cap. 13
Cambios:
Melou:
-Quiero castigarte- sus manos rodean mi cintura.
-Hazlo- le pido y cierro los ojos cuando siento sus labios en el lado derecho de mi cuello -castígame- me deja y va por las vendas que estaba usando -¿Qué vas a hacer?.
-Ven- se acerca a uno de los soportes de hacer ejercicios, el cual queda frente a uno de los tantos espejos que hay aquí.
-No sabía que eras de los que practican eso- me coloco frente al soporte, el mismo está a la altura de mi cintura.
-Y no lo soy- se posa a mi espalda y besa mi nuca -tan solo me gusta experimentar- queda a un lado mío y me coge de las muñecas para atarlas al soporte.
Lo dejo porque a mí también me gusta experimentar, no soy ni sumisa ni dominante pero en el sexo para mí todo lo vale mientras se pueda disfrutar.
Ya atada vuelve a mi espalda, mi entrepierna ya está mojada haciéndome idea de lo que vaya a hacer.
Con la rodilla separa mis piernas y el frío repentino que siento al estqr al descubierto me estremece respirando por la boca.
-¿Sabes la de cosas que te podría hacerte así, en esta posición?- susurra en mi oído.
-Si quieres házmelas todas- no pienso, no razono, cuando estoy con él así, mi lado cuerdo se va de vacaciones.
Sus manos toman el borde de la camisa que llevo puesta y la levanta dejándola por encima de mis tetas, le hace un nudo para que se mantenga sujeta. Empieza a acariciar uno de mis pechos y mi vagina comienza a cosquillear soltando chorros. Me remuevo con la sensación, el espejo frente a mí refleja todo el panorama y se ve tan... sexy, sigue acariciando el otro y luego los dos al mismo tiempo, suelto un gemido cuando tira de mis pezones.
No puedo respirar bien, mojo mis labios, continúa amasando mis tetas con destreza, baja por mi estómago, llega a mi pelvis, pasa por mi monte de Venus y por instinto abro más las piernas actuando como una gata en celo.
Se detiene -Jacob... - mi voz suena a súplica.
-¿Sí?- bordea mi cadera con sus dedos, en verdad me está castigando -dime que quieres- casi suena como una orden.
-Quiero...
-¿Qué quieres?- repite.
-Quiero que me toques con tus dedos, como solo tú sabes hacer, quiero que me la metas ya.
La palma de su mano choca con una de mis nalgas y siento un leve ardor, vuelve a golpear -Dame más- imploro.
-Eres toda una zorra- golpea de nuevo y el suave ardor que se siente me pone más cachonda.
De momento percibo sus labios en el inicio de mi espalda y como poco a poco baja hasta situarse donde se encuentra el coxis. Abre más mis piernas y su lengua se pierde en mi sexo, su barba incipiente me hace cosquillas, dejo salir un jadeo junto a un suspiro. Lame y chupa y juega con mi clítoris, empiezo a moverme pero me sujeta fuertemente de las piernas obligándome a estar quieta.
Dejo caer la cabeza hacia atrás, la sensación es inmensa y me hace mover mis manos atadas con nerviosismo. Su lengua penetra más adentro y...
-¡Ay madre mía!- chupa mis pliegues y aprieto los dedos de los pies, lame nuevamente el pequeño órgano carnoso dándole un suave mordisco y...
-Voy a...- no termino la palabra, me corro.
Todo mi ser tiembla, no respiro bien, tengo los labios secos, todavía siento su lengua haciendo maravillas en mi sexo cuando en realidad la tengo en la cara interna de mis muslos lamiendo los restos de mi orgasmo.
Mi respiración está caótica, me veo en el espejo y mi cara esta roja. Él sube y escucho como desabrocha su pantalón.
-Desátame- le pido con mi mirada en el espejo.
El pantalón cae al suelo con un sonido sordo -No- su rostro se ve por encima de mi hombro, sus ojos están luminosos. Su mano izquierda la coloca en mi hombro izquierdo, suelta un resoplido.
-Suéltame y te ayudo- vuelvo a pedir porque sé lo que está haciendo.
-No- deposita un beso en mi cuello -te ves sexy en esa posición.
Mi sexo vuelve a picar nuevamente -Por favor Jacob.
La punta de su miembro toca mi espalda baja y sin separarla va bajando hasta detenerse en mi trasero, por un momento me tenso y él ríe para hincar mi recto con su miembro.
-No...
-Sshh- sigue hincando.
-¿Qué haces?-- no sale del lugar -Jac...- me interrumpe cuando su polla entra por completo en mi vagina.
-Esto de aquí- roza mi recto -será para otro día.
Aguanto la respiración por unos segundos, él inclina mi trasero para tener mejor acceso.
Empieza a bombear con agilidad y mis jadeos no se hacen esperar inundando todo el gimnasio, me sostiene de la cintura, separa más mis piernas y sus bolas chocan con mis nalgas, levanto la cabeza para observar el espejo, mis tetas se mueven al compás de las arremetidas, me agarro fuerte del metal, me la mete hasta el fondo y suelto un grito ahogado, se queda quieto por un instante para luego salir y repetir el procedimiento. Bajo la cabeza y me toma del cabello levántandola.
-Quiero que mires- el pulgar de su otra mano se encuentra con mi clítoris -mira como te hago gemir como loca.
El agarre en mi pelo es firme, tiene total acceso a mi, como si fuese una muñeca, inclina mi cabeza a un lado para comerme el cuello, su pulgar continúa haciendo círculos, su puño en mi cabello me obliga a bajar la cabeza para inclinarme más, levanta una de mis piernas y ahora si lo siento en lugares que no debería.
