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Cap. 12

¿Celos?, no lo creo, ¿posesividad?, tal vez:

Melou:

La mañana aparece y no dejo de observar el cuerpo musculoso que está a mi lado, Jacob, durmiendo boca abajo con la sábana que cubre solamente su trasero, reparo su espalda, tiene una cruz tatuada en el centro y pequeñas cicatrices alrededor, cicatrices que a pesar de todo le dan ese toque sexy. La verdad es que Jacob es una especie exótica, lo vez y te quedas anonadada con sus rasgos.

Desprende sensualidad y el verde de sus ojos le da ese toque pícaro que te moja las bragas.

Con mis dedos comienzo a trazar el tatuaje que llega hasta más arriba de la cadera, acerco mis labios a la cortada que lleva en un costado y la sigo con la lengua, medio se mueve y no me detengo.

-¿Qué haces?- pregunta con voz ronca y adormilada intentando voltearse.

-Sshh- no lo dejo moverse y prosigo a besar y acariciar cada recoveco de su espalda. Me muevo para subirme sobre él abriéndome de piernas en sus caderas.

-Ahí no- advierte con los ojos cerrados cuando llego a la esquina de su hombro casi en la nuca.

-¿Por qué?- cuestiono en un susurro cerca de su cuello.

-Tengo cosquillas.

Río y com una de mis manos recorro su costado derecho metiéndola debajo de él directo a su miembro. Suelta un suspiro entrecortado cuando palpo el glande, lo acaricio con el pulgar. Cubro el tallo con los dedos y comienzo a mover la mano, arriba y abajo, beso, lamo, muerdo y chupeteo su cuello y él continúa con los ojos cerrados. Me empeño en la tarea masturbando con deseo su polla, la cual crece cada vez más en mi mano.

Emite leves resoplidos y sin preveerlo se gira dejándome a mí bajo su cuerpo aún con mi mano cubriendo su falo, se apoya con el codo alrededor de mi cabeza, me besa con lascivia y amasa uno de mis pechos, baja la mano tocando mi pierna hasta llegar a mi entrepierna y toca mi clítoris haciéndome soltar un jadeo involuntario.

Masajea el lugar con el pulgar y yo no me detengo en cuanto a masturbar su miembro, me penetra con el dedo corazón y arqueo la espalda dejando salir un gemido en su boca. Rozo con mi otra mano su torso y él mete otro dedo en mi cavidad.

-Ay Dios- muevo la pelvis por inercia.

Con rapidez me penetra con los dedos sin dejar de acariciar mi clítoris con el pulgar. Yo también acelero el movimiento en su miembro, sus labios se pierden en la curva de mi cuello chupando y mordiendo. Los dos nos volvemos un amasijo de gemidos y jadeos descontrolados, abro las piernas dándole mayor facilidad a sus dedos, continúo con el sube y baja en su polla que no cabe en mi mano, la mano que tenía en su torso la bajo a sus bolas y las envuelvo con agasajos atentos, el entra y sale de sus dedos se hace salvaje. El brazo que tenía sobre mi cabeza lo lleva alrededor de mi cuello envolviendo sus dedos en él, el agarre es firme pero no hace daño.

Mis gemidos se hacen más audibles y se entremezclan con sus jadeos, un mechón de cabello cae sobre su frente. Sus ojos encuentran los míos y la intensidad que llevan me hacen mover más la pelvis en sincronización con sus dedos.

Me besa y al momento nos corremos simultáneamente, no separa su boca de la mía, sin besarnos nos mantenemos así recuperando la compostura, nuestros pechos suben y bajan, su mirada no se separa de la mía, mis labios están entreabiertos en busca de aire.

Pasan unos segundos y retira sus dedos, mi agarre en su polla se deshace donde mi mano está untada con su semen, alcanzo una de mis camisas y la limpio.

-El mejor despertar que he tenido- dice con una sonrisa mientras se deja caer a mi lado.

Yo no doy para responder, mis huesos se han adormecido, me paso las manos por la cara.

-¿Estás bien?- pregunta.

-¿Eh?- lo miro -sí, sí, estoy b..bien- la lengua se me enreda.

De todos los orgasmos que he tenido con Jacob, este ha sido el más intenso.

Él me observa -Pareces drogada.

-Es que tú eres una droga- admito.

-Me encanta el halago- ronronea acercándose peligrosamente a mí.

-Oh no- me aparto -por ahora no más.

-¿En serio?- quiero levantarme pero no me deja subiéndose sobre mí.

-Jacob, basta- pido cuanto empieza a dar suaves mordiscos en mi cuello.

-¿No te gusta?- murmura, sus manos se mueven por mis costillas hasta llegar a mi trasero.

-Tenemos que salir ya.

-¿Quién lo dice?- sus labios rozan mi barbilla.

Siento su miembro crecer y rozar mi vientre, cosa que me hace soltar un gemido.

-Jacob... - la voz se me pierde cuando muerde con sensualidad mi labio inferior.

-¿Sí?- musita.

Baja a mis tetas y las lame y chupa, jadeo haciendo puños las sábanas. Sigue el recorrido hasta detenerse en mi monte de Venus, inclina mis piernas.

-Quiero volver a probar esto- susurra rozando los pliegues de mi vagina con la lengua.

Me estremezco, arqueo la espalda cuando toca el pequeño montículo de carne y...

-No- lo detengo saliendo de su aprensión.

El ríe con picardía -No me digas que tienes miedo ahora.

-No, pero tampoco me pienso quedar todo el día aquí contigo- salgo de la cama en busca de ropa para ponerme.

-Venga, será rapidito.

-No Jacob, hay cosas que hacer y no estamos aquí para eso.

-Y me vas a dejar con ganas- hace un puchero mal fingido.

Niego con la cabeza y hago un gesto con la mano -¿Y para qué existe esto?- la muevo como si estuviese masturbando.

Suelto una carcajada y el también ríe lanzándome la almohada que esquivo a tiempo yendo hacia el baño.

-¡Luego me las cobro!- exclama.

-¡Y yo voy a esperar ese cobro con ansias!- le respondo antes de abrir la ducha.

Jacob cuando estamos solos es totalmente diferente, la frialdad y la expresión impenetrable que lleva en público desaparece por completo.

Muchos dirían que es bipolar.

_______________~~~______________

Jacob:

-¿Qué tenemos?- es lo primero que pregunto en la mesa en la que estamos sentados después de venir de mi habitación totalmente duchado.

-Bueno, está el material para los trajes y la libreta en blanco- explica Luciana -deberíamos entregar lo primero ya para agilizar todo.

-Hoy mismo Melou y yo bajaremos.

-Con respecto a la libreta le pedí a Freud que me ayudara- aclara Nicole -pero esta mañana me la entregó diciendo que no encontró nada.

-Eso debe tener algún truco, no sé- argumenta Malibú.

-Lo mismo digo.

-¿Y bien?- Melou se sienta a mi lado, lleva el cabello húmedo -¿Qué hay de nuevo?

-Pues nada la verdad- farfulla Luciana.

-Y sobre eso de las ratas que debemos buscar- inquiere Nic -¿acaso no está demás?.

-No- responde Melou -eso es para ganar tiempo porque por ahora esos médicos no pueden saber nuestro verdadero objetivo.

-¿Entonces sí hay que buscarlas?- cuestiona Malibú.

-Creo que sí- respondo.

-Bueno ya que no hay más que hablar me voy- habla Nicole.

-¿A dónde?- pregunta Melou ceñuda.

-Estoy aprendiendo a manejar un barco con el segundo al mando, querida.

-¿A sí?- Malibú levanta las cejas.

-Yo quiero- pide Luciana y yo me cruzo de brazos.

Se ve que no estamos en la verdadera guerra todavía.

-Yo igual- Malibú se levanta.

-Yo también- objeta Melou en lo que intenta ponerse de pie y la retengo del brazo.

-De eso nada- la vuelvo a sentar -tú y yo tenemos cosas que hacer.

Malibú se aclara la garganta exageradamente y ruedo los ojos.

-¿Como cuáles?- Melou se cruza de brazos desafiándome con la mirada.

-Dejen de ser tan malpensadas- espeto -recuerden que debemos bajar al laboratorio.

-Cierto- Luciana se para y las otras dos asienten -bueno nos vamos.

Melou hace un puchero -Ya qué.

Esas tres se van y me quedo con Death, me pongo de pie -¿Quieres que te cargue?- le pregunto lo que tiempo atrás me preguntó al ver que no se mueve.

