Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

gu

"Apego" es una obra original de Hobibuba cualquier reproducción total o parcial de la obra sin el permiso explícito de la autora incurre en un delito.

Shoto estaba realmente irritado mientras arreglaba su camisa y limpiaba la saliva de la comisura de su boca, caminando hacia la puerta de entrada mientras Yoharashi fruncía los labios, subiendo la bragueta de su pantalón.
Era su primer jodido día de vacaciones y realmente quería tener algo de tiempo con su conejito, ¿por qué mierdas los interrumpían en ese instante?

— ¡Ya voy!—chilló Shoto cuando tocaron otra vez la puerta con fuerza-. Imbécil...

Su queja se vio cortada cuando abrió y de pronto un deplorable Katsuki lo tomó de las solapas de su camisa, empujándolo contra la pared.

—Izuku—murmuró en un gruñido-, ¿dónde mierda está Izuku?

Shoto parpadeó tanto por la sorpresa como por la confusión, su cabeza doliendo levemente por el golpe que se dio contra la pared, para luego hacer una mueca de molestia.

—¿Qué voy a saber yo, idiota?— preguntó con brusquedad, queriendo soltarse.

Sin embargo, Katsuki realmente podía ponerse agresivo y salvaje si estaba molesto o desesperado.

Katsuki lo soltó, empujándolo, y sin decir otra cosa se metió al interior de la casa.

—¡¿Qué mierda, Katsuki?! —escuchó el grito de Inasa.

—¡Izuku!— gritó Katsuki ignorándolo-.
¡¿Deku, dónde estás?!

No hubo respuesta.

Shoto volvió a entrar al comedor, irritado, enojado y disgustado por la situación, sin comprender realmente qué estaba haciendo Katsuki en su casa, buscando a Izuku.

¿Acaso habían peleado?

Qué jodida novedad.

Shoto realmente no encontraba nada nuevo al hecho de que pelearan, porque esos últimos meses se había acostumbrado a verlos discutir por cualquier nimiedad, se acostumbró a ser el hombro donde Izuku sollozaba porque su matrimonio se estaba arruinando y no sabía cómo rescatarlo.

A Shoto nunca le había gustado por completo Katsuki para Izuku. No llegó a odiarlo como ese último tiempo, simplemente, no le terminaba de convencer para pasar el resto de su vida con su mejor amigo. Quizás se debía a que, como mejor amigo de Izuku durante toda su vida, no consideraba a nadie demasiado bueno estuviera junto a alguien que siempre le sonreía a todas las cosas de la vida, fueran buenas o malas. No, y Katsuki se alejaba por completo de lo que consideraba el prospecto ideal para Izuku.

Katsuki era... Era alguien demasiado... Bueno, ¿cómo decirlo?

Katsuki complementaba a Izuku. Katsuki era tranquilo allí donde Izuku era un desorden.

Katsuki siempre parecía activarse cuando Izuku estaba a su lado. Katsuki parecía comprender de una extraña forma a Izuku cuando el resto no lo hacía.

Sin embargo, había algo en lo que Katsuki no percibía de Izuku, algo que Shoto consideraba mucho más fundamental que nada en la vida, y era que Izuku amaba de una forma tan profunda, tan dolorosa, que si uno no estaba dispuesto a dar todo por Izuku, entonces no lo merecía tampoco. Esa forma de amar provocaba también que Izuku se esforzara el doble, el triple, el cuádruple, el quíntuple, lo necesario, para salvar algo que consideraba fundamental en su vida.

En cambio, para Katsuki, si las cosas no funcionaban, simplemente había que acabar con ello para evitar el daño.

Frunciendo el ceño, Shoto sacó su móvil mientras Inasa le miraba como pidiendo una explicación, pero ignorando a su novio, marcó el número de su mejor amigo.

El número que usted marca se encuentra apagado o temporalmente fuera de servicio, luego del timbre, puede dejar...

-Hey, Izu -murmuró Shoto con su estómago apretado-, cuando escuches esto, por favor, llámame. Te quiero.

Se giró en el momento en el que Katsuki volvía a entrar, y Shoto notó sus ojos rojos, sus mejillas encharcadas, rastros de llanto en su pálida piel, más blanca de lo normal. Incluso su cabello estaba empapado con la leve llovizna de ese día, y por un breve instante, muy breve, Shoto sintió pena de Katsuki al verlo tan perdido -incluso lucía asustado, aterrado, como un niño pequeño.
Pero fue un breve instante, hasta que vio los papeles medio húmedos que Katsuki sostenía en su mano.

-¿Son los papeles de divorcio? -preguntó Inasa poniéndose de pie.

Katsuki le observó.

-Dónde está Izuku -repitió.

No era una pregunta. Era una exigencia.
Shoto endureció su mirada.

-Si lo estás buscando para que firme tus jodidos papeles... -comenzó a decir, pero enmudeció cuando Katsuki le interrumpió con la voz quebrada:

-No, ya los firmó -sollozó, sus ojos poniéndose cristalinos otra vez-, los firmó y desapareció -tomó aire, desesperado-. Necesito encontrarlo, necesito decirle que que lo amo, que lo necesito, que no quiero separarme nunca más de él, necesito pedirle perdón por ser un imbécil y hacerlo llorar, necesito...

-Katsuki -la voz de Inasa sonó extraña-, ¿qué demonios hiciste?

Y Shoto lo notó, entonces: Izuku había desaparecido sin decir nada.

Si hubiera sido una pelea normal, Izuku habría ido a contarle para desahogarse, después de todo, era lo que siempre hacía. Pero ahora Izuku ni siquiera lo llamó, simplemente pareció desaparecer lo más pronto que pudo, sin querer hablar con nadie, y su estómago dolió ante el pensamiento de que si hizo eso, fue porque estaba herido y alterado y hecho un desastre, sin querer que nadie lo viera.

Sin querer acercarse a Shoto para ganarse un te lo dije.

Y había firmado los papeles. Si Izuku firmó los papeles, si se marchó sin decir nada, significaba que se había rendido, que ya dio todo de sí y no podía seguir entregando más a una persona que no quería ese más.

Izuku firmó los papeles porque su corazón fue, finalmente, roto en miles de pedazos, fue porque se dio cuenta de que seguir teniendo esperanzas en eso le estaba haciendo demasiado daño y Katsuki no merecía eso de él.

-No les interesa -murmuró Katsuki sin mirarlos.

Shoto hizo un ruido de rabia, sus labios convertidos en un rictus de molestia, y sin poder evitarlo, antes de que Inasa lo sostuviera, dio unos pasos y empujó a Katsuki, dándole un golpe en la mejilla que resonó en el comedor.

-¡¿Qué mierda hiciste, bastardo?! -le gritó queriendo darle otro golpe, pero Inasa actuó y lo sostuvo de la cintura, tirando de él para atrás.

Katsuki abrió la boca, pero entonces el móvil de Shoto sonó.

Shoto miró el número.

-¿Es Izuku? -preguntó Katsuki con esperanza en su voz. -¡vete a la mierda! -espetó Shoto-. iFuera de mi casa!

El móvil seguía sonando.

-Shoto -Shoto enmudeció cuando notó el tono suplicante, derrotado de Katsuki-, por favor, por favor, deja que lo oiga. Deja que me diga donde está -dio un paso más, con la voz quebrada-. Prometo arreglarlo. Prometo hacer que vuelva a sonreír como antes. Pero por favor, déjame escucharlo.

Shoto miró a Inasa, sorprendido, porque debía ser la primera vez que oían a Katsuki suplicar por algo.

Suspirando, Shoto contestó y puso el altavoz.

-¿Izu? -preguntó con tono inseguro.

Hubo unos segundos de silencio.

-Hola, Sho-chan... -saludó Izuku con tono roto-, ¿cómo estás?

-Eso no importa, Izu-murmuró Shoto-, ¿dónde estás tú?

Se escuchó una risa amarga, humillada.

-Tenías razón -sollozó Izuku-, ¿por qué nunca te hago caso? Tenías la maldita razón -no dijo nada, escuchándolo llorar al otro lado de la línea-. Kacchan no... no merecía una...
una se-segunda oportunidad, tú me... me lo dijiste...

-Bebé, bebé, eso no importa -se apresuró a decir Shoto respirando aceleradamente-, por favor, ¿dónde estás? Inasa y yo estamos preocupados por ti.

-De seguro Kacchan fue a tu casa para pedirme una... una explicación por los papeles -susurró Izuku con voz ida-, pero no... no puedo enfrentarlo, Shoto, lo amo tanto que... que si lo veo mientras acepto su... su divorcio, voy a... voy a llorar... voy a llorar como un bebe.' -una nueva risa apenada-. Ahora estoy... estoy llorando tanto... Ah, pero
Katsuki debe estar feliz, ¿no es así? Podrá estar con Eijiro...

Un nuevo gimoteo al otro lado de la línea.

Shoto no sabía qué decirle, estaba tan triste él también.

Izuku se escuchaba sin esperanza, Shoto nunca lo había oído llorar de esa forma, y no sabía qué hacer para tratar de consolarlo, para tratar de hacerlo sentir un poco mejor.

Katsuki, frente a él, también estaba llorando, y Shoto se sintió extraño porque nunca lo vio llorar.

-Ven conmigo -murmuró Shoto-, por favor, Izu...

-No, no -Izuku tomó aire-, ahora estoy... estoy en casa de Hitoshi, yo, uh... No sabía dónde ir y... -su voz volvió a romperse-. Necesito... necesito irme, Shoto, no puedo seguir aquí, necesito... necesito reparar mi corazón y... Y duele tanto, Shoto..

-Izuku...

-Lo olvidó -gimió Izuku de pronto, callándolo, y ahora podía sentir que Izuku estaba llorando a lágrima viva, sin contenerse-, olvidó mi... mi cumpleaños, Shoto...

-¿Qué? -Shoto miró a Katsuki, que tenía una expresión culpable en ese instante.

-Me... me dejó plantado... -balbuceó Izuku-, lo... lo esperé por... por más de dos horas, y no... no llegó, Shoto... Él... él ya no me quiere, ¿no es así?

-Voy a matarlo, Izuku, voy a matarlo, te lo prometo.

Hubo una risa entrecortada, sin embargo, no le hizo sentir mejor.

-Necesito... necesito irme. -masculló Izuku-, sólo... sólo quería contártelo, bebé Koala...

-Pero Izuku..

-Te llamo después.

Cortó la llamada.

-Shoto, por favor, cariño... -comenzó a decir Inasa cuando Shoto se puso de pie.

-¡Eres un jodido hijo de puta! -le gritó Shoto ignorando a su novio, que lo tuvo que sostener de la cintura otra vez-. ¡Su maldito cumpleaños! ¡¿Cómo mierda se te puede olvidar su maldito cumpleaños, bastardo?! ¡No sabes lo ilusionado que estaba contigo! iNo sabes lo contento que estaba! ¡Voy a matarte, idiota, te lo prometo!

-Lo arreglaré... -murmuró Katsuki retrocediendo antes de que Shoto se soltara-, lo solucionaré, lo prometo...

Salió de la casa, llamando al hospital, pidiendo que lo contactaran con la secretaria de Izuku.

Ya sabía dónde estaba, ahora sólo tenía que rogar por un perdón que no merecía.

Byul estaba sentado en el suelo, jugando con unos autitos de carrera, y el niño lo miró, parpadeando inocentemente.

-¿Po qué Iolas, tío Izu? -preguntó Byul con pena en su voz.

Izuku se obligó a sonreír a pesar de sentir el corazón roto, a pesar de que sentía que una parte suya estaba muriendo por todo lo que había ocurrido las últimas veinticuatro horas. Eran demasiadas emociones que no podía controlar y lo estaban desgastando a más no poder.

-Es que me hice daño y duele, Byul -le dijo revolviéndole el cabello.

Byul arrugó el ceño.

-¿Dóne dele? -preguntó poniéndose de pie.

Izuku le acarició la mejilla, apretándosela con ternura.

-Aquí, Byul -murmuró llevando la manito del niño a su corazón-, me rompieron el corazón, bebé.

Byul comenzó a frotar su mano contra su pecho, suspirando.

-Sana sana colita de lana, si no sana hoy, sanalá maniana -murmuró Byul con tono dedicado-. ¿Mejoooooool, tío Izu? -preguntó el niño.

Izuku se rió, sintiendo sus ojos llenos de lágrimas otra vez.

-Sí, Byul, se siente mejor ahora -le revolvió el cabello, el niño puso una expresión satisfecha para volver a jugar.

Izuku se giró, mirando por la ventana la llovizna de ese día, suspirando por qué no sabía qué estaba haciendo allí exactamente. Ir a la casa de Hitoshi se sintió natural en su momento, desesperado por la situación en la que estaba, deseoso de encontrar una mano amiga que no le juzgara ni supiera toda la historia detrás de su amor desesperado por Katsuki.

Hitoshi, por supuesto, no dudó en recibirlo en su casa, aunque se había disculpado porque no podía atenderlo debido a que debía ir a dejar a Byul a la guardería mientras él iba a trabajar. Pero eso no le importaba a Izuku, con tener un espacio donde Katsuki no le encontrara cuando descubriera la carta de divorcio firmada bastaba, aunque no sabía si Katsuki iría a buscarle.

Después de todo, ¿no había conseguido lo que quería desde el principio?

Sí, Katsuki debía estar satisfecho ahora, haciendo sus trámites mientras pensaba en la vida que compartiría con Eijiro de ahora en adelante una vez todo estuviera hecho.

Y él tendría que asumir que todo había acabado, que ahora estaba solo, que el hombre que amaba le había dejado, y sabía que dolería al principio, que costaría, que esa herida tardaría en curar (y puede que nunca curara por completo), pero era el precio a pagar para hacer feliz a Katsuki.

Miró la boleta del avión sobre el escritorio, avión que partiría a Osaka, Japón, en dos días, en un viaje donde buscaría alejarse de todo el daño para volver a repararse.

A las cuatro de la tarde fue en busca de Byul a la guardería, y Hitoshi le había avisado que llegaría en una hora más, así que estaba ahí, jugando con el hijo de su amigo para tratar de despejarse un poco.

No quería seguir llorando, no cuando su cabeza dolía tanto y sus ojos estaban tan hinchados y rojos.

El timbre de la casa sonó.

Suspiró, poniéndose de pie.

-Quédate aquí, Byul, iré a ver quién es -le dijo pasando a su lado.

-Está ben, tío Izu -asintió el niño sin dejar con su pista de autos.

Caminó hacia la entrada, pensando en que debería ser algún vecino que necesitaba de Hitoshi,y abrió la puerta.

Se encontró con los ojos rojos de Katsuki.

Abrió la boca, sorprendido, su mano moviéndose para cerrar la puerta, pero antes de poder hacerlo, estaba de pronto siendo empujado, las manos desesperadas de Katsuki tomándolo de las mejillas y tirando de él en un beso desesperado, feroz, lleno de sentimientos y dolor.

Jadeó contra la boca de Katsuki, atónito, sus ojos humedeciéndose también, y comenzó a sollozar sin entender lo que estaba ocurriendo.

-No te vayas -lloraba Katsuki contra su hombro, sin soltarlo-, no quiero el maldito divorcio, Deku, por favor, no te marches -tomó aire, sus mejillas húmedas-. Lo siento, lo siento tanto, mi amor, por favor, perdóname, te lo ruego, por favor...

-Katsuki.. -jadeó Izuku sin mirarlo-, vete, por favor.

-No, no, no... -Katsuki se arrebujó más contra él, sin dejar de llorar-, perdóname, lo lamento, sé que soy un idiota, un imbécil, sé que no merezco tu amor ni nada que venga de ti, nunca te he merecido, lo tengo claro, pero por favor, Deku, te lo ruego, por favor, no me dejes, no puedo vivir sin ti, no puedo, te lo prometo...

Se quedó en silencio, sin moverse, mientras su camisa quedaba húmeda por las lágrimas de Katsuki, incapaz de bajar la mirada, porque sabía que si lo hacía, que si le veía llorar, iba a perdonarle todas las cosas del mundo.

-A-amas a Eijiro... -tartamudeó con la voz temblando-, lo he... lo he asumido, Katsuki...
-¡No mierda! ¡No, no, no! -gritó Katsuki sin soltarlo-. ¡No es así, Deku, lo prometo! No lo amo, no lo amo, te amo a ti, a nadie más, lo he entendido ahora -Katsuki trató de volver a besarlo, pero Izuku movió su cabeza, sollozando-. Soy un tonto, un estúpido, lo sé, Deku, porque lo entendí sólo ahora que ya te perdí, pero por favor, por favor, no me dejes... Te amo, te amo, te amo, eres mi compañero del alma, eres mi batería, eres mi esperanza, eres mi sol, eres lo más hermoso que tengo, por favor, perdona a esta mierda de persona, te lo ruego, te lo ruego, pequeño príncipe, lo lamento tanto... Sé que todavía me amas, te lo...

-Ya no te quiero -susurró Izuku sin mirarle-, no te quiero, Katsuki ...

-No -Katsuki lloró con más fuerza, desesperado-, no lo digas...

-No te quiero -repitió Izuku hipando.

Katsuki tomó aire, resquebrajado, y volvió a hablar, mirándolo a los ojos.

-Deku -su voz estaba quebrada y trató de sonreír, aunque sus labios temblaban con tanta fuerza que no sabía si lo logró-. Treinta días, Deku.

Izuku parpadeó, moviendo su cabeza, y le miró en silencio.


Pues nos queda el siguiente capítulo y el epílogo para terminar.

Voten y comenten cachorritos lindos, los leo.

😘😘😘😘

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro