Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

epílogo ⸙͎۪۫

28/03/2021.

Según una creencia tradicional oriental, todos nacemos atados a un hilo rojo, el cual nos conecta al amor de nuestras vidas. Este hilo puede estirarse, acortarse, doblarse y dar la vuelta al mundo, pero jamás se corta. Esta bonita manera de graficar el destino de nuestras vidas, nos explica qué tan fuerte son los poderes del amor. Dos personas entrelazadas por el destino, llámese hilo rojo o no, siempre terminarán encontrándose y permanecerán ligadas para siempre.

31/08/2022

La primavera estaba llegando cuando ingresó a la cafetería con una expresión de cansancio, estornudando contra su bufanda amarilla mientras soltaba un quejido bajo.

A pesar de que hubiera sol, se seguía sintiendo un viento helado que obligaba a todas las personas a salir abrigados para no terminar con un resfrío, y él no iba a ser la excepción, porque siempre había tenido un sistema de salud algo delicado; por otro lado, no podía enfermarse porque tenía que seguir trabajando, no le gustaba dejar sus cosas tiradas por algo tan mínimo como un resfriado.

Odiaba esos primeros días de primavera, cuando esos días eran una mezcla de calor y frío imposibles de combatir y difíciles de soportar.

— ¿Qué va a querer, señor? — preguntó la cajera.

—Un capuchino de vainilla para llevar —pidió, extendiendo los billetes para pagar.

— Lo llamaremos cuando esté listo, ¿cuál es su nombre?

— Kang TaeHyun.

La chica asintió y TaeHyun caminó para sentarse en la barra, mirando por el ventanal hacia la calle.

El día anterior, Jay le había enviado un mensaje diciéndole que ya no podía seguir en una relación con él, así que TaeHyun volvía a estar, oficialmente, soltero.

Aunque si era honesto con todo el mundo, tampoco es como si hubiera tenido una relación profunda luego de su fallido matrimonio, cinco años atrás.

Cinco años desde la última vez que vio a BeomGyu, llorando en la puerta, cerrándola para luego solo existir en el silencio.

Una vez BeomGyu se marchó, TaeHyun terminó su relación con Lia, que le miró con una frialdad enorme y desprecio en sus ojos, pero a TaeHyun no podía importarle menos, no cuando se sentía perdido y vacío por dentro, como si algo no estuviera bien a su alrededor.

Había vivido por más de trece años con la presencia constante de BeomGyu a su lado, ya fuera como amigo, novio o esposo, y las cosas sin él se sentían extrañas, dolorosas, pero por sobre todo, desconocidas.

Luego de eso no tardó en ir a la oficina del gerente de la empresa, presentando su carta de renuncia para luego vender el departamento en donde había vivido con BeomGyu por cinco años, mudándose a un lugar mucho más pequeño, con una cama individual donde no sintiera esa constante soledad que le había invadido los últimos días desde que BeomGyu se marchó sin mirar atrás, siendo contratado semanas después en una pequeña empresa mobiliaria, donde nadie le conocía ni juzgaría.

Aunque eso no evitó que rompiera a llorar cuando estaba guardando las cajas y encontró ciertos papeles que BeomGyu había abandonado: eran esos papeles de adopción que nunca le mostró a TaeHyun, porque cuando lo iba a hacer, comenzó el principio del fin

TaeHyun lloró, desesperado, leyendo los trámites, recordando todas esas veces que hablaron sobre adoptar, sintiéndose más miserable que nunca por no haber pensado un poco más en el corazón de BeomGyu. Luego, guardó los papeles al fondo del cajón, prometiéndose que, algún día, los volvería a leer.

De esa forma comenzó una nueva y solitaria vida como soltero, aunque siendo sincero, nunca se quitó el anillo de matrimonio a pesar de que las actas de divorcio ya estaban firmadas, así como BeomGyu lo había querido.

Hubo un breve instante donde pensó no seguir llevando a cabo el divorcio, después de todo, BeomGyu se había marchado, ¿cómo iba a saber él que esos trámites nunca se llevaron a cabo? Así, si BeomGyu volvía, podría volver a insistir en ello, podría...

Pero ese breve pensamiento desapareció cuando, un día, mientras cruzaba por el parque, se encontró con ese hombre al que BeomGyu buscó cuando se olvidó de su cumpleaños, jugando con su hijo en el parque.

HeeSeung no le había visto, demasiado concentrado en cuidar de su pequeño hijo, de lo contrario seguro ambos se hubieran enojado por verse.

Pero al verlos pensó entonces que, un día, BeomGyu podría realmente encontrar a alguien que le amara, a una persona que nunca le haría lo que él le hizo, alguien con quién querría compartir el resto de su vida, y entonces BeomGyu querría casarse, descubriendo que el divorcio nunca se llevó a cabo.

Y TaeHyun no podría soportar verlo volver para exigir la separación, buscando compartir su vida con otro hombre que no fuera él.

Así que llevó a cabo todos los trámites al día siguiente, sin necesidad de que BeomGyu estuviera presente porque los papeles ya estaban firmados.

Dos años después, había visto a Lia a lo lejos, saliendo con otra trabajadora de la empresa donde había trabajado, ambas muchachas tomadas de la mano con bolsas de compras, riéndose, metidas en su propia burbuja. Si mal no recordaba, se llamaba Hwang YeJi.

También perdió contacto con JeongIn y HyunJin, lo normal, considerando que el mejor amigo de BeomGyu trató de golpearlo con un palo cuando BeomGyu se marchó, siendo solo detenido por su novio.

Sabía, porque también los veía a veces, pero se ignoraban mutuamente, tensión floreciendo apenas se acercaban, que ahora estaban casados y YuNa tenía una hermanita menor de cuatro años que habían adoptado, Hwang EunBi.

YiRen fue otra en contraer matrimonio, pero contrario a lo que todos esperaban, no había sido con Jake, su relación había terminado meses después, sino con una chica, llamada Heo Yoo Rim. Contrajeron matrimonio unas semanas atrás, así que en ese instante estaban en su luna de miel, disfrutando de su nueva vida juntas.

El único que parecía haberse quedado estancado fue TaeHyun, que nunca pudo lograr mantener otra relación más allá de unos meses, donde lo principal siempre había sido lo carnal y no lo sentimental: nadie lograba causar aquel revuelo en su corazón como lo hizo otra persona de años atrás, nadie podía provocar que las palabras salieran de su boca en alguna conversación profunda que ayudaría a que los sentimientos florecieran, nadie causaba que de su garganta logrará sacar un simple Te quiero, y todos se alejaban porque podían notar el distanciamiento entre ellos.

TaeHyun no los retenía, ¿para qué iba a hacerlo? Nunca fue capaz de forzar sus propios sentimientos para sentir algo por personas que le eran, tristemente, indiferentes.

Durante mucho tiempo, también pensó en volver a buscar a BeomGyu, pero siempre descartaba aquel pensamiento cuando recordaba que, si BeomGyu se había ido fue por cuenta propia, si deseaba volver también lo haría por su deseo personal.

Aprendió, con el pasar de los días, de las semanas, de los meses, que BeomGyu tenía razón sobre sus sentimientos: era momento de repararlos, de construirlos otra vez, de no seguir presionando, o habrían terminado rotos, odiándose por no ser capaces de sentir lo que al principio los unió con tanta fuerza.

Pero eso no significaba que no le iba a extrañar, porque era mentira si lo decía: Kang TaeHyun seguía extrañando un montón a Choi BeomGyu, tanto como el primer día que se marchó.

— Kang Taehyun — llamó una de las chicas que atendía en la barra.

TaeHyun se puso de pie, suspirando, tomando el vaso de capuchino, saliendo de la tienda a paso apresurado, pensando en las compras que debía hacer ese día para la semana.

Había avanzado una cuadra cuando escuchó un grito lejano, alguien pronunciando su nombre, pero pensó que se había confundido porque, ¿quién lo iba a llamar para hablar con él?

No, sólo cuando una voz conocida lo llamó, tomándolo del hombro, se detuvo.

— TaeHyun, TaeHyun, ¿eres tú?

Apenas consciente de sí mismo se giró, encontrándose con esos tiernos y amables ojos que tanto había amado.

Choi BeomGyu le observaba frente a él, sonriendo enormemente, su cabello teñido de rosa, oculto bajo un gorro de lana.

— ¿BeomGyu? — preguntó con la voz titubeante.

— ¡Hyunnie! — saludó BeomGyu sin dejar de sonreír, abrazándolo de golpe. — Ha pasado mucho tiempo, ¡¿no crees?!

Asintió, aunque sabía que BeomGyu no tuvo que haberlo visto, así que se obligó a aclarar su garganta.

— Sí, cinco años, para ser exactos... — contestó, humedeciendo sus labios.

— ¡Te llamé en la cafetería, pero no me notaste! — habló BeomGyu, haciendo un puchero. — ¿Cómo has estado? ¿Es mi idea, o has crecido unos centímetros?

Sin poder evitarlo soltó un bufido, rodando los ojos.

— Vaya, eres tan divertido — gruñó con ironía, causando que la sonrisa de BeomGyu aumentará un poco más. — Bien, ¿y tú?

— ¡Maravillosamente bien! — contestó BeomGyu con entusiasmo.

