Cap. 07
Atracción:
Melou:
Empiezo a saltar sobre la tabla ubicada en la cubierta donde tengo a Freud en la punta temblando de miedo.
—Salta, salta, salta— canturreo —agárrate Freudsito— río —cierto, no tienes de donde.
Lleva las manos y los pies atados tambaleándose de un lado a otro intentando obtener equilibrio para no caer, Luciana está a mi espalda, cruzada de brazos junto a dos guardias.
—Deja que los tiburones se lo coman— espeta ella con rabia.
Decido dejar de saltar y camino hasta estar al lado de Freud que mira hacia abajo, yo también lo hago, las olas chocan contra el casco del barco.
—Está alto ¿verdad?— comento como si nada y lo tomo de los pelos tirando hacia atrás —¿sabes cuál sería tu peor castigo? Morir de hambre— sonrío —por eso no te voy a echar a los tiburones, no ahora.
Por el mismo cabello lo arrastro hacia abajo, fuera de la tabla y suelta un quejido.
»Mejor lo encerramos y luego veremos qué hacer— me dirijo a uno de los guardias y tiro al vegestorio de Freud a sus pies —llévalo a los calabozos y mantenlo siete días y siete noches a base de pan y agua.
La traición se paga con muerte pero una muerte lenta, aunque rápida y dolorosa también serviría.
—La comunicación con el comando se cortó ayer y no he vuelto a comunicarme con Celin— me avisa Luciana mientras caminamos hacia el comedor.
—Es decir que estamos a la deriva sin órdenes por delante.
—Algo así, pero Celin dijo que haría lo imposible por arreglarlo.
—Bien, mientras tanto debemos bajar a ver la mercancía— nos sentamos en una de las mesas y como no hay casi nadie nos atienden rápido.
—Ahora dime una cosa.
—¿Qué?.
—¿Por qué te tardaste tanto en el camarote de Murk cuando fuiste a atraparlo?.
—Pues... — ella sonríe —la verdad no lo sé, me gusta molestarlo- me enarca una ceja —no hay nada más— aclaro —si apenas lo conozco.
—Ok, lo que tú digas.
—¡Es verdad!- exclamo como exigiendo que me crea.
—Mel, tuviste dos encuentros bien feos con ese hombre, y a pesar de que no se hablan mucho prácticamente saben lo indispensable uno del otro.
—Bueno sí, pero estamos en una misión y no hay más nada, además tu me conoces y sabes que me gusta joder— objeto —tampoco es que quiera pelearme todo el tiempo con la francesita.
Luciana frunce el ceño —¿Y ella que tiene que ver?.
—Que tiene con limonc... con Jacob— corrijo y Lu me mira divertida —algo así como una relación.
—Ya sospechaba pero creí que estaba paranoica.
—Pues no, y por mucho que quiera romperle los tímpanos a esa rubia mejor me mantengo aislada.
Seguimos hablando un buen rato sentadas ahí en el comedor hasta después de la hora de almuerzo que se acerca el cuarteto Protective sentándose junto a nosotros.
—¿Ya tienen su veredicto?— cuestiono.
—Sí— responde Murk dándome el privilegio de deleitarme con el color de sus ojos, color que me hace suspirar.
Calla Melou.
—¿Y?— Luciana lo alienta a continuar.
Él se hace el difícil al tardarse en responder.
—Vamos hombre, ni que tuviésemos que matar a Ariana Godoy, a Eva Muñoz o a Álex... — habla la afroamericana.
—¿Y esas quiénes son?— pregunta Lu.
—¡¿No sabes quiénes son?!.
—Eh... no.
—Que sí aceptamos— Viper rompe el misterio —nos ayudaremos mutuamente.
—¡Perfecto!— exclamo y la mala cara de la francesa hacia mí no se deshace.
—Bueno, ahora tendríamos que ver el cargamento y buscar vías para deshacernos de él— alega Luciana.
—También creo que deberíamos hablar con el resto de la tripulación, a ver si saben algo de lo que contiene la mercancía y a qué están sometidos— opina Viper.
—Buena idea— digo —entonces tendríamos que dividirnos en pareja de dos— ahora la mirada de Jacob no se separa de mí.
Genial, dos pares de ojos comiéndome viva.
—¿Jacob?— lo llama Francesca y él la mira —¿Qué tal si vamos nosotros dos?.
—Bueno, bueno— interrumpe Lu —no es por ofender pero yo creo que Jacob debería ir con Melou, son buenos estrategas y están súper preparados— yo le doy una mirada significativa y ella me sonríe disimuladamente.
—Yo también lo creo— objeta la afroamericana y Francesca no está muy feliz que digamos —mientras que yo voy con la ojiazul— señala a Luciana.
—Bien, será así— intervengo —Eh, Luciana irá con...
—Malibú querida— termina de decir ella —no puedo creer que no sepas mi nombre, me ofendes.
—Mientras Malibú va con Luciana a hablar con el capitán y el resto de los de la cabina, Viper va con Francesca a por los de la cocina y la maquinaria y lim... Jacob— rectifico por segunda vez y la mala cara de la francesa se acentúa —y yo vamos con los guardias de seguridad y de paso vemos el cargamento.
—Me parece bien— concuerda Viper.
—Entre más rápido terminen mejor y se unen con nosotros dos luego— me señalo junto con Jacob.
—Bueno, ya que todo está arreglado— Malibú se levanta —que comience la fiesta— ella y Luciana se retiran.
—Nosotras también nos vamos— habla Nicole y nos quedamos Murk y yo en la mesa.
Yo me levanto y él se queda en el mismo lugar sin decir nada.
—¿Qué esperas, limoncito? ¿Quieres que te cargue?.
Se levanta y queda frente a mí —Como vuelvas a decir ese apodo estúpido vas a perder la piel.
—Rico— le sonrío —pero estamos en una misión, no deberías decirme esas cosas que me pongo cachonda.
El bufa y sale rumbo a los compartimientos bajos dándome la espalda, lo sigo.
Llegamos al inicio del pasillo y la misma cantidad de guardias que evadí ayer están ahí, (seis). Jacob se acerca y les muestra una placa hablándole sobre la necesidad que tiene de bajar y toda esas excusas. El guardia al final cede y nos dice que esperemos un momento donde otro se va por un instante y al regresar nos entrega dos trajes blancos con oxígeno.
—¿Para qué es esto?— pregunto sorprendida porque en ningún momento nos hablaron de esto.
—Deben ponérselo para poder bajar.
Los tomamos y como no hay un lugar privado para cambiarse y no estoy para subir a hacerlo lo hago frente a todos quitándome el pantalón.
—¿Qué haces?— cuestiona Jacob.
—Cambiarme, ¿no lo ves?.
Sigo con la tarea y todos se voltean excepto el hombre de ojos fascinantes.
—¿Te gusta lo que ves?.
Sus ojos verdes se oscurecen dándole un tono excitante y a la vez peculiar.
Termino de cambiarme cuando él empieza a desvestirse, cuando termina seguimos al mismo guardia hasta la puerta de madera donde nos colocamos la máscara de oxígeno.
El hombre emplea un código en la trampilla dando varios toques, me grabo la secuencia.
1, 2, 1, 2... 1, 2, 3.
Desde abajo abren, con que esa es la razón por la que estaba cerrada por dentro.
Hay un señor con el mismo traje que nosotros.
—Pueden bajar y al subir van directo a la pequeña habitación aquella— señala un diminuto cuarto en el que apenas entran dos personas —para desinfectar los trajes.
Asentimos y Jacob es el primero en bajar por la escalerilla, luego yo, sin querer al final del último escalón resbalo y él me sostiene de la cintura.
—Buenas— habla el señor que nos recibe con un acento extraño, entre el chino y el español además de los rasgos que delantan su nacionalidad como los ojos rasgados.
—Buenas— habla Murk —somos de la guardia del gobierno estadounidense y nos han pedido darle un vistazo a la...
—A la mercancía— termino de decir yo —si no es mucha molestia.
—Vengan por aquí— nos guía hacia no sé dónde.
Todo está un poco oscuro, iluminado solamente por una bombilla, hay otras tres personas con los mismos trajes trabajando con inyecciones raras y luces luminiscentes. Nos lleva al final donde hay una cortina impermeable.
—Del otro lado se encuentra la inyección.
—¿Inyección?— cuestiono.
—Sí, está hecha con el virus Sars Cov 2.
—¿Qué?— Jacob abre los ojos de la sorpresa —¿Esa virus no estaba erradicado?.
—Sí, la cuestión es la siguiente; yo tengo descendencia china y nosotros los chinos somos a veces metiches, nos gusta investigar y en menos de ocho meses desarrollamos una nueva cepa del virus que siendo inyectado crea, o mejor dicho, desarrolla los sentidos.
—¿Cómo cuáles?— inquiero.
—Por ejemplo, el olfato se vuelve más amplio, la vista, la audición...
—¿Y qué hacen todos estos aquí?— interrumpe Jacob señalando a las personas que hacen su trabajo.
—Son médicos científicos, somos cuatro en su totalidad, aún corremos el riesgo de que el virus se descontrole por lo que estamos haciendo... arreglos para que esté perfecto.
Asiente mirando todo con extrañeza y es que yo tampoco me pierdo ningún detalle.
—Por esa razón nos mandaron en barco, tardamos más en llegar y nos da tiempo a darle retoques a la inyección, además hay otros gobiernos que quieren este cargamento.
—¿Otros gobiernos?.
—Sí, el de Italia, Argelia, Francia.
—¿Podríamos verlo más de cerca?— hago la pregunta que ronda mi cabeza.
—No, es 100 % tóxico y pueden contagiarse aún teniendo los trajes aislantes, el virus tiene fallas.
—¿Qué fallas?.
-No sabemos cuáles con exactitud pero no funciona tan bien como creíamos que lo haría.
—Vale— esto acá abajo no me gusta —yo creo que nos vamos.
—Los acompaño.
Llegamos a la escalerilla —Queremos saber si más adelante podemos volver a venir- pide Murk.
—Sí, claro.
Me despido una vez más porque Jacob ya está afuera y subo la escalerilla.
Enseguida acudimos al cubículo limpiar los trajes, al salir me lo quito y me coloco el uniforme, lo mismo hace Jacob sin decir nada.
Volvemos arriba.
—Teníamos intenciones de engañarlas— confiesa luego de unos segundos de silencio —por eso aceptamos ayudarles así tan fácil.
—¿Y qué pasó que cambiaste de opinión?.
—Esa abominación que hay allá abajo fue lo que pasó, sabía que mi jefe me estaba ocultando algo pero no pensé que fuera tan serio.
—Para que veas.
—¿Qué averiguaron?— Malibú, Nicole y Luciana nos obstruyen la vía.
Empezamos a contarles todo lo que ese científico nos explicó y ellas también comparten la información que obtuvieron como que nadie excepto los guardias y los médicos científicos sabe sobre el virus ese y acordamos reunir a todos mañana en la mañana para tomar medidas.
Nos separamos mientras Luciana y yo nos vamos a comer.
—Dime que ya contactaste con Celin— le pido a Lu.
—Aún no y me estoy preocupando.
Suelto un poco de aire —Esperemos unos días, no podemos comunicarnos por la radio del barco porque según lo que supe por el doctor ese hay otros países exigiendo la cosa esa.
—Dios mío, en qué nos hemos metido.
Terminamos de comer y nos vamos a la habitación, en cuanto llego me meto al pequeño baño, necesito refrescarme.
Los dormitorios del barco son pequeños, a penas unos 4x2 metros cuadrados, la cama es lo que fue la parte baja de una litera. El baño tiene un váter y pegado a él está la ducha. A un lado de la cama hay una cómoda donde tengo un desorden inmenso de ropa y libros. La habitación debería ser para cuatro personas pero como habemos pocos hay dormitorios de sobra.
Al salir del baño me coloco una de las camisas del uniforme junto a unas bragas y me acuesto a dormir.
×××
Despierto por el vaivén del barco y el ruido incesante de las olas, salgo de la cama y me acerco a la diminuta ventanilla que hay al final de la habitación, afuera llueve a cántaros, truenos y relámpagos conmueven el lugar.
La humedad se hace presente, por esta razón es que no me gustan los barcos, porque cuando llueve y estás en uno por lo menos yo, no puedo dormir durante toda la noche con los constantes movimientos.
Me voy a la cómoda buscando un pantalón cualquiera hasta que encuentro uno en el suelo, me lo pongo y salgo rumbo a la cocina, los pasillos están algo oscuros y vacíos, llego y abro la mini-nevera donde me hallo con un pote de helado, bueno, algo es algo.
Lo cojo y reviso la etiqueta, es de chocolate y no está caducado, servirá para calmar mi insomnio, tomo una cuchara y me pongo a divagar por el barco hasta llegar a la cabina donde están el capitán y otro más frente a todos esos botones, nunca he sido buena dirigiendo una cosa de estas.
Se percatan de mi presencia y me regalan una sonrisa.
—Hola— saludo con la boca medio llena de helado —¿ocurre algo?.
—Hay una tormenta— responde una tercera voz desde un rincón de la cabina.
Doy un respingo del susto, es Jacob, está sentado en una silla giratoria que también está frente a un sinnúmero de botones.
—¡Joder limoncito! Casi muero del susto— el capitán y el otro ríen disimuladamente.
—Estoy cansado de decirte que no me digas más así.
Ya tengo a quién molestar.
Me voy hacia donde está apoyándome en la mesa donde están pegados los botones quedando frente a él.
—¿No puedes dormir?— pregunto curiosa mientras como otra cucharada de helado.
—Por lo que veo tú tampoco— evade mi pregunta.
—Digamos que no me gustan las tormentas y menos cuando estoy en un barco.
—¿Tienes miedo de morir ahogada?— se burla.
—Nadie quiere morir y menos ahogado, el día que me toque quiero que sea con elegancia.
—¿Y según tú como sería una muerte elegante?.
Alzo los hombros —No lo sé, que esté en un programa de televisión y de repente me disparen frente a medio mundo por ejemplo— el sonríe y joder... creo que se me mojaron las bragas, no, eso suena muy cliché, el caso es que algo se me mojó.
Nunca lo había visto sonreír.
—¿Padeces de insomnio?— vuelvo a cuestionar.
Ya ven que cuando entro en fase curiosa no tengo cómo salir.
—Creo que ya te han informado de lo que padezco o no.
—Exacto, pero quién sabe, seguro tienes alguna otra cosa y la han borrado de tu informe.
—No padezco de insomnio— responde con simpleza.
¿Dónde está el verdadero Murk? ¿Qué hicieron con él? Creo que todos los días a esta hora es cuando está de buena.
La bestia se ha transformado.
—Wow, no lo puedo creer, Jacob Banner acaba de responderle una pregunta a su enemiga número uno, Melou James, sin sarcasmo ni ironía de por medio.
Por el reflejo de un relámpago veo como rueda los ojos y vuelve a medio sonreír.
Nos quedamos en silencio un momento y yo continúo deleitándome con mi helado emitiendo pequeños soniditos vergonzosos.
—¿Qué tanto saboreas como si estuvieses en pleno orgasmo?.
—Crema de maní ¿Quieres?— sé que es alérgico al maní, por eso lo digo.
—Muy chistosa.
—Helado ¿Quieres?.
—Vas a amanecer muerta del estómago.
—Déjate de malos presagios y toma— le brindo un poco en la cuchara, no lo acepta —¿Quieres que te lo dé boca a boca?.
—Ya empezamos.
—Solo es una recomendación, no quiero tener que matar a la rubia por uno de sus ataques de celos.
—¿De qué hablas?.
—Ah no, eres muy inteligente para hacer el papel de desentendido— temino con el helado —te dejo, voy a ver que más hay de bueno en la cocina— paso por su lado, me inclino quedando frente a su oreja —buenas noches, limoncito— le susurro y me voy.
