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Capítulo 14 | Familia

Cuando fui consciente de mi entorno al despertar, me di cuenta de que me había dormido abrazando un cuerpo suave y pequeño, abrí los ojos y vi a Nisha, aún dormida, con mi brazo rodeando su cintura cubierta por la tela de mi remera que se había vuelto a poner, al igual que yo me he puesto mis pantalones. Dejé escapar una leve sonrisa antes de querer volver a dormir, pero abrí los ojos de nuevo al escuchar una puerta abrirse en el piso de abajo. Decidí levantarme, encontré mi otra remera en el suelo y me la coloqué antes de salir de la habitación en silencio para no despertar a Nisha. Vi la puerta abierta de la habitación de mi abuela, por lo que supuse ella ya se había levantado.

-¿Yaya? -la llamé bajando las escaleras-. ¿Estás en la cocina?

Acaricié mi nuca suavemente mientras suspiraba. Al mirar al frente pude sentir como mi corazón se detenía y cómo toda mi sangre se congelaba.

-A..Adler... -mi abuela me sonríe a pesar de todo, con lágrimas cayendo por sus mejillas mientras aquello la mordía por el hombro.

-¡Abuela! -solté al reaccionar, vi la escopeta a un lado y la sujeté de inmediato.

Aquella cosa suelta a mi abuela quien cae al suelo con un golpe seco, ruge en mi dirección y salta a atacarme, pero el disparo llega antes, haciendo explotar su cabeza, lancé la escopeta al suelo y corrí hasta un lado de mi abuela, quien temblaba notoriamente con dolor. Escuché pasos apresurados en la escalera, sabía que era Nisha, pero ahora me importaba mucho más mi abuela.

-Yaya... Estarás bien... Estarás bien, lo prometo -mi voz se rompe mientras intentaba cubrir la herida en su hombro para que dejara de sangrar, sin embargo, esta se detiene por sí sola y aquello negro en su mordida se extiende provocándole más dolor.

-A..Adler... No me queda... mucho tiempo -comenta con dificultad sujetando mi mano-. Y preferiría que me llevaras al patio para ver el amanecer una vez más.

-¿Qué dices, Yaya? Te pondrás bien... podrás ver el amanecer todos los días -sollocé aferrándome a sus manos, agachando mi cabeza hasta pegarla en su pecho-. No me dejes, te lo suplico... a ti no podría olvidarte.

-Adler... por favor... quiero estar afuera -murmura una vez más antes de retorcerse por la conversión.

Asentí finalmente y la cargué en brazos, su cuerpo delgado y frágil ahora se veía cada vez más pálido, la saqué al patio de atrás y la dejé en el césped, justo donde ella cultivaba sus flores. Mi abuela sonríe al mirar al cielo cuando el sol comenzó a bañarnos con su luz.

-Es hermoso... -comenta, y con su mano temblorosa saca de su ropa el mismo cuchillo de cocina de antes-. Adler... lamento tener que pedirte esto... pero quiero morir aquí, así como humana... No quiero volverme una de ellos y atacarte, hijito.

-N..No... Yaya, ¿te das cuenta de lo que me estás diciendo? No puedo hacerlo -sollocé de nuevo-. No quiero hacerlo...

-Lo sé... pero debes hacerlo, por mí... -ella deja el cuchillo en mis manos para alcanzar mi rostro y acariciarlo-. Sé que suena egoísta, pero...

Se detiene a sí misma cuando el dolor aumenta y ella ni siquiera es capaz de hablar, aquello negro se extiende en sus venas hasta llegar a su rostro, sus ojos se vuelven completamente negros y ella entierra sus uñas en la tierra mientras estas crecían. Me mira suplicante y con lágrimas en los ojos.

-Por favor... Adler... P..Por favor... -suplica.

Aparté la mirada cerrando los ojos con fuerza. Esto no es justo... Apreté el cuchillo en mis manos, posicionándolo sobre su pecho. No podía hacerlo y no quería... pero al escuchar sus súplicas y quejidos de dolor... tuve que hacerlo. Aplasté el filo contra su cuerpo, sintiendo con asco como la carne de perforaba y ella dejaba de moverse. La miré, lo negro comenzaba a retraerse hasta liberar sus ojos, los cuales me veían con agradecimiento. Ella me sonríe.

-Gracias...

Su mano que intentaba alcanzarme cae sin fuerzas, y el brillo en sus ojos pierde intensidad hasta que solo eran opacos, sin vida. Solté nuevos sollozos, sin poder creerme todo esto. Había matado a mi propia abuela, había vuelto a perder a mi familia. Solté el cuchillo y me aferré a su ropa.

-Yaya... -sollocé apoyando mi frente en su pecho.

No pude controlarme, lloré como si fuera un niño perdido y desconsolado, ¿así se habrá sentido cuando mis padres murieron? No lo sé, y quisiera nunca haberlo experimentado, pues es un dolor terrible que me cuesta tolerar ahora.

Escuché los pasos de Nisha acercarse a mí hasta arrodillarse a mi lado, ella me alcanza con sus brazos y me envuelve en un abrazo cálido y reconfortante, sujeta mi cabeza con delicadeza y me hace apoyarla en su pecho, sollocé apoyándome en ella para intentar hacer que esto dejara de doler tanto. No fui consciente del peligro que resultaba estar aquí afuera y el tiempo que permanecimos, a Nisha tampoco parecía importarle demasiado, pues ella no me apresuraba en detener mi llanto, acariciaba mi cabeza y mi espalda para consolarme, murmuraba lamentos y palabras de apoyo hasta que finalmente pude dejar de llorar.

Me separé de ella para ver a mi abuela, Nisha acerca su mano con delicadeza y aparta el cabello de su rostro antes de cerrar sus ojos.

-Es mejor así, ¿no lo crees? Pareciera que está durmiendo en paz -comenta ella, sonreí un poco, pues eso parecía, asentí estando de acuerdo.

-Me gustaría enterrarla... Este siempre ha sido su lugar favorito, incluso cuando mi abuelo vivía, plantaron estas flores juntos y desde entonces... ella siempre ha cuidado bien de ellas, incluso ahora -conté con nostalgia, ver a mi abuela en el patio cuidando de estas flores era algo de todos los días sin falta, ahora no podré verla cuidar de ninguna otra planta.

-Es una buena idea, una muy linda -responde apoyando su mano en mi hombro.

Suspiré profundo y me levanté del suelo para ir al cobertizo, en el cual había instrumentos de jardín y la pala que me serviría para su entierro. La miré por encima del hombro, Nisha juntó sus manos y se inclinó levemente antes de sujetar el cuchillo en su pecho y quitárselo, arregló su ropa con tanto cuidado que se lo agradecía por tratar con respeto a mi abuela incluso después de fallecer.

No... tú la mataste, que no se te olvide nunca.

Aparté la mirada y agarré la pala, me acerqué al lugar en donde empezaría a cavar y eso hice, removí la tierra de una parte lo suficientemente espaciosa para que cupiera el cuerpo de mi abuela. Cada palada se volvía cada vez más difícil, mis brazos y manos dolían por el esfuerzo, pero no me detuve hasta acabar. Lo quería hacer perfecto, era lo mínimo que se merecía por ser la mejor de las abuelas, la que cuidó de mí todo el tiempo.

Al estar listo dejé caer la pala a un lado y me di la vuelta para ver a Nisha junto a mi abuela aún, la había cubierto con un manto blanco, y yo lo agradecía pues no creía que fuera a soportarla verla tan pálida y sin vida de nuevo. Me acerqué a ella y me agaché para verla un segundo antes de cargar a mi abuela y llevarla hasta el agujero en la tierra, la coloqué con cuidado y la cubrí mejor con la manta. Suspiré de nuevo y volví a agarrar la pala, la apreté en mi mano, no quería empezar a tirar la tierra, pero debía hacerlo y lo hice finalmente.

Al acabar, volví a lanzar la pala al suelo, Nisha se acerca y coloca una flor encima de la tierra que cubría a mi abuela. Una lágrima vuelve a escapar de mi ojo hasta caer de mi mejilla, Nisha vuelve a abrazarme, entrelazando nuestras manos. Nos desconcentra el ruido de una de esas cosas fuera del muro lindero que separa el patio del vecindario.

-Debemos entrar... -murmuré.

-Al menos sabes que ella no sufrirá más por esto -menciona.

Asentí de acuerdo con eso, es un alivio que ella haya podido escapar de este infierno. Ya no sentirá miedo, ni preocupación, ya no se cansará y podrá reunirse con mi abuelo y mis padres. Apreté ligeramente la mano de Nisha y comenzamos a caminar hasta el interior de la casa de nuevo, este lugar se sentía como mi hogar incluso al volver aquí con todo lo que estaba pasando. Yaya era la responsable de que se sintiera así, pero ahora... se siente frío y desolado.

-Aún nos queda un día antes de que los demás piensen en dejarnos... ¿Quieres quedarte un poco más? -pregunta ella-. Sé que puede ser difícil para ti enfrentarse a lo de afuera ahora...

-Es cierto... No me siento capaz de enfrentarlos... -resoplé sentándome en el sofá-. Dame un momento, te prometo que regresaremos con los demás sanos y salvos, como si esto no pasó...

-Eso no es lo que quieres -Nisha se sienta a mi lado-. Quieres quedarte aquí por más tiempo, recordar lo que sucedió porque sientes que es tu culpa. Adler... no tienes que hacerlo, tómate tu tiempo, pero no te culpes por esto. No fue justo para ti lo que pasó, te viste obligado a hacerlo.

Mantuve la mirada perdida al frente hasta que apoyé mi cabeza contra el respaldo del sofá y cubrí mis ojos con un brazo.

-Ella lo hizo apropósito... -solté con la voz rota de nuevo-. Ella lo planeó, quería que ocurriera.

-¿De qué hablas? -pregunta acomodándose a mi lado, destapé mis ojos, pero mantuve la vista en el techo.

-No fue una coincidencia. No olvidó volver a poner sus trampas perfectas como cuando llegamos, no bajó de casualidad a encontrarse con esa cosa dejándola pasar sin hacer nada teniendo un cuchillo con ella. Y... ¿a quién se le ocurre seguir cuidando de unas flores en una situación así, sabiendo que se iría para no regresar? Su despedida ayer... ¿Cómo no me di cuenta?

Me reí con amargura volviendo a cubrir mis ojos con la mano, las lágrimas vuelven a rodar. Fue tan obvio y yo creí que no era nada... soy un idiota. Sabía que existía la posibilidad, pero... no la creí capaz.

-Pero... ¿por qué? ¿Por qué lo haría? -pregunta Nisha limpiando el rastro de lágrimas en mi rostro.

-Porque era una anciana... creía que solo molestaría al grupo si la llevábamos con nosotros. No quería retrasarnos... fue por eso que nos habló del refugio -saqué el papel con el símbolos de mi bolsillo y lo miré-. Fue por eso que nos dijo cómo llegar y me lo dio, sabía que ella no iba a acompañarnos para guiarnos hasta allá.

-Realmente... lo planeó todo... -murmura sin poder creérselo, asentí en respuesta, volviendo a guardar el papel-. Pero eso no quita que nada de esto sea tu culpa.

-Lo es, si me hubiera dado cuenta antes...

-Adler. -llama mi atención y se colca sobre mí para que la mire sin esquivarla-. Nada es tu culpa... Aunque te hubieras dado cuenta antes, ella ya había tomado su decisión, incluso antes de que llegásemos. Ella te ama tanto que no quería arriesgarte porque sabe que la ibas a salvar aunque tu vida fuera sentenciada a morir. Ella no quería eso para su nieto.

Lo sé... mi abuela prefirió morir que ser una carga... Lo sé... pero no puedo aceptarlo.

-Era la última familia que me quedaba... -sollocé-. Ahora no tengo a nadie.

-Eso no es verdad -sentencia sujetando mi rostro en sus manos y limpiando mis lágrimas con sus pulgares-. Me tienes a mí, yo seré tu familia, la que no planea abandonarte nunca.

Apoyé mi mano sobre una de las suyas y sollocé de nuevo agachando la mirada, pero Nisha hace que la levante de nuevo y besa mis labios con ternura y suavidad.

-Yo estaré contigo, Adler... aunque me hagas molestar por querer darme órdenes -sonríe contra mis labios, consigue igualmente sacarme una pequeña sonrisa más.

-Gracias, Nisha... -la abracé por la cintura y apegué mi frente en su hombro-. Por hacerme venir aquí, por acompañarme y por comprenderme tan bien.

-No tienes que agradecer...

Acaricia mi cabello enredando sus dedos en este. Me calmaba mientras yo pensaba en que Nisha realmente parece conocerme más que yo mismo, es impresionante y en verdad lo agradezco.

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