Capítulo 20
Sus ojos provocan muchas cosas al mismo tiempo. Me mira de una forma tan única que me resulta espeluznante, parece que entiende el mundo. Parece saber lo que es, lo que soy, y en dónde está. Incluso podría creer que me mira una persona con bastante tiempo aquí entre nosotros.
Pero tengo que ser consciente de que no es así, y quien está mirándome es un recién nacido.
Mismo que no llora, está lleno de tranquilidad y emana seguridad, haciéndome creer que todo está bien, haciéndome sentir paz luego de meses de tensión y... y muerte. También puedo sentirla, de una forma diferente a la acostumbrada, pero igual de latente.
Eso es.
La muerte.
No hemos parado de mirarnos, nos estamos estudiando por completo. Su mano se alza cuidadosa y lentamente, la acerca a mi rostro, y siento la punta de sus dedos rozarme ligeramente la mandíbula.
Esbozo una sonrisa por el gesto y provoco que él haga lo mismo. Expreso cierta sorpresa cuando veo que tiene dientes, no es algo tan extraño, también hay humanos que nacen con ellos, pero estoy completamente maravillada con él.
—Bienvenido al Apocalipsis, pequeño — susurro.
—¿Está bien...? — pregunta Kate junto con los demás, están a más de dos metros de distancia de nosotros, e incluso veo cómo se pegan a una de las paredes intentado crear la mayor distancia posible.
—Lo está — aseguro subiéndolo más en mis brazos —, es hermoso... él... no sé cómo explicarlo.
—Encontré esto... puedes cubrirlo mientras encontramos algo más adecuado para ponerle — habla Matt extendiendo lo que parece ser una delgada cobija blanca.
La tomo de su mano y voy a otra de las camillas, recuesto al bebé y empiezo a limpiarlo suavemente con la sábana. Lo mejor sería darle un baño, aunque lo veo ligeramente difícil dadas las circunstancias.
—¿Está vivo? — pregunta mi madre.
—Más que cualquiera de nosotros.
—¿Respira? No ha llorado ni un poco...
—Está bien — aseguro sintiendo su respiración —, ¿alguien quiere cortar más el cordón?
—Yo lo haré — se ofrece Matt. Se despega de las tres mujeres y recoge las tijeras que tenía Kate hace unos minutos.
Deja escapar el aire de sus pulmones y se acerca muy decidido. Cuando lo ve no puede evitar quedarse perplejo, le veo vacilar un momento sin saber qué hacer, como si hubiera olvidado a que venía en cuanto lo miró.
—El cordón — le recuerdo.
—Sí, cierto... — Matt evade la mirada del niño y hace lo que le he pedido.
Veo que mi abuela se despega del muro y camina en nuestra dirección.
—Tenemos que fajarlo... — decide buscando algo en los muebles —, serán unos días hasta que el resto del cordón se caiga y su ombligo quede al descubierto.
—¿Tienen ombligo? — preguntan Kate y mi madre al mismo tiempo.
—Son mitad humanos — explico —, claro que lo tiene, que su padre sea un ángel no significa que no lo tendrá. Su proceso de gestación es igual al de un humano.
Matt se hace a un lado y mi abuela ocupa su lugar, veo que tiene una venda ancha en la mano, se queda observando al bebé un momento antes de hacerme a un lado a mí para poder "fajarlo" sin que nadie le estorbe.
—Estás precioso — le enaltece sonriéndole, cosa que el bebé copia —, de verdad. ¿Cómo va a llamarse? — pregunta en voz alta para que todos aporten ideas.
—Tiene que ser un nombre bueno — opina mi madre acercándose por fin.
—Y muy original — comenta Kate acercándose igual.
—Ya tiene nombre — les interrumpo cuando comienzan a aportar sus ideas. Los cuatro se voltean a verme ligeramente confundidos —. Angelus, ese es su nombre.
—¿Angelus?
—Bárbara le nombró antes de... morir. Así que sí, ese es su nombre.
—Es un lindo nombre — acepta mi abuela —, me gusta.
—Se oye bien — acepta Kate.
Todos vuelven a intercambiar palabras elogiando que les ha gustado como se llama, veo que el bebé los mira a todos y no sabe en quién centrar la atención ya que los tres hablan al mismo tiempo.
Nuevamente tomo mi lugar, me apresuro a envolverlo con la cobija tan bien como puedo, intento recordar como lo hacía con Lily y creo que resulta igual, o por lo menos parecido.
Deslizo una mano bajo la cabeza del bebé y lo alzo nuevamente, lo rodeo con los brazos y esquivo a todos sin que siquiera se den cuenta. Me aproximo a la salida en silencio y dejo a los cuatro platicando en la enfermería.
Cuando alzo la vista me encuentro con unos ojos azules, su rostro está salpicado de lodo igual que el cabello castaño, le veo varias heridas en los brazos y mejillas, pero luce bien, tranquilo e incluso feliz. Junto a Rafael viene Belcebú, también está lleno de lodo, e incluso lucen muy parecidos, aunque sus rasgos demoniacos marcan la diferencia.
Veo que ambos comienzan a sonreírme mientras nos acercamos, pero al mismo tiempo bajan la mirada de mis ojos a mis brazos, sus sonrisas se borran y me vuelven a mirar insólitos.
—¿Es un..? — habla Rafael.
—¿Bebé? — termina Bel.
—Estamos en problemas — informo sin saber a cuál de los dos mirar —, primero que nada, hemos cambiado de edifico, creímos que sería más seguro por si hubiese un ataque más.
—¿Y lo segundo? — pregunta Rafael mirando curioso lo que tengo en los brazos.
—Una chica llegó hace poco... estaba asustada, parecía huir de algo, Kate y yo la trajimos hasta aquí... estaba a punto de dar a luz.
—¿Dónde está ella?
—Muerta.
La cara de Rafael tiene un cambio radical, da un paso más hasta quedar a nada de mí, aproxima una mano hacia la cobija y descubre al niño que tengo en los brazos.
—¿Qué es? — pregunta Bel acercándose también.
—Es un nefilim — contesta el arcángel volviendo a cubrirlo —, Lía, ¿sabes lo que tienes en los brazos?
—Lo sé, sé que esto está demasiado mal, pero no podemos hacer nada...
—Lo están buscando, Lía.
—¿Y? No lo encontrarán, vamos a ocultarlo.
—¿Ocultar al primer nefilim? Esto está demasiado mal...
—¿Qué propones? ¿Devolverlo? Claro, vayamos con Uriel a darle su primer experimento, ¿por qué no lo pensé antes?
—Esto no es un juego.
—Claramente no lo es. Aquí tienes dos opciones, lo regresas o nos lo quedamos, y que quede claro que no tengo en mente regresarlo. Además de que creo que no es conveniente hacerlo, ¿no?
—No lo es, esto es... peligroso, pero es nuestra oportunidad, ellos buscarán al nefilim, pero nos encargaremos de que no lo encuentren. Es nuestra mejor arma.
—"El nefilim" tiene nombre — me quejo rodando los ojos —, y no quiero que lo mires como un arma, es un niño.
—¿Ah si? ¿Y cómo se llama?
—Angelus.
—¿Angelus? ¿Quién le ha puesto ese nombre?
—Su madre lo hizo antes de morir, así que no te burles, arcángel.
—Tengo dos increíbles preguntas. Primero: ¿cuándo te nació el espíritu maternal? Segundo: ¿cuando te nació el espíritu demoníaco para llamarme "arcángel" con tanto desprecio?
—Bueno, cuando tienes un niño en los brazos las cosas sólo pasan, y no lo he dicho con desprecio.
—¿Vas a quedarte con él?
—¿No acabamos de decidirlo?
—Me refiero a que si vas a quedártelo específicamente tú.
—Pues... — esa es una increíble pregunta. ¿Puedo con esto? ¿No tengo suficiente ya como para ahora también tener un bebé cargando? —. Sí, yo lo cuidaré.
—Excelente — acepta haciendo una mueca —, quiero ver que piensa mi hermano de esto.
—Lo que piense tu hermano me viene valiendo una mierda, si le gusta está perfecto, si no puede irse al diablo.
—¿Puedo reírme de la ironía? — pregunta Bel.
—Tú cállate — brama Rafael.
—Cálmate, arcángel, tienes que dejar de ser tan malhumorado, quien lo diría, Luzbel era el cabrón.
—Si Luzbel estuviera aquí yo no estaría así, ¿sabes que significa estar a cargo de todo y todos?
—¿Sabes qué significa ser un demonio? No estar a cargo de nadie y nadie está a cargo de ti, no es tan malo cuando lo vives.
—No significa nada más que ser echado de edén. Y que el que fue tu padre te desprecie.
—No peleemos — intervengo para que no terminen peleándose —, de verdad, todo eso da igual.
—Sólo recuerda algo, Rafael — inquiere Belcebú —, los caídos también fueron ángeles alguna vez, y como nosotros los demás pueden caer.
Dicho esto da la vuelta y se va, me quedo perpleja de oír sus palabras y le sigo con la mirada.
Tiene razón, eso es cierto.
Todos pueden caer.
Como él.
Como yo.
(...)
—Jason fue a buscarlos, dice que en una de sus salidas encontraron y los trajeron por si alguna vez se requerían — explica Kate sentándose en la cama contigua a la que estoy.
—Bien — acepto sin quitar la mirada de Angelus —, espero que así sea.
—¿Qué planeas hacer con él? — pregunta ciertamente inquieta —. Me refiero a su comida y todo eso — especifica cuando me volteo a mirarla con mala cara.
—No lo sé, supongo que su estómago no es como el de los demás bebés... por una parte es bueno, ya que podremos alimentarlo con cosas más sólidas, pero, al mismo tiempo necesitará de más comida...
—Las cosas se van a complicar demasiado... creo que tenerlo aquí implica un riesgo mayor a cualquier otro.
—¿Qué supones?
—No estoy suponiendo nada, estoy siendo objetiva con la situación, no es cualquier bebé, tú lo dijiste... ¿y si lo encuentran? ¿Qué vamos a hacer?
—No lo harán.
—¿Y si lo hacen? No lo deseo, pero no sólo podemos esperar que de verdad no lo encuentren, creo conveniente crear un plan por si las dudas, no sé tú.
—En el caso de que lo hicieran no nos queda más que huir...
—¿Todos?
—No, sólo nosotros dos... los ángeles buscan al niño, no a ustedes, si lo saco de aquí me seguirán, no se quedarán aquí.
—¿Huirás a dónde?
Esa es la verdadera pregunta, a dónde. Sé que corriendo en el bosque se les dificultaría demasiado atraparme, pero vamos, sé perfectamente que a mí se me dificultaría de igual forma lograr escapar por completo de ellos.
La puerta se abre rompiendo mis pensamientos y la espera de Kate. Hécate deja ver su rostro y sonríe al mirarme.
—¿Cómo están? — pregunta en voz ligeramente baja.
—Bien... — respondo estudiándola mientras se acerca.
La cara de Kate es estupefacta al ver a Hécate, aunque ya lleva bastante conviviendo con demonios, siempre es difícil conocer a uno nuevo.
—Es hermoso — comenta sentándose junto a mí y viendo a Angelus.
—Necesito tu ayuda — confieso volteándome hacia ella.
—Claro, lo que necesites — acepta sin la menor objeción ni duda.
—Si los demás ángeles lograran encontrarlo... necesito huir de aquí con él...
—Yo te sacaré — acepta sin necesidad de oír la petición —, los llevaré a un lugar seguro, no te preocupes por eso.
—Gracias.
—No es nada. Y por cierto, Luzbel está mejor, no ha parado de preguntar por ti.
—Necesito verlo...
—Pronto volverá, dale un poco más de tiempo, aún necesita recuperarse.
—Lo sé — acepto con pesadez, necesita tiempo, no puede venir, no puedo ir, tenemos que esperar, ya lo sé.
—Su vida lo atormenta más que su herida — continúa.
—¿Su vida?
—Su pasado. Todo.
—¿Por qué?
—Luzbel no es precisamente la definición de un ángel bueno, él... ha hecho demasiado daño, y aunque en su momento no lo vio, sus acciones le atormentan ahora.
—Como a todos — se atreve a decir Kate —, y creo que ya era hora, se ha pasado de cabrón, que sienta sus consecuencias.
—Así es, eso mismo está sintiendo, más por los errores que cometió contigo en todas tus fases — de dirige a mí.
—Yo comienzo a arrepentirme también de las mías — admito recordando varias cosas que hice mal, tanto del primer pasado como del actual pasado.
—No hay que arrepentirse de las cosas, después de todo lo hecho hecho está.
—Comienza a pesarme todo también.
—Ya se irán solucionando las cosas, pequeña, no temas por ello.
—¿Planeas contarme algo? — pregunto con la esperanza de que ella quiera decirme algo más, alguna de las cosas que de verdad necesito saber.
—Pronto — asegura con una sonrisa, y aunque no es lo que quería oír lo acepto y confío en que de verdad sea pronto —. Lo será, créeme que también necesito charlar cosas importantes.
La puerta nuevamente se abre, Jason entra en silencio y mirando al piso, cierra la puerta y le veo dar un brinco cuando alza la vista y ve a Hécate junto a mí.
—Yo... — habla nervioso —, lo siento, no quería, es que me tomaron por sorpresa...
—Sé que mi físico es imponente — acepta la diosa con diversión —, no hay problema, es lógico asustarse.
—No, de verdad lo siento, pensé que ellas estaban solas... en fin, los conseguí — informa mostrando un paquete de pañales. Cosa que me hace irme varios meses atrás e incluso preguntarme qué ha sido del niño que posa en el envoltorio.
—Increíble — acepto recibiéndolos y echándolos a la cama —. Espero que sirvan de algo...
—¿Nervios? — pregunta mi amigo cruzándose de brazos pero sonriéndome —, no me digas que no puedes con ser mamá primeriza.
—¿Lily cuenta como primera experiencia?
—Puede que sí.
—Entonces no debo estar tan nerviosa.
Comienzo a descubrir a Angelus mientras Hécate saca uno de los pañales con toda la naturalidad del mundo. Me apresuro a colocárselo mientras la diosa le distrae y él intenta alcanzarle con los cortos brazos.
Una vez que le he puesto el pañal tomo nuevamente la cobija para envolverlo, sin embargo en mis segundos de distracción veo que literalmente el niño comienza a flotar de la cama.
—Hey... no... espera... — pido nerviosa sin saber que pasa ni saber que hacer. Luego de observar todo me doy cuenta que no está levitando por sí solo, sino que Hécate lo está haciendo. Y en parte me relajo al notar que no tendré que cuidar que el bebé vaya volando por ahí.
—¿Qué haces? — pregunto a la diosa ladeando la cabeza para verle por un costado del niño.
—Negro — oigo que pronuncia, pero no entiendo a qué se refiere.
—¿Negro? — repito cuestionándole.
Una nube de colores comienza a formarse alrededor del bebé, y mi parte materna me grita repulsivamente: ¡toma al niño, tómalo!
Pero la parte más consciente me recuerda que si alguien aquí adentro no está en peligro es específicamente él.
—El negro hace que sus ojos resalten más — explica Hécate una vez que la nube de colores desaparece y veo al bebé rodeado por telas negras, en un atuendo parecido al de ella —. Esa es la clave de Angelus, sus ojos, son su poder, su portal — intento entender exactamente a lo que quiere referirse, sin embargo me resulta algo ligeramente volado —. Por eso mismo deben darle poder a su mirada, logrará muchas cosas con ella.
—¿Cómo sabes su nombre? — pregunto confundida, no lo he mencionado con ella aquí...
—Cuando bautizas a un bebé el nombre se queda gradado en él. No físicamente, y no todos pueden saberlo, sin embargo yo conozco el nombre de todos los seres que se me pongan enfrente.
—¿Y lograr qué clase de cosas?
—No lo sé, ya iremos viendo sus dones ocultos.
—¿Sus dones?
—Así es, sus dones — reitera muy segura —, todos tienen un don. Tú, ella — dice señalando a Kate, misma que hace una mueca para enfatizar su duda —, provocación. Eso es lo que haces, provocas a las personas para obtener lo que quieres de ellas. En el caso de Lía es vulnerabilidad y manipulación, una va antes de la otra.
—¿Dices que ser vulnerable es un don?
—En tu caso sí, porque realmente no lo eres, pero te haces pasar por alguien vulnerable, así obtienes la atención de quién quieres, haces que nazca un deseo de protección de una persona hacia ti, y una vez que obtienes eso viene la manipulación para conseguir lo que quieres. No es muy difícil de deducir.
—¿Quieres decir que siempre he hecho eso?
—Tal vez. Por lo menos con las personas que no tienen un don más fuerte al tuyo, con Luzbel es diferente, obviamente, porque... bueno, es Luzbel, ¿qué podemos decir de él? Un ángel, guerrero, su manipulación es superior a la tuya.
—Obviamente.
—En el caso de Angelus es persuasión en su máximo esplendor, de verdad jamás había visto una mirada como la suya, hace que incluso olvides lo que ibas a hacer.
Bueno, por lo menos ya coincidimos en eso, su mirada es tremendamente inquietante.
—Todo cada vez me resulta más confuso — admito en voz tan baja que casi es más para mí que para los demás.
—¿Has visto su marca? — pregunta entonces.
—¿Marca?
—Sí, la marca que tiene. Todos los nefilims tienen una marca que les caracteriza, nosotros les llamamos príncipes por eso.
—¿Principies?
—Sí. Cuando en su mundo existían los reyes, sus hijos se presentaban como los príncipes, hijos de el rey... ya saben, decían su nombre y el de su padre; en este caso, cuando un nefilim nace, tiene una marca que le caracteriza, es la que dice de qué ángel es hijo.
—¿Y cómo podríamos saber quién es su padre?
—Viéndola.
—¿Pero cómo sabes a quién pertenece la marca?
—Bueno, conozco la de algunos. La de Luzbel por ejemplo.
—Espera un momento — pido parándome de golpe de la cama —, ¿estás diciendo que Luzbel ha procreado un nefilim?
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Perón por la espera, sé que ha pasado bastante tiempo desde la ultima actualización hasta ahorita, es sólo que no he tenido tiempo de estar en wattpad. ☹️
Intentaré agilizar todo de nuevo. ❤️
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