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nueve

Minghao estaba realmente irritado mientras arreglaba su camisa y limpiaba la saliva de la comisura de su boca, caminando hacia la puerta de entrada.

Mientras, Soonyoung fruncía los labios, subiendo la bragueta de su pantalón.

Era su primer jodido día de vacaciones y realmente quería tener algo de tiempo con su novio, ¿Por qué mierda los interrumpían en ese instante?

—¡Ya voy! —chilló Minghao cuando tocaron otra vez la puerta con fuerza— Imbécil.

Su queja se vio cortada cuando abrió y,
de pronto, un deplorable Wonwoo y lo tomó de las solapas de su camisa, empujándolo contra la pared.

—Jun —murmuró en un gruñido— ¿Dónde mierda está Jun?

Minghao parpadeó tanto por la sorpresa como por la confusión, su cabeza doliendo levemente por el golpe que se dio contra la pared. Sin embargo, terminó por hacer una mueca de molestia.

—¿Qué voy a saber yo, idiota? —preguntó con brusquedad, queriendo soltarse.

Sin embargo, aunque no lo pareciera por su delgadez, Wonwoo realmente podía ponerse agresivo y salvaje si estaba molesto o desesperado.

Wonwoo lo soltó, empujándolo, y sin decir otra cosa se metió al interior de la casa.

—¡¿Qué mierda, Wonwoo?! —escuchó el grito de Soonyoung.

—¡Jun! —gritó Wonwoo, ignorándolo— ¡¿Jun, donde estás?!

No hubo respuesta.

Minghao volvió a entrar al comedor, irritado, enojado y disgustado por la situación, sin comprender realmente qué estaba haciendo Wonwoo en su casa, buscando a Jun

¿Acaso pelearon? Qué jodida novedad.

Mimghao realmente no encontraba nada nuevo al hecho de que pelearan, porque esos últimos mneses se acostumbró a verlos discutir por cualquier nimiedad, se acostumbró a ser el hombro donde Jun sollozaba porque su matrimonio se estaba arruinando y no sabía cómo rescatarlo.

A Minghao nunca le gustó por completo Wonwoo para Jun.

No llegó a odiarlo como ese último tiempo, simplemente, no le terminaba de convencer para pasar el resto de su vida con su mejor amigo.

Quizás se debía a que, como mejor amigo de Jun durante toda su vida, no consideraba a nadie demasiado bueno para que estuviera junto a alguien que siempre le sonreía a todas las cosas de la vida, fueran buenas o malas.

No, y Wonwoo se alejaba por completo de lo que consideraba el prospecto ideal para Jun.

Wonwoo era... Era alguien demasiado.. Bueno, ¿Cómo decirlo?

Wonwoo complementaba a Jun.

Wonwoo era tranquilo allí donde Jun era un desorden.

Wonwoo siempre parecia activarse cuando Jun estaba a su lado.

Wonwoo parecía comprender de una extraña forma a Jun cuando el resto no lo hacía.

Sin embargo, había algo en lo que Wonwoo no percibía de Jun, algo que Minghao consideraba mucho más fundamental que nada en la vida, y era que Jun amaba de una forma tan profunda, tan dolorosa, que si uno no estaba dispuesto a dar todo por Jun, entonces no lo merecía tampoco.

Esa forma de amar provocaba también que Jun se esforzara el doble, el triple, el cuádruple, el quíntuple, lo necesario, para salvar algo que consideraba fundamental en su vida.

En cambio, para Wonwoo, si las cosas no funcionaban, simplemente se tenía que acabar con ello para evitar el daño.

Frunciendo el ceño, Minghao sacó su
móvil mientras Soonyoung le miraba como pidiendo una explicación, pero ignorando a su novio, marcó el número de su mejor amigo.

El número que usted marca se encuentra apagado o temporalmente fuera de servicio, luego del timbre, puede dejar...

—Hey, Jun —murmuró Minghao con su estómago apretado— Cuando escuches esto, por favor, llámame. Te quiero, rayito de sol.

Se giró en el momento en el que Wonwoo volvía a entrar, y Minghao notó sus ojos rojos, sus mejillas encharcadas, rastros de llanto en su pálida piel, más blanca de lo normal. Incluso su cabello estaba empapado con la leve llovizna de ese día, y por un breve instante, muy breve, Minghao sintió pena de Wonwoo al verlo tan perdido -incluso lucía asustado, aterrado, como un niño pequeño.

Pero fue un breve instante, hasta que vio los papeles medio húmedos que Wonwoo sostenía en su mano.

—¿Son los papeles de divorcio? —preguntó Soonyoung, poniéndose de pie.

Wonwoo le observó.

—Dónde está Jun —repitió.

No era una pregunta.

Era una exigencia.

Minghao endureció su mirada.

—Si lo estás buscando para que firme tus jodidos papeles... —comenzó a decir, pero enmudeció cuando Wonwoo le interrumpió con la voz quebrada:

—No, ya los firmó —sollozó, sus ojos poniéndose cristalinos otra vez— Los firmó y desapareció —tomó aire,
desesperado— Necesito encontrarlo, necesito decirle que... que lo amo, que lo necesito, que no quiero separarme nunca más de él, necesito pedirle perdón por ser un imbécil y hacerlo llorar, necesito...

—Wonwoo —la voz de Soonyoung sonó  extraña— ¿Qué demonios hiciste?

Y Minghao lo notó: Jun desapareció sin decir nada.

Si hubiera sido una pelea normal, Jun habría ido a contarle para desahogarse, después de todo, era lo que siempre hacía.

Pero, ahora, Jun ni siquiera lo llamó, simplemente pareció desaparecer lo más pronto que pudo, sin querer hablar con nadie. Su estómago dolió ante el pensamiento de que si hizo eso, fue porque estaba herido y alterado y hecho un desastre, sin querer que nadie lo viera.

Sin querer acercarse a Minghao para
ganarse un "te lo dije".

Y firmó los papeles.

Si Jun firmó los papeles, si se marchó sin decir nada, significaba que se rindió, que ya dio todo de sí y no podía seguir entregando más a una persona que no quería ese más.

Jun firmó los papeles porque su corazón fue, finalmente, roto en miles de pedazos, fue porque se dio cuenta de que seguir teniendo esperanzas en eso le estaba haciendo demasiado daño y Wonwoo no merecía eso de él.

—No les interesa —murmuró Wonwoo sin mirarlos.

Minghao hizo un ruido de rabia, sus labios convertidos en un rictus de molestia.

Sin poder evitarlo, antes de que Soonyoung lo sostuviera, dio unos pasos y empujó a Wonwoo, dándole un golpe en la mejilla que resonó en el comedor.

—¡¿Qué mierda hiciste, bastardo?! —le gritó, queriendo darle otro golpe, pero Soonyoung actuó y lo sostuvo de la cintura, tirando de él para atrás.

Wonwoo abrió la boca, pero el móvil de Minghao sonó.

Minghao miró el número.

—¿Es Jun? —preguntó Wonwoo con  esperanza en su voz.

—¡Vete a la mierda! —espetó Mimghao—¡Fuera de mi casa!

El móvil seguía sonando.

—Hao —Minghao enmudeció cuando notó el tono suplicante, derrotado de Wonwoo— Por favor, por favor, deja
que lo oiga. Deja que me diga donde está —dio un paso más, con la voz quebrada— Prometo arreglarlo. Prometo hacer que vuelva a sonreír como antes. Pero, por favor, déjame escucharlo.

Mimghao miró a Soonyoung, sorprendido, porque debía ser la primera vez que oían a Wonwoo suplicar por algo.

Suspirando, Minghao contestó y puso el
altavoz.

—¿Junnie? —preguntó con tono inseguro.

Hubo unos segundos de silencio.

—Hola, Hao... —saludó Jun con tono roto— ¿Cómo estás?

Minghao quiso romper a llorar.

—Eso no importa, bebé —murmuró Minghao— ¿Dónde estás tú?

Se escuchó una risa amarga, humillada.

—Tenías razón —sollozó Jun— ¿Por qué nunca te hago caso? Tenías la maldita razón —no dijo nada, escuchándolo llorar al otro lado de la línea— Wonwoo no... no merecía una... una se-segunda oportunidad, tú me... me lo dijiste..

—Bebé, bebé, eso no importa —se apresuró a decir Minghao, respirando aceleradamente— Por favor, ¿dónde
estás? Soonyoung y yo estamos preocupados por ti.

—De seguro Wonwoo fue a tu casa para pedirme una... una explicación por los papeles —susurró Jun con voz ida— Pero no... no puedo enfrentarlo, Hao, lo amo tanto que... que si lo veo mientras acepto su... su divorcio, voy a... voy a llorar... voy a lorar como un bebé... —una nueva risa, apenada— Ahora estoy.. estoy llorando tanto... Ah, pero Wonwoo debe estar feliz, ¿no es así? Podrá estar con Jihoon...

Un nuevo gimoteo al otro lado de la línea.

Minghaono sabía qué decirle, llorando también.

Jun se escuchaba sin esperanza, Minghao nunca lo oyó llorar de esa forma, y no sabía qué hacer para tratar de consolarlo, para tratar de hacerlo sentir un poco mejor.

Wonwoo, frente a él, también estaba llorando, y Minghao se sintió extraño porque nunca lo vio llorar.

—Ven conmigo —murmuró Minghao— Por favor, Jun...

—No, no —Jun tomó aire— Ahora estoy... estoy en casa de Mingyu, yo, uh... No sabía dónde ir y... —su voz volvió a romperse— Necesito... necesito irme, Minghao, no puedo seguir aquí, necesito.. necesito reparar mi corazón y.. Y duele tanto, Hao...

—Jun...

—Lo olvidó —gimió Jun de pronto, callándolo, y ahora podía sentir que su amigo estaba llorando a lágrima viva, sin contenerse— Olvidó mi... mi cumpleaños, Hao...

—¿Qué? —Minghao miró a Wonwoo, que tenía una expresión culpable en ese instante.

—Me... me dejó plantado... —balbuceó Jun— Lo... lo esperé por... por más de dos horas, y no... no llegó, Hao... El.. él ya no me quiere, ¿no es así?

—Voy a matarlo, Jun, voy a matarlo, te lo prometo.

Hubo una risa entrecortada, sin embargo, no le hizo sentir mejor.

—Necesito... necesito irme.. —masculló Jun— Sólo... sólo quería contártelo.

—Pero, Jun...

—Te llamo después.

Cortó la llamada.

—Minghao, por favor, cariño.. —comenzó a decir Soonyoung cuando Minghao se puso de pie.

—¡Eres un jodido hijo de puta! —le gritó Minghao, ignorando a su novio, que lo tuvo que sostener de la cintura otra vez— ¡Su maldito cumpleaños! ¡¿Cómo mierda se te puede olvidar su maldito cumpleaños, bastardo?! ¡No sabes lo ilusionado que estaba contigo! ¡No sabes lo contento que estaba! ¡Voy a matarte, idiota, te lo prometo!

—Lo arreglaré... —murmuró Wonwoo, retrocediendo antes de que Minghao se
soltara— Lo solucionaré, lo prometo...

Salió de la casa, llamando al hospital, pidiendo que lo contactaran con la secretaria de Jun.

Ya sabía dónde estaba, ahora sólo tenía que rogar por un perdón que no merecía.

___________

Seungkwan estaba sentado en el suelo, jugando en el suelo con unos autitos de carrera, y el niño lo miró, parpadeando inocentemente.

—¿Po qué lolas, tío Jun? —preguntó Seungkwan con pena en su voz.

Jun se obligó a sonreír a pesar de sentir el corazón roto, a pesar de que sentía que una parte suya estaba muriendo por todo lo que ocurrió las últimas veinticuatro horas.

Eran demasiadas emociones que no podia controlar y lo estaban desgastando a más no poder.

—Es que me hice daño y duele, Seungkwan —le dijo, revolviéndole el cabello.

Seungkwan arrugó el ceño.

—¿Dóne dele? —preguntó, poniéndose de pie.

Jun le acarició la mejilla, apretándosela con ternura.

—Aquí, Seungkwan —murmró, levando la manito del niño a su corazón— Me rompieron el corazón, bebé.

Seungkwan comenzó a frotar su mano contra su pecho, suspirando.

Sana sana colita de lana, si no sana hoy, sanalá maniana —murmuró Seungkwan con tono dedicado— ¿Mejol, tío Jun? —preguntó el niño.

Jun se rió, sintiendo sus ojos llenos de lágrimas otra vez.

—Sí, Seungkwan, se siente mejor ahora —le revolvió el cabello, el niño poniendo una expresión satisfecha para volver a jugar.

Jun se giró, mirando por la ventana la llovizna de ese día, suspirando por qué no sabía qué estaba haciendo allí exactamente.

Ir a la casa de Mingyu se sintió natural en su momento, desesperado por la situación en la que estaba, deseoso de encontrar una mano amiga que no le juzgara ni supiera toda la historia detrás de su amor desesperado por Wonwoo.

Mingyu, por supuesto, no dudó en recibirlo en su casa, aunque se disculpó porque no podía atenderlo, pues debía ir a dejar a Seungkwan a la guardería mientras él iba a trabajar.

Pero eso no le importaba a Jun, con tener un espacio donde Wonwoo no le encontrara cuando descubriera la carta de divorcio firmada bastaba, aunque no sabía si Wonwoo iría a buscarle.

Después de todo, ¿no consiguió lo que
quería desde el principio?

Sí, Wonwoo debía estar satisfecho ahora, haciendo sus trámites mientras pensaba en la vida que compartiría con Jihoon de ahora en adelante una vez todo estuviera hecho.

Y él tendría que asumir que todo acabó, que ahora estaba solo, que el hombre que amaba le dejó, y sabía que dolería al principio, que costaría, que esa herida tardaría en curar (y puede que nunca
curara por completo), pero era el precio a pagar para hacer feliz a Wonwoo.

Miró la boleta del avión sobre el
escritorio, avión que partiría a su ciudad natal Shenzhen, China en dos días, en un viaje donde buscaría alejarse de todo el daño para volver a repararse.

A las cuatro de la tarde fue en busca de Seungkwan a la guardería, y Mingyu le avisó que llegaría en una hora más, así que estaba ahí, jugando con el hijo de su amigo para tratar de despejarse un poco.

No quería seguir llorando, no cuando su cabeza dolía tanto y sus ojos estaban tan hinchados y rojos.

El timbre de la casa sonó.

Suspiró, poniéndose de pie.

—Quédate aquí, Seungkwan, iré a ver quién es —le dijo, pasando a su lado.

—Está ben, tío Jun —asintió el niño sin dejar de jugar con su pista de autos.

Caminó hacia la entrada, pensando en que debería ser algún vecino que necesitaba de Mingyu, y abrió la puerta.

Se encontró con los ojos de Wonwoo.

Abrió la boca, sorprendido, su mano moviéndose para cerrar la puerta, pero antes de poder hacerlo, estaba de pronto siendo empujado hacia el interior.

Las manos desesperadas de Wonwoo lo agarraron de las mejillas y tiraron de él en un beso desesperado, feroz, lleno de sentimientos y dolor.

Jadeó contra la boca de Wonwoo, atónito, sus ojos humedeciéndose también, y comenzó a sollozar sin entender lo que estaba ocurriendo.

—No te vayas —lloraba Wonwoo contra su hombro, sin soltarlo— No quiero el divorcio, Junnie, por favor, no te marches —tomó aire, sus mejillas húmedas— Lo siento, lo siento tanto, mi amor, por favor, perdóname, te lo ruego, por favor...

—Wonwoo... —jadeó Jun sin mirarlo— Vete, por favor.

—No, no, no.. —Wonwoo se apegó más contra él, sin dejar de llorar— Perdóname, lo lamento, sé que soy un idiota, un imbécil, sé que no merezco tu amor ni nada que venga de ti, nunca te he merecido, lo tengo claro, pero por favor, Jun, te lo ruego, por favor, no me dejes, no puedo vivir sin ti, no puedo, te lo prometo..

Se quedó en silencio, sin moverse, mientras su camisa quedaba húmeda por las lágrimas de Wonwoo, incapaz de bajar la mirada, porque sabía que si lo hacía, que si le veía llorar, iba a perdonarle todas las cosas del mundo.

—Amas a Jihoon... —tartamudeó con la voz temblando— Lo he... lo he asumido, Wonwoo...

—¡No! ¡No, no, no! —gritó Wonwoo sin soltarlo— ¡No es así, Jun, lo prometo! No lo amo, no lo amo, te amo a ti, a nadie más, lo he entendido ahora —Wonwoo trató de volver a besarlo, pero Jun movió su cabeza, sollozando— Soy un tonto, un estúpido, lo sé, Jun porque lo entendí sólo ahora que ya te perdí, pero por favor, por favor, no me dejes... Te amo, te amo, te amo, eres mi compañero del alma, eres