Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

6


—Hola Sasha, ¿cómo estás?

Sasha Waybright le sonrió a Anne como si nada, sentándose frente a ella con Alice en sus brazos, la niña sorbiendo su nariz llena de mocos, mirándola con ojos llorosos.

—Alice no ha mejorado desde la última vez que nos vimos—dijo Sasha con su voz teñida de pena—, ya me esta poniendo nerviosa, ¿y si empeora, Anne?

—Oye, tranquila, Sashanie—trató de consolar Anne poniéndose de pie—. Vamos, Alice, ¿confías en la tía Anne?

—Sí—lloriqueó Alice dejando que Anne la tomara en brazos.

Silenciosamente, Anne empezó a revisar a la niña con el ceño fruncido en concentración, preguntándole dónde era qué le dolía más y consultándole a Sasha ciertas cosas. Luego de diez minutos examinando a la menor, Anne suspiro y le dijo a Sasha que al parecer la amigdalitis de Alice había derivado a una pequeña sinusitis bacteriana aguda.

—Tendrá que tomar antibióticos por una semana y media—le dijo a Sasha anotando los nombres de los remedios en la receta—, luego la volveré a evaluar. Ya te vas a poner mejor, Alice, y podrás corretear en el parque.

Anne hizo amago de caminar hacia la puerta para abrirla, sin embargo, antes de poder hacerlo, Sasha tomo su brazo deteniéndola en el acto. La miró, con una ceja enarcada por la intriga, para luego sentir su garganta seca al notar los ojos suplicantes de Sasha.

—Anne Banana... Umm...—comenzó a decir Sasha con timidez—, yo... Te quería preguntar sobre lo ocurrido con tu ex esposa. Se que no debo meterme, pero...

—Oh—Anne se removió, incómoda, mordiendo su labio inferior—. Bueno, Marcy y yo... No estamos dando una nueva oportunidad.

La mirada de Sasha pareció apagarse ante las palabras de Anne, y sin saber por que, se sintió culpable. Quería que Sasha no se hiciera ilusiones con ella, que no la esperara, pero tampoco se sentía capaz de intervenir en su corazón de esa forma porque, por mucho que quisiera que Sasha no la mirara de esa forma, ella no podía decidir por ella.

—¿Estás segura?—levantó la vista ante el tono serio de Sasha—. Tú dijiste que Marcy ya no te amaba. Entonces, ¿estás segura de que vale la pena darle una oportunidad a alguien que dejo de amarte?

Sabía que Sasha no lo hacía con mala intención, que debía estar preocupada por ella, que no quería verla pasándola mal-eran, después de todo, las mismas palabras que Amity y Luz le dijeron dos días atrás, pero eso no lo hacía más fácil.

Todo el mundo creía que Marcy no la merecía, y pueden qué tuvieran razón, pero el mundo no se trataba de dar oportunidades a personas que realmente lo merezcan y quitarselas a quienes no valían la pena.

No, Marcy no merecía que estuviera haciendo esto por ella, pero Anne la amaba con tanta fuerza, con tanta desesperación, sentía un amor inmenso por ella, un apego tan enorme por esa mujer, que sentía que debía hacerlo.

Por ella. Por Marcy. Por ocho años que estuvieron juntas, como novias, casadas, compartiendo días, semanas, meses; compartiendo sueños y anhelos; compartiendo risas, gritos y llantos.

Y Marcy estaba poniendo de su parte, eso lo podía jurar por su vida, por su esposa la estaba yendo a buscar todos los días, le preguntaba cómo le había ido, desayunaban y cenaba juntas, conversaban y no permitían que el silencio entre ellas se instalará. ¡Incluso habían salido dos veces el fin de semana pasado! No sólo fueron al cine y luego a cenar, si no que el día domingo decidieron ir al zoológico a ver un show de pingüinos recién inaugurado, y si bien no se besaron, hubo un breve momento en el que ambas se quedaron observando en silencio, a punto de fundirse en un beso, pero terminaron desviando la vista, avergonzadas, como dos adolescentes tontas en su primera cita.

Anne podía sentir que el amor estaba volviendo, ¿por que el resto no la podía apoyar un poco más?

—Sasha, por favor, eres mi amiga y aprecio tu opinión, pero te pido que en esto no te metas—le pidió amablemente Anne con tono triste—. Si no resulta, entonces está bien, al menos lo intenté. Pero si llegara a resultar, entonces... ¿No habría valido todo esto la pena?

Sasha desvío la cabeza, apenada, negando con la cabeza, para luego suspirar.

—Sólo no quiero verte llorando, eso me rompe el corazón—murmuró Sasha.

Anne le sonrió con dulzura.

—Está bien si lloro, eso nos hace humanos, Sasha.

Su amiga asintió a regañadientes.

—Supongo entonces que no vale la pena invitarte a que salgamos el día de los enamorados o cuando cumplas años—dijo con tono irónico.

Anne sacudió la cabeza.

—Marcy y yo siempre celebramos las dos fechas juntas con una cena—recordó Anne, de pronto emocionándose al pensar en eso.

Sólo quedaba una semana para su cumpleaños, así que debía ir reservando el restaurante al que iban a ir, ese viejo lugar donde tuvieron su primera cita, donde iban a cenar en cada fecha especial, y donde Marcy le había pedido matrimonio también. Ese pequeño restaurante era su pequeño refugio personal y privado.

Sasha soltó un quejido, resignada.

—Espero que te la pases bien, Anne Banana—dijo Sasha—, porque te lo mereces.

Anne solo pudo sonreírle, contenta, sintiendo que por fin la vida le estaba sonriendo. 

Marcy termino de guardar un informe en su bolso cuando sintió la conocida presencia de alguien más en la sala.

Levantó la vista, tranquila, chocando con la triste mirada de Alexa.

—¿Ocurre algo, Alexa?—le preguntó con calma, aunque podía sentir como su corazón se rompía cuando su asistente negó con la cabeza.

—Sólo... Te extraño—murmuró Alexa con la voz rota.

La más alta cerro sus ojos un momento, apoyándose en la mesa, y no se movió cuando de pronto Alexa la abrazo por la cintura, enterrando su rostro en su hombro, aferrándose a ella con una desesperación dolorosa.

Llevaban dos semanas sin estar juntas, desde que Marcy aceptó el trato de Anne, y sabía que la separación le estaba afectando a Alexa un montón, en especial porque Marcy estaba cumpliendo su palabra de mantenerse alejada de ella todo ese tiempo.

Marcy se sentía culpable, se sentía como una hija de puta, se sentía como una bastarda por estar jugando con una persona tan hermosa por su maldita indecisión.

¿Y lo peor? Es que no sabía si estaba jugando con Anne o con Alexa.

Porque cuando veía a Alexa, su corazón parecía acelerarse, no podía evitar bufar y sonreír ante sus chistes y sentir un calorcito recorriendo su cuerpo al tener cerca su asistente. Pero cuando pasaba a buscar a Anne, se encontraba con sus ojos, y sus labios le sonreía con esa preciosa sonrisa que poseía, podía sentir como todo parecía iluminarse a su alrededor, su cuerpo reaccionaba inclinándose hacia su pareja y quería estar todo el día acurrucándose contra ella.

No sabía qué hacer en esa situación, no sabía qué hacer con Anne, con Alexa, porque dos semanas atrás estaba segura de su decisión y sus sentimientos, pero en ese instante, su seguridad parece haberse ido a la mierda.

—No quiero perderte—susurró Alexa mientras le acariciaba el cabello.

Quiso decirle que no lo haría, que eso jamás iba a ocurrir, pero Marcy no quería mentirle tampoco, porque ahora todo era confuso para ella.

Empujó con suavidad a Alexa, alejándola de ella, tratando de mantener la calma.

—¿Ordenaste mi agenda para la próxima semana?—le preguntó con suavidad.

Alexa asintió, desviando la vista.

—La reunión con los inversionistas de Japón se fijó para el miércoles, a las seis de la tarde—dijo Alexa mordiendo su labio inferior—, No querían otro horario, y como dijiste que coordinará según lo que ellos pidieran...

—Esta bien—le dijo asintiendo—, no tienes porqué preocuparte por eso—le tomó de las mejillas, llamando su atención—. Ahora anda a casa, Alexa, tienes que descansar. Te has estado exigiendo mucho estos días, ¿crees que no lo he notado?

—Pásalo conmigo—le pidió Alexa—, te necesito.

Marcy negó en silencio.

—Sabes que no puedo—le recordó.

Alexa retrocedió, haciendo una mueca.

—Eres una maldita cobarde, Marcy—e dijo con furia en su voz, saliendo de la oficina a paso presuroso.

¿Crees que no lo se?, pensó Marcy con amargura.

Horas más tarde, mientras cenaba con Anne, que no dejaba de parlotear sobre su día, fue cuando le hizo aquella pregunta qué durante tantos días la estuvo atormentando:

—¿Por qué me amas?

Anne enmudeció, volteándose a mirar a Marcy con la sorpresa pintando su rostro, aunque su expresión se suavizó cuando vio los ojos tristes de su esposa.

Suavemente, le tomó su mano, dándole un apretón.

—¿Por qué no hacerlo?—Su voz era cariñosa—. Bebé te amo porque simplemente puedo hacerlo. Lo que siento por ti es tan natural como respirar o pestañear, ¿sabes? Por que todo puede ir mal, todo puede estar derrumbándose, pero si me miras, si me sonríes... Entonces sé que todo va a estar bien.

Marcy se sintió miserable, sus ojos llenos de lágrimas.

—No, no lo entiendes—sollozó Marcy—. ¿Porque todavía me amas? ¿Por qué dices necesitarme cuando no me necesitas? ¿Por qué no me odias?—Anne quiso hablar, pero Marcy continuo—. No deberías amarme, no cuando te desgarre, te rompí, cuando te hice llorar por mis acciones y te he dicho que ya no te amo. Y aún así, aún después de todo eso, tú... Tú sigues llamándome bebé como si no hubiera hecho nada malo...

Anne se puso de pie, y de pronto la abrazó con fuerza, permitiendo que enterrara su rostro en su pecho, dejando que llorara como una niña herida, acariciandole el cabello, dejando pequeños besos en la frente con un infinito amor que le estremeció por dentro.

Por que no sabía que era lo que sentía, y eso le asustaba un montón.

—No hiciste nada malo, Marcy—le murmuró Anne—, sólo hiciste lo que creías correcto. Y esta bien, esta bien, mi amor, lo prometo. No importa lo que hagas, Marcy, yo jamás podría odiarte, ¿está bien?—Marcy asintió hipando, y entonces Anne agregó con broma en su voz—. Anda, bebé, deja de llorar. Limpia esas lágrimas feas y dale mejor un besito a tu Anne Banana.

Marcy soltó una risa entrecortada, observando la sonrisa de Anne, y lo hizo.

Marcy la besó.

Y por un instante, las cosas se sintieron bien. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro