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Cap. 08

Discordia:

Jacob:

—Francesca despierta— la muevo suavemente del hombro después de salir de la ducha.

Abre los ojos, se los estruja con los nudillos y se estira en la cama —¿Qué hora es?.

—Las cuatro.

—Todavía es temprano, Jac.

—No me importa, te dejé dormir conmigo, dormiste, ahora es hora de que te vayas.

Sé que aún es temprano, ni siquiera el sol se ha preocupado por salir pero ya es momento de que se vaya a su habitación. La dejé dormir aquí porque luego de ella hacer otro intento para follar conmigo insistió en quedarse y como tenía demasiado sueño para negarme la dejé, nada más.

Ella se levanta y queda sentada en la cama —Vuelves a ser el mismo.

—¿Vuelvo?— increpo —que yo sepa no padezco de doble personalidad.

—¿Qué quieres que haga? Dime que quieres que haga para poder estar contigo.

—No quiero nada, Francesca, solamente te pido que salgas de mi habitación— me acerco a la puerta y la abro —tengo cosas que hacer.

—Como ir a ver a esa víbora de Melou ¿no?.

Y vuelve con el tema ese.

—No sé de dónde sacaste eso pero te aclaro que no es de tu incumbencia lo que hago y a quien me follo— señalo la salida —ahora sal.

Se pone de pie y se va.

¡Mil veces joder! ¿Cuándo me sacaré a esa mujer de encima?.

Termino de ponerme los zapatos y salgo, ahora que la mayoría de los tripulantes se han ido esto se ve un poco vacío.

Sigo caminando rumbo a la cocina y no veo a nadie y cuando digo nadie me refiero a Nic, Malibú, Melou y Luciana.

Voy a sus habitaciones, no quiero creer que habiendo cosas por hacer estén durmiendo todavía, todas están abiertas y niguna está en ella.

Voy a la cabina y tampoco están, camino a todos los lugares y no las encuentro.

Me detengo en el medio del pasillo ¿Dónde estarán?

De seguro se las tragó un tiburón.

El único lugar que me queda es la cubierta así que subo sin preámbulos. Al llegar al final de las escaleras las veo, están las cuatro tiradas en una manta en medio del lugar, hay un envase de galletas vacío al lado de Malibú.

La escena me da gracia, agarro un tubo que hay pegado a la barandilla y comienzo a hacer ruido.

—¡¿Qué...?! ¿Quién...?— Malibú se levanta sobresaltada y al ver que soy yo deja caer la cabeza en el piso nuevamente.

—No jodas, Jacob— se queja Nicole.

—¡Vamos de pie!.

Las otras dos se estiran sin decir nada y yo sigo diciendo que Melou se ve encantadora cuando despierta, claro, nunca lo aceptaré en voz alta.

Vuelvo a tocar la barandilla —¡Ya estamos despiertas joder!— se levanta Luciana enfurruñada.

—Ah bueno— dejo el tubo a un lado —creí que se habían vuelto a dormir, las veo dentro de diez minutos.

Escucho a Melou bufar cuando le doy la espalda pero la ignoro.

En media hora estamos todos sentados en el comedor.

—Debemos hallar un modo de deshacernos de la inyección esa— hablo.

—Lo sabemos— responden Malibú y Nic al mismo tiempo.

—También tenemos que investigar más sobre cómo funciona.

—También lo sabemos— vuelven a hablar las dos y al darse cuenta de las dos veces que lo hicieron chocan los cinco y ríen.

Luciana y Melou sonríen.

—Por favor señores— reclama Francesca.

—Ay no sean pesados, siempre están con esa cara de amargados— protesta Malibú.

—No sé si no te has dado cuenta pero tenemos un trabajo por terminar— habla Francesca.

—Bueno, que yo sepa tú no has ayudado mucho.

—¿Qué yo qué?.

—Es que aún no sé que haces aquí.

—Estoy aquí porque...

—Ey cálmense las dos, por favor— interviene Melou.

—¡No me interrumpas!— Francesca le alza la voz.

Melou se levanta —¡¿Qué carajo te pasa eh?!.

—¡Que tu presencia me tiene harta!— la francesa también se levanta gritándole y no sé cómo ni cuándo ocurre pero Melou se le lanza y le tira un puñetazo a la cara.

Me levanto yo y aguanto a Francesca para evitar un enfrentamiento mayor —¡Basta!— grito llamando la atención de las pocas personas que hay —¿Qué tienen ahora? ¿Acaso el dormir en la cubierta les frió las neuronas?— obligo a Francesca a sentarse de nuevo —debemos mantenernos unidos, así que déjense de pendejadas y sus problemas los solucionan cuando acabemos con toda esta mierda.

Melou aún no se sienta, sus ojos se mantienen fijos en la francesa y sus puños apretados denotan la rabia que tiene —Hagan lo que les de la puta gana— habla —me retiro— sale repicando la silla en el proceso.

Luciana hace el intento de ir tras ella y la detengo. Mejor que vaya a enfriar su ira en otro lado.

—Bueno Melou y yo hemos estado pensando en pedirle a esos científicos que están allá abajo para que le hagan otra capa de protección a los trajes, podemos desembarcar en una de las tantas islas abandonadas, bajamos el virus y nos deshacemos de él ahí— habla Luciana —sé que es mucho trabajo y puede llevar tiempo pero es lo más seguro que hay a menos que alguno tenga otra idea.

—Es buena, pero ¿Cuánto tomará rectificar esos trajes?.

—Eso solo lo saben los científicos.

—Creo que no hay otra salida— dice Nicole.

—Está bien— acepto —debemos buscar una isla en específico donde lo que vamos a hacer no afecte el entorno.

—Yo me encargo— acepta Malibú.

—Creo que yo iré a tomar el sol y luego quizás me cuele en la habitación de uno de los marines— se burla Nic y sé que esas palabras son indirectas a Francesca, la cual se mantiene en silencio con la mandíbula apretada —en realidad voy a supervisar que todo esté funcionando bien— se va.

—Ya que no haya más que hablar, pueden irse a donde quieran.

—Recuerda limoncito— se mofa Malibú y también es otra indirecta para la rubia —que estamos en un barco, así que no hay mucho a dónde ir.

—No me jodas Malibú— espeto y me voy también.

Salgo en busca de Melou, comienzo en los cuartos y termino en los calabozos donde veo a Freud en uno de ellos, está pálido y débil. Él no es mi problema, me voy de ahí y subo a la cubierta, tampoco está, llego hasta la cubierta superior y nada.

¿Dónde se metió esa loca?

____________~~~_______________

Melou:

Voy quemándome de la rabia directo a la trampilla donde está el asqueroso virus ese, sé que soy de temperamento fuerte pero al fin y al cabo soy humana también.

A veces pienso qué sería de mi vida si nunca hubiese aceptado este trabajo.

De seguro sería una joven universitaria con un futuro prometedor, iría de fiesta en fiesta, rodeada de amigos que me quieran y con una familia feliz.

Es gratis soñar.

Pero no, ahora estoy en un barco en medio del mar, con un virus tóxico que puede acabar con la humanidad y una francesa celosa que me detesta por el simple hecho de yo existir, aunque esto último me valen tres pepinos.

Hago una mueca y termino de ponerme el traje con oxígeno. Voy hacia la trampilla, toco el código que me grabé la última vez que vine y enseguida me abre el mismo hombre, quien al bajar me regala una sonrisa.

—¿Has venido sola?— pregunta.

—Sí, ¿Cómo va todo por aquí? ¿Han logrado avanzar en algo?.

—Más o menos, estamos probando con las ratas de laboratorio que trajimos de China pero la mayoría ha muerto y casi no tenemos.

—¿Necesitan animales de esos?.

—Sí, son como nuestro conejillo de Indias.

—Oh, bueno en eso quizás podamos ayudar, pero primero debo hablarlo con mis compañeros.

—¿En serio?.

—Sí, ¿Por qué no?— el camina hacia una de las neveras portátiles y yo lo sigo —pero he estado pensando en lo que me dijo la última vez sobre que el virus era 100% tóxico.

—Sí, también trabajamos en eso— saca una jeringa y comienza a hacer cosas raras que ni yo entiendo.

