Capítulo 29 | Debilidad
-¿Por qué quieres irte? -pregunta Kyle con confusión y asombro por lo repentino de todo esto.
-¿No es obvio? Tengo que llegar a la zona segura -respondí justo cuando unas chicas se acercan para entregarme mis cosas.
-No puedes irte, morirás allá afuera -dice Adler.
Lo miré con una frialdad que hasta a mí me ha sorprendido, él y todos los otros chicos igualmente se sorprenden por mi severa mirada hacia él. Me desconcentré cuando Gia se me acerca y me toma de los hombros, mientras yo guardo mis cuchillas en los bolsillos de mi pantalón.
-Ay Adler, si quiere irse, déjala. Sabrá que cometió un error cuando esté durmiendo con los peces -mencionó.
-No se preocupen. Si muero, al menos ustedes no lo sabrán -respondí. Me dieron un estuche con mis flechas, lo cual sí agradecía porque esto me facilitaría para llevarlas-. Gracias.
Me coloqué el estuche y sin regresarles la mirada a los otros comencé a caminar hacia el bosque decidida a irme de verdad, pero los chicos no estaban de acuerdo, por lo que se colocan en frente de mí para evitar que siga avanzando.
-Nisha... ¿Segura que te quieres ir sola? -pregunta Rebeca.
-Sí, estoy segura. Ustedes sigan festejando, de igual forma... esto no es lo mío -pasé por su lado.
-Querida, te olvidas de esto -escuché a Gia, me giré para atrapar la daga que tenía la calavera en el mango, la guardé y volví a darles la espalda a todos.
Entré al bosque, el cual estaba muy oscuro, lo único que me ayudaba a ver, era la luz de luna que se colaba por las hojas de los árboles. Cuando dejé de ver y de escuchar a la tribu, suspiré profundo y me abracé a mí misma. Sabía que estaba siendo estúpida al irme sola por un bosque desconocido y más en medio de una situación tan aterradora. Pero, tenía que encontrar a mi madre...
Caminé un poco mirando a todos lados, no quería demostrarlo en verdad pero... estaba asustada. Por supuesto que iba a estarlo, estar con los chicos era lo único que conseguía darme la confianza de que no iba a pasarme nada porque los tenía a ellos para resguardarme, pero yo no quería estar en ese lugar.
Me detuve en seco y sujeté mi arco, rápidamente lo cargué con una flecha y apunté hacia atrás, hasta que Adler aparece levantando las manos.
-Hey... tranquila, soy yo -menciona acercándose un poco.
-¿Qué se supone que haces aquí? -guardé la flecha y me puse el arco por el cuerpo de nuevo.
-Nisha... no puedes irte tú sola y lo sabes, la situación no da para eso, lo que haces es estúpido y peligroso -comentó. Me crucé de brazos y lo miré molesta.
-Lo sé. No me importa -respondí fingiendo, pues sí me importaba, pero ahora es el orgullo hablando porque se supone ya he tomado mi decisión de irme-. No me importa si es peligroso o no, si es con ustedes o yo sola. Debo buscar a mi madre.
-La encontrarás, pero tienes que quedarte con nosotros, o ella nunca más volverá a verte -responde él consiguiendo que dudara, sin embargo apreté los dientes y exploté.
-¡Pero no quiero quedarme! No estaré en un lugar donde desconfíen de mí como para atarme solo a mí, mientras ustedes están libres y lejos de las miradas precavidas de los demás que solo esperan a que los ataque. Y mucho menos quiero ver como... -apreté los dientes para no decirlo, pues perdería la dignidad a mi parecer, no quería decir que odiaba el hecho de ver cómo Gia le coquetea y él le da permiso de hacerlo-. Olvídalo. Mejor regresa con los demás y déjame en paz. Yo seguiré adelante.
Él no decía nada, pero tampoco se movió para irse, me di la vuelta y di unos cuantos pasos, hasta que sentí su mano en mi brazo. Rápidamente lo tomé a él de la muñeca y se la doble dejándolo de rodillas en el suelo.
-Ay chica, mejor deja el drama -Gia aparece y camina hacia nosotros. Solté a Adler y la miré a ella con más molestia.
-¿Cuál drama? Solo quiero irme -respondí rodando los ojos.
-Bien, pero te recuerdo que no aguantarás ni un segundo allá, no siendo una débil chica que se hace la fuerte.
-¿Débil? -tensé mi mandíbula y apreté los puños.
-Sí, débil -responde ella sonriendo burlona. Se me acerca con los brazos cruzados y queda frente a mí para amenazarme con la postura desafiante que tenía y a la cual no retrocedí-. Eres débil, por eso creo que no durarías ni dos segundos con una de esas cosas.
Sonreí y luego le di la vuelta colocando mi brazo alrededor de su cuello ahorcándola, le di una patada por detrás de las rodillas, dejándola en el suelo.
-¿Aún me crees débil? -cuestioné.
-Principiante -responde como puede y luego me golpea la cabeza haciendo que la suelte y que mi nariz comience a sangrar.
Me toma de los brazos y me los tuerce por atrás, como si con solo un movimiento fuerte fueran a romperse.
-Un movimiento y te los rompo fácilmente -comentó.
Yo me quejé un poco pero conseguí fuerzas para soltarme con un movimiento brusco.
-¡Chicas basta! -Adler se coloca entre nosotras para intentar detenernos.
-¡No te metas! -exclamamos nosotras a la par.
Bueno, al menos congeniamos en algo...
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