-¡Sí!.
Sus estrellones se vuelven violentos -Joder- jadea retirando el pulgar de mi clítoris -me encanta como se siente estar dentro de ti- aprieto la vagina por la llegada del orgasmo -Delicioso- dice y segundos luego se corre él.
No me muevo dejando caer la cabeza en la barandilla, el tampoco se mueve, su miembro sigue dentro de mí, suelta mi cabello y posa sus manos en mis caderas, sale de mí y me levanta de la barbilla para darme un beso voraz.
-Suéltame ya- pido en sus labios, deshace el nudo en mis muñecas y me las froto alivianando el pequeño dolor que me causó el amarre.
Coge su pantalón del suelo y empieza a ponérselo, yo arreglo la camisa y también inicio a colocarme las bragas con el pantalón. Me miro en el espejo y mi pelo es un desastre, mis mejillas siguen rojas.
Jacob lleva las vendas a su lugar, no dice nada y creo que...
-Volvemos a la misma expresión de antes- hablo y me mira.
-¿Qué quieres?- camina hacia mí llevando sus manos a mi cintura -que volvamos a repetir.
-Lo que quiero es que dejes tu maldita máscara de indiferencia- lo abrazo del cuello -de nada sirve porque ya conozco tu otra faceta.
-¿A sí?.
-Sí- confirmo muy segura.
-No sabes nada, Melou- besa mi comisura -no conoces ni la cuarta parte de mí- me suelta y se va dejándome en el mismo lugar.
¿Y este qué tiene? Aprieto la mandíbula ¿Se cree que puede usarme para sexo y luego desecharme? Está muy equivocado, eso me pasa por imbécil.
Muerdo mi labio inferior con firmeza hasta que siento que casi sangra, no sé cuánto tiempo pasa cuando decido salir del gimnasio. Llego al comedor y ahí está él, cambiado y como si nada junto a los demás y la agenda mágica. Decido pasar de largo y...
-Melou- Luciana me llama, respiro hondo antes de voltearme.
-Dime.
-¿A dónde vas?.
-A mi habitación, no me siento bien- no lo miro y antes de que alguien más vuelva a hablar, abandono el lugar.
No sé por qué me siento enojada conmigo misma cuando mi relación con él es de sexo nada más, nunca lo habíamos dejado claro, hasta ahora, y no quiero parecerme una loca obsesiva como Francesca.
Me doy un baño y me meto a la cama.
Aunque me hace sentir bien el saber que él tenía celos de Dante.
Dante.
Ese es otro, él me cae bien y todo pero no creo que lleguemos a tener algo, además, estamos en un barco en el medio del mar con riesgo a no terminar vivos en esta puta misión. Un mes y algo ha pasado y seguimos en las mismas. Dentro de dos días llegaremos a la selva virgen de Nueva Zelandia para la búsqueda de los bichos esos.
Cuánto desearía estar ahora en la casa de Celin molestándola, o en mi apartamento toda desparramada en el sofá de la sala escuchando música para relajarse, eso sucedía cuando no tenía ninguna encomienda.
Después de dar vueltas y vueltas en la cama me quedo dormida.
×××
Los próximos dos días pasan rápido, no he hablado con Jacob, tan solo lo necesario, hemos bajado al laboratorio y ya comenzaron con la fabricación de los trajes de oxígeno. Me he acercado más a Dante, es un chico adorable, te hace reír con facilidad, es dis años menor que yo, en sí es una buena compañía.
Dentro de poco desembarcaremos en las selvas de Nueva Zelandia, mientras nos preparamos, solamente bajaremos Nicole, Luciana, Malibú, Jacob, Dante y yo, el resto se quedará por si ocurre algún incidente y nos puedan localizar.
Estamos en la armería preparando las armas que vamos a llevar, chalecos antibalas, navajas de doble filo, pistolas y rifles.
Jacob no me mira y eso de una forma u otra me hace sentir mal, por lo que veo nuestra aventura llegó a su fin y me molesta el que ni siquiera haya aclarado las cosas.
-¿Todo listo?- Gamboa se detiene en la puerta de la armería.
No doy para responder, por lo que salgo abriéndome paso, veo cómo él capitán me mira extrañado pero me da igual.
Llego a la escalerilla de descenso a la lancha y me detengo, respiro hondo, esto no me puede afectar, lo que teníamos empezó como si nada y por eso acabó así, como si nada.
-Hey ¿Estás bien?- ni siquiera me di cuenta de la presencia del resto, Luciana está a un lado mío y Malibú al otro.
-Sí.
-¿Segura?- insiste Malibú.
-Sí, solo que me dio nostalgia, llevamos aquí ya un mes y medio y nada.
-Hay que tener esperanzas ¿no?- Luciana me pasa la mano por la espalda a modo de consuelo.
-Eso fue lo que dijiste- habla Malibú.
-Atiendan acá- pide el capitán -irán solamente seis, el resto se quedará al pendiente de lo que pase en las líneas de comunicación- cruza los brazos detrás de su espalda -en caso de que ocurra algo esperaremos como dijo Jacob tres días donde dispararán una vengala verde que significa que están bien.
Jacob hace acto de presencia.
»Si están en peligro será una roja y tomaremos decisiones yendo en su búsqueda ¿ok?- todos asienten --ahora a actuar.
Empiezan a moverse de aquí para allá ayudándonos a bajar a la lancha, Jacob es el primero dándonos la mano desde abajo, cuando llega mi turno evado su ayuda y bajo por mi cuenta.
No dice nada y se pone al mando arrancando el motor.
Espero salir viva de esta.
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