Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 25

No sé como supongo llegar a la fortaleza antes de que el ángel llegue, pero vamos corriendo a toda velocidad de regreso.

Por supuesto que me estoy arriesgando, van por mí, y en vez de que siga fuera o me oculte en otro lado, voy directamente al lugar en el que me van a buscar.

Pero tengo que hacerlo, tengo que avisarle a los que están ahí, no puedo dejarlos desprotegidos, no puedo sólo permitir que maten a todos por buscarme cuando ni siquiera estoy.

En todo caso, si las cosas son inevitables aceptaré ir con ellos, no puedo sacrificar a tantas personas solamente por negarme a hacer algo, ya veremos después cómo sacarme de esa.

—Deprisa — presiona Gaderel tomando la delantera, se pega a una de las rejas y se prepara para ayudarme a saltar.

Sin frenarme llego, me impulsa con las manos y logro pasar la reja sin accidente alguno. Ni siquiera me tomo la molestia de esperar al demonio, me sigo corriendo hacia el edifico mientras miro para todas partes esperando no ver a los ángeles que vienen por mí.

—¡Dónde te metiste! — reclama Kate cuando estoy a metros de llegar.

—¡Corre! ¡Quiero a todos adentro ahora!

Mi amiga me ve tan apurada que ni siquiera hace preguntas, regresa sobre sus mismos pasos y hace lo que le dije.

Entro empujando las puertas, estoy empezando a buscar a Hécate cuando la encuentro esperándome, y apenas alcanzo a derrapar antes de chocar contra ella.

—¿Por qué lo hiciste? — comienza a regañarme.

—Vienen por mí — le interrumpo —, no te preocupes por mí, necesito que salves a todos los demás, Uriel acaba de mandar ángeles para que me lleven con él, no importa nada, ni siquiera si tengo que ir con ellos, sólo tienes que proteger a todos los que están aquí dentro.

—¿Cómo sabes eso? ¿Viste a Uriel?

—Algo así... estaba oculta pero... ni siquiera hay tiempo de explicaciones, sólo ayúdame con lo que te pedí.

—Relájate — pide tomándome de los hombros —, nadie va a morir, no tengas dudas de ello. En cuanto ellos lleguen te sacaré de aquí.

—No puedes dejarlos...

—Te sacaré sólo a ti, estarás bien.

—De acuerdo... — acepto con nervios. Las manos me tiemblan y no puedo dejar de pensar que llegarán por mí en cualquier momento.

—¿Qué está pasando? — pregunta Liam llegando hasta mí.

—Quiero que todos se vayan, enciérrense en sus piezas y no salgan — ordena Hécate.

—¿Qué pasa? — pregunta ahora Aaron.

—Hagan lo que les ordené.

—¿Por qué no sólo nos lo dices y ya? — pregunta Henry acercándose también.

—Hagan lo que les ha dicho — respondo yo —, todo va a estar bien, sólo háganlo.

—Vamos ya, no discutan — pide Jason intentando moverlos y convencerlos de obedecer.

—¿Lo harás sola? — pregunto.

—Nunca estoy sola. — la luna de su frente se enciende brillante, segundos después, los últimos sobrevivientes que llegaron a la fortaleza se acercan para ponerse detrás de Hécate.

Sus ojos brillan de la misma forma irreal, sólo que son de color morado.

Me quedo sorprendida ante la situación, son brujos y jamás me di cuenta de ello.

—Están aquí — avisa Alissa preparándose para la pelea.

Hécate me toma del brazo y me pone detrás de ella. Supongo que es mejor esperar a que me vean para poder desaparecerme sin que vayan a matar medio lugar para encontrarme.

Las puertas se abren.

Tres ángeles entran sin la menor pausa y directamente a nosotros

—No sabía que estabas aquí... — comenta el que mandó Uriel.

—Pues ahora está muy claro, y lo está más que no pienso entregártela — responde la diosa.

—Escucha, Uriel me mandó por ella, sus órdenes fueron claras, y tengo que volver al abrigadero con la chica. No creo que quieras que mate a todos los que estén aquí sólo por una chica.

—No matarás a nadie, porque claramente estamos solos, ¿no es obvio?

—Entonces tendré que hacerlo contigo.

—Eso lo dudo.

Una pequeña figura llama mi atención, aunque pensé que no podría enloquecer más, Lily ha venido a demostrarme lo contrario.

Me quedo estupefacta, sin embargo Lily hace un pequeño ruido al ver a los ángeles, y es suficiente para llamar su atención.

La pequeña se voltea a mirarme, gesticulo con la boca un "corre" antes de que uno de los ángeles la atrape, y así me de tiempo de salir por ella.

Mientras uno de ellos se mueve, alcanzo a ver que mi hermana tiene a Angelus en los brazos, cosa suficiente para hacer que mi corazón se detenga.

—¡Corre! — me grita Hécate mientras detiene al ángel que iba detrás de mi hermana.

Salgo disparada, esquivo a los otros dos ángeles y voy a alcanzar a mi hermana que a duras penas puede cargar a Angelus.

Oigo pasos detrás de mí y alas batiendo el viento, tengo que alcanzar ahora a Lily antes de que todo se vaya a la mierda. 

Corro más rápido, la alzo del piso con todo y bebé y miro para atrás. Tengo prácticamente encima al ángel, lo que me hace pensar en la guerra perdida.

Si logra atraparme todo se irá a la mierda, me tendrán como lo quiere Uriel, podrán convertir a Lily en un tiyanak, y Angelus estará de vuelta.

Aferro a ambos niños a mi pecho, la punta de los dedos del ángel me rozan el hombro, pero en ese mismo instante desaparezco.

Caigo de sentón, y el peso de ambos niños me hacen terminar de acostarme en el suelo.

—Calma — tranquilizo a Lily que parece no poder respirar —. Estamos bien, respira.

Quito a Angelus de sus brazos y dejo que se recargue en mi pecho mientras intento hacer que mi hermana reaccione.

—Estás bien, tranquila — continúo mientras le acomodo el cabello.

Lily se echa a llorar entonces, me abraza con fuerza y termino con ambos niños abrazados.

—Escúchame, vamos a estar bien — prometo en un intento de calmarla. Estamos en el bosque, al parecer todo está muy tranquilo y desierto por aquí —. No pasa nada, volveremos pronto — aseguro como si eso dependiera de mí.

Sin soltarla me pongo de pie, la acomodo como puedo y comienzo a caminar con ambos niños en brazos.

Esto se pone más complicado, se supone que iba a huir sola. Ahora tengo dos pequeños acompañantes, y lo curioso del caso es el plan que hicimos Hécate y yo hace un tiempo, cuando le dije que si descubrían a Angelus tendría que sacarme de la fortaleza.

Así fue, sin querer acaban de descubrir quién tiene a su nefilim.

—Perdón — habla Lily sin despegarse de mí.

—¿Por qué te disculpas?

—Fue mi culpa...

—Hey, tú no tienes la culpa de nada, cariño, todo está bien, tenía que huir de todas formas.

—Angelus hace algo impresionante — comenta mirándome por fin.

—¿Qué hizo? — pregunto interesada en saber su nuevo don.

—Bájame — pide.

Dejo de caminar y la pongo de vuelta en el suelo, acomodo a Angelus en mis brazos y espero a que mi hermana haga algo.

—Hey, Angelus — le llama con voz dulce.

El bebé se voltea a mirarle, mi hermana mete la mano a uno de los bolsillos de su pantalón y deja ver una roca en la palma de su mano.

Miro todo con atención, Angelus no se mueve de donde está, y mi hermana continúa con la piedra en la mano.

—¿Qué? — cuestiono.

—Shh, espera — me calla ella, por lo que vuelvo a cerrar la boca —. Vamos, Angelus, hazlo.

Pasan unos segundos hasta que la roca comienza a elevarse de la mano de mi hermana.

—Genial, otro que mueve cosas — suelto y comienzo a caminar.

—¿A dónde vamos? — cuestiona Lily.

—Cerca... — contesto sin saber a dónde decirle.

No podemos volver, tal vez tenga que esperar a que alguien venga por nosotros, así que sólo nos queda vagar por el bosque mientras eso pasa.

—¡Un carro! — grita sacándome de mis pensamientos. Alzo la vista y veo la jeep olvidada de hace unas semanas.

Lily corre hacia la camioneta obligándome a ir más rápido.

Si corremos con suerte alguna de las puertas va a estar abierta y podremos subir mientras pasa el tiempo.

—¡Está abierto! — confirma como si hubiera hablado en voz alta.

—Sube — pido mientras observo que nadie nos esté vigilando a lo lejos.

—¿Vas a encenderla?

—No tengo las llaves, además, no sería una buena idea andar en auto justo ahora.

Subo a la parte trasera junto a mi hermana, cierro la puerta y acomodo a Angelus entre las dos.

—¿Dónde está Luzbel?

—Con los demás ángeles.

—¿Y ellos dónde están?

—Peleando con más ángeles.

—¿Es cierto que Bel se peleó con Luzbel por ti?

—¿Quién te dijo eso?

—Lo escuché, en la fortaleza hay muchos chismes — admite encogiéndose de hombros.

—Ellos pelearon...

—¿A quién elegiste?

—Yo...

—Porque elegiste a uno, ¿verdad?

Ni siquiera sé como está preguntando estas cosas, y lo que tampoco sé es a quién elegí, porque creo que ni siquiera se ha decidido.

—Eso es complicado.

—Porque los dos te gustan.

—Sí... algo así.

—Y no sabes con quien quedarte.

—Hey, ¿en qué momento creciste tanto?

—No lo sé.

—Lo de Luzbel y Bel se verá después, ahora tenemos problemas importantes que resolver.

—Ambos me caen bien.

—¿Ah sí?

—Pero Luzbel me da miedo.

—¿Luzbel? ¿De verdad?

—Sí... — afirma abrumada.

—¿Por qué específicamente Luzbel te da miedo? — de verdad no entiendo esto, mi hermana le teme a un ángel y no a un demonio.

—Es muy grande.

Suelto una carcajada al oír su respuesta, a mi hermana le aterra el tamaño de Luzbel, genial.

—Bel es igual de grande que él — tal vez sea un poco menos grande, pero desde la perspectiva de mi hermana seguramente son iguales.

—Pero no tiene alas.

—¿O sea que Luzbel te da miedo desde que las tiene?

—Tal vez.

—Ay, pequeña, si fuera tú le temería más a Bel.

—Los demonios no siempre son malos.

Me volteo a mirarla impactada, ¿oí bien? ¿Dijo los demonios? ¿Ella sabe que Bel es un demonio?

—Pero tú...

—Lo mismo es con los ángeles, uno me raptó, igual que lo quería hacer otro hace un rato... me querían hacer daño... y un demonio me regaló una manzana.

Esbozo una sonrisa por el comentario de la manzana, Gaderel es demasiado agradable como para creerle que es un malvado demonio.

—Pero, Lía...

—¿Sí?

—¿Entonces que somos nosotros?

(...)

—Deprisa, los llevaré de vuelta ya — Abaddon ha venido por nosotros, han pasado varias horas desde que nos metimos a la camioneta, Lily está profundamente dormida y Angelus despertó hace escasos cinco minutos.

—¿Qué ha ocurrido?

—Todo está bien, no hay de qué preocuparse.

Abaddon lleva a mi hermana en brazos, abre un portal y ambos entramos deprisa.

—Lily — oigo el chillido de mi madre en cuanto aparecemos en el salón.

—Shh, está dormida — le callo en voz baja.

—¿Cómo están? Por Dios, pensé que las perdía...

—Estamos bien, no pasa nada.

—Esto es suficiente, necesitamos hablar — decide mi madre con voz seria.

Todos están presentes en el lugar, Luzbel, Belcebú, Hécate, eso me recuerda que ya está siendo hora de las tan deseadas respuestas.

—Hablaremos luego — le prometo.

—Ahora mismo, Lía — corrige severa.

—Bien — acepto sin opción —, Kate, ven — le llamo en susurros, y le hago una seña a Jason para que venga también —, ¿puedes llevarlos con mi abuela? — pido en cuanto a los niños.

—Por supuesto. — aceptan al unísono, Jason recibe a mi hermana y Kate me quita a Angelus de los brazos.

—Escucha... — comienzo a decirle a mi madre.

—No, Lía, esto ya fue suficiente, quiero respuestas sobre todos ellos — señala a los demonios.

—Yo también quiero respuestas...

—No es momento de reproches — interviene Hécate —, tenemos que hablar con Lía, agradeceré que te vayas.

—Me tienes harta, aquí la que se larga eres tú — brama mi madre.

—No peleen, sólo quiero que me digan todo ahora.

—Lía... se que lo prometí, pero no pienso hacerlo aún — responde Luzbel acercándose.

—¡Me tienes harta! ¡Vas a hablar ahora o dejaré que alguien más lo haga por ti! — le amenazo con furia.

—No quieres entenderme...

—¡No hay cosa que entender, Luzbel! Uriel me quiere, lo oí, está dispuesto y empeñado en tenerme, no lo lograron hace unas horas, ¡pero lo lograran después!

—Deja de evadir las cosas y cuéntaselo ahora — interviene Belcebú molesto —, no voy a repetir todo, tú o yo. No hay de otra.

—No vengas a amenazarme.

—Entonces hazlo.

—¡Hazlo ya! — grita alguien más.

—Luzbel, no es conveniente que te quedes callado — agrega Abaddon con voz tranquila —, de verdad no es la mejor opción aunque es lo que creas.

—Tienes que contárselo ahora — pide Gaderel más como súplica que como orden mientras se pone detrás mío —, escucha? Luzbel, sé que parece ser que Lía no está del todo lista, pero si no lo haces vas a perjudicarla más... Uriel la quiere... y yo sé porque quiere a Lía... si no le cuentas todo ahora la vas a poner en demasiado peligro. Las intenciones de Uriel no son para nada buenas, sé lo que piensa hacer con ella...

—¿Qué cosa quiere hacer conmigo? — pregunto.

—Voy a evitar a toda costa que Uriel consiga lo que quiere — reitera Luzbel.

—Esto no es entre tú y él, Luzbel, entiéndelo, y amenos que quieras que sea entre Lía y tú, debes hablar ahora.

—¿Qué está pasando? — insisto.

—No va a lograrlo — insiste Luzbel.

—¡Que carajo sucede! — exploto —, ¡quiero la maldita verdad ahora!

—Uriel te quiere no sólo por la encomienda que dios te dio — responde Hécate —, te quiere porque cree que tú transformación no ha empezado, y si él consigue realizarla podrá cambiar la perspectiva de tus pensamientos... porque Uriel y tú vienen del mismo lugar.

—¿Venimos qué...? — inquiero sin entender nada.

—Ustedes no fueron creados por Dios, Lía. Ambos tienen una madre y un padre, y en ustedes hay una parte diferente a la del resto. Tú naciste en el abismo. No eres de edén, se te concedió el título de ángel porque tu padre era uno.

—¿Quién es mi padre?

Hécate me mira con tristeza, no desea contármelo, pero esta obligada a hacerlo ahora que ha comenzado a hablar.

—El arcángel Raziel.

—¿Y mi madre? — el corazón me late con una fuerza brutal, esto va a ser un golpe demasiado fuerte.

—Yo.

Todo me da vueltas, esta es una verdad que no me esperaba, son noticias que no pensé oír jamás.

—Escucha, tu padre y yo nos enamoramos perdidamente, aún sabiendo que lo nuestro era prohibido. A ninguno le importó nada, a tu padre no le importaba ser desterrado por traición, ambos éramos felices y decidimos ir contra todo... pero luego... supe de ti, de que venías y yo no quise hacerle eso a tu padre. Él era feliz donde estaba, haciendo lo que amaba, con los suyos; tener un hijo con otra raza significaría dejar todo eso atrás, y aunque sabía que lo haría sin pena decidí evitarlo, tu padre no merecía eso, era bueno, jamás había hecho algo en contra de los suyos, él tenía que seguir en donde estaba... así que decidí dejarlo, no le conté nada de ti, me oculté y no permití que supiera nada más de mí. Obviamente él seguía yendo al abismo en busca de mí, sin embargo hubo un punto en el que se detuvo, siguió con su vida como debía ser, y yo seguí con la mía. Tú podrías crecer sin un padre; y así fue, naciste, y crecías cada vez más... cuando me preguntabas por él yo te contaba la verdad, jamás te oculté que tu padre era un ángel, pero me partía el corazón saber que deseabas tocar el cielo, deseabas conocer a tu padre y servirle a Dios, lo deseaste siempre, aún cuando sabías que eso no iba a pasar.

—¿Y cómo pasó?

—Lilith y yo siempre hemos tenido problemas, desde el momento en que ambas nos conocimos todo marchó mal. Para cuando tú naciste ella tuvo una hija también, y aunque al principio entre ustedes dos no había problemas, más tarde los hubo, Lilith quería tener a la hija perfecta, quería que todos supieran que su hija era mucho mejor que tú en todo lo que hacías. Pero no era así, tú siempre brillaste más que ella, no había una sola cosa que no hicieras bien, no había un solo ser que pudiera superarte... creciste más... y su hija también lo hizo, su enemistad aumentó a tal grado de buscar la muerte de la otra, y de un momento a otro todo se salió de control... asesinaste a su hija... Lilith se volvió loca. Resucitó a Aixa, pero juró que te mataría a como diera lugar, y yo no iba a permitirlo... fue en ese momento en el que decidí buscar a Raziel. Él... aún me miraba con la misma ilusión, mentiría si te dijera que nuestro amor murió. Pero no podía permitirme llevarlo a la perdición conmigo, sólo le confesé lo que había estado ocultándole durante tantos años... tú. Su hija, su única hija. Él quedó maravillado al conocerte, y cuando le dije sobre Lilith nos ayudó. Fue directo con su padre a confesarle el amor que sentía por mí, y que de éste habías nacido tú. No sé qué dijo, no sé ni siquiera cómo logró conservar su lugar como arcángel, pero cumplió tu sueño. Te llevó con él. Te llevó ante Dios, y tu deseo de servirle te dio la oportunidad de hacerlo. Te proclamaron ángel, y aunque tu padre era Raziel, Dios también te dio el título de hija del creador de todo.

—Te sabes el resto de la historia, Lía — se atreve a mencionar Luzbel —, como nos conocimos... todo. Todo lo que te conté es real, aunque hay cosas que ni siquiera yo sé de tu vida...

—Pero las recordarás — recalca Belcebú mirando a Luzbel fulminante —. Ahora — Luzbel le mira suplicante, como si pidiera parar ahora porque ha sido suficiente. —. Su nombre, Luzbel, díselo.

Luzbel extiende una mano hacia mí, pero yo estoy tan confundida que no sé si tomarla o rechazarle.

—Hazlo — pide Luzbel como si leyese mis pensamientos.

Vacilo antes de tomar su mano, tira de mí y termina abrazándome con fuerza. Algo que me sería totalmente agradable si no supiera que algo fuerte está por venir.

—De verdad espero que estés lista — susurra en mi oído, haciendo que me den ganas de separarme de él y huir ante la amenaza que me provocan sus palabras —. Alaia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro