Capítulo 26
Siento mi cuerpo dar un brinco segundos antes de estar consciente.
Todo alrededor parece ir a una velocidad exorbitante, oigo ruidos fuera, pero todo se amontona y parece ir en cámara rápida.
Mi corazón palpita a una velocidad tan rápida que estoy segura está a punto de darme un infarto.
Siento todo con una intensidad devastadora, puedo sentir el correr de la sangre en mis venas, e incluso puedo oírle también.
Mis sentidos están tan agudizados que comienzan a abrumarme con los pocos segundos que llevo consciente.
Mis manos se van hacia mi cabeza, me sostengo con fuerza mientras intento callar todo, pero las cosas no cesan, e incluso parecen agudizarse cada vez más.
Suelto un grito con todas mis fuerzas, liberando tanta energía como me es posible, y consiguiendo por fin neutralizar las cosas.
—Cálmate, todo está bien — oigo una voz al tiempo que me ponen las manos encima —. ¡Tranquila!
—Lo siento — me disculpo cuando veo que una rubia familiar intenta tranquilizarme y yo le he soltado un golpe —. Perdóname... en... ¿en dónde estoy?
—En la fortaleza... en nuestra sala de juntas...
—¿Quién eres?
—Yo... soy Kate, ¿no me recuerdas?
—Kate... — repito intentando recordar su nombre —, mi... mejor amiga...
—Sí, lo soy.
—¿Qué está pasando..?
—Sólo intenta calmarte, Lía...
—¿Lía?
—B-bueno... Alaia...
—Espera... Lía... yo...
—Sólo cálmate, es un nombre, es lo de menos ahora.
—¿Qué está pasando?
—Hay una pelea afuera... todo está bien, tú sólo relájate, Luzbel se está encargando de esto.
—Luzbel... ¿dónde está? — pregunto bajándome de la mesa en la que estaba acostada —. Rafael... ¿él está bien? Y Luzbel... ¿qué ha pasado con él?
—¡Calma ya! Eres Alaia y Lía, ángel, humana. Ahora ángel en cuerpo humano, ¿entiendes? Tienes una madre, un padre...
—Hécate y Raziel...
—¡No! Bueno sí... pero tienes otros padres... ¿Laura y Raymond...? ¿Los recuerdas?
—¡Sí..! Y Lily... ¿dónde está mi hermana?
—Escúchame, todo está bien, sólo intenta calmarte, ¿vale?
—Está bien... está bien... todo es muy extraño... yo...
—Sé que es difícil, sólo tienes que aclarar tus ideas y... relajarte antes de cualquier cosa.
—Lo sé, todo está bien, sólo soy... yo otra vez.
—Así es — acepta Kate sonriéndome, haciendo que el ambiente tenso se relaje y termine riéndome.
Oigo un estruendo que corta mis risas, me volteo hacia la puerta e intento identificar qué ocurre.
—¿Qué pasa?
—¿No oíste eso?
—¿Oír qué?
—Tengo que irme...
—Hey, espera, Lía, no puedes irte — Kate intenta detenerme mientras me aproximo a la salida, sin embargo no logra interponerse en mi camino.
—Estoy bien, de verdad lo estoy — aseguro abriendo la puerta.
Un cristal se rompe y tardo una fracción de segundo en ver que algo ha derribado una de las puertas del edificio en el que estoy. Por instinto tiro de Kate y la pongo detrás de mí para que quede fuera del alcance de cualquier cristal.
Apenas y veo una pequeña parte del forcejeo antes de que Rafael termine con el ángel de esa forma tan única en la que pelea. Violento, pero tan ágil y sagaz como nadie.
Mi corazón sufre de un vuelco terriblemente doloroso mientras sus ojos se encuentran con los míos. Por un segundo le deseo como la última vez que lo vi. Después mi mente me recuerda que ha estado conviviendo conmigo estos últimos meses, y lo nuestro finalizo de forma definitiva hace demasiado.
Kate es su humana ahora.
Y Rafael su ángel.
—¿Dónde está Luzbel? — pregunto mientras emprendo el camino por el pasillo.
—No lo sé, estaba afuera...
—¿Qué maldición pasa? Hace un momento todo estaba bien...
—No es así, tiene horas que quedaste inconsciente, Uriel regresó el golpe, nos están atacando.
—¿Por qué no sólo inicia la guerra ya? — pregunta Kate emparejándonos.
—No puede iniciar una guerra en cuanto la declaras, tienes que dar un día de preparación para que sea realmente justo — explico.
—¿Y qué significan todos estos malditos ataques? ¿Acaso es justo?
—Es parte del combate para debilitar a tu enemigo — responde Rafael —, la guerra empezó hace demasiado, realmente sólo se está declarando el enfrentamiento final.
Rafael se despega de mi lado y emprende el vuelto, le sigo con la mirada y le veo derribar en el aire a un ángel que venía en nuestra dirección.
—¿Están todos dentro? — le pregunto a Kate mientras caminamos fuera del lugar.
—¿Dentro de dónde?
—De la pelea.
—Así es... están dentro, sólo hay algunos que se quedaron resguardando a los demás, Jason, Joel, Matthew... los demás están fuera.
Aaron, Liam, Brian, Henry... están fuera junto con más humanos que pueden morir en un solo segundo y sin opciones de salvación.
Eso no sólo pone en riesgo la victoria de mañana, pero no pienso permitir que alguno de los míos muera. Esta guerra fue ocasionada por ángeles, y lo más justo sería que también los ángeles acabasen solos con todo esto. Sólo vinieron a acabar con un mundo que no es suyo y no les pertenece, Uriel planeó todo esto por el odio con el que carga desde tiempos remotos y el deseo de dominio con el que ha cargado toda su vida.
Destrucción.
Eso es él, destrucción pura.
Apresuro el paso para estar fuera de una vez. Hay bastantes ángeles, aunque por lo que veo el ejército de Uriel es realmente reducido; no creo que con el ataque de Luzbel hubieran tantos muertos, más bien creo que sólo ha enviado a algunos para hacer el trabajo sucio.
—Quiero que todos los humanos salgan de aquí — me dirijo a Kate cuando estamos a poco de salir —, no quiero a nadie de ustedes aquí afuera.
—¿Por qué no?
—Van a matarlos, ¿acaso no es obvio?
—Pero mañana...
—Eso será diferente, no quiero que nadie muera ahora, no por un ataque sin sentido. No vale la pena.
Veo que Aaron está a metros de mí, apenas y va poniéndose en pie cuando un ángel ya deja caer su espada contra el chico.
Mis piernas se mueven rápido en su dirección, sé que podré evitarlo... o tal vez no.
El ángel es derribado poco antes de que yo pueda hacerlo y a nada de asesinar a Aaron. Amon le salvó la vida y acabó con el ángel sin mucho esfuerzo. Eso me hace pensar en algo que me resulta extraño, ¿es tan fácil acabar con ellos?
—¿Estás bien? — le pregunto a Aaron mientras lo sostengo. Sus ojos verdes me miran con atención, le veo las pupilas dilatadas, lo que me hace tener un recuerdo extraño de cuando fumaba marihuana.
—Lo estoy — acepta.
—Vamos, vete de aquí, no quiero a ninguno de ustedes afuera — comienzo a ordenarle mientras lo llevo hacia la entrada de la fortaleza.
—No pienso entrar.
—No te lo estoy preguntando, quiero que entres y te quedes con los demás, no me interesa si te parece o no, es una maldita orden.
Ambos nos quedamos mirando, como si yo fuese a aceptar que haga lo que quiera, o él obedecer y entrar.
—Es una maldita orden, no puedes fallarme mañana, y si no te vas ahora no llegarás.
—Ni creas que mañana harás lo mismo, no pienso seguir esas órdenes sólo para vivir — me advierte antes de entrar y hacer lo que le he pedido.
Doy la vuelta justo cuando un grupo de chicos llegan corriendo hacia donde estoy.
—Deprisa, entren — presiono haciéndome a un lado para dejarlos pasar.
—¿Estás segura de esto? — pregunta James parándose a mi lado.
—Estoy muy segura, no quiero a ninguno de ustedes aquí afuera.
El chico asiente y se queda mirando todo un momento más, Kate viene de regreso a un par de metros, detrás de ella todo está vuelto loco, veo demasiadas alas como para poder reconocer a alguien, aunque veo muchos rostros nuevos y para nada conocidos.
—¿Entrarán con nosotros? — pregunta James.
—Kate sí, yo tengo que buscar a alguien.
—Estás loca si crees que voy a dejarte aquí afuera sola — responde ella cruzándose de brazos.
—Voy a estar bien, tú tienes que entrar.
—Entras conmigo o nos quedamos fuera, tienes unos cuantos segundos para decidir.
—¿Me estás condicionando?
—Claramente.
Me quedo mirándola mientras decido, obviamente no pienso entrar, pero es más obvio que si no lo hago ella tampoco lo hará.
—Rafael va a matarme si algo te pasa — me quejo aceptando que se quede conmigo —, no te despegues de mí, y si te digo que hagas algo no me contradigas.
—¿A quién tienes que buscar?
—A Luzbel.
—¿A él por qué?
—Porque necesito ponerlo a salvo, no puede estar aquí afuera hoy, si logran herirlo es nuestro fin.
—Espera... ¿ése no es Uriel?
Me tardo un segundo en ubicarlo, y por más que desee que Kate simplemente lo estuviera confundiendo, veo que no es así, es él. Está aquí.
Mis ojos se desvían del ángel y se posan sobre Luzbel, están a bastantes metros de distancia, Luz no puede verlo, pues está demasiado ocupado peleando contra varios ángeles. Pero para mi desgracia, Uriel no tarda nada en encontrarlo.
—Tengo que distraerlo — digo mientras empiezo a caminar hacia él.
—¿Cómo piensas hacer eso?
—No lo sé, pero ha visto a Luzbel y sé que no va a detenerse a pensar un solo segundo atacarlo por la espalda.
—Esto es un suicidio, Lía — suelta tomándome de un brazo para que me detenga —. ¿Acaso no recuerdas lo que nos dijiste? Uriel te quiere a ti, lo sabes.
—Por eso mismo soy la única que puede distraerle de Luzbel. Escúchame bien, haré lo posible por evitar que me capture, pero si es necesario dejaré que lo haga.
—¡Como te atreves a decir eso!
—Escúchame bien, si él lograse llevarme tienes que correr directo con Hécate, no con Luzbel, no con nadie que no sea ella, ¿entiendes?
—Estás loca, Lía.
—¿Entiendes?
—Claro que entiendo. Pero no voy a permitir que te capture... haremos esto juntas, ¿bien?
¿Bien? Claro que no está bien, estaría poniéndola en peligro si no hace las cosas correctas.
—¿Estás consciente de lo que eso significa?
—Lo estoy.
—Entonces vamos.
—Por allá — me desvía del camino una vez que retomo la caminata hacia el ángel.
—¿Qué haces?
—Estás consciente de que tenemos que correr, ¿no?
—Sí...
—Bien, pues mientras más alejadas estemos de él en cuanto la persecución inicie, más ventaja llevaremos.
—¿Y cómo planeas llamar su atención, genio?
—Así — Kate se para cerca de la acera, veo que recoge algo del suelo y luego comienza a medir la distancia entre nosotras y el arcángel.
Su brazo se va para atrás y arroja una piedra de considerable tamaño con fuerza.
Sigo su trayectoria hasta que de forma exacta se impacta contra la cabeza de Uriel.
—¡Si! — chilla Kate victoriosa de haber atinado —, ¡mírame perra voladora! — le grita al arcángel que ya ha detenido su caminata hacia Luzbel.
Uriel da la vuelta y nos mira directamente con sus profundos ojos azules. Ambas comenzamos a retroceder sin quitar la vista de él, pues estamos esperando una señal para salir corriendo.
Veo a Uriel caminar en nuestra dirección, pero es hasta que corre cuando nosotras le damos la espalda y salimos disparadas hacia adentro de la fortaleza.
—¿Cuál es el maldito plan? — pregunta mientras corremos.
—Alejarnos más.
Vamos corriendo bastante rápido, aunque yo podría acelerar más, sin embargo no pienso dejar a Kate atrás.
—¡Más rápido! — me grita luego de dar una mirada hacia nuestras espaldas, y aunque la creía incapaz termina rebasándome.
Ambas subimos las escaleras del edificio principal y nos metemos sin detenernos un poco.
—¿Ahora qué? — pregunta.
—Ahí viene...
Las puertas nuevamente se abren. Uriel aparece entonces a demasiados metros de nosotros, pero no serían nada si decidiera volar hacia acá.
—Detente ya — comienzo a hablar —. ¿Por qué no te das por vencido ahora? Sabes que esto está perdido para ti.
—Nunca lo sentí más ganado — se limita a contestar con satisfacción.
—Pues no será así. No vas a ganar esta pelea, ¿Uriel no lo entiendes? Esta es tu más grande equivocación, ganaste tu destierro con ello.
—No, el que ganó su destierro con todo esto fue Luzbel y sus hermanos. Rafael, Gabriel... todos ellos caerán como se los prometí.
—¿Crees que caerán por intentar salvarnos? ¿De verdad crees que nuestro padre...?
—¿Nuestro? — cuestiona interrumpiéndome y acercándose más —. ¿Nuestro padre? Ay, pequeña, que manera tan más leal de mentirnos.
—Él...
—Él no. No lo es, lo sabes muy bien. Para de fingir, para de aceptar las cosas que te impusieron.
—No — niego rotundamente.
—¿No?
—No. Yo no soy como tú.
(...)
Mi puño se estrella contra su boca mientras Kate está sobre él aferrada a sus hombros y alas. Sigo golpeándolo cuantas veces puedo; me provoca cierta gracia ver a la rubia jaloneándole el cabello y mordiéndole las manos cuando él intenta golpearla o quitársela de encima.
No puedo hacer demasiado en su contra, aún cuando Kate me está ayudando yo no tengo nada más que mis manos para herirle.
Me acerco más a Uriel y termina por sostenerme con ambas manos, un forcejeo entre los tres comienza mientras intento zafarme y Kate intenta ayudarme para que quede libre de nuevo, Uriel tiene que aguantar los golpes de mi amiga para no dejarme huir, pero todo comienza a resultar estúpido, pues ninguno de los tres logra su cometido.
Quiero empujarle, pues sé que si lo hago con suficiente fuerza podría liberarme de su agarre, sin embargo al hacerlo terminaría tirando a Kate, o tal vez provocándole algo mucho peor.
Mi amiga se afianza al arcángel con más fuerza, veo que le rodea la cintura con las piernas y el cuello con un brazo, su mano derecha desaparece de mi vista, y vuelve a aparecer segundos después con una navaja afianzada. La deja caer con fuerza sobre el arcángel, y su falta de armadura le da acceso total a la cuchilla.
Le oigo soltar un alarido, aprovecho para darle un rodillazo en la entrepierna y doy un tirón a mi brazo izquierdo, logrando por fin zafarme de su agarre.
Con la mano libre vuelvo a golpearle la cara, veo a Kate acuchillarle dos veces más hasta que Uriel termina de soltarme y se quita a mi amiga de encima. Apenas y alcanzo a meter un brazo para empujar su cuerpo hacia arriba y ayudarle a caer parada.
Pongo ambas manos en el pecho de Uriel y le empujo con todas mis fuerzas, estrellándolo contra la pared del edificio. La navaja de Kate se quedó enterrada en su pecho, cosa de la que saco provecho sin pensármelo dos veces.
La cuchilla no es demasiado larga, pero es mejor que no tener nada. La arranco del Uriel, y la entierro en su abdomen, estoy a punto de volver a sacarla, sin embargo una de sus manos impacta contra mi cara y salgo volando unos metros hacia atrás.
Esta es mi última oportunidad para terminar con la guerra inminente de mañana. Es algo difícil, casi podría denominarse imposible, pero sé que puedo lograrlo aún así, no tengo intenciones de matarle; por más buena idea que parezca no debo matarlo, eso solucionaría definitivamente el problema, pero podría traer otros más que pueden no ser tan fáciles de solucionar.
Uriel camina en mi dirección, veo cómo arranca la navaja de su abdomen y comienza a jugar con ella entre sus dedos.
O lo derroto ahora o él me consigue a mí, no hay más que eso.
—¡Deprisa! — Kate me alza del suelo y jala de mi brazo para que comience a correr.
Uriel está algo herido, sin embargo una navaja cualquiera no va a dañarle lo suficiente.
Algo me golpea, caigo de bruces al suelo y no logro recuperarme a tiempo. Kate intenta hacer frente mientras me repongo, pero a Uriel le basta un solo golpe para mandar a volar a mi amiga.
—¿Por qué siempre tienes que hacer las cosas difíciles? — pregunta mientras se acerca.
—Por la misma razón por la que tú haces las cosas mal.
Mi amiga se ha puesto de pie, se acerca sigilosamente a dónde estamos mientras yo espero que Uriel termine de llegar a mí.
Kate me arroja algo, y cuando está en el aire se va directo a empujar a Uriel. Mientras le distrae capturo una navaja más, me aproximo al arcángel y literalmente le acuchillo por la espalda. Aunque no es algo de lo que me enorgullezca, Uriel es peor de traidor.
Repito la acción justo antes de que vuelva a verme de frente. Para mi desgracia aún no ha soltado la primer navaja, y sin pensarlo la deja ir contra una de mis piernas.
Me retiro un poco mientras pongo una de las manos sobre muslo, ha sido simplemente un corte, bastante profundo, pero no lo suficiente como para que necesite curaciones ahora mismo.
Acorto la distancia de nuevo y me le echo encima, le suelto golpes mientras jala mi cabello e intenta retirarme, sin embargo yo termino haciéndole un corte en el cuello, lo suficientemente cerca de la yugular, pero creo que no tan profundo como para que eso ayude.
Como último golpe arrojo la cuchilla, y esta termina incrustándose justo en su corazón.
Le veo quedarse perplejo ante el golpe, me mira con los ojos ciertamente desorbitados y alcanza a retirar la navaja mientras se tambalea.
¿Lo maté?
No... yo... ¿maté a Uriel...?
Mientras le observo dos personas aparecen en mi campo de visión. Quedo perpleja al ver que Aixa camina hacia nosotros, la lilim a la que asesiné está aquí, viva.
Pero lo peor y más sorprendente no es eso ni ella.
Es Aram.
Está vivo...
—Vas a estar bien — le promete ella a Uriel mientras lo sostiene.
—¿Qué estás haciendo? — le pregunto.
—Salvándolo, ¿no es obvio?
—No lo hagas... Uriel no es quien tú crees.
—Cállate ya.
—Escúchame, Uriel no está de su lado, aunque creas que está con Lilith todo es una farsa. Si lo ayudas no sólo nos vas a acabar a nosotros, los vas a acabar a todos, a ustedes igual.
—No sé por quien me tomas, pero deja de hablar, no vas a confundirme.
—No te estoy intentando confundir, sé los problemas que tú y yo hemos tenido en el pasado, pero él sólo está mintiendo, no piensa cumplir con nada de lo que les ha dicho, él quiere tomar posesión del trono y exterminarlos a todos, no sólo a los humanos, también a los mundis y demonios.
—¿Escuchas la locura que estás diciendo?
—¿Por qué te mentiría? Es la maldita verdad, ese es el plan que Uriel ha tenido toda la vida, si lo salvas ahora nos vas a joder a todos.
—Mientras te jodas tú, siempre valdrá la pena.
—¡No sabes lo que estás haciendo!
—¡Tú ni siquiera tienes idea de la verdad!
Aram se acerca a mí, y aunque intento defenderme termina por llevarme junto con Uriel y Aixa que están entrado a un portal.
—No hagas esto — le pido intentando zafarme de sus brazos.
—Te escapaste una vez, pero no lo volverás a hacer.
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