Taeahyun le observó en silencio, notando su cabello brillante, sus ojos sonrientes, sus hoyuelos hermosos marcándose, su sonrisa mostrando sus dientes. Podía notar su piel un poco más oscura, pero sana también, y no pudo evitar rememorar la última vez que le vio, todo lloroso y encorvado, pálido, ojeroso, quebrado.

Pensar en eso provocó un estremecimiento poco notable, porque no pudo evitar culparse por haber destrozado a esa hermosa persona frente a él.

BeomGyu seguía hablándole, así que se obligó a escucharlo:

—... ¡estuve viajando por muchas partes! Hace un año estaba en la India, ¡¿puedes creerlo?! Luego decidí hacer un tour por Europa, ¡vi un montón de cosas hermosas! Dios, ¡me habría encantado llevarte conmigo!

Asintió, sonriendo, no pudiendo evitar sentir su estómago contraerse cuando la mirada de BeomGyu se suavizó.

— ¿Estás de paso, entonces? — preguntó TaeHyun, titubeante.

Deseaba invitarlo a un café, a su departamento pequeño, a la plaza, a algún lugar donde pudieran hablar con calma, donde pudiera estar a su lado sin que nadie les molestará, donde pudiera decirle todo lo que no pudo decirle cinco años atrás.

— Sí, vine a ver a mamá y papá — contestó BeomGyu —, la siguiente semana partiré a recorrer América, ¡ya lo estoy ansiando!

Volvió a asentir, su garganta apretándose mientras trataba de forzar a las palabras a salir.

— Tú... uh... ¿tú... querrías...? — BeomGyu le miró, inquisitivo, y deseaba hacerse pequeñito, desaparecer de allí. — ¿Eres feliz?

A último minuto no pudo evitar cambiar su pregunta, sintiendo ganas de llorar porque BeomGyu se veía tan contento, tan satisfecho, que sintió que él no hacía falta en su vida, ya no más.

Después de todo, él había sido el culpable de romperle su corazón, de quebrarlo, de destrozar sus sueños.

¿Cómo podía volver a pedirle otra oportunidad cuando se comportó de esa forma con BeomGyu?

El más alto, frente a él, lucía un poco decepcionado.

— Lo soy — afirmó BeomGyu.

Entonces estaba bien. Si BeomGyu era feliz, todo estaba bien.

— Me alegro por ti — contestó TaeHyun educadamente. — Ya debo irme, Beom-ah, tengo cosas que hacer y...

— No te preocupes — asintió BeomGyu, retrocediendo —, debo volver a la cafetería, ¡dejé al esposo de SungYeon solo! Noona me matará si se entera de eso — BeomGyu hizo amago de inclinarse para darle un beso, pero pareció pensarlo mejor porque se echó hacia atrás, su sonrisa titubeando. — ¡Fue un gusto verte, Hyunnie! ¡Espero que estés muy bien!

TaeHyun asintió, forzándose a sonreír.

—Espero que tú también, Gyu.

Se giró, dando unos pasos, su alma cayendo a sus pies mientras se forzaba para no romper a llorar mientras caminaba, tratando de no girar para gritarle a BeomGyu que le quería, que no le dejara, que le perdonara, pero sabía que todo había sido dicho años atrás, que BeomGyu era ahora feliz y eso era lo único que bastaba.

¿Qué le importaba su propia infelicidad si BeomGyu por fin logró ser feliz?

A nadie, ni siquiera a él.

Ni siquiera-

—¡Hyunnie!

BeomGyu le giró, agitado, sus mejillas coloradas, y se inclinó, dándole un beso fugaz en la mejilla para luego tomarle la mano libre, sintiendo una pequeña hoja de papel contra su piel.

Le miró, perdido, enamorado de esos ojos tan hermosos y dulces.

— Te dejé mi número de teléfono — balbuceó BeomGyu avergonzado, alejándose, sin perder el rubor de su rostro —, si... si quieres, mañana podemos salir por un café y... y bueno...

— Me encantaría — dijo, y sin poder evitarlo, sonrió también, sus dientes mostrando sus encías, sus ojos convirtiéndose en dos medialunas.

BeomGyu le correspondió su sonrisa, agitando su mano mientras comenzaba a correr.

—¡Espero tu llamada, Hyunnie!

Por primera vez en su vida, Kang Taehyun sintió que esos primeros días de primavera no eran tan malos como había pensado al principio.

Me divertí mucho adaptando esta historia que es tan hermosa, muchas gracias por todo su apoyo en todo el transcurso del libro♡.

Muchas gracias por todo el apoyo que le dieron antes y ahora que fue resubida. <33

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro