Capítulo 5
Es extraño.
E incluso me he quedado días de más haciendo guardias.
Pero no hay nada.
Ningún ángel ha rondado la zona.
Sé que aún están aquí, me lo han dicho los equipos que salen por provisiones, pues los han visto varias veces.
Pero justo aquí no hay ninguno.
Desde el enfrentamiento todo cambió. Los días continuos a eso, la cantidad de ángeles vigilantes aumentó en la zona.
Rondaban por aquí cinco o seis y de forma más continua.
Sin embargo pasados cinco días, desaparecieron. No volví a ver ninguno a ninguna hora.
Era extraño, pareciera que este lugar en particular estuviera vetado de su vigilia ahora.
Pero no lo entiendo.
¿Qué pudo haber hecho a los ángeles olvidarse de este lugar? Sobre todo luego de que nos descubrieran, porque lo saben, saben que estamos aquí...
¿O será que se están preparando para atacar?
Comienzo a sugestionarme entonces, no puede ser... no estarán planeando algo para exterminarnos, ¿o si?
¿Tengo que sacar a las personas de aquí? Si mis ideas son ciertas, estamos en en peligro, no puedo dejar morir a nadie. Pero somos demasiado como para poder sacarlos tan fácilmente.
¿A dónde iríamos? ¿Qué lugar es lo suficientemente seguro como para mudarnos?
Alguien toca la puerta, el corazón me da un vuelco y siento la cabeza comenzar a palpitarme.
—¿Qué pasa? — pregunto en cuanto abren la puerta.
—Lía, tienes que venir — es Joel —. Encontraron algo...
Me paro de golpe entonces. Corro hacia la salida y apenas alcanzo a cerrar la puerta antes de salir volando por el pasillo.
—¿Todo bien? — pregunto mientras vamos hacia la salida.
—No lo sé — admite —. Es extraño, no sabemos qué es.
La preocupación comienza a carcomerme, no es posible, estábamos demasiado bien.
Empujo la puerta de la entrada e instantáneamente me volteo a mirar al cielo, sé que en estos momentos es poco probable encontrarme con un ángel, pero ya se hizo una costumbre cerciorarse.
Bajo los peldaños deprisa, fuera de las rejas veo a varios parados, logro distinguir el cabello rubio de Kate y los rizos de Jason.
Me apresuro más para llegar ya. No sé qué vaya a encontrarme y casi tengo miedo de mirar.
—Lía — me llama Henry cuando estoy a pocos metros de ellos.
—¿Qué pasa? — pregunto asustada.
—Eso — contesta Aaron señalando algo en el piso.
Intercambio mirada con varios, y comienzo a acercarme.
A un par de metros de la acera hay una marca pintada. Parece ser aerosol dorado, sin embargo no sé en qué momento pudo una cuadrilla hacer esto.
Lo observo tanto como puedo. Es una marca extraña, un símbolo o algo parecido, sus trazos se me hacen ligeramente conocidos, pero no recuerdo haberlo visto como tal.
—¿Qué es? — pregunto.
—No lo sabemos — contesta Kate junto con Jason.
—Pero no es el único — admite Aaron —. Hay más de esos en diferentes puntos.
—¿De la ciudad?
—No, de la fortaleza.
—¿Son cuadrillas?
—No lo sé, hemos estado vigilando todo a todas horas, las marcas aparecen como por arte de magia. No he visto a nadie rondar por aquí, no he oído que alguien use un aerosol y tampoco ha olido a eso. ¿Con qué más podrían hacerlo? Si lo hicieran con pintura y un pincel tardarían horas, los habríamos visto.
—Además — inquiere Kate caminando hacia donde estoy —, los trazos son perfectos, no se desvían ni un poco, ni tienen un solo error o detalle. Es como si tuvieran un molde para hacerlo.
—Son cosas muy complicadas — hablo mientras camino alrededor de la marca —. No creo que una cuadrilla haya hecho un molde para esto. No han visto a nadie, no tiene tanta pinta de ser aerosol, y no parece ser pintura.
—Es la misma marca en todas partes — continúa Aaron —. En el techo hay otro — informa señalando hacia el edificio en el que nos ocultamos.
—¿El techo? — pregunto estupefacta —. ¿Cómo puede haber uno ahí? Nunca dejamos solo ese lugar, ¿cómo alguien pudo haber llegado ahí y sin que alguien se diera cuenta?
—No lo sé, la marca de la azotea apareció anoche, yo estaba ahí, y no había nadie más que Liam y yo. No había ángeles o algo parecido. No sé qué está pasando.
—¿Cuando apareció la primera?
—Hace más de una semana — contesta Jason —. Unos cuantos días después del enfrentamiento. Yo la vi, pero de verdad pensé que algún pandillero la había hecho, tal vez a forma de retarnos o intentar sugestionarnos. No hice caso porque era obvio que era algo así.
—La segunda apareció hace seis días — continúa Henry —, en la parte trasera del campus. Revisé todo, era imposible que alguien hubiera entrado.
—Esta y la de ayer son las más grandes — continúa Kate —, ya fue demasiado. Vamos a tener que poner vigilantes en más lugares, tenemos que dar con el responsable de esto.
—Creo necesario que en vez de dos, hayamos cuatro en la azotea — sugiere Aaron —, tendremos más cobertura del todo.
—Sí— acepto sin pensarlo siquiera —, hoy estaré con Henry, Doom y Jesse.
—Bien — aceptan todos.
—Entremos ya, ya comienza a obscurecer — pide Kate mientras mira todo alrededor.
Comienzan a entrar entonces, pero yo me quedo un momento mirando al suelo.
¿Qué está pasando?
—Vamos, Lía — pide Jason rodeándome con un brazo.
—Sí, vamos.
Somos los últimos en entrar, cerramos bien la puerta y nos seguimos con calma hacia el edificio.
En parte, la desaparición repentina de los ángeles me relaja un poco. Me siento claramente menos vigilada, y sólo me quedo con el problema de las cuadrillas que quieran venir y atacarnos.
Pero por otro lado me tensa la situación. Es algo completamente extraño que hayan dejado las cosas por la paz con nosotros. No nos tienen miedo, de eso estoy segura, sería estúpido que un solo ángel le temiera a cientos de humanos.
¿Pero entonces qué es?
—Deberías relajarte un poco — comenta Jason —, has estado más tensa de lo normal.
—¿Cómo debería de estar? Hay peleas a diario, la desaparición de los ángeles es extraña y no sé si estén planeando algo. Y ahora algo nuevo aparece. ¿Marcas? ¿Símbolos? Ni siquiera sé qué son.
—Supongo que símbolos está bien.
—Sí, pues ahora dime de dónde vienen dichos símbolos.
—Ese es el misterio.
—Y es un misterio lo suficientemente grande como para que ya me dé un paro cardiaco.
—Calma. Vamos a descubrir que está pasando, ¿bien?
—¿Pues qué más me queda? Sólo esperar e investigar.
—No te preocupes por eso, no estás sola. Todos vamos a ayudarte a saber qué está pasando.
—Voy a dormir un poco — decido una vez que estamos dentro —. Mi guardia empieza en poco más de dos horas y necesito recuperarme un poco de lo de ayer.
—Bien, descansa, saldré a revisar los transformadores. Según Henry hay algunas cosas que arreglar.
—Cuidado, no te vayas a quedar pegado — ambos reímos un poco y nos separamos entonces.
—Oigan todos — habla mientras camina, pero con voz fuerte para ser escuchado —, revisaremos algunas cosas de la electricidad, es probable que la luz se vaya, así que no se preocupen si pasa. Intentaremos volver a la normalidad en un par de horas.
(...)
Escucho algo de fondo, no sé si son gritos, pero creo que eso son.
Intento levantarme de la cama, quiero abrir los ojos ya, pero ni siquiera puedo moverme. Intento relajarme para poder despertar, pero sigo en el mismo transe de estar entre uno y otro.
Abro los ojos entonces. Pero sigo sin poder moverme.
Un ruido me hace desesperarme, se escucha muy distorsionado y no sé de dónde viene.
—¡Entraron! ¡Acaban de entrar! — literalmente brinco de la cama.
El sonido venía del radio que está en el pequeño mueble junto a mí.
Escucho que alguien corre fuera de donde estoy.
Tomo el radio al tiempo que me pongo de pie y salgo a toda velocidad del lugar.
Voy hasta atrás de los chicos que corren por el pasillo, logro ver a Aaron y Liam a unas cuantas personas hacia enfrente, pero sigo sin saber qué pasa.
—¡A un lado! — comienzan a gritar los que van hasta el frente —. ¡Todos quítense de aquí! ¡Vayan a sus habitaciones!
Cuando el pasillo por fin se abre, logro ver que todas las personas se reúnen y amontonan hacia las escaleras, sin embargo son pocas las que siguen órdenes y van a la parte de arriba.
—¿Qué pasa? — le pregunto muy confundida a Aaron.
—Ángeles — contesta mientras mete un cartucho a una pistola y me la da.
—¿Aquí?
—Sí, aquí — acepta casi con frialdad. No puedo creerlo.
Mientras creamos una barricada a lo ancho de la estancia, comienzo a observar todo. Apenas y me doy cuenta que no hay luz.
—¿Dónde está Jason? — pregunto sin aliento.
—No lo sé... — admite mientras comienza a buscarlo con la mirada.
—Dios... sigue afuera... — casi salgo corriendo en dirección contraria. No es posible. Jason y Henry están afuera aún, por eso no hay luz aquí adentro.
—Están mejor allá, nadie los va a descubrir, tranquila...
Logro escuchar pasos acercándose a la entrada.
Son muchos, puedo oírlo. No nos superan en número, pero con la cantidad que podría calcular que son, es seguro que acaben con nosotros en menos de cinco minutos.
—Todo va a estar bien — me susurra Aaron mientras sostiene el arma en dirección a la puerta —. Lo prometo, estaremos bien.
Puede sonar estúpido, pero aún ahora confío en él. No sé porqué. Llevamos las de perder, y pensar en una victoria es casi imposible.
Pero sí, confío en que estaremos bien.
Los pasos de detienen, pero ya los he escuchado al otro lado de la puerta.
Están aquí.
Quiero cerrar los ojos. Esto es igual a la parte tensa de una película de terror.
Pero ojalá fuera eso.
Una película.
Sostengo con fuerza el arma hasta que mis nudillos quedan blancos, quiero echarme a correr y huir. Pero no puedo hacerlo. Si muero ahora habré muerto hasta enfrente.
—Están aquí — susurran a través del radio, haciendo que el corazón me dé un vuelco.
Ya sé que han llegado, pero el hecho de que me lo confirmen es fatal.
El corazón me late con fuerza, puedo oírlo a la perfección, incluso creo que oigo también el de Aaron.
Ahí viene...
La puerta se abre entonces de un golpe. Todos nos quedamos pasmados un momento. No puedo ver mas que sus sombras por la oscuridad, pero tampoco tengo el valor para dar el primer tiro.
Las luces se encienden. Todos ahogan un grito, y puedo oír que algunos comienzan a subir las escaleras como locos.
Pero yo me quedo congelada.
No creo lo que veo.
Incluso siento que mi corazón ha dejado de latir.
Está aquí.
—¡Paren! — grito un solo momento antes de comienzan a abrir fuego —. ¡Paren, paren! — comienzo a caminar mientras pongo las manos al frente en dirección a mis chicos. Todos me miran estupefactos, nadie más que Kate entiende la situación.
Regreso la mirada hacia ellos, no sé muy bien qué estoy haciendo, pero me quedo a unos metros de distancia.
—¿Qué haces aquí? — cuestiono con voz temblorosa.
—Te lo dije, volví por ti.
Quiero desplomarme. No puedo aguantar más, pero tampoco puedo irme. Ahora más que nunca debo quedarme aquí a mediar las cosas... no sé qué está pasando, ver a Luzbel me deja helada, y aunque intento dejar de hacerlo no puedo.
No pensé que lo diría, pero con alas se ve mucho más grande de lo que es.
—¿Qué está pasando? — oigo otra voz. No quiero dejar de mirar a Luzbel, sin embargo me obligo a voltearme a ver quién habla.
James. Maldita sea.
—Esperen todos — pido cuando veo que los chicos están confundidos y no saben si bajar las armas o seguir apuntando —, bajen las pistolas, todo está bien.
—¡¿Estás ciega?! — brama James mientras camina enfurecido hacia donde estoy —, ¡ángeles acaban de entrar aquí!
—Escucha, ellos no nos harán nada — aseguro como si supiera que no lo harán. Pero estoy casi segura de que vienen en paz.
—¡Tú como podrías saberlo! — me espeta — ¡Eres una maldita ingenua estúpida! — sin pensarlo un solo momento saca una pistola y me apunta.
¿En serio me va a matar el hijo de puta?
Oigo que dispara, pero de manera inexplicable, desaparezco de la trayectoria de la bala.
—¡Fuego! — grita entonces, y tan pronto como lo escuchan, todos comienzan a disparar.
Apenas soy consciente de que Luzbel me ha tomado entre sus brazos. Cuando abro los ojos estoy con vista hacia afuera del edificio, Luzbel continúa abrazándome y un ruido extraño acompaña a los disparos.
—¡Paren ya, maldita sea! — escucho otro grito, creo que ha sido Aaron.
Todos los ángeles hicieron una formación para protegerme, sin embargo las balas no lograron llegar a ninguno.
—¡Ya basta! ¡Son unos idiotas! — Kate comienza a regañar a todos los que abrieron fuego —. ¡Este imbécil no les da órdenes! ¡Sólo ella les da órdenes! — me señala —. ¡La chica a la que casi matan a tiros!
Estoy ligeramente mareada, todo fue demasiado rápido y brusco, además la impresión de esto me está matando.
—¿Qué hacen aquí? — pregunto de prisa. Sé que van a pedirme una explicación en segundos y ni siquiera sé qué pasa.
—Te lo dije — repone Luzbel acercándose peligrosamente a mí. Instintivamente retrocedo unos pasos, haciendo que él frunza el ceño.
—No sólo vienes por mí, ¿o sí? La verdad es que si es así voy a decepcionarte, no puedo irme, no puedo abandonar a estas personas, espero que entiendas que tengo una responsabilidad muy grande con todos ellos.
—Espero que tú entiendas que yo tengo otra.
—¿Otra...? — pregunto casi espantada. ¿Estamos hablando de otra chica?
—Responsabilidad — aclara.
—Si tu responsabilidad es destruirnos sólo vete. No quiero verte más si es lo que tienes que hacer.
—Aún no entiendes las cosas, pequeña. Estoy aquí por un fin diferente al de Uriel, y para cumplir una vieja promesa.
—¿Qué clase de promesa?
—La clase de promesa en la que le das la espalda a los tuyos y la mano a los humanos.
—Quiero una maldita explicación — alguien me toma del brazo con fuerza y jala hacia sí. James me encara y sigue jalándome aún.
Estoy pensando tan rápido como puedo algo que contestarle, pero como siempre alguien me interrumpe.
—Estoy a su favor — habla mientras lo toma de la muñeca —, pero no me cuesta nada de trabajo matar a uno de ustedes.
Miro a Luzbel mientras encara a James, lo peor es que aún no me suelta a pesar de la amenaza.
La mirada fulminante de ambos me pone de nervios, ¿será que por fin van a borrar a éste imbécil del panorama?
Alguien más arranca a James del agarre de Luzbel y de mi brazo.
—Qué te dije, imbécil — Aaron comienza a empujar al chico entonces.
—Basta, basta — Shelsy aparece en el lugar, se interpone entre los dos chicos en un intento de calmar las cosas —, por favor, Aaron te lo ruego, no hagas nada.
—Aaron — le llamo —, basta ya.
Le dedica una mirada más, sin embargo acepta y se retira unos pasos del problema.
—¿Desde cuándo se hizo obediente el cabrón? — susurra Luzbel casi con gracia.
—¡Genial! ¡Ahora dejamos que ángeles entren aquí! ¿Qué sigue? ¿Que nos entreguemos también?
—Cállate ya, James — contesta Kate mientras intenta guardar compostura.
—Cállate tú, zorra.
Kate saca una pistola y le apunta sin dudarlo. Pienso que sólo es un amenaza hasta que oigo el disparo.
—Vuelve a llamarme zorra y te voy a dar de verdad — sentencia antes de dar la vuelta e irse.
Maldita sea, ¿por qué nadie lo ha matado aún?
—Una junta ahora — me pide Shelsy con voz profunda, casi lo siento como una amenaza.
—De acuerdo — acepto con el mismo timbre de voz —, en cinco minutos.
Me quedo parada en donde estoy, no sé qué hacer ahora. No quiero ni voltearme a mirar a nuestros visitantes, y la gente los ve con temor. Es lógico, nos han estado matando, y ahora llegan ellos en paz.
—¡Coño! — el grito de Jason me hace reaccionar de un transe del cual ni siquiera había notado que estaba —, ¿Luzbel?
—Hola, Jason — saluda éste amistoso.
—¿Qué pasa? — me pregunta en voz baja.
—No lo sé... tenemos una junta en cinco minutos... ¿puedes buscar a Kate y a Aaron?
—Claro, iré por ellos. ¿Joel está por ahí?
—¿No han vuelto?
—No... no que yo sepa. Tal vez se quedaron en algún lugar de mientras, no deben tardar.
—Bueno... los veo en la sala.
—Iré por ellos.
Con incomodes me volteo a mirar a Luzbel, él ya está con la vista fija en mí y termina poniéndome los nervios de punta.
—Amm... diles que pasen... — pido refiriéndome a sus amigos.
—Adentro — ordena con voz profunda, haciendo que me dé un escalofrío.
—Tendremos una junta... supongo que deben entrar todos...
—De acuerdo.
—Hmm... ¿quieren entrar de una vez? ¿O prefieren esperar...?
—Quiero hablar contigo.
—¿D-de qué?
—Sigo siendo yo — comenta mientras me sonríe.
—Sí, lo sé.
—¿Entonces por qué te pones tan nerviosa? — pregunta estirando una mano hacia mí para acariciarme la mejilla. Pero no puedo evitar retirarme y rechazar el gesto.
Luzbel hace una mueca al notar mi rechazo, sin embargo da un paso atrás a manera de darme mi espacio.
—Lo siento — pido —, es difícil.
—Lo sé, lo siento.
—Tenemos poco tiempo, quiero preguntarte unas cosas...
—Por supuesto.
—¿Cuál es su intención?
—Ya te lo dije.
—Pero, ¿van a quedarse aquí? ¿O qué pasará?
—Si no les importa, sí.
—Mira, tienes que saber que aquí hay muchas reglas y problemas. Si están dispuestos a aceptar las condiciones supongo que no habrá problema.
—Lía — me llaman antes de que Luzbel pueda contestar.
—Voy — respondo a mis amigos. Kate mira con recelo a Luzbel, y supongo que él también la mira.
Pero ella me lo confirma cuando cuando le muestra el dedo medio.
Oigo a Luzbel reírse por lo bajo, y yo termino esbozando una sonrisa por el gesto de mi amiga.
—Si no te molesta vamos a entrar ya, puedes llamar a tus... amigos, hermanos, lo que sean.
—Detrás de mí todos — les ordena.
Doy una mirada rápida a los ángeles, y me cruzo con Rafael. La verdad me alegra verlo aquí. Él me sonríe tierno y le regreso la sonrisa antes de comenzar a caminar.
Lo único que espero es que no se haga una guerra allá adentro. Creo que todos somos lo suficientemente racionales como para poder dialogar sin problemas...
Aunque bueno, quién sabe.
En la gran mesa alargada ya hay varias personas sentadas, de mi lado izquierdo están algunos de mis amigos, en el otro extremo está Shelsy, yo tomaré mi lugar de este lado de la mesa.
De mi lado derecho todas las sillas están vacías. Supongo que es el lugar para ellos. Aunque claramente algunos se quedarán parados.
Tomo asiento y miro a los demás nerviosa, ellos me miran a mí con expresión seria y algunos molestos, en el caso de Jason es diferente, me mira con una sonrisa, supongo que le pone feliz el hecho de que Luzbel esté aquí.
—Siéntense — oigo que pide Luzbel a los suyos.
—Después de ustedes — contesta otro.
—¿Quién será el primero? — pregunta.
—Haz el honor de ser el primero — responde otro.
Veo su sombra sentarse en el primer lugar, justo a un lado de mí.
Luego de Luzbel se sienta Rafael, después de éste toma su lugar un ángel con las alas completamente doradas, creo que le he visto en el algún lugar, sólo que no sé en dónde.
Otros siete ángeles se sientan, mientras que unos diez más se quedan parados detrás de cada uno de los que alcanzaron lugar.
—Comencemos... — pide Shelsy con un suspiro, los últimos siete ángeles se ponen de pie entonces, haciendo que los humanos se sobresalten y se tensen.
—No hagan eso — niega Luzbel por lo bajo —, son humanos, no la corte celestial.
—Tus comentarios estúpidos no vienen al caso — comento en voz baja también.
Obviamente sus demás amigos me oyen, pues absolutamente todos a excepción de Rafael se voltean a mirarme sorprendidos.
—Está bien — les calma Luzbel, y todos regresan la vista al frente.
—Podemos comenzar — acepto en voz alta.
—¿Qué es todo esto, Lía? — me pregunta directamente Shelsy.
Eso mismo me pregunto yo.
—No soy la más indicada para contestarlo.
—¿Entonces quién? Le permitiste la entrada a estos asesinos, ¿y no piensas contestarme?
—No son asesinos — salto entonces, la verdad estoy comenzando a molestarme —, ¿y sabes algo? Esto es muy curioso, sé que ambas acordamos tener cierta parte del mandato sobre lo que se haya convertido este lugar, sin embargo noto que eres un desastre para dirigir gente. Dejas que ese pendejo — m señalo a James —, haga lo que se le antoje, incluso permites que dé más órdenes que tú, pero qué crees, no va a venir a darme órdenes ni a mí ni a ninguna persona que esté bajo mi jurisdicción. Yo levanté este lugar. Aquí, donde todos ustedes han subsistido, este lugar está así gracias a mí. ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas el lugar de donde los fuimos a sacar?
—Ese no era el punto, Lía.
—Claro que es el punto, porque aquí frente a todos quiero dejar todo en claro. Somos un maldito equipo, dejamos de ser contrincantes desde hace demasiado. No sé porque no entienden que los tiempos de rivalidad entre ambas universidades se acabaron. Ya no hay equipo de americano, ya no han equipo de porristas, ya no hay nada. Sólo estamos nosotros como personas, nosotros contra ellos — digo señalando a los ángeles —. No precisamente ellos, hablo de su raza como tal.
—Lía tiene razón — acepta Jason.
—Efectivamente — continúa Kate.
—Definitivamente — le sigue Aaron —, estoy harto de tener que golpear a idiotas que no saben cerrar la boca.
—¿Algo que quieras decirme de frente? — pregunta James.
—Idiota.
—¡Ya basta! — interrumpe Shelsy golpeando la mesa.
—Justo a eso me refería — continúo.
—Tú tampoco tienes el control de "tus chicos" — me echa en cara James.
—¿De qué tienes miedo? ¿De qué Kate te incruste una bala en la cabeza?
—Tú y tu amiga se pueden ir a la mierda. No. Se van a ir a la mierda.
—No me amenaces James.
—Yo amenazo a quien quiera.
—Y yo le parto la cabeza a quien quiera — contesta Aaron poniéndose de pie.
—A ti igual, imbécil — contesta James parándose también.
—Sí, a eso me refería — confirmo en voz baja mientras me acomodo en la silla.
Shelsy interviene e intenta callar a ambos chicos, pero ellos siguen peleando.
Aaron desiste cuando Kate le da un codazo en la pierna, pero James se sigue parloteando como loco.
—Continuemos — pide Shel una vez que ha logrado calmar a su fiera.
—Bien — acepto —, vayamos al grano. Los ángeles son malos, nos están matando y nos odian — mis palabras claramente incomodan a todos los presentes — pero, ellos no son así... o por lo menos su... ¿qué eres? — le pregunto a Luzbel por lo bajo.
—Comandante.
—Comandante — repongo —, no nos odia y quiere ayudarnos.
—¿Y como te puedes fiar de eso? — pregunta James haciendo que lo poco que me quedaba de paciencia se esfume.
—Porque esta cosa de alas azules que miras aquí fue mi... novio — todos sus soldados comienzan a reírse entonces —. Y ustedes no se rían que no estoy jugando — bramo, y para mi sorpresa se callan sin poner objeción —. ¡Coño! ¿Ya vieron? Soy una simple mortal y me hicieron caso, ¡Así deberían de ser ustedes, bola de inútiles!
Kate comienza a reírse entonces, y yo tengo que aguantarme para no reír también.
—¿Por qué no la callas a ella? — pregunta uno de los ángeles.
—Porque no quiero — admito cínica. Él no vuelve a decir nada, simplemente lo acepta y se queda quieto —. ¿Vieron eso? ¿Agregó algún comentario estúpido a mi respuesta? ¡No! Así deberían de ser ustedes.
—Inútiles — repite Kate. Esta vez no puedo contenerme y termino riéndome. Y al cabo de unos segundos todos los ángeles ríen con nosotras.
—Son divertidas — admite uno de ellos.
—No las has visto enojadas — masculla Luzbel.
—¿Cuál es el punto? — inquiere James irritado.
—Que eres un inútil — contesto.
Nuevamente se vuelven a reír, solo que esta vez conservo mi expresión seria.
—Ellos se quedan — decido al fin.
—¡¿Qué?! — salta Shelsy.
—Ellos se quedan — repongo —. Y si no lo quieren aceptar por gusto, háganlo por conveniencia. Y si no lo quieren hacer por ninguna de las dos, lárguense de este lugar.
—Lo acepto — suelta Shel casi arrebatadamente —, si me aseguras que no son una amenaza por mí está bien.
—No puedo jurarte eso. Porque créeme que son la peor amenaza que podrías encontrar en este mundo. Pero están a nuestro favor.
—Si es seguro para nosotros está bien.
—¿Estar bien? Me niego a aceptarlo — brama James nuevamente.
—Esto no es posible — masculla Aaron poniéndose una mano sobre la frente —, ¿voluntarios para soltarle un tiro?
__________________
¿Cómo están todos? ¿Ya contentos porque Luz regresó?
Chicos, les recuerdo que pueden seguirme, ya que luego publico mensajes y no se enteran ☹️ Lo digo porque en estos días me di cuenta de eso, ya que varios chicos se enteraron apenas hoy que ya estaba publicada esta tercera parte 💔
Siguiente actualización, viernes 22 de marzo 🖤
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro