Capítulo 8
—Aquí tengo los nuevos horarios — hablo leyendo la carpeta que sostengo en las manos mientras Luzbel y Joel también lo miran.
—Se ve bien — comenta Joel mientras desliza el índice sobre la hoja.
—Yo les diré lo que tienen que hacer — acepta Luzbel refiriéndose a los suyos.
—Maldita sea — oigo un quejido, sin embargo sigo concentrada en mi carpeta buscando algún error —. Lía, por favor — alguien me toma del brazo y me saca de balance —, ¿dónde está Rafael? Maldita sea, necesito verlo.
Kate luce desesperada mientras me ruega por información sobre el ángel.
—No lo sé... — admito buscándolo con la mirada.
—Salió — responde Luzbel con voz neutra, pero con cierto tono burlón.
—Mierda — se queja ella y se suelta de mi brazo, sale "corriendo" hacia la entrada y me deja pensativa.
Luzbel comienza a reírse entonces, y no lo culpo. Kate va tambaleándose, pareciera que las piernas no le funcionan bien e incluso se ve deforme.
—Y ahí va la codependencia luego del sexo — comenta Luzbel mofándose de Kate.
Me volteo a mirarlo molesta, y su sonrisa se borra al instante.
Cierro la carpeta y la estampo contra su pecho para que la tome mientras me voy detrás de mi amiga.
Corro hasta la puerta y apenas me detengo un poco mientras la busco con la mirada. Va a bastantes metros de distancia, logro vislumbrar a Rafael a lo lejos mientras está rodeado por más ángeles.
Vuelvo a correr en un intento de alcanzar a la loca, sin embargo va demasiado rápido y me lleva bastante distancia. No creo que logre interceptarla antes de que llegue con ellos.
—Rafael — escucho que le llama mientras pasa junto a los demás empujándolos, a él se le ilumina la mirada m mientras Kate se le avienta para abrazarlo.
Eso hasta que dos de los ángeles la arrancan de él con violencia.
—¡No! — les grito llegando a ellos de un salto —. Maldita sea, déjenla en paz — comienzo a forcejear con ellos en un intento de liberar a mi amiga que ya comienza a quejarse del dolor que provocan sus agarres.
—Todo está bien — interviene Rafael mientras se acerca más a donde estamos paradas.
—Me duele — gime mientras recarga la espalda en mí.
—Suéltenla ya — ordena Rafael mientras la toma en brazos.
—Lo siento — se disculpa ella sin fuerzas.
—¿Por qué lo sientes, pequeña? — pregunta con una dulzura extraña para mí.
—No quiero que me dejes, no lo hagas, te lo ruego, quédate conmigo. Por favor, Rafael de verdad siento lo que te dije, soy una estúpida, me lastimaste y no quería volver a verte, pero es diferente, no podría aguantar más sin ti — para mi sorpresa Kate está llorando, ni yo me lo puedo creer, pero así es. Rafael esboza una sonrisa mientras la mira, creo que le provoca algo de gracia ver la actitud tan repentina de mi amiga.
—Hagan lo que les dije — ordena a los ángeles —, los veré en un rato.
Todos asienten y emprenden el vuelo sin decir una sola palabra, Rafael termina de cargar a Kate y comienza a caminar de vuelta a la fortaleza.
—No me dejes — ruega de nuevo.
—No lo voy a hacer. Pero por ahora tienes que ir a la cama, necesitas dormir un poco.
—Quédate conmigo.
—Tengo cosas que hacer, no puedo quedarme ahora.
—Por favor.
—Ay, Rafael — comienza Luzbel con voz dramática —. Por favor, mi ángel, quédate conmigo, necesito de ti.
—Jódete, Luzbel — se queja mi amiga mostrándole el dedo medio.
—No entiendo tu seña — admite Luzbel.
—Es lo que falta.
—Ja, eso quisieras.
—Quisieras tú.
—Quédate con ella — le pide a su hermano —. Y vuélvele a dar, se ve que le hace mucha falta.
—Jódete otra vez — se queja Kate.
—Te estoy haciendo un favor — responde cruzándose de brazos.
—En vez de hacerme favores a mí, deberías de ir y hacerle el favor a Lía.
Siento como se me encienden las mejillas al escuchar a Kate. De sólo imaginarme así con Luzbel me dan escalofríos.
—Hay cosas que hacer — respondo en cuanto veo sus intenciones de decirme algo, y me paso de largo junto a él.
Quisiera ir y encerrarme por un buen rato con Luzbel, sin embargo no puedo dejar mis responsabilidades a un lado, y él tampoco.
—¿Qué hay para hoy? — pregunta Aaron emparejándome en la entrada.
—Nos estamos quedando sin comida, tendrán que salir a buscar más... — le informo casi apenada.
Aaron hace una mueca mientras nos paramos en el centro de la estancia. Sé que odia tener que salir en busca de provisiones, todos lo odian, y aunque yo no los acompaño me desagrada tener que darles la noticia.
—¿Juntarás al equipo ya?
—Sí, es temprano, cuanto antes mejor.
—Bien, iré a cambiarme mientras.
Me quedo parada por un momento. La cabeza está doliéndome desde antes que despertara, quiero irme a encerrar a mi pieza y no salir en todo el día, pero necesito estar aquí.
—Jason — le llamo cuando lo veo pasar. Viene acompañado de Matt y Henry —. Van a salir.
—Bien — acepta parándose frente a mí —, ¿a dónde vamos?
—Veremos cuando junte a los demás — contesto mientras masajeo mis sienes en un intento de disminuir el dolor.
—¿Quienes iremos? — pregunta Matt.
—Tú ni siquiera tienes permiso para ir — espeto luego de analizarlo.
—Quiero ir, no me gusta sólo estar metido en el radio y la computadora que conseguimos.
—Se ve que es bueno, tal vez podría conseguir algo que nos ayude con lo tecnológico — inquiere Henry.
—En efecto, pienso buscar algunas cosas, cualquier cosa sirve.
—Sí... — acepto sin poner demasiada atención, el cerebro me palpita y creo que me va a reventar la cabeza —. Hey ustedes, vengan — le hablo a un grupo de chicos al reconocerlos.
—¿Qué hacemos? — preguntan adivinando que tienen que hacer algo.
—Van a salir — informo —. Necesito a los demás, quiero saber dónde van a buscar las cosas, seguramente ya saquearon una gran parte.
—No hemos ido al sur — me contesta uno, sin embargo sus palabras comienzan a desvanecerse mientras me concentro en mi dolor.
—Lía — me llama alguien, haciendo que desvíe ligeramente la atención de mi cabeza —. ¿Dónde está Kate?
—Con Rafael — contesto sin pensármelo un segundo, sin embargo caigo en cuenta de que quién me lo ha preguntado es Liam.
Antes de que pueda inquirir algo, éste desaparece de donde estaba, se encamina hacia la pieza de Kate y a mí se me olvida el dolor de cabeza.
—Lía — alcanzo a ver qué Luzbel va llegando con mi carpeta abierta en las manos, sin embargo yo ya estoy yendo tras Liam.
—Ahora no — alcanzo a responder —. Quédense ahí — ordeno a los chicos que esperaban frente a mí.
Me aboco al camino entonces, como ya es costumbre las personas me estorban mientras intento llegar a donde de Liam va echando humo.
Quiero gritarle que espere, pero no quiero llamar la atención de todo el lugar.
Mientras corro mis ojos están sobre él; veo como empuja con fuerza una de las puertas, haciendo que termine de llegar a él de un brinco.
Como me lo esperaba, Kate y Rafael están en una situación comprometedora. Él está sobre ella, sin embargo ambos tienen la mirada sobre Liam.
