
1.
JiMin siempre fue un buen amigo para Jeon JungKook, y cuando había llegado a casa, llorando, no dudó en hacerlo entrar. Le sirvió un vaso con agua para lograr calmarlo y así poder escucharlo, poder oír todos los balbuceos sin sentido que soltaba.
NamJoon ingresó minutos después con la pequeña Sohyun en brazos, sin embargo, al ver a JungKook llorando sin control alguno, hizo un gesto de sorpresa atónita. No hizo preguntas, sólo se llevó a la niña lo más rápido que pudo de allí.
Sin embargo, JungKook alcanzó a oír las palabras inocentes de la pequeña:
―¿Por qué tío Kook llora?
Su corazón se quebró un poco más.
JiMin no lo presionó a hablar, esperando en silencio a que se calmara, a que pudiera tener la suficiente tranquilidad como para poder decir algo. Eso llegó segundos después, con NamJoon entrando al comedor. Su torpe amigo se sentó al lado de JiMin, tomándole la mano a su novio, y esa visión lo hizo sentir patético y miserable.
― TaeHyung me pidió el divorcio.
Su mejor amigo abrió los ojos por la sorpresa, en tanto NamJoon soltaba una maldición, aturdido.
Por supuesto, nadie se lo esperaba. ¿Quién iba a pensar que TaeHyung le pediría aquello cuando fue él quien dio siempre los primeros pasos para todo?
Cuando se conocieron, fue TaeHyung quien lo salvó de ser objeto de burlas en la preparatoria, debido a lo asustadizo y torpe que fue JungKook el primer día de clases.
Fue TaeHyung quien le pidió salir y quien le dio un beso.
Fue TaeHyung quien le dijo que deberían irse a vivir juntos.
Fue TaeHyung quien le pidió matrimonio.
Y, ahora, parecía ser TaeHyung quien quería acabar con todo.
Sin embargo, a pesar de que pareciera que era TaeHyung quien tenía que tomar esas decisiones, no era como si JungKook nunca hubiera puesto de su parte. JungKook era, como veía todo el mundo, la persona que podía sacarle una sonrisa enamorada a TaeHyung con una acción tan tonta como un beso sorpresivo, y la única persona que lo hacía bajar las defensas totalmente, haciendo que se comportara de una forma infantil e, incluso, caprichosa.
Para todo el mundo, no había TaeHyung sin JungKook, y no había JungKook sin TaeHyung, porque hacían una de las parejas más bonitas y honestas que se podían ver.
Pero, al parecer, las cosas no eran tan felices como le mostraban al resto.
― ¿Por qué? ― Preguntó JiMin en voz baja.
Los labios de JungKook temblaron.
― Dice que no me ama ― Su tonó se rompió y las lágrimas volvieron a salir ― Ya no me ama, Minnie. TaeHyung ya no me ama.
JungKook quería negárselo, ver lo inevitable, pero no era tonto, y mucho menos un adolescente enamorado: si TaeHyung lo decía, era cierto.
Porque TaeHyung jamás le mentiría con algo tan importante como eso, JungKook lo sabía.
TaeHyung siempre era brutalmente honesto con sus sentimientos, tanto que, a veces, no se daba cuenta de que sus palabras le hicieron mucho, mucho daño.
Tomó un poco más de agua.
― Está enamorado de otra persona ― Barboteó, antes de romper a llorar otra vez, e inmediatamente los brazos de JiMin lo rodearon ― Ama a alguien más. Lo perdí, Minnie, lo perdí...
Su corazón nunca se sintió tan roto como en ese momento: saber que la persona que amaba, con quien compartió tantos años de su vida, ya no le quería como antes, lo dejó de lado, se entregó a alguien más, era como una estaca clavándose no sólo en su corazón, sino en todo su cuerpo, haciendo que todo doliera y se estremeciera.
Haciéndolo ver todo de un horrible color negro, incapaz de ver un poco de luz en medio de tanta oscuridad.
TaeHyung suspiró, leyendo un informe que su secretaria le dejó esa tarde, para luego bajarlo y dejarlo sobre la mesa, cansado.
Recordó los ojos llenos de lágrimas de JungKook, su labio temblando, sus mejillas húmedas por el llanto, y se sintió culpable y triste por lo que ocasionó, pero no arrepentido. Tenía que hacerlo.
¿Cómo podía seguir casado con alguien que no amaba?
No era justo para JungKook ni para él, así que no podía seguir con esa farsa.
Ya no amaba a JungKook, era un hecho claro, pero lo seguía apreciando lo suficiente como para no continuar haciéndole daño con sus acciones.
Tocaron la puerta de su oficina y murmuró un ‹‹pase›› lo suficientemente alto como para que la persona entrara.
Al verlo, sonrió con relajación.
― Tienes un aspecto horrible ― Dijo el de cabello rubio con una sonrisa dulce, cargando un montón de carpetas.
Dejó salir un bufido, recostándose en la silla, y pronto su amante se acercó, comenzando a hacerle un masaje suave en los hombros.
― Le pedí el divorcio a JungKook ― Le comunicó TaeHyung, con un tono de pesar.
El rubio parpadeó, inclinándose con una expresión triste.
― Oh, lo siento tanto, TaeHyung ― Le dijo de forma honesta ― ¿Estás seguro de esto, de lo que tenemos nosotros? Llevas tanto tiempo con JungKook que quizás...
― No digas eso ― Le interrumpió TaeHyung con suavidad ― Todavía quiero a JungKook, claro, pero es un cariño que le tengo por el tiempo que hemos estado juntos, así que... tengo claro lo que siento por ti, Seokjin.
Jin asintió, titubeante, antes de inclinarse y darle un pequeño beso en los labios, con timidez y casi pidiéndole permiso.
― Lo lamento mucho por Kook ― Murmuró Jin de forma repentina, sin alejarse demasiado ―, debe estar pasándola mal, me siento culpable por hacerle esto, pero...
― Lo va a entender ― Contestó TaeHyung, dándole un beso en la mano, serio ― JungKook lo entenderá con el tiempo.
TaeHyung esperaba eso: que JungKook pudiera, con el pasar de las semanas, curar esa herida que le hizo a pesar de haber prometido, años atrás, que nunca le rompería el corazón.
Pero las promesas, al igual que los sueños, parecían destinados a ser rotos de cualquier forma y sin posibilidad alguna de poder evitar aquello.
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