_______________~~~_____________
Jacob:
Luego de que Melou se va, suelto un pesado suspiro, está más que confirmado, esta mujer está loca.
El capitán y el otro chico me miran divertidos -—¿Qué?— espeto.
—Nada, nada— dice Gamboa, el capitán.
—Déjense de secretitos y hablen.
—Se ve que te gusta la chica— afirma Lion.
—¿Gustarme? Nah, imposible.
—Si, lo que digas— Gamboa hace un gesto con la mano.
—A ella también le gustas— aclara Lion.
—A ella le gusta sí, pero amargarme el día.
—Ajá.
—¿Saben qué?— me levanto —voy a dormir.
—Hasta la mañana.
Recorro el pasillo y a lo lejos, cerca de la cocina veo una sombra, es Melou.
Me detengo, viene hacia las habitaciones comiendo lo que parecen ser galletas y está... ¿bailando?. Está bailando sin música, ya lo dije, está loca. No me había dado cuenta de que la camisa que lleva está estrujada y le sale por fuera del pantalón, además va descalza.
Niego con la cabeza y después de que entra a su dormitorio me dirijo al mío.
×××
—¿Dónde está Melou?— pregunta Malibú.
—Debe estar durmiendo todavía— señala Luciana.
—Es una pérdida de tiempo— farfulla Francesca.
Nicole no habla, está entretenida jugando con sus uñas y yo me levanto.
—¿Dónde vas?— me interroga la francesa tomándome del brazo.
—A despertar a esa loca.
—Puede ir cualquiera de las que están aquí.
—Pero quiero ir yo.
—Pero...
—Por favor Francesca, ya hablamos de esto, reúnan a la tripulación.
Les doy la espalda y camino hacia la habitación de esa mujer, está entreabierta la puerta y la empujo suavemente.
Va acostada, solamente con la camisa puesta, se le ven unas bragas de color azul.
No debería estar viendo eso.
Pero la carne es débil, el desorden aquí es completamente grande, ropa en el suelo, libros regados y el estuche de un paquete de galletas tirado cerca de la cama.
Está boca abajo con el rostro girado en mi dirección, el corto pelo cae sobre sus ojos y tiene un brazo colgando.
Camino un poco más hasta su cama y...
—Si piensas hacerme algún tipo de maldad te corto los huevos, Jacob Banner— habla con los ojos cerrados.
—Siempre estás alerta ¿eh?.
Abre los ojos y se voltea quedando boca arriba. ¿Quién lo diría? Melou James viéndose adorable en la mañana. Estruja sus ojos y se estira.
—¿Qué tanto miras?.
—Levanta que hay trabajo que hacer.
—Así no se despierta a alguien.
—¿Entonces cómo?— me cruzo de brazos, me encantan los desafíos.
Se levanta apoyándose en un codo y me hace señas con el dedo índice.
—Acércate.
—Distancia de seguridad.
—¿Tienes miedo?— se levanta y me rodea quedando a mi espalda —porque yo no muerdo, no me gusta morder, primero saboreo— me giro hacia ella —y fue un grave error, limoncito— me hace, me hace no, retrocedo porque quiero hasta que quedo sentado en la cama —un gravísimo error— se sienta sobre mí a horcajadas y la dejo —venir a la cueva de la loba solo— comienza a besar mi cuello e inconscientemente llevo mis manos a sus piernas desnudas.
No sé por qué la dejo hacer esto, se supone que si no me gusta, no debería permitírselo pero es que amo este juego seductor que recién está empezando.
Mordisquea mi mandíbula, su cabello huele a chocolate, llega a la comisura de mis labios y...
—Jac... uy perdón— Malibú irrumpe en la habitación.
Melou no se apresura en detenerse y bajarse de mi piernas —Buenos días morena— la saluda y me levanto.
—Buenos días, eh... siento la interrupción pero ya todos están reunidos— avisa.
—Vayan que yo enseguida me incorporo— pide y salgo sin más, atrás de mí viene Malibú y puedo ver la sonrisita socarrona que tiene plasmada en la cara.
—No pienso dar ninguna puta explicación— hablo de antemano.
—No he dicho nada, con lo que he visto me basta.
—Tampoco has visto nada.
—Sí, lo que quieras.
Llegamos a la cubierta donde todo el personal del barco está reunido.
—Buenos días— saludo desde la parte alta del lugar y todos responden firmes y dispuestos —se preguntarán porque están todos aquí, la situación es la siguiente, este barco no es uno simple de viaje turístico, lleva un cargamento muy peligroso y que debe estar alejado de la humanidad, por lo que en la tarde, un yate rumbo a Italia pasará cerca de nosotros y los que no sirvan aquí se van.
Algunos comienzan a murmurar y veo a Melou venir, se le nota que acaba de despertar.
—¡Hey!— grita ella haciéndolos callar —ya escucharon, ¡Díganme si quieren morir!— nadie responde —¡Bien! ¡Todos, excepto los que están al frente junto a su respectivo capitán, los guardias y los de la sala de máquina se quedan! ¡El resto vaya a preparar para su partida!— todos se dispersan.
No hablo nada más porque me quedo mirándola y ella me ve igual, niego tratando de convencerme de algo que puede ocurra más temprano que tarde.
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Melou:
Llegan las tres de la tarde y el yate hace el enlace con el barco para la transportación de las personas que se irán, aquí no necesitamos a tantos, en la limpieza nos la podemos arreglar y en la cocina nos turnearemos, aunque yo soy un poco haragana para esa parte.
Entre todos ayudamos para que sea más rápido, los del yate nos brindan combustible por si es necesario en algún momento más otras cosas que pueden hacer falta, todo eso porque ellos ya van directo a casa por lo que no lo necesitan y nosotros... bueno nosotros creo que tendremos que quedarnos en el mar hasta buscar la solución para deshacernos de la inyección, ya no será solo un mes.
A las 21:29 pm terminamos el traslado y volvemos a reunir a los pocos que quedan.
—Necesito que desconecten todo tipo de aparatos y dispositivos de cualquier tipo de comunicación— ordena Jacob —debemos hacer de cuenta que estamos en un barco fantasma, otros gobiernos nos deben estar dando caza y no pueden por nada del mundo detectarnos.
—El único dispositivo que habrá en uso será el de la cabina y solo de ser necesario— informo yo.
—¿Alguna duda chiquitines?— pregunta Malibú y nadie responde —entonces a trabajar.
Todos se retiran y Luciana se acerca a mí —Supongo que ahora sí estamos a la deriva.
—Supones bien.
—Joder— Malibú camina hacia nosotros junto a Viper —de haber sabido que esto era como una misión suicida, les aseguro que me hubiese negado y hubiese insistido para que Francesca ocupara mi lugar.
—Pero si la francesa está aquí— Luciana habla dudosa.
—Es que hubo un pequeño imprevisto en cuanto a esa parte— aclara Nicole con la mirada un poco perdida.
—No hubo ningún imprevisto— enuncia la afroamericana —Francesca se fugó sin que Yul se enterara.
—Eso es lo que pensamos.
—De eso es de lo que estoy segura.
—Como sea— Viper se encoje de hombros y se aleja.
—¿Qué le pasa?— le pregunto a Malibú.
—No lo sé, desde esta mañana está así como... melancólica.
—Bueno yo voy a ver si logro conectarme con Celin— avisa Lu —una vez más.
—Ok.
—Y yo como no tengo qué hacer— Malibú alza los hombros —voy contigo.
Se van juntas y yo me quedo por unos segundos en medio del pasillo de la sala de máquinas como una tonta hasta que doy media vuelta y subo a mi dormitorio, me doy una ducha rápida y sin apetito me acuesto.
×××
No puedo dormir, el calor me tiene al borde de un ataque y el brusco movimiento de las olas me pone histérica.
Como hice la noche pasada me levanto, me coloco algo de ropa y salgo hacia la cocina, no hay helado de chocolate que es el único que me gusta pero sí hay galletas, tomo el paquete y camino por todo el barco hasta parar esta vez en la cubierta principal.
Me recuesto de la barandilla y el aire que choca con mi rostro me refresca.
—¿Melou?— me llaman atrás.
Me giro y... —Nicole... ¿Qué haces aquí?.
Está acostada en el suelo sobre una manta con la vista fija en el cielo, voy hacia donde está.
—No podía dormir.
Me siento a su lado con la mirada al frente y sigo comiendo las galletas —Entonces ya somos dos.
El silencio nos toma por varios minutos hasta que...
—Oye, sé que no somos amigas ni nada de eso pero soy buena escuchando ¿Me vas a decir qué es lo que te pasa?.
Silencio.
De un momento a otro la escucho llorar y me volteo —Eh... — joder, odio consolar a la gente —¿Quieres un abrazo?— pregunto con los brazos abiertos.
Ella sonríe por encima de las lágrimas y lo acepta, llora en mi hombro.
Y aquí señores, está Melou la consoladora, ok, eso sonó raro.
—Antes de abordar la misión discutí con mi madre— comienza a desahogarse después de separarnos —y ahora me siento fatal porque quizás no vuelva a verla y...
—No— la detengo —no digas eso, porque de esta tenemos que salir.
—Yo nunca había estado peleada con ella antes de una misión y ahora corro el riesgo de no volver.
—Te entiendo pero también te aseguro de que vamos a volver.
—Eso espero— mira hacia un punto cualquiera —creo que ahora entiendo eso de que debemos decir todo lo que sintamos al instante porque nadie sabe lo que nos depara el futuro— se seca las lágrimas.
—Eso se escuchó muy filosófico— ella ríe —pero tienes razón.
—¿Tienes algún familiar?— es la segunda persona que me lo pregunta después de Luciana.
Pienso en Celin, en Suárez, hasta en la misma Luciana y... —Sí— contesto —tengo una hermana fenomenal y un padre-tío fantástico.
—¿Padre-tío?— sonríe.
—Algo así— igual sonrío.
—Oye esto no quiere decir que seamos amigas ni nada parecido.
—Claro, claro— volvemos a reír —¿galletas?— le brindo el paquete aunque por dentro estoy rezando porque diga que no.
Venga ¿quién ha dicho que soy buena gente?.
—No, gracias, ¿Luego no te dan dolores estomacales?.
—Querida, yo tengo un estómago de titanio.
Ella se carcajea.
—No lo puedo creer— una voz proviene de las escalerillas y miramos hacia allá.
—¿Malibú?— cuestionamos Nicole y yo al mismo tiempo.
—¿De qué me perdí?— se deja caer en la manta frente a nosotras y me roba algunas galletas.
Viene con Luciana quien se sienta a su lado, no sé, pero estas dos tienen algo.
—¿Qué hacen aquí?— pregunta Nicole.
—Lo mismo que hacen ustedes.
—Nah, no nos confundas, Malibú— sus palabras tienen doble sentido.
Y juro por las galletas que tengo en la mano que Luciana se acaba de sonrojar, ya que lo único que ilumina es el cielo lleno de estrellas.
—¿Qué insinúas, Viper?— Malibú le entrecierra los ojos y es gracioso porque debería ser Nicole la que haga eso.
—Nada, querida.
Seguimos hablando y hablando de cosas sin importancia y hasta a veces reímos con los chistes de Malibú quien no toma nada en serio y cada dos por tres se está comiendo mis galletas ganándose un manotazo de mi parte, creo que llegan las tres de la madrugada y continuamos hablando y narrando anécdotas ocurridas hasta que nos dormimos aquí mismo.
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Bueno, ¿Qué les pareció el capítulo?.
Aquí tengo algo que aclarar por si las moscas, recuerden que en la advertencia de la novela dejé claro que esto era ciencia ficción narrado en el 2030 por lo que si no se dieron cuenta el virus que en estos momentos nos ataca, ya estaba erradicado pero como vieron, China buscó vías para devolverlo y arrasar esta vez con todo.
Si tienen alguna otra duda no olviden preguntar.
#Selesquiere.
Voten y comenten 💕💞
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