Mi amiga tiene la boca abierta, podría jurar que está pensando qué decirle al chico.
—¡Cómo pudiste! — se queja Liam entonces.
—Liam, espera... — pide ella removiéndose de donde está mientras se cubre el pecho con la sábana.
Yo simplemente estoy plasmada en la entrada, sabía que Kate estaba metida con Rafael otra vez, pero ni siquiera recordaba la existencia de Liam.
Éste ha llegado junto a la cama, reacciono demasiado tarde, pues jala a Rafael sacándolo de balance, haciendo que en un intento por cubrirse jale la misma sábana con la que Kate se cubría.
—¡Maldita sea! — oigo que se queja una quinta persona. Cuando me volteo a la entrada veo a Luzbel lamentándose mientras se cubre la cara con la carpeta y nos da la espalda —. ¡No puede ser! ¡Maldita sea! ¡Acabo de verte desnuda!
Esto no puede ser posible, el fin del mundo está a punto de suceder y va a ser culpa mía.
Me quito la chamarra de prisa y se la aviento a Kate para que se cubra, Rafael está haciendo el intento de pelearse con Liam mientras sostiene la sábana en su cadera.
Quiero entrar a mediar las cosas, pero la desnudes de Rafael me persuade. No quiero mirarlo, sin embargo quiero detener la pelea. El hecho de que no tenga ropa puesta me pone nerviosa, no quiero tener contacto con él mientras esté así, pero tampoco quiero quedarme de brazos cruzados mientras se agarran a golpes.
—¡Luzbel, entra aquí ahora mismo! — literalmente le ordeno.
Y sí, la expresión del ángel me confirma que lo ha tomado por sorpresa, sin embargo entra y cierra la puerta sin ponerme objeción.
Me entrega la carpeta abierta y va directo junto con su hermano. Voy a seguirlo, sin embargo mis ojos se sitúan sobre las hojas escritas. Me quedo leyéndolas donde estoy, oigo que Kate ya comienza a pelearse con los otros tres, sin embargo yo sigo leyendo sin prestarles atención.
Mi corazón late con fuerza mientras leo cada palabra. Es mi letra con la que está escrito, sin embargo estoy segura que jamás escribí esto.
Algo choca contra mí, la carpeta sale volando y yo regreso de mi transe.
—¡Déjenlo ya! — el grito de Kate me taladra la cabeza, y veo que al par de ángeles les pasa lo mismo.
—Paren ya — intervengo mientras todos están quietos —, de verdad, un golpe más y los tres se van a la mierda de este lugar — sé que el único que podría tomarse en serio esta amenaza es Liam, sin embargo espero que los tres me crean aun cuando es obvio que no hablo en serio.
—¡¿Cómo pudiste?! — le reclama éste a mi amiga mientras pasa entre Luzbel y Rafael en dirección a Kate —. ¡¿Qué carajo te pasa?!
—Liam... lo siento, es que...
—¡Lo sientes! Gracias, mínimo lo has sentido, por lo menos creo que sientes aunque sea un poco de remordimiento. Eres una perra.
Rafael empuja entonces al chico, y ya que veo que Luzbel no tiene ni la más mínima intención de intervenir, me veo obligada a terminar metiéndome entre ambos.
—Paren ya — les pido mientras poso las manos sobre el pecho de ambos.
Rafael todavía intenta echársele encima, obligándome a centrar la fuerza en él para retenerlo.
—¡Eres una mierda, Kate! — grita Liam sin moverse de dónde está.
—Liam, perdóname — pide ella sollozando —. De verdad lo siento, yo... es que de verdad no sé qué pasó, sabes que te quiero, pero, él... Rafael y yo...
—Cállate ya — pide en voz más baja intentado calmarse —. En serio no quiero oírlo, no quiero escucharte a ti. Me dijiste que pasaste años enamorada de mí, y yo pasé bastante tiempo enamorado de ti, pero sólo mírate. La que ha roto corazones has sido tú. Solo tú.
(...)
—Anda, cálmate ya — me pide en voz baja mientras intenta animarme —. Voy a mandar a alguien a que los busque, no deben andar lejos, por lo que oí iban a recorrer más de lo habitual, seguramente por eso no han llegado.
—Es que Luzbel, no lo entiendes, esto es... yo sé... maldita sea, ni siquiera sé como decirlo. Yo sé que algo anda mal, hicimos un tiempo estimado y ya llevan tres horas extras a ese tiempo, es demasiado.
—En un lugar así no puedes hacer el aproximado de algo, jamás resultará. Voy a hablar con Nuriel, lo mandaré a buscarlos.
Luzbel se para de mi lado y va hacia la salida sin decir una palabra más. Yo me tomo unos segundos para observar sus alas con detenimiento.
Los colores son tan hermosos, azul, morado, lila, y algunas cuantas plumas blancas.
Una vez que sale del lugar me pongo de pie. Quiero calmarme y aceptar que deben de estar cerca, que todos los chicos que salieron están incluso cruzando la entrada ya.
Corro hacia la ventana y me asomo a mirar, sin embargo no están ahí.
Luego de casi comenzar a romper todo a mi alrededor, decido salir de aquí, tengo la necesidad de hacer algo y no sólo esperar sentada, aunque no sé qué puedo hacer.
—Justo venía a buscarte — habla Kate en cuanto nos topamos en el pasillo —. ¿No han llegado?
—No — respondo con nervios mientras me apresuro a caminar —. Luzbel dijo que mandaría a algún ángel a buscarlos, pero tengo la maldita necesidad de salir yo misma a hacerlo.
—Es de noche, ni loca pienses que vas a salir de aquí.
—¡¿Y qué hacemos?! También es de noche para ellos, y están allá afuera, solos, y con quien sabe cuantas cuadrillas acechándolos, ¿qué quieres que haga? ¿Que me cruce de brazos y espere que todo esta bien?
—No, pero tampoco espero que vayas de idiota a buscarlos tú sola.
—No iré sola, buscaré a alguien que me acompañe.
—¿Quién en su sano juicio aceptaría ir contigo?
Mis ojos se posan sobre un ángel que va pasando frente a mí. Creo que es Nuriel, si no lo estoy confundiendo es él.
—Hey — le llamo mientras corro los metros que nos separan —. Nuriel, eres Nuriel, ¿verdad?
—Lía... — me nombra mientras se para frente a mí y pone las manos tras su espalda —. Lo soy, ¿qué es lo que necesitas?
—Hmm... calma, no tienes que ponerte así... — pido al pensar que está en alguna posición extraña —. ¿A dónde vas?
—Luzbel me ha mandado a buscar a tus hombres, justo voy a eso.
—¿Dónde está Luzbel?
—Creo que la cocina, oí que buscaría algo de comer.
—Genial — mascullo —. ¿Puedo pedirte un favor?
—Estás loca, Lía — oigo que susurra Kate detrás de mí.
—Por supuesto, lo que sea — acepta Nuriel con expresión ligeramente emocionada.
—Llévame contigo.
—¿C-conmigo?
—Así es, quiero salir a buscar a mis chicos yo misma, pero claramente es peligroso y no puedo ni me van a dejar hacerlo. Tú vas a salir, así que creo conveniente que me permitas ir contigo.
—Pues... claro que sí, pero creo que Luzbel va a molestarse.
—Que le den, luego se le quita.
Nuriel deja escapar una risa y asiente aceptando mi petición.
—Bien, entonces vamos, te llevo.
—Lía, no quiero problemas — pide Kate una vez que comenzamos a caminar a la salida.
—¿Por qué tendrías problemas?
—¿A quien crees que va a buscar Luzbel cuando se dé cuenta de que no estás?
—Sólo vete y hazte la dormida, sabrá que no tienes nada que ver y buscará en otro lado.
—Luzbel no es así, por Dios, deja que él se vaya solo y venga a informarte.
—Tengo que ir, ¿recuerdas que soy la que manda aquí?
—¡Eso me vale coño! Si te pasa algo quién carajo va a hacer lo que tú.
—No le pasará nada — asegura Nuriel con voz calmada —. Voy a proteger a tu comandante, no corre peligro conmigo.
—¿Comandante? — pregunta Kate antes de echarse a reír.
—Al estar frente a ustedes eso es, ademas, es la mujer de mi comandante.
—Con que ya eres su mujer...
—Sólo cuida que no pase nada aquí dentro mientras estoy fuera — pido zanjando su platica.
—Tomando en cuenta que Jason, Liam, Joel, Aaron, Henry, y Brian se fueron, y James, Ian y Corey se quedaron... ¿qué supones que haga? Se fueron los que controlan a esos tres.
—Por lo que espero que no haya nada que los haga explotar mientras los otros seis regresan. Entre ese "nada" estás tú.
—Ah, de acuerdo — acepta a regañadientes.
—Gracias.
Le dedico una sonrisa y vuelvo a voltearme hacia Nuriel, él me sonríe y vamos a continuar caminando.
Doy un paso, pero un ruido me hace frenar en seco. Las puertas se han abierto de par en par. Quiero sentir alivio de verlos, sin embargo casi me desmayo cuando los veo ensangrentados y casi arrastrándose.
Aaron sostiene a Liam en un intento de ayudarle a andar, sin embargo lo jala hacia el suelo en un intento de evitar que algo más los tome.
Un ángel.
Todo el equipo está en el piso mientras se arrastran con desesperación hacia adentro del lugar.
Nuriel me empuja hacia atrás de él en un gesto de protección. Veo como saca la espada y se mueve para salir.
—¡Luzbel! — grita con fuerza mientras se eleva hacia la salida.
Quiero correr y ayudar a los que aún están en el piso, pero estoy paralizada mientras los miro. Además, Nuriel ya comienza a jalarlos hacia adentro mientras vigila al ángel que sé que aún está afuera al acecho.
Luzbel aparece en mi campo de visión, va directo a la salida con una velocidad estremecedora, casi podría decir que sé que es él sólo por el color de sus alas.
De una forma rápida sale, pero en menos de un segundo está adentro de nuevo. Y no está solo.
Avienta al suelo al otro ángel, haciendo que se cimbre el piso con su caída, e incluso rompa las losetas en las que cayó.
Instintivamente me hago para atrás, aunque Luzbel está a más de cuatro metros de donde estoy yo.
Tengo la mirada pegada a él mientras espero que golpee al que está en el piso, pero no lo hace. Se le echa encima sin golpearlo, forcejean un poco hasta que lo pone boca bajo, toma sus alas, y de manera grotesca las arranca de donde estaban.
El ángel grita con intensidad, yo simplemente me tapo la boca sorprendida de lo que acabo de ver, y aún no puedo creérmelo.
Hay sangre en el piso, y gruesas gotas caen desde las alas blancas que Luzbel sostiene en las manos.
Este es el momento preciso en el que comienzo a temerle.
Luego de mirar un momento al que era un ángel, Luzbel arroja las alas al piso, saca a Lux de su funda, y sin pensarlo un momento atraviesa al cuerpo que aún estaba vivo.
Mientras observo la escena estupefacta, Luzbel se voltea a mirarme, sus ojos lucen oscuros y su expresión violenta me hace temblar por dentro y por fuera.
—Nuestro territorio — le espeta al tipo del suelo mientras se inclina hacia él —. Nuestro.
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Holaaa 🌝
Como ven ya voy a empezar a poner canciones al inicio del capítulo otra vez, acepto recomendaciones, me gusta oír música nueva y compartirla con ustedes también 💘
El siguiente capítulo será el viernes 29 de marzo 💛
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