Capítulo 28 | Tribu
Intenté librar mis manos de la cuerda que me impedía moverme, pero habían atado la soga muy fuerte. Maldije por lo bajo, pues quería buscar a los demás lo antes posible e irnos pronto de aquí, no sabía lo que iban a hacer con nosotros y espero que no tengan la idea de tirarnos a su fogata para hacernos su comida.
-Lindo arco -escuché una voz femenina, volteé a mi derecha y allí había una chica sujetando mi arco y observándolo.
-Lo es, y es mío. Y no me gusta que otros toquen lo que es mío -espeté a pesar de saber en qué situación me encontraba, no me importaba. Era mi arco el que ella sujetaba.
Aquella mujer me mira un momento antes de lanzar mi arco al suelo junto a ella y se acerca a mí, a pesar de todo me mantuve firme, ella me toma del cuello para amenazarme.
-Veo que no entiendes la posición en la que estás, deberías tener cuidado o podrías acabar mal -responde igual de cortante que yo, mirándome enfadada pero orgullosa de que no pueda hacer nada para defenderme si se le ocurría matarme.
-Gia. ¿Qué te habíamos dicho? -una mujer aparece frente a nosotras junto a un chico a su lado-. Debiste avisarnos cuando ella despertara, no pelear con ella.
La tal Gia me suelta haciendo que mi rostro gire a un lao por la brusquedad, ella se levanta e inclina la cabeza.
-Lo siento, lo iba a hacer -responde ella, yo no pude evitar reír entre dientes, llamando la atención de los tres-. ¿De qué te ríes tú?
-¿Yo? de nada... -respondí encogiéndome de hombros y sonriendo, provocándole más enfado a Gia.
-Dime -se vuelve a acercar a mí, pero el chico a un lado la toma de los brazos, apartándola.
-Cálmate -le susurra y ella suspira profundo, cerrando los ojos.
-Sí, mejor cálmate. Hazle caso a tu novio, Gia.
Ella vuelve a abrir los ojos de golpe y apartando al chico para acercarse a mí de nuevo, me agarra del cuello levantándome un poco.
-Que fácil es cabrearte, incluso es divertido -comenté.
Hacer enfadar a los que se meten conmigo e intentan amenazarme... me resulta divertido de vez en cuando, ver cuánta paciencia tienen, es interesante. Además de que las expresiones que hacen no tienen precio.
Gia amenaza mi cuello con una cuchilla de roca afilada haciéndome sonreír un poco más, la cuchilla presiona mi piel y supe cuán afilada estaba porque apenas con la presión cortó un poco mi cuello.
-¡Gia! -la mujer la detiene, ella gruñe y me suelta bruscamente-. Hank, llévate a Gia de aquí y que se calme.
-Sí, mi señora -el tal Hank la toma de los hombros y se la lleva.
-Chao Gia, no fue lindo conocerte.
-¿Por qué le hablas así? -pregunta la mujer.
-Oh, perdone usted por no ser respetuosa con mis secuestradores -respondí con un obvio todo de sarcasmo-. Solo espere, que cuando me desaten les construiré un altar para bendecirlos y que Dios los cuide, si creen en eso.
Suspira profundo y permanece en silencio por un tiempo como si me estuviera analizando. Resoplé cansada de esto y aún preocupada por los chicos que no los he visto.
-¿Dónde está mi grupo? -pregunté con severidad. Ella no responde, pues no hizo falta, porque justo en ese momento escuchamos exclamaciones.
-¡Wahoo! -ambas giramos la cabeza para ver a lo lejos a los chicos, y con ellos estaba Gia y Hank, luciendo muy alegres y divirtiéndose con ellos.
¿Por qué a ellos no les tienen atados como a mí?
Rebeca y Serena reían junto a unos chicos de este lugar mientras Kyle presumía de sus poderes con unas chicas que estaban babeando por él, aunque nota que él solo presumía sus poderes mas no para impresionarlas y así llevarse a alguna con él, pues de vez en cuando miraba a Rebecca y se aseguraba de que estuviera bien.
Entonces volteé a ver como Gia reía junto a Adler y Hank, justo cuando ella le da un leve golpe en el brazo jugando, antes de colgarse de él. Podía sentir mi sangre hervir por eso, fruncí los labios y chasqueé la lengua con molestia, pues él no la apartaba a pesar de lo obvio en su forma de actuar. Gia me atrapa observándolos y seguramente nota mi desagrado, porque sonríe. Le dice algo en el oído a Adler quien asiente. Él ni siquiera me mira, ¿No se acuerda de que existo o qué le sucede?
Gia viene caminando hacia mí. Ella, aunque me cueste admitir, era hermosa. Tiene el cabello pelirrojo, con unos ojos azules hermosos y pecas, también tenía pintura azul en su rostro, piel morena que resaltaba sus facciones y le lucía. Rasgos que la mayoría de la tribu tenía, mayormente los ojos claros.
-¿Por qué soy la única que está atada? -pregunté mirando a la otra mujer.
-No queríamos arriesgarnos a que cuando despertaras nos pudieras atacar, mi trabajo es proteger a mi gente -responde la mujer.
-Bueno, tiene sentido -dije aceptándola realidad. Una respuesta convincente.
-Gia, corta la soga -menciona la mujer.
Gia me mira y yo a ella esperando a que le hiciera caso. Ella chasquea la lengua y se cruza de brazos.
-¿Tengo que hacerlo? Después de cómo me ha tratado...
-Vamos Gia, desátala -los chicos finalmente llegan al recordar que yo también existo.
Gia rueda los ojos mirando a los otros y camina hacia mí. Me agarra bruscamente las manos y corta de una pasada las sogas en mis muñecas.
-Mis cosas, las quiero. ¿Dónde están? -exigí agarrando mi arco.
-¿Para qué las quieres? -pregunta Serena.
Acaricié mis muñecas que tenían las marcas de las sogas por mis intentos de forzarlas, miré a Ray quien comprendió enseguida.
-Se va.
-Es correcto.
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