—¿Y por qué no le crean una segunda capa a los trajes? Así quizás la toxicidad no lo traspase tan fácil y puedan manejar la inyección sin miedo.

—Es buena idea, pero eso requiere material que solamente se ve en Australia y aquí no lo tenemos.

¡Rayos! No lo había pensado.

—¿Y si le conseguimos el material?.

—¿Podrían hacer eso?.

—Sí, no sé mucho sobre direcciones marítimas pero creo que estamos cerca de ahí.

—Si lo consiguieran sería fantástico.

—Bien, también les hablaré a mis amigos de eso— miro lo que está haciendo —¿Qué hace?.

—Nivelando el virus con algo de oxígeno, nos hemos dado cuenta de que cuando se lo inyectamos a las ratas todo va bien al principio pero después parecen asfixiarse, entonces estamos probando con un 20 % de oxígeno.

—Ah.

Él sigue hablándome de un poco más sobre el por ciento ideal para matar a una persona en menos de 10 segundos, los logros que han obtenido y demás hasta que me despido porque ya es un poco tarde.

Prometo venir con noticias sobre el buscar hámsters o lo que sea para que lo usen en el experimento y también sobre el material de los trajes y salgo. Paso por la desintoxicación en el cubículo de aire y alcohol. Vuelvo a ponerme mi ropa.

Ya son poco más de las nueve de la noche, me he pasado todo el día allá dentro, wow, voy directo a mi habitación esquivando a todos.

Me baño y me pongo una playera junto a unas bragas y unos shorts anchos de dormir (primera vez que uso esta ropa aquí) fue de la que traje conmigo y siempre me he colocado una camisa del uniforme.

Subo descalza a la cocina a zancadillas porque como ya dije, no quiero tropezarme con nadie.

Tomo dos de los paquetes de galleta, casi no quedan y un pote de helado de mantecado junto a una cuchara, no me gusta pero es lo que hay, sigo directo a la cubierta principal.

Dejo lo que traje a un lado y acomodo la manta que Nicole dejó doblada cerca del trinquete. Tomo los paquetes y el helado, me acuesto boca abajo y comienzo a comer en silencio, con la brisa acariciando mi piel y acompañada solamente por la luz de la luna hasta que...

—¿Dónde has estado todo el puto día?— adiós a la poca tranquilidad.

Sigo en silencio saboreando las galletas.

—¿Me estás ignorando?— escucho sus pasos detenerse detrás de mí.

—No lo ves.

—¡Joder Melou! Hemos estado todo el día buscándote.

—No sé para qué si yo sé cuidarme sola— me volteo dejando el helado a un lado y quedo apoyada en los codos, él está de brazos cruzados.

—No me importa, ¿Sabes que estuvimos pensando en la posibilidad de que te hubiese pasado algo?.

Me río —¿Preocupado por mí, limoncito?.

—¿Es en serio?.

—Ven siéntate.

Niega —¿Dónde estabas?.

Medio me elevo y lo halo del brazo, pierde equilibrio y cae sentado a mi lado —Ya te dije que yo no muerdo— hace el intento de levantarse y lo detengo —así que tranquilo— se queda sentado.

Retomo el pote de helado y sigo comiendo, la brisa se vuelve un poco fuerte.

—¿Dónde estabas?— vuelve a preguntar apoyándose de las manos.

—Por ahí— me encojo de hombros entretenida con el helado.

—Melou...

—Bajé al laboratorio improvisado que tienen para el virus ¿bien?.

—¿Y?.

—¿En serio quieres hablar de eso ahora?— pregunto con fastidio —mañana es otro día y ahora... — me acerco más a él —ahora podemos aprovechar que estamos solos, tú y yo— digo en un tono sugestivo.

Rozo su cuello con mi nariz y se tensa.

—¿No te gustaría?.

—¿Qué?— pregunta en un susurro sexy mirándome a los ojos.

Sé que a él le gustan estos jueguecitos entre los dos.

—Tener sexo a la luz de la luna.

No responde y con la cuchara saco un poco de helado, recorro su cuello con el contenido y luego paso la lengua por el lugar, chupando y lamiendo.

—Melou... — advierte.

—¿Tienes miedo de que llegue la francesita?— me burlo aún con mi boca en su cuello mientras meto mi mano izquierda por debajo de la camisa acariciando su abdomen perfectamente trabajado.

Voy bajando hasta llegar al cinturón del pantalón y me detiene la mano.

—¿Estás segura de lo que estás haciendo?— cuestiona con voz ronca.

—Eso no se pregunta, limoncito.

Con su otra mano toma mi pelo en un puño y me estampa los labios en la boca de una forma brusca, suelta mi mano y trato de seguir lo que hacía pero me coje de las piernas y me sienta sobre él.

Abre paso a mi lengua y el beso se vuelve más profundo, más urgente, comienza a jugar con el piercing de lengua que llevo puesto y eso me excita al máximo. Me deshago de su camisa y paso mis manos por sus hombros, su espalda, su abdomen mientras él aprieta mi trasero.

Deja de besarme para darle dedicación a mi cuello, mordisquea con una sensualidad que me hace suspirar. Como puedo tomo el helado con la cuchara y embarro sus hombros y la clavícula, ruedo el piercing por todo el lugar para luego pasar la lengua, sigo bajando y cuando estoy llegando a su pelvis me gira quedando acostada boca arriba y él a un lado, me quito la playera, cuando antes tenía algo de frío, ahora siento que me quemo.

Me besa, apoya una mano en mi abdomen, pasa a besar la piel de mi cuello, después llega al pico erecto de uno mis pechos y suelto un gemido, chupa, lametea y juega con él, va hacia el otro y le da la misma dedicación. No puedo evitar los diminutos gemidos que me salen.

La mano que tenía en mi abdomen la baja poco a poco hasta llegar a la liga del short, la mete por debajo de mis bragas y jadeo cuando siento que toca mi clítoris, lo maltrata con pequeños círculos y siento que me derrito, apoyo mi mano derecha en el brazo que mantiene al lado de mi cabeza.

Lo agarro del pelo y lo atraigo a mi boca, la devoro como si fuese el helado que saboreaba hace nada, recorriendo sus labios con el piercing, el cual él atrapa sin dejar los movimientos allá abajo y le da un pequeño halón, seguimos besándonos como locos y sin aviso mete el dedo corazón en mi vagina, inconscientemente arqueo la espalda y jadeo en su boca.

—Tan mojada— susurra en mis labios.

Mete otro dedo y... —¡Ay Dios!.

—Así, gime para mí— me invade con otro dedo.

—¡Más!.

—¿Más? ¿Quieres más?.

—Ah... ¡Sí!.

Acelera el movimiento —Olvidé que te gusta a lo bestia.

Con el pulgar estruja mi clítoris y no sé cómo ponerme, aprieto su brazo, levanto la pelvis buscando llegar al orgasmo con urgencia.

Entra y sale con sus dedos como todo un profesional, con una velocidad constante, que vuelve loca a cualquiera.

Llega el momento en que una electricidad me invade todo el cuerpo acentuándose en mi bajo vientre. Con mi mano libre acaricio uno de mis pechos, siento la llegada del orgasmo...

—¡No te detengas!— aprieto los dedos de los pies y... exploto.

Todo mi cuerpo tiembla, si no fuera porque estoy recostada no supiera cómo sostenerme, mi respiración está errática y la de él está agitada, posa su frente en mi hombro luego de sacar su mano, cierro los ojos un momento tratando de controlarme.

Definitivamente este es el mejor orgasmo que he tenido en mucho tiempo.

Veo como se acomoda la erección que tiene, me muevo para ayudarlo y...

—Tengo que irme— me deja descolocada con lo que dice.

—¿Qué?.

—Me voy— recoje su camisa tirada a un lado para ponérsela.

¿Es en serio?.

—Ok— digo. Se levanta y se va.

Menudo gilipollas.

Suelto un bufido, me levanto y me coloco la playera, decido terminar de comer para apagar las ganas que ese idiota me dejó. Sí, me sacié pero me quedé con deseos de más.

Agarro el helado y ya está derretido, así mismo decido tomármelo, tomo las galletas y las echo en el envase con rabia haciendo una mezcla que al probarla sabe deliciosa.

Mejor que las ganas de follar con Jacob, sí, mejor, es un idiota.

Al menos te dio un orgasmo.

Pero yo quería más.

Suspiro, termino con mi mezcla y bajo a la cocina donde echo todos esos envases en el cesto de la basura y me voy a mi cuarto.

______________~~~_____________

Jacob:

¡Mierda!

No debí dejar que pasara, no debí, el por qué no lo sé, quizás es porque no me arrepiento y aunque no quiera admitir también esperaba que sucediera.

Acomodo nuevamente la eminente erección que cargo, deb...

—¿Jacob?— Luciana se acerca a mí —¿Ya apareció Melou?.

—Sí, está en la cubierta— sin darle tiempo a volver a hablar continúo el camino hacia mi habitación.

Abro la puerta y...

—Francesca— está sentada en mi cama con unas bragas y sujetador negro de encaje ¿de dónde esa mujer sacó ese vestuario si estamos en un barco? —no te voy a preguntar qué haces aquí porque desde ya te quiero fuera.

Se levanta —Sé que estás estresado— me rodea quedando a mi espalda —por eso no voy a discutir contigo— posa sus manos en mis hombros y me da un empujón hasta que quedo sentado en la cama —y haré algo mejor.

Intenta besarme y no la dejo —Francesc...

—Sshh— coloca su índice en mis labios y besa la comisura de ellos con una lentitud exasperante —déjame darte cariño— va hacia mi cuello —aunque sea por hoy.

Sé por qué no quiero detenerla, porque necesito descargar mi frustración sexual con alguien pero tampoco quiero ilusionarla así que...

—No— me separo —vete Francesca.

—Entiendo tu actitud, por eso dormiré hoy contigo.

¿Y a esta que bicho le picó?

—Lo que no entiendes es que te quiero a un kilómetro de distancia, de ser posible— apunto a la puerta —así que vete.

—Si mira como estás— señala mi erección.

Pero no es por ti.

—No lo voy a volver a repetir— la agarro del brazo y la saco —¡Deja de acosarme y estar pegada a mí como lapa todo el maldito tiempo! ¡Valórate!— exclamo y le cierro la puerta en la cara.

Giro sobre mi eje y voy hacia el baño, me quito la ropa y me meto en la ducha de agua fría tratando de disminuir esta puta erección.

La cojo con una mano y...

No me voy a masturbar, no pienso hacerlo, el agua disminuye un poco la presión y salgo, me coloco un calzoncillo y me acuesto, me lleva tiempo dormirme, pero lo hago.

×××

Si estuve media hora dormido es mucho, tengo una resaca tremenda y una frustración que me está matando.

Me he pasado la mañana entera frente a Melou, quien nos habló de lo que descubrió ayer cuando fue al "laboratorio", ahora nuestro próximo objetivo es fijar rumbo a Australia para la búsqueda del material para los trajes, ya que es lo que nos queda más cerca, de ahí seguimos de largo en busca de los bichos esos para los experimentos, debido a que mientras tanto veremos si se puede erradicar esa enfermedad en cuanto antes porque se ha expandido en parte de China y no queremos que llegue a mayores.

—Ya le he pedido a Gamboa fijar rumbo— avisa Nic.

—Bien— Melou se levanta —Lu ¿Sabes algo de Celin?.

—Para eso te buscaba anoche— reponde.

—Ven conmigo— Lu se levanta también y la sigue.

—¿Qué es lo que tienen que hablar como para que nosotros no lo sepamos?— inquiere Francesca cuando se alejan.

—Nada que te importe— la encara Malibú —solo fueron a ver si establecen conexión con su comando, porque hace cinco días les cortaron la comunicación.

—Últimamente te veo muy cerca de esa mujer, espero que no te vendas— farfulla la francesa.

—Francesca, nadie se va a vender porque mientras estemos aquí, vamos en el mismo bando— espeta Nicole.

—Eso espero— murmura Francesca.

Los próximos tres días ocurren con idas y venidas del laboratorio, investigando cuanto podamos del virus, nada fuera de lo normal.

Melou ni me determina, solo mantiene unas pocas palabras conmigo y todas son de nuestros objetivos, es mejor así.

Intento convencerme de esto último pero mi mente siempre me traiciona evocando los gemidos que le ocasioné esa noche en la cubierta, los retortijones de placer que tuvo y lo bien que se sintió darle un orgasmo.