-Si no es mucho pedir- alza los brazos como un bebé, blanqueo los ojos y emprendo el camino.

-¡Oye!- se queja alcanzándome -eres un pesado- la ignoro y ella me empuja del hombro -te estoy hablando, Jacob Banner.

-Y yo te estoy ignorando.

-Es verdad- habla más para ella que para mí -estás en la otra faceta.

-¿Qué?.

-Olvídalo- hace un gesto desdeñoso.

Llegamos al gimnasio del barco donde los guardias se preparan unos con otros, hemos decidido darle uso y prepararnos, se necesita estar en forma, ahora hay calma pero no se sabe cuándo y dónde nos atacarán.

-Allí está Dante- Melou señala al ojiazul que está en una esquina levantando pesas -bonitos pectorales los que tiene.

La miro, no sé por qué el comentario me incomoda -No me digas.

-¿Qué?- se encoje de hombros -las cosas como son y hay que admitir que está bueno.

-Entonces ve a babearle encima- aclaro con gravedad y acelero el paso.

-Pero...

Llego donde está el chico -Buenos días- saludo con hostilidad.

-Buen día señor- se levanta sudoroso dejando las pesas a un lado.

-¿Tienes la mochila?- voy al grano.

-Sí señor, está en mi habitación...

-¿Y qué esperas para buscarla?- le interrumpo.

-Enseguida- camina hacia la salida y me quedo un momento con expresión imperturbable observando a Melou que se ha puesto a practicar con uno de los guardias.

Bufo, estoy un poco enojado y no sé por qué, camino en su dirección -Melou no tenemos todo el día.

Detienen la pelea y ella mira al cielo como suplicando -Luego seguimos...

-Robert- concluye el tipo con el que peleaba.

-Robert- le da la mano -un gusto.

-El gusto es mío.

Me hostiga el que esté todo el tiempo con esa sonrisa estúpida cuando por dentro es una arpía.

Cuando veo que empieza a caminar yo lo hago también, no hablamos nada en todo el recorrido hasta toparnos con Dante que trae la mochila colgada de un hombro.

-Aquí tiene- me la da.

Prosigo el caminar pero me detengo al ver cómo Dante toma a Melou de la mano.

-Quiero disculparme por lo de anoche- le dice y yo frunzo el ceño.

-Está bien- le sonríe -no te preocupes.

-¿Sin rencores?.

-Sin rencores- le suelta la mano y viene hacia mí, me le quedo mirando con la mandíbula tensa -¿Qué?- pregunta y no digo nada.

Sigo caminando, llegamos al laboratorio improvisado encontrándonos con los mismos médicos de siempre, William nos recibe, le entregamos la mochila, él nos explica cómo procederán alegando que tienen el resto de los materiales pero que no le quedan casi ratas para continuar experimentando.

Por último sigue hablando con Melou quien está de curiosa preguntando cosas que no vienen al caso como si tiene familia y todas esas pendejadas.

Me pongo a reparar el lugar y mirando bien veo que esto es una clase de campamento, tienen colchones mullidos para dormir, una pequeña cocina, dos baños y más separados está el espacio que usan para el tratamiento del virus.

Melou de vez en cuando me habla pero mi humor no da para seguirle, no sé por qué me enojé cuando ella dijo lo de Dante y más cuando él le sujetó la mano. Recordarlo de nuevo me da deseos de ir y romperle la cara a ese tipo.

-Jacob- Melou me saca de mi ensoñación.

-Mejor nos vamos.

-Claro- el médico nos sonríe -espero que regresen pronto.

-Por supuesto- Melou le sonríe de vuelta -a la próxima vendremos con los ratones esos.

Caminamos a la escalerilla, Melou sube y yo subo tras ella.

-¿Estás bien?- pregunta cuando nos acercamos al cuartito de oxígeno.

-Sí- respondo de forma escueta y salgo antes que ella dejándola atrás.

Yo no soy de sentir celos, con Francesca ni con nadie los tuve y Melou no será la excepción. El resto del día me lo paso en mi cuarto tratando de adivinar algo de la puta agenda esa, llegan las dos de la tarde y voy por algo de comer para seguir en la tarea sin obtener resultados por lo que ya en la noche decido dar una vuelta por el barco.

Luciana, Nicole y Malibú siguen en la cabina junto a Lion quien les muestra cómo manejar un barco.

Hay algunos guardias en el comedor, otros deben estar en sus habitaciones y lo que veo en estos momentos me da por querer matar tres elefantes.

Melou con Dante riendo de no sé qué, aprieto los puños, voy hacia mi dormitorio, me cambio de ropa colocándome solamente unos pantalones y me voy hacia el gimnasio.

Llego hasta el saco de boxeo, tomo las telas que hay cerca para envolver el dorso de las manos y empiezo a golpear descargando toda la rabia y la frustración que tengo, el ruido del choque de mis puños con el saco hace eco en el lugar. El saco suelta un leve polvo, comienzo a sudar y no me detengo.

Rabia.

Eso es lo que recorre por todo mi cuerpo en estos momentos, rabia de sentir esto que estoy sintiendo, porque tengo celos y tener celos es un paso para...

¡No! De eso nada.

-¡Aquí estás!- escucho su voz a mis espaldas -te he estado buscando por todo el barco.

-Ya me encontraste-- no paro a verla y sigo enfrascado con el saco.

-Eso veo- responde sarcástica, se acerca quedando de frente a mí, al otro lado del saco -¿Qué has estado haciendo?.

-Nada- el saco sigue moviéndose cada vez más rápido.

-¿Averiguaste algo de la libreta?- ¿ella no ve que no quiero hablar?

-No.

Emprende unos pasos hasta agarrar el saco con ambas manos y detenerlo -¿Quieres atenderme un instante?.

-No- vuelvo a responder dándole la espalda para tomar aire.

Me estoy comportando como un completo inmaduro, lo sé, y eso nunca me había pasado, nunca había llegado a ser tan territorial con nadie.

-¿Y a ti que te pasa?.

-No me pasa nada- la enfrento mientras me quito las vendas.

Ella sigue sujetando el saco de boxeo -Desde esta mañana estás con la misma actitud- habla con voz calmada -primero estás todo cariñoso y después me vienes con tu cara de lima agria ¿acaso eres bipolar o qué?- eleva la voz.

-Tal vez- me deshago de una de las vendas.

-¡Deja de hablar con monosílabos!- levanta las manos como si estuviese cansada de repetir algo.

-Y tú deja de preguntar cosas sin sentido- la señalo -yo tengo una sola forma de ser, si te gusta bien y si no también.

Niega -¿Seguro que estás bien?.

-Melou, déjame solo y ándate con el ojiazul.

Alza las cejas, se muerde el labio y... de momento sonríe para luego reír a carcajadas.

-¿Y ahora qué?.

Camina hacia mí como si estuviese acechando -¿Estás celoso, limoncito?.

-Volvimos con el pronombre.

-No me evadas la pregunta- se cruza de brazos a unos centímetros de mí -¿Estás celoso?- repite.

-No- acabo con la otra venda y le doy la espalda dispuesto a salir pero ella me detiene del brazo.

Siento sus senos tocar mi espalda -Venga, no lo niegues, es malo mentir- siento su cálido aliento rozar mi oreja.

-No conozco la palabra celos.

-Anjá- lame el lóbulo -y yo no me estoy acostando contigo- lo muerde lo que hace que se me ericen los pelos de la piel y que mi polla despierte -recuerda que no somos nada.

-¿Te lo estás follando?- pregunto al fin dándome la vuelta, se queda en silencio -responde- exijo.

-Y si es así ¿Qué?- me desafía.

-No me gusta compartir- dejo claro -así que si quieres te lo quedas- pienso irme de nuevo y de nuevo me retiene.

-Yo no quiero quedarme nada porque ya te tengo a ti- me susurra posando su mano en mi abdomen peligrosamente -¿o no es suficiente?- llega hasta el pantalón y soba mi polla por encima de este.

Me prende cada vez que saca ese lado seductor.

-Ahora mismo quiero darte duro y sin piedad.

-¿Qué esperas?- roza mis labios.

Me separo de ella y me acerco a la puerta, le pongo seguro y cuando me volteo nuevamente se está quitando el pantalón del uniforme, el mismo cae al piso alrededor de sus pies con bragas y todo.

-Toda tuya.

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Holaa a todos, ¿cómo están?.

De vuelta con los capítulos, mi teléfono aún sigue K.O, así que iré más lento actualizando solo los fines de semana.

Los amoo y espero que les haya gustado el capítulo 💋💋💋

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