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Cap. 05

¿Rara o loca?

Melou:

*Flowers in hand, waiting for me, every word in poetry.
Won't call me be name, only baby...*

Tarareo la canción con concentración, es bueno para calmarme y mantener la mente en blanco cuando estoy en un aprieto.

*(...) I know that you're wrong for me
Gonna wish we never met on the day I leave, I brought...*

Unos aplausos solitarios en el pasillo frente a la celda me interrumpen.

—¡Bravo!— la francesa.

Me levanto del suelo con una sonrisa, ha llegado mi salida.

—La verdad es que cantas horrible.

—Gracias, me gustan las personas honestas.

Se detiene frente a las rejas —Debería matarte ¿sabes?.

Me cruzo de brazos —¿Y por qué no lo has hecho?.

—Bueno— se mira las uñas despreocupadamente —porque las torturas son mejores.

—Las torturas o el que tu amado Jacob no se quiera deshacer de mí todavía.

Su expresión cambia —¿Cómo?.

—Venga ya, Francesca— llevo mis manos a los hierros de la puerta —sé muy bien que estás medio obsesionada con ese hombre— me pone mala cara y suelto un suspiro dramático —es que hasta yo lo estaría— coloco una mirada soñadora.

Yo vi muy bien cómo ella reaccionó cuando le dije a Jacob que me encantaría estar en su cama y no se necesita más para sacar conclusiones.

—¿Tú?— me da una mirada despectiva.

—Sí, yo, algo que tengo que hacer antes de morir es follarme a Jacob Banner.

—Pues ve olvidándote de la idea.

—¿Por qué?— hago un puchero —si él quiere no se lo voy a negar.

—Si lo que intentas es hacerme perder la razón, no lo vas a lograr con tu triste intento de darme celos.

No me juzguen, tengo que acudir a lo primero que se me plante y no me gusta estar encerrada, soy como el tocororo.

—Nah, yo no pierdo mi tiempo en eso pero...— me hago la interesante —no, mejor no te digo— ella enarca una ceja —o sí, ¿Sabes lo que él me dijo cuando me trajo acá con la afroamericana?— le susurro —que en la noche vendría, no sé si a matarme o a sacarme información— es mentira pero... me muerdo la uña del dedo índice —solo espero que no sean ninguna de las dos opciones.

No conozco muy bien a esta mujer pero sé que haría lo que sea por no alejarse del hombre de ojos fascinantes, en sus ojos se ve que lo quiere con locura y espero que mi triste plan funcione.

—¿Qué quieres, ah?.

—Ya te dije, follarme a Jay Jay, no se puede desperdiciar a un hombre así.

Saca unas llaves —¿Sabes que es esto?.

—¿Unas llaves?.

—No, tu pase al infierno— abre las rejas de la celda.

Aquí vamos.

_______________◇◇◇____________

Jacob:

—Deberíamos ponerle un guardia en la celda ¿no crees?— pide Nicole a mi lado.

—Sí, tienes razón— llegamos a la cocina —¿Dónde coño está Francesca?— pregunto más para mí que para las dos que van a mi lado.

—Quizás está en la cama con uno de los guardias— opina Malibú.

—Malibú, no estamos para hacer chistes— salimos de la sala de las máquinas.

—¿Qué? ¿Te duele que Francesca esté ligando con otro?.

La verdad es que no, pero no estamos aquí para tener encuentros amorosos.

—No estamos en un puto crucero— me limito a decir.

Buscamos a Francesca para que se encargue del soplón que delató a Melou, a ver si así deja de perseguirme a todos lados como pulga.

—Seguro ya volvió a su habitación— habla Nicole.

Llegamos a la cabina y tampoco está.

—¡Señor!— una voz nos hace girarnos al pasillo de la cabina, es una empleada —¡Señor, por favor, ayuda!.

—¿Qué ocurre?— le pregunta Malibú.

Se detiene frente a nosotros, agitada —Perdonen que venga así pero estaba caminando rumbo a las habitaciones y escuché golpes bajo el piso.

—¿Golpes?— cuestiona Nicole confusa.

—Sí, como si se estuvieran peleando y me asusté, entonces decidí buscar ayuda por...

En segundos caigo en cuenta de lo que está ocurriendo —¡Rayos!— me mando a correr rumbo a los calabozos.

—¡Jacob!— siento la voz de Nic a mis espaldas pero no le hago caso.

Me apresuro lo más que puedo hasta estar al inicio del pasillo con vista a la celda de Melou y ahí está.

Francesca golpeando a Melou, pero no comprendo por qué la segunda no se defiende y se limita a reírse como loca.

—¡Vamos perra, levanta!— le exige Francesca y Melou sigue riendo sin pudor.

—En verdad esa Melou está loca— Malibú a mi lado se cruza de brazos.

—¡He dicho que te levantes!— Francesca le lanza una patada a las costillas y Melou se dobla soltando todo el aire.

—¡Basta!— grito y ella se detiene.

Melou está tirada boca arriba en el suelo aún riéndose.

Nos acercamos a la celda —Abre la puerta, Francesca— exijo.

—¿Qué carajos haces aquí?— le pregunta Nic.

—¿Está bien señorita?— no me di cuenta de que la empleada venía con nosotros.

—Per-perfecta— Melou trata de levantarse.

Tiene moretones en la cara y al parecer las costillas están peor porque se lleva las manos ahí al ponerse de pie mientras hace una mueca.

—Abre Francesca— repito.

—Ay por favor, solamente la estaba torturando— la francesa se acerca a abrir —¿Y esa quién es?— señala a la empleada cuando sale dejando a Melou adentro recostada de la pared con los ojos cerrados tarareando una canción, tiene sangre en la boca.

Esa mujer es bien rara.

—Fue la que nos avisó del desmadre que tenías aquí— le responde Malibú.

—Ya puedes irte— le digo a la empleada.

Ella asiente y le da una última mirada a Melou.

—Vámonos— pide Nic.

—Que sea la primera y última vez que vienes aquí abajo— regaño a Francesca.

—No fue para tanto— todavía no entiendo por qué Death no se defendió —solamente la puse en su lugar.

Melou suelta una risita abriendo los ojos y se acerca a las rejas —¿Sabes cuál es mi lugar, francesita de mi vida?— su voz es ronca por los golpes —en la cama del que está a tu lado— me dedica una mirada que no sé descifrar.

Francesca se tira para arañarle la cara pero Malibú la retiene Melou vuelve a reír.

—En cinco minutos vendrá un guardia a cuidar la celda— hablo y le doy la espalda con el resto.

—¡Adiós ojos bellos!— la escucho gritar y luego rompe a reír nuevamente para seguido continuar tarareando.

Niego con la cabeza.

—Quizás en el informe omitieron la parte donde dice que está loca— habla Nicole.

Ella no está loca, solamente sabe lo que hace y de eso es de lo que temo.

_______________~~~_____________

Luciana:

—¿Dónde estabas?.

—Tratando de soltar a Melou.

—¿Estás loca?.

—¿Estoy loca por querer ayudar a mi amiga y compañera de misión? Pues entonces sí.

Freud respira hondo —Tenemos que salir de aquí.

—¿Qué?.

—Sí, he dicho que estamos casados y que no te sientes bien, un barco con destino a Italia pasará en tres días y podemos abordarlo, mot...

—¡No!— intervengo.

—¿Cómo que no?.

—¿Qué te pasa, Freud? No voy a dejar a Melou a la intemperie.

—Luciana, a Melou la atraparon y no va a salir.

—No te reconozco— me alejo.

—¡Es por nuestro bien, joder!— medio grita en un susurro.

—¡Por tu bien será!— le respondo igual —yo de aquí no me voy sin Mel, ella va a salir.

—¿Cómo lo sabes?.

—No lo sé, estoy segura.

Sé que ya se encargó de cómo hacerlo.

_______________~~~____________

Melou:

¡Carajo! Me duelen las putas costillas, esa francesa se entonó y aprovechó el momento, pero luego se las cobro.

—¡Oye moreno!— llamo al guardia que está frente a la celda y me ignora —solamente quiero saber la hora ¿sabes?— suelto un quejido cuando me acomodo en el suelo.

Hasta respirar me cuesta trabajo.

—La comida— llega otro guardia con una bandeja y la pasa por debajo de la puerta.

Hago una mueca pero esta vez es por el aspecto de la comida, parecen las sobras.

—¡Merezco algo mejor, puto!— le grito al hombre que va doblando el pasillo y el guardia me mira —¿Quieres? Porque la verdad es que no tengo apetito.

La comida es a las siete de la noche, y me han traído las sobras que dejan los comensales luego de comer, deben ser las ocho de la noche, entonces... a las doce salgo de aquí.

Medio saco la navaja que le quité a Francesca mientras se enfrascaba en golpearme y apunto en la pared la hora que creo que es sin que el guardia me vea.

Me vuelvo a acomodar débilmente de frente a la pared haciendo la comida a un lado y sigo tarareando la misma canción.

*(...) I'm everythings they said I would be (la la la)
I'm everything they said I would...*

—¿Qué quieres?— le pregunto a Jacob al darme cuenta de su presencia por el rabillo del ojo.

Está de brazos cruzados —Llevo horas preguntándome el motivo por el que te dejaste golpear.

Me volteo aún sentada en el sucio piso —Es un poco tarde para venir a visitar a una mujer en una celda ¿no crees?.

—No me cambies de tema y respóndeme, Melou.

—Tienes prohibido decir mi nombre.

Suspira —¿Por qué?.

—Porque me excita a niveles exorbitantes.

—No estoy para juegos, quiero saber la respuesta de lo primero que te dije.

Le doy una sonrisa ladeada —Acércate y te lo susurro— le hago un movimiento con el dedo índice.

—Veo que no voy a conseguir nada.

Nope.

—Solo espero que te pudras ahí dentro— se va.

—¡Pues mantén un ojo abierto que esta noche me cuelo en tu habitación!— le grito y me vuelvo a girar a la pared.

_______________~~~____________

Jacob:

—¿Qué te dijo?— Nic me intercepta cuando voy por el pasillo de los camarotes.

—Nada interesante.

—¿Y no estaba haciendo nada sospechoso cuando llegaste? No sé.

—Si estar tarareando la misma canción una y otra vez es algo sospechoso pues...

—Bueno, entonces no hay de qué preocuparse— nos detenemos en la puerta de su cuarto.

—Eso espero.

—No te comas tanto la cabeza, tal vez es masoquista y tenía deseos de que la golpearan— entra a su habitación y yo sigo a la mía.

Así, que soy bien masoquista.

Eso fue algo de lo que me dijo en nuestro primer enfrentamiento, sacudo la cabeza con esos pensamientos absurdos y me adentro en mi habitación.

Me siento en el borde de la cama para quitarme las botas del uniforme, acto seguido hago lo mismo con el pantalón y la camisa para meterme en el baño.

Al salir me coloco otro bóxer y me acuesto, estoy cansado y con dolor de cabeza, el día de hoy lo sentí extremadamente largo y más con la presencia de mi dolor de huevos particular.

Melou James.

Y los días que se aproximan; unos minutos después me duermo.

×××

Siento unos labios merodear por todo mi cuerpo; mandíbula, cuello, torso. Se detiene en mi pelvis y... ¿Será...?

En un impulso tengo a la persona debajo de mí con mis manos rodeando su cuello, enfoco su rostro y no es nada más y nada menos que...

—¿Francesca?— aflojo el agarre.

—Hola bebé.

—¿Qué haces aquí en mi cuarto?.

—Quería verte y dormir contigo— acaria mi brazo derecho.

—Fuera.

—¿Qué?.

—Que te vayas, Francesca— me levanto y me doy cuenta de que está desnuda.

—Yo... Jac yo...— no sabe qué decir.

—¿Cuándo lo vas a entender, ah?— me acerco a tomarla del brazo —¿Cuándo vas a entender que no eres nada mío aparte de mi compañera de trabajo?.

La levanto sin hacer mucha presión, en el suelo diviso una bata de dormir y se la entrego.

—Pero sabes que te quiero— se coloca la bata.

—Y tú sabes que no es correspondido— me acerco a abrir la puerta —fuera— repito.

—¿Es por esa Melou, eh?.

Y ahora de qué habla.

—¿De qué hablas?.

—Supe que tenían algo.

—¿Qué?— ¿Es en serio? ¿Qué le habrá dicho esa desquiciada?

—Por eso no la has querido matar ¿no?.

Me paso las manos por la cara frustrado y niego con la cabeza —Estás loca— señalo la salida —sale Francesca.

Ella me da una última mirada y se va, cierro la puerta.

Menuda loca.

Estoy rodeado de dementes, el dolor de cabeza se acentúa y me arrastro hasta la cama.

_______________~~~____________

Melou:

12:00 am

Ha llegado la hora, me pongo de pie, el guardia se encuentra sentado en una esquina frente a la celda y está... ¿dormido?

Menudo guardia.

Me ha facilitado el trabajo, sin hacer el más mínimo ruido me acerco a la puerta, meto las manos por las rendijas atrayendo el candado hacia mí, sin mucho esfuerzo adentro la punta de la navaja en la entrada donde iría la llave y en un minuto abro.

El guardia se mueve y me quedo quieta, me giro hacia la puerta para retirar la navaja pero el movimiento a mi espalda me detiene y me volteo con la navaja cortándole la cara al guardia que grita por el dolor y sin preámbulos le pateo las bolas haciendo que se doble, vuelvo a darle otro golpe en las rodillas y cae hincado en el suelo por lo que aprovecho para aplicarle la llave del sueño y... cae rendido a mis pies.

Me agacho a desarmarlo tomando el arma y las esposas que cuelgan de su cinturón, lo arrastro al interior de la celda, vuelvo a salir y cierro.

Me coloco el arma en la cintura, las costillas siguen doliendo pero sé aguantar. Recojo la navaja y la llevo en las manos junto a las esposas.

Comienzo a caminar, todo está en silencio, llego al pasillo de las habitaciones deteniéndome en la de Luciana, con la misma navaja abro, si toco quizás llame la atención. Me escabullo y la veo durmiendo.

—Lu— susurro —Lu— la zarandeo suavemente y despierta exaltada en posición de ataque.

—¿Melou?— se relaja al reconocerme —sabía que esa paliza que dejaste que te dieran no era por gusto.

—Vamos que hay que trabajar.

—¿Qué?.

—Anda levántate, luego te explico.

Acata mi pedido y se viste a la velocidad de la luz cogiendo su arma.

Salimos al pasillo —Espera— me detiene —hay que buscar a Freud.

—A ese hijo de puta lo voy a buscar, sí, pero para decapitarlo.

—¿Por qué?.

—Porque él fue quien me delató.

—¿Cómo...?.

—Vamos que no hay tiempo.

Se levanta con rapidez colocándose un pantalón junto a una camisa y las botas de combate, salimos y empezamos a recorrer el mismo pasillo acercándonos a las habitaciones de los guardias de seguridad

—Sabes quiénes son los cuatro infiltrados de Protective ¿no?— vuelvo a hablar y ella asiente —bien, tu vas por la afroamericana y la francesa, yo voy por el resto— vuelve a asentir y nos separamos —ah— se detiene —amárralas, trata cojer la llave de sus habiciones y golpear bien a la segunda— sonríe con lo último y se va.

Muevo el cuello y respiro hondo.

Hora de la acción.

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