Voy hacia la cabina y encuentro a Gamboa mirando por un telescopio de mano, al verme me hace señas de que me acerque más.

—Mira esto— tomo el telescopio y...

Un barco a una milla de nosotros, inclinado al este, está parado y no hace falta tener dos dedos de frente para saber que es un barco espía.

Le devuelvo el telescopio a Gamboa.

—¿Qué hacemos?— pregunta.

Cuando nos dijeron de esta misión, Yul nos aseguró que tendríamos el barco bajo nuestro mando porque se suponía que trataríamos de que ese virus llegara completo a Estados Unidos.

—¿Qué pasa?— escucho la voz de Melou a mis espaldas.

Gamboa le pasa el telescopio, ella lo coje y observa lo que él le señala.

—¿Qué es?— pregunta después de bajarlo.

Sabía que alguna debilidad tenía que tener y esa es no saber nada de marítima.

Me dan deseos de decirle lo obvio: un barco, pero me lo guardo.

—Un barco espía— le responde Gamboa.

—¿Barco espía?.

—Sí, están diseñados para observar cada movimiento de otro barco en específico, son dirigidos solamente por una persona.

Ella vuelve a mirar con el telescopio —Es de Japón.

Al parecer vio la imagen que nos permite identificar de donde provienen los barcos la cual es la bandera del país.

—Sí— confirma el capitán —¿Qué hacemos?— me vuelve a preguntar.

—Destrúyanlo— respondo con simpleza y me retiro.

—Unidad 2 preparen armas para derribar objetivo ubicado a dos millas inclinado hacia el este— escucho como avisa por el comunicador con el resto del barco.

Algunos guardias comienzan a correr de aquí para allá acatando la orden.

Siento pasos a mi espalda, me volteo y es Melou, pasa por mi lado y...

—James— la llamo, se detiene a enfrentarme —lo que pasó la otra noche— hago una pausa —no voy a decir que fue un error y que no debió pasar porque eso ya se sabe, solo que no volverá a ocurrir.

—Tranquilo Banner— el que diga mi apellido en vez de mi nombre me da a entender que quiere también distancia —sé que no volverá a pasar y tampoco lo espero.

—Bien.

—Bien— replica.

En el instante sentimos el estruendo ocasionado por la bomba disparada hacia el barco espía. Melou sin decir nada se retira y yo voy hacia el lugar al que he ido estos dos días para quitarme esta puta tensión sexual que no se me quita.

A la habitación de Francesca.

Juré no volverme a acostar con ella pero necesito liberarme en alguien a pesar de hacerlo siempre con la imagen de Melou desnuda de la cintura para arriba jadeando como loca.

______________~~~_______________

Celin:

Ha pasado ya una semana y no logro comunicarme con las chicas, alguien logró sabotear la red, estoy preocupada por que les haya pasado algo.

—¿Tenemos noticias?— pregunta Suárez entrando en la pequeña oficina en la que estoy.

—No— me paso las manos por la cara —no hay nada.

Y me preocupa que no haya nada, porque el virus que se suponía estaría en el barco ha comenzado a expandirse aquí en el país, las personas están alarmadas, el gobierno no sabe qué hacer y están comenzando a morir mientras algunos médicos buscan e intentan dar soluciones que no sirven para nada.

—Tranquila— pasa la mano por mi hombro —ellas saben cuidarse— se sienta a mi lado —he descubierto algo.

—-¿Qué?— pregunto ansiosa.

—Logré infiltrarme en el sistema de Protective y alguien del barco se ha estado comunicando con el sub-jefe de la organización, Víctor Komalev.

—¿Quién?.

—No lo sé, solo sé que no es gente buena y que si se ha comunicado con este y no directamente con el jefe, Yul Banner, es que hay un infiltrado en ese barco.

—Más motivo para comunicarnos rápido con ellas— me muerdo las uñas.

—No te preocupes, encontraremos una solución— mira hacia un lugar cualquiera —vamos a encontrarla— dice más para sí mismo.

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Eric Dane como el capitán Gamboa, está en multimedia.

#Se les quiere 💞💕

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