Cap. 04*
Arrestada:
Melou:
Seis días después:
-Hay un promedio de 90 personas en el barco- me dice Luciana disimuladamente mientras me sirve café.
-Lo he visto; los de la cabina junto al capitán, los de la cocina, los encargados de la sala de máquinas, los de limpieza y los guardias de la marina que están al frente de eso.
-Me he comunicado con Celin anoche, la comunicación está pésima.
-¿Qué ha dicho?
-Un barco de rescate nos espera en el Océano Índico, debemos acabar con este en cuanto antes.
-Bien, ¿Sabes algo de Freud?.
-Desde que estamos acá lo vi solamente ayer en la noche, me aseguró estar recolectando más información.
-Tenemos que entrar a donde tienen el cargamento.
-Yo me enc...
-¡Oye tú!- un guardia llama la atención de Luciana -deja la cháchara y ven a atenderme.
-Sí, señor- me da una última mirada y gesticulo con mis labios un ya voy yo.
______________◇◇◇_____________
Jacob:
-Esto es más aburrido que ver un documental en blanco y negro por tres horas- se queja Malibú.
-Estoy cansada de decirte que no estamos aquí para divertirnos- le espeta Nicole.
-Amor, ¿Qué tal si vamos a la cubierta?- pide Francesca acariciándome el dorso de la mano -de seguro hay delfines.
-Vean, ella sí se relaja- opina Malibú y Nicole les pone mala cara a las dos.
Yo en cambio me mantengo en silencio ignorándolas categóricamente. No he visto a Melou por ningún lado, quizás no se subió al barco, cosa extraña, en estos seis días en mar no ha ocurrido nada. Ahora estamos en una esquina de la cabina observando el trabajo del capitán y su tripulación.
-Jacob Banner ¿no?- un hombre alto se detiene frente a mí.
-¿Qué quieres?- Francesca sale a la defensiva.
-Necesito hablar con usted.
La francesa intenta enfrentarlo cuando él hace ademán de acercarse un poco más y Nicole la detiene del brazo.
-¿Puedes quedarte quieta y dejar tus celos?- le masculla de mala gana -Estamos en una puta misión.
-¿Quién eres?- pregunto.
-Quien les ayudará a atrapar a Melou James.
-Con que sí está en el barco ¿eh?- habla Malibú con una sonrisa ladeada.
-Nombre- le exijo al hombre frente a mí.
-Freud Marshall.
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Melou:
Logro escabullirme entre los seis guardias que hay cerca de la parte baja del barco, donde el golpear de las olas se siente más intenso.
Recorro el largo pasillo semi-oscuro frente a mí, hallo al final una puerta circular de madera pegada al suelo. Me agacho e intento abrirla pero está cerrada por dentro.
Frunzo el ceño, se me hace raro, trato de pensar en algo y el sonido del seguro de cinco armas desactivándose a mi espalda, me deja estática en el lugar.
-¿Se te perdió algo por aquí?- esa maldita voz.
Me coloco en estado de alerta en lo que me levanto y tomo un largo suspiro antes de voltearme con mi mejor sonrisa y quedar de frente al hombre de ojos fascinantes.
-Manos arriba- exige la francesa y sin refutar las levanto.
No puedo salirme de mi maldito papel.
Lo que me confunde es la presencia de Freud, mi mente trabaja a toda velocidad y no quiero creer lo que estoy pensando.
También se encuentran Viper, una chica de descendencia afroamericana y dos guardias más, los dos primeros junto a la francesa y los dos últimos me apuntan con fijeza.
-Repito- Murk vuelve a hablar sin bajar el arma -¿Se te perdió algo aquí?.
Allá vamos.
-No, de hecho, me he perdido y no encontraba la salida por lo que vine a parar aquí- imito la misma voz que usé al abordar el barco, una voz chillona e inocente.
El ojiverde alza una ceja -No me digas, cuéntame otra.
Agrego una expresión ofendida -¿Me está llamando mentirosa, señor?.
Él suelta una risa despectiva -¿Sabes una cosa, Melou?- mi expresión no vacila a pesar de que haya pronunciado mi nombre con un acento significativo -algo que me causó gracia, pero también me cabreó- hace una pausa acercándose a mí -fue el que me vieras la cara de imbécil con ese disfraz de peliculera- la afroamericana se posa a mi espalda.
-Lo siento pero creo que me confunde con otra.
-Veamos si es verdad- la afroamericana hala de mi cabell... digo, peluca, dejando mi verdadero pelo libre.
Tenso la mandíbula.
Ahora sí estoy jodida.
-Retírate los lentes- no me muevo y Viper hace ademán de acercarse.
-No me toques- advierto, a paso lento me quito las putas lentillas y ese troglodita me las arrebata después de bajar el arma.
-Ojos grises y calculadores- vuelve a hablar -esa fue mi descripción la primera vez que te vi.
-¿Gracias?.
Muestra una sonrisa malévola -De seguro no te reconocería de no ser por este hombre a mi lado- señala a Freud y me tenso.
Le doy una fría mirada -próditor- «traidor» mascullo en latín.
-¿Lo conoces?- me cuestiona Jacob con una sonrisa pícara.
No respondo y me dispongo a fusilar a Freud con la mirada, quien se encoge en su lugar sin decir nada.
-Te crees inteligente ¿no?
Llevo mi vista a Jacob y enarco una ceja -Lo soy- menciono sin dejarme amedrentar en ningún momento.
Él se ríe (no sé de qué) y comienzo a calcular las posibilidades para salir de esta pero hay más contra que pro.
Uno, estamos en un barco en movimiento en medio del mar, por lo que no sabría a donde ir si logro escaparme de ellos. Dos, no tengo para defenderme porque me he dejado la puta arma. Tres, son seis (sin contar a Freud) contra uno y ya tengo experiencia de cómo pelean tres de ellos.
Bueno, todo lo dejo en manos de Luciana, si es que ese traidor no la delató también.
Suspiro resignada y hago lo que mejor sé hacer aparte de pelear (verle la cara a la gente).
-¿Me van a matar ya o solamente me van a encerrar en un calabozo?- inquiero.
-¿Cuál de los dos quieres?- se detiene a centímetros de mí, es alto, por lo que mi mandíbula llega a la altura de su clavícula.
Hago amago de bajar las manos y todos se ponen alerta. Sonrío -Tranquilos, si quisiera matarlos, ya lo habría hecho- las bajo -¿Qué decías?- le pregunto a Jacob -ah, sí... pues la verdad es que me da igual cualquiera de los dos, si me vas a matar que sea de una forma elegante y si me vas a encerrar en la mejor habitación, por favor, sería magnífico si fuese la tuya.
La francesa pone mala cara y la afroamericana sonríe ganándose una mala mirada de parte de Jacob quien me observa por unos segundos -Voy a acabar contigo, Melou James- sisea -voy a hacer de tu vida una miseria.
-¿Me estás amenazando?.
-No, te estoy alertando- muestra una sonrisa falsa y se da la vuelta para empezar a caminar -tráiganla- ordena.
-No me toquen- hablo cuando la francesa y los dos guardias se me acercan.
Me arreglo el cabello desordenado, muy digna y hago acopio para caminar con los dos guardias y la afroamericana atrás pero Viper me devuelve con el puñetazo que engancha en mi mandíbula volteándome la cara y haciéndome sentir el sabor metálico de la sangre en mi boca, me toco el labio y...
-Lo siento- me regala una sonrisa cínica cuando vuelvo a enderezar el rostro -no pude controlar el impulso- se gira a caminar.
Intento lanzarme sobre ella pero uno de los guardias me retiene agarrando mis brazos por detrás.
-Quieta- respiro hondo -vamos, camina- me empuja y la francesa no deja de mirarme en silencio.
-¿Te gusto?- le pregunto -porque la verdad es que no me van las rubias.
-Camina- exige ahora la afroamericana y hago caso -con que estoy frente al dolor de cabeza de Jacob- murmura a mi lado.
-¿Qué?
-Todos han estados obsesionados en encontrarte.
-¿Ah, sí?
-Eso incluye a Jacob que estaba bastante frustrado.
Interesante.
El aludido está a unos pocos pasos de nosotras mirándome extraño junto a Viper, la francesa va más adelante.
-¿Qué tanto hablan allá atrás?- exige.
-Nada que te incumba- le espeta la chica.
-¿Cuándo dejarás de ser tan inmadura?- inquiere Jacob.
-Cuando tú dejes de ser tan amargado- replica.
Me cae bien esta chica.
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Jacob:
-Deberíamos matarla ya- habla Francesca a mi lado -no me cae bien.
-Ella no tiene que caerte bien, querida- replica Malibú.
-Como sea, tenemos que matarla, eso fue lo que ordenó Yul.
-Pero Yul no está- le dice Nic.
-Jacob.
-¿Mm?.
-¿En qué piensas?- pregunta Francesca.
En la mujer que está encerrada en uno de los calabozos del barco.
-En nada- aclaro.
-¿Qué haremos?- cuestiona Nic.
-Lo que mejor se le puede hacer a alguien en medio del mar.
-¿Tirarla?- a Francesca se le iluminan los ojos.
-No, torturarla.
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Luciana:
Por enésima vez intento comunicarme con Celin y nada, han pasado ya seis horas desde que Melou bajó para ver el cargamento y creo que no ha regresado porque no la veo por ningún lado en el barco.
Esto es una caca.
Suelto un largo suspiro, me levanto de la cama en mi habitación y salgo.
-Hey- trato de llamar la atención de Freud que pasa frente a mí y me ignora, lo alcanzo -¡Oye!- se voltea asustado mirando a todos lados -¿No ves que te estoy hablando?.
-Ahora no- intenta irse y lo retengo del brazo.
-¿Qué pasa?.
Vuelve a mirar a todos lados -Atraparon a Melou.
-¿Qué? ¿Cómo...?.
-Debemos mantenernos separados por nuestro bien o nos atraparán ig...
-¿Dónde la tienen?- le interrumpo.
-¿No me estás escuchando?
-¿Dónde la tienen?- repito.
-En los calabozos del barco, pero...
No lo dejo terminar, vuelvo a mi habitación a por el comunicador e intento otra vez contactar con Celin, lo que se siente al otro lado es apenas un ruido espantoso.
-Lu-Luc...- no se entiende lo que dice.
-Celin soy yo, atraparon a Melou ¿Qué hacemos?.
-H-han intervenido en la c-comunicación, ver-ver-veré que hag...- se corta por completo.
-Celin, Celin- repico el comunicador contra la pared -¡Mierda!- me llevo las manos al cabello y comienzo a caminar en círculos.
Calma Luciana, calma.
A ver, si la atraparon quiere decir que no llegó a entrar para ojear el cargamento. Está en los calabozos.
Entonces son dos cosas por hacer:
Tratar de soltar a Melou y ver el cargamento.
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