Epílogo
—Creo que te están buscando — informa Kate mientras mira por la ventana.
—¿Qué? — pregunto acercándome a ella y mirando también.
A lo lejos lo veo. Está dándome la espalda, pero sus alas azules me dicen quién es.
Luzbel y yo hemos estado separados bastante tiempo, como es costumbre cada vez que vuelve a edén. Como debía ser en cuando el Apocalipsis acabó.
Las cosas están "compuestas", quisiera decir que todo ha vuelto a la normalidad, pero las cosas jamás volverán a ser como lo eran antes. La farsa de un traidor nos cambió, cambió absolutamente todo aquí abajo.
Pero no es tan malo.
Las cosas no van tan mal como pudiese imaginarse. Incluso podría decir que van muy bien. Aunque es cierto que nada volverá a ser como antes, ¿quién necesita volver a ese infierno en el que vivíamos realmente?
De una forma extraordinaria las cosas cambiaron para bien. Ya no hay violencia en las calles, todos parecemos ser más humanos de lo que éramos antes. El odio y las diferencias entre nosotros mismos han dejado de existir, y aunque obviamente aún tenemos roces y algunas conflictos entre nosotros mismos, las cosas no volverán a ser como antes.
A diferencia de los demás, yo me tomo el Apocalipsis como una purificación a nuestro mundo.
Es cierto que murieron inocentes, también gente que lo merecía, pero gracias a eso los que quedamos aprendimos a valorar la vida de verdad.
Han pasado cinco meses desde el fin de la mentira. La sociedad en general se ha vuelto a levantar, las personas sobrevivientes iniciamos un nuevo y mejor mundo.
Aunque ahora estamos en una clase de descanso, pronto todo terminará de componerse, las escuelas reabrirán, y todos continuaremos con una vida parecida a la de antes, aunque mucho mejor.
—Volveré en un rato — aviso a mi amiga.
—O tal vez no.
—Tal vez — acepto riéndome. Salgo de la cocina y me aproximo de prisa a la salida.
Le alboroto el cabello rubio a Angelus y le sonrío a Jason que lo viene cargando.
Abro la puerta de mi casa y me apuro a bajar los peldaños para reunirme ya mismo con el ángel.
Aunque sabía que iba a regresar, no he parado de pensar en él, le he extrañado demasiado, y he querido verle a como dé lugar. Sin embargo ni él ninguno podían venir.
Empiezo a correr una vez que estoy en la parte trasera de la casa. Aún me faltan unos metros para llegar a donde está, y sigue sin voltear a verme.
—Tus alas siguen siendo igual de hermosas — aseguro parándome a unos pasos —. Pero me gustaría verte la cara.
Por fin voltea, sus ojos están llenos de emoción y ambos nos abrazamos con fuerza. Luz me alza del piso y termino por rodearle la cintura con las piernas.
—Te extrañé, Luz.
—Y yo a ti, virtud — contesta sonriéndome.
Me inclino y le planto un beso en los labios, ambos nos quedamos así durante largos segundos, pues pasamos tanto sin vernos que bien podríamos quedarnos aquí lo que resta de la vida.
—¿Estás bien? — le pregunto —. ¿Seguirás siendo un ángel?
—Estoy bien, de verdad no fue malo lo que hiciste, sabes que fue lo correcto... todos fuimos castigados, pero no nos echaran... en cuanto a Uriel... sigue recluso, aún no han puesto fecha para su expulsión, pero no tardará demasiado. Por lo menos no sigue dando problemas como lo hacía antes.
—¿Y los demás?
—Los guerreros han sido enviados al tártaro en su mayoría, los demás están como siempre arriba. Y en cuanto a Remiel y Sariel... están junto con Uriel.
—Tienen lo que se merecen — admito.
—Aún no, pero están donde deben por el momento.
Aunque aparentemente todo está bien, siento un poco extraño a Luzbel, podría jurar que incluso está nervioso aunque no lo deje ver.
Quisiera preguntarle si le ocurre algo, pero si así fuera me lo ocultaría.
—¿Ha pasado algo nuevo? — pregunto.
—Muchas cosas — asiente regresándome al piso y comenzando a caminar.
—¿Cómo cuáles?
—Pues... la consideración que pediste fue aceptada. Van a aceptar de vuelta a los caídos.
—¿En serio? — pregunto emocionada de lo que me dice.
—En serio — acepta sonriéndome —. Y en cuanto a lo demás... hay tres vacantes para arcángel, y según se platicó en el consejo, van a haber aún más arcángeles.
—¿Cuántos?
—Dieciocho.
—Increíble... habrá mayor control sobre todo.
—Así es. Y en cuanto a ti... Yahvé te tiene algo especial.
—¿A mí?
—Así es.
—¿Qué cosa? — pregunto con curiosidad.
—Lo sabrás luego...
El cielo ya está obscureciendo, falta a lo mucho un minuto para que sea de noche ya. Nos hemos alejado demasiado de mi casa y comienzan a darme ganas de volver.
—¿Por qué no volvemos? — sugiero yendo más lento.
—No... — se niega tomándome de la mano y haciendo que continúe caminando.
—¿Pasa algo?
—Nada.
Me quedo en silencio mirando todo, sé que algo está pasando aunque no quiera decírmelo, pero ahora soy yo la que está nerviosa.
—Luzbel...
—Lo siento — suelta entonces y me toma por sorpresa.
—¿Lo sientes...?
—De verdad lo siento, perdóname.
—¿Qué pasa? — pregunto soltando una risita nerviosa. ¿Ahora qué hizo este asno?
—Necesito que me perdones por esto.
—Escucha, no pasa nada, lo que hayas hecho...
—Es que aún no lo hago.
—¿Qué?
—Perdóname por favor — ruega agachando la cabeza, pero logro ver que ha comenzado a llorar...
—Luzbel qué... — comienzo, sin embargo algo me interrumpe. Sus ojos me miran suplicantes y arrepentidos —. ¿Qué hiciste, Luzbel? — pregunto sin aliento mientras siento la hoja de Lux enterrada en mi abdomen.
—Perdóname por favor — ruega soltándose a llorar.
Mi cabeza se va para atrás mientras siento todo desvanecerse, el cielo es azul obscuro y veo a la perfección cientos de estrellas que están salpicadas en él.
Es un escenario demasiado hermoso para la traición que acaba de cometer Luzbel conmigo.
Pero tal vez ahora entiendo las cosas, puede que el traidor siempre fue Luzbel y lo disimuló muy bien.
Tal vez así sea.
Pero nos amamos, y de eso no tengo duda.
Mi ángel me asesinó.
—Perdóname, Lía — ruega y siento sus lágrimas caer en mi pecho mientras me carga en sus brazos —, perdóname virtud.
______________
~Aquí se depositan los reclamos, amenazas y mensajes de odio.~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro