Capítulo 19
Logro oír pasos sobre los quejidos de Bárbara, doy la vuelta sobre mí misma y salgo una vez más del lugar. Kate y Matthew vienen a medio pasillo corriendo, están completamente mojados y veo que de sus cabellos caen gotas de agua.
—¿Qué pasó? — pregunta él acelerado poco antes de llegar a mí.
—Necesito ayuda, esto es muy importante — contesto acortando los pasos faltantes para reunirnos.
—Claro, ¿qué es lo que necesitas?
—Estudiabas medicina...
—Sí... no logré acabar mi carrera, pero así era.
Tomo a Matt de la muñeca y nos conduzco hacia adentro de la enfermería, dejo que mire la escena por el mismo, aunque su cara es estupefacta antes de que asimile bien las cosas.
—¿Qué...?
—Está a punto de tener un hijo — explico. Él se voltea a mirarme con los ojos bien abiertos, no sé si por el hecho de que vaya a haber un nacimiento, o porque le estoy pidiendo ayuda para hacerlo posible.
—Estudiaba medicina, no ginecología — corrige mirando a Bárbara y mirándome a mí.
—Medicina general, también abarca ciertos tema sobre eso, debes ser capaz de ayudarme, lo sabes.
—No tengo la menor idea de cómo recibir a un bebé...
—Nosotras tampoco, eso nos pone en una situación parecida, sólo que tú tienes más conocimiento de cualquier cosa que tenga que ver con el cuerpo humano.
—¡Ayuda, por favor! — grita Bárbara con todas sus fuerzas.
Matt se la queda mirando un segundo con la boca entreabierta, y al siguiente momento se mueve de donde estaba y va muy decidido a dónde está ella.
—Hola, chica — le saluda poniéndose junto a la camilla —, me encantaría presentarme como doctor, pero no logré recibirme, espero que esté bien que aún así te ayude.
—Sí... sólo hazlo.
—¿Cuál es tu nombre?
—Bárbara.
—Yo soy Matthew, por el momento necesito que respires profundo, sé que duele, pero te ayudará.
—Necesita una inyección de algo Matt — hablo acercándome a ellos.
—No puedo inyectarle más que suero... y por lo visto no tenemos.
—No lo entiendes, lo necesita.
—Está en labor de parto, no sabemos cuánto tiempo tarde en dar a luz, no puedo sedarla, tiene que pasar por las contracciones.
—Hazlo por favor — ruega ella mientras lágrimas se resbalan por su cara —, te lo ruego, no lo aguanto más.
—Cariño... sé que duele, en verdad lo siento, voy a intentar que nazca lo antes posible.
—No lo estás entendiendo Matthew — intervengo yo.
—Tú no lo entiendes, Lía, en un parto natural no puedo hacer más que darle suero, si la anestesio tendríamos que practicar una cesaría, y no tenemos ni siquiera un puto bisturí para hacerlo.
—No, Matthew, no quiero que la anestesies, necesito que siga despierta, pero tienes que darle algo para que disminuya su dolor, este no es parto normal.
—Habría peligro de complicaciones con el feto...
—No estás entendiendo, lo que va a nacer no es un niño — tal vez no era la forma más buena de decirlo, pero no es como si tuviera demasiado tiempo como para dar explicaciones.
—¿Qué? — pregunta Matt sin entender a lo que me refiero con mi comentario.
—La criatura que va a nacer es inmune a todos tus malditos medicamentos, pero ella no, si le inyectas algo calmarás su dolor, y él va a nacer perfectamente. Debes preocuparte por ella, no por su hijo.
—¡Qué estás diciendo!
—¡Es el hijo de un maldito ángel!
Todos nos quedamos en un silencio mortal, incluso Bárbara ha dejado de quejarse y el único ruido es de la fuerte lluvia que cae sobre el lugar.
Matt se mueve de donde estaba con rapidez, le veo buscar algo en los andenes y comienza a tirar todo por no encontrar lo que quiere.
—¡No puedo más! — el grito de la chica hace que Matt termine de tirar lo último que quedaba en el mueble.
—¡Aquí está! ¡Aquí está! — grita emocionado alzando algo que no alcanzo a ver a tiempo.
Levanta una jeringa del suelo y le quita la envoltura con manos ligeramente temblorosas.
Bárbara sigue quejándose y retorciéndose en la cama, mi madre y abuela intentan calmarle para facilitar que Matt pueda inyectarla, sin embargo no para de moverse y no puedo más que sentir comprensión y preocupación por ella.
—¿Qué vamos a hacer? — pregunta Kate en voz baja intentando apartarnos del problema.
—¿Específicamente con qué parte del problema?
—Con... con todo. ¿Un bebé? Lía, esto no puede ser, tenemos demasiado con nosotros, aún es mucho con lo que queda de nosotros, creo que tener un bebé es peligroso...
—Esto está mal, lo sé, y entiendo lo que quieres decirme, pero esto está mal de una forma diferente y aún peor de la que tú estás hablando.
—¿Algo diferente y peor del mismo tema? ¿Es eso posible?
—Más de lo que crees — asiento con la mirada fija sobre Bárbara.
La realidad de las cosas es aún peor de cómo todos pueden verlo ahora mismo.
Esto es mucho más complicado de como creen, y sé que incluso es aún peor de como yo quiero y puedo verlo.
Un bebé en la fortaleza.
Pero no cualquier bebé.
Un nefilim con nosotros.
Pero no cualquier nefilim.
El primero.
La cabeza comienza a darme vueltas mientras intento centrarme en una sola cosa, lo importante ahora mismo es Bárbara, pero es igual de importante lo que viene luego. Ambas cosas son mis prioridades, tanto el presente como el futuro.
—¿Por qué piensas tanto? — pregunta Kate nerviosa.
—No sé que hacer.
—Eso es malo...
—Lo es...
—¿Crees que la estén buscando...?
—Estoy segura de que lo hacen. Ahora mismo deben estar por todas partes en busca de la madre de su primer experimento...
—Lía... si ellos se enteran de que la tenemos aquí...
—No digas nada, ya lo sé — le callo poniendo una mano frente a ella para que pare de hablar.
Ya sé que pasaría si los ángeles se enteraran de que justamente nosotros tenemos a la chica que está a punto de dar a luz al primer nefilim de esta era humana.
Pero no pienso permitir que pase, ellos no se enterarán, y jamás van a recuperar a ninguno de los dos.
—No sé que vamos a hacer — admito moviéndome de lugar —, esto está vuelto loco, pero vamos a tener que seguir adelante de todas formas.
—¿Cómo vamos a ocultarlo? Lía, esto es imposible, ¿cómo piensas ocultar a un bebé? ¿Crees que es cualquier cosa simplemente esconderlo y hacer como si no supiéramos de su existencia? Ellos lloran... y... hacen berrinches, necesitan comer... vuelven a llorar...
—Calma ya, esta vez es ciertamente diferente, sea lo que sea que vaya a nacer, tengo la seguridad de que va a ser totalmente diferente a un niño normal como nosotras los conocemos.
—Entonces estoy suponiendo que eso es bueno.
—No sé si sea bueno, pero no será igual que los humano. Tal vez sea peor.
(...)
Quisiera poder solamente sacar al niño del vientre de Bárbara, liberarla del dolor y poder comenzar a pensar y organizar el plan para lo que sigue.
Pero no puedo.
Lo que Matt le haya inyectado funcionó a lo mucho diez minutos hasta que el dolor regresó. Nuevamente el lugar está lleno de gritos, quejidos, y dolor.
Kate está tan impresionada que se ha ido a un rincón de la habitación, está sentada abrazando sus piernas y escondiendo la cabeza entre ellas.
Matt de está de un lado a otro desesperado y buscando la forma de hacer algo que ayude a Bárbara, mi abuela y madre están exactamente igual que él, y yo sólo estoy parada mirando todo sin saber qué cosa puedo hacer para ayudar sin empeorar más las cosas
Pero es que de verdad no hay mucho por hacer.
Bárbara está sufriendo, igual que todas las madres sufren en esta etapa final del embarazo, aunque mucho peor que las demás. No hay muchas cosas que podríamos usar, a duras penas Matt encontró algo para ayudarla con el dolor que ahora está matándola de nuevo.
Y lamentablemente lo único que veo es que sólo queda esperar a que su hijo se digne a nacer.
Lo peor de la situación es que nada más estamos nosotros, no necesito a ninguna otra persona, porque lo que menos quiero es que los que quedan vivos se vuelvan locos por la llegada de este niño. Eso sería un caos, aunque ya lo es, mejor dicho sería una hecatombe.
Pero si hubiera más ángeles... tal vez un demonio, cualquiera de esas dos cosas sería lo suficientemente bueno como para ayudar en esto, porque estoy segura que por lo menos saben más que nosotros de esta situación.
—No sé que hacer — Matt está frente a mí, salgo de mis pensamientos extraños de una guerra sangrienta y lo miro —, esto está mal... por la dilatación en la que está debería estar dando a luz ahora... no sé qué hacer, Lía, esto es... es impresionante e imposible...
—Sólo queda que intente parir ahora... no hay otra opción por lo que veo.
—No la hay, pero parece que ni siquiera puede con ello...
—Hagámoslo — pido muy decidida, no creo que sea algo tan difícil recibir a un bebé... aún así, no hay demasiadas opciones y pienso ayudar tanto como me sea posible.
—Bárbara... — le llamo en voz un poco baja —, es hora, tienes que intentarlo...
—No puedo... esto me... me está matando...
—Lo sé, sólo inténtalo, sé que tal vez yo lo veo demasiado fácil, pero intenta pensar que es lo mejor, y que cuanto antes nazca vas a estar bien y el dolor parará.
He estado en situaciones terribles, y pensando que todo va a acabar pronto entre más rápido haga algo me ha ayudado demasiado. Esta puede ser otra de esas situaciones, aunque precisamente no soy la afectada, estoy pasando por un mal rato también.
—Estarás bien — asegura Matt poniéndose junto a ella —, dentro de unos días recordarás lo que pasó hoy e incluso vas a reírte y a pensar que hubieras podido aguantar más. Es algo que todos los humanos pensamos luego de pasar un mal momento — comenta con voz tranquila e incluso con cierto entusiasmo, en un intento de que Bárbara se relaje un poco.
Es la labia típica de los doctores, incluso ponen más nerviosos a los pacientes que ya saben que lo peor está por venir cuando intentan platicar hasta de tus mascotas.
—Es cierto, yo quería echarme por la ventana cuando tuve a mi primera hija — concuerda mi abuela siguiéndole la corriente a Matt.
—Por supuesto — acepta mi madre —, de mis dos embarazos, Lía fue la peor, incluso cuando estaba a punto de nacer seguía pateándome el vientre.
Con que soy violenta desde antes de salir al mundo.
—Ya verás, luego de que todo esto acabe hasta querrás tener más hijos.
¿Más? Ja, a mí me dicen eso cuando estoy a punto de parir y les tiro encima al niño.
—Inténtalo — pido poniéndome frente a ella. Matt le ha quitado la sábana a una de las camillas la ha acomodado bajo las piernas de barbara.
Mientras intento no mirarla demasiado comienzo a pensar en todo. Sólo de saber que estamos a punto de recibir al primer bebé apocalíptico me duele la cabeza.
Algo bueno debe de tener todo esto, tengo que ser positiva.
Barbara suelta un grito y comienza a pujar, desvío la mirada a Kate, y casi me río cuando la veo con los ojos abiertos sobre nosotros.
—¿Estás cómoda? — le pregunto.
Ella se para del suelo y va hasta mí, cierra los ojos y respira profundo antes de enfocarse completamente en el asunto.
—Todo está bien, todo está bien.... — le oigo repetir mientras se pone hombro con hombro junto a mí y continúa con los ojos cerrados —. Todo está bien, todo está bien — repite más fuerte luego de un grito más intenso de la chica.
—Lo está — aseguro —, vamos a estarlo, siempre seguimos adelante, esto no nos va a frenar.
—Lo estamos — acepta asintiendo y mirándome —, así será.
Ambas miramos a Bárbara, los tres están sosteniéndole las manos y hablando con ella, pero yo estoy segura de que no los escucha. Sólo se escucha a sí misma mientras se da esperanzas sola. Porque eso es lo que todos hacemos al sentir dolor, nos recordamos lo fuertes que somos aunque nos estemos mintiendo.
—Ay Dios... — masculla Kate y baja la mirada —, estamos bien, estamos bien — repite de una forma demasiado cómica para la situación.
Los gritos se intensifican a tal grado que estoy segura que pueden oírnos los demás, pero gracias a su miedo de lo sucedido hace un rato nadie se atreverá a salir. Eso es seguro.
—Tú puedes — anima Kate mirándola fijamente —, sé que lo harás, eres fuerte Bárbara, lo eres.
Las palabras de apoyo de Kate son aún más intensas de lo que son las mías. Ella difícilmente alienta a alguien, pero cuando lo hace incluso siembra miedo en las personas; esta vez le da fuerza a Bárbara, le veo expresión decidida, aún siente dolor, pero está decidida a seguir adelante.
—Falta poco — aviso—, falta muy poco, tú puedes hacerlo, anda.
Acomodo la sábana sobre mis manos y las acerco a una distancia considerable. Kate se encarga de acomodarle el camisón a Bárbara y va con Matt que le llama. Intento oír lo que le pide, sin embargo mi mente bloquea todo y se centra en una sola cosa.
El nefilim.
Su grito es lo único que logro oír antes de sentir un peso en las manos. Me quedo pasmada un momento sin moverme un solo milímetro.
Ha nacido.
Reacciono nuevamente, acomodo tan bien como puedo la sábana para cubrirlo y termino de abrazarlo.
Tener un recién nacido en los brazos es una sensación demasiado extraña. Intento no darle importancia, quiero no analizar cada cosa de él, pero su peso irracional me impide por completo sólo ignorarlo.
Kate se acerca a mí, tiene unas "tijeras" en una mano, y le oigo cortar algo cerca del niño.
—Todo está bien — le hablo a Bárbara mientras me aproximo a ella —, aquí lo tienes...
Le entrego al recién nacido, que no sé si es hombre o mujer, y casi me provoca miedo investigarlo.
La chica lo toma de mis brazos, y veo que todos se retiran un poco cuando ella se dispone a descubrirlo, creo que no soy la única que no está segura de querer conocerlo.
—Eres hermoso — susurra con voz débil mientras lo admira con ternura —, tus ojos son iguales a los de tu padre... — siento una opresión en el pecho al escuchar su comentario sobre los ojos de su hijo —. Angelus.
Los ojos de Bárbara comienzan a cerrarse, su abrazo al bebé se afloja y apenas logro llegar antes de que él resbale por sus brazos.
—Bárbara — oigo que le llama Matt acercándose a ella —, Bárbara, responde.
Las tres se acercan precipitadamente a la chica mientras le toman de la mano y la mueven buscando una respuesta. Pero jamás la obtienen, y yo cada vez retrocedo más con el niño en mis brazos.
—¡Bárbara! — grita Kate moviéndola con desesperación.
Estoy aturdida, los gritos y suplicas se desvanecen en mi mente y veo que la escena se aleja poco a poco. Todo parece estar en cámara lenta y deseo simplemente estar soñando.
Kate le da la espalda a la camilla, mira al suelo pasmada y termina cayendo de rodillas en el. Alcanzo a ver lagrimas derramándose por sus mejillas mientras creo que mi amiga permanece sin respirar.
De fondo está Matt intentando reanimarla, mi madre tomándole el pulso, y mi abuela repitiendo su nombre sin cesar.
Bajo la vista y me encuentro con la sábana blanca manchada de sangre, acomodo su cuerpo en mi brazo derecho, y aproximo la otra mano a él. Mis dedos vacilan al tomar la costura de la tela; lentamente la retiro hasta dejar al descubierto su rostro.
Su piel es blanca y con destellos dorados, su poco cabello es rubio, y tan dorado como finos cabellos de oro.
Me mira con una intensidad brutal e increíble para un recién nacido, sus pestañas son tan largas que parecen llegar hasta encima de sus cejas, y sus ojos son de un azul tan fuerte que parecen no ser reales.
Ahora entiendo cuan hermosa puede ser la muerte.
—Angelus.
_____________
Perdón por publicar apenas, no había tenido internet para actualizar la historia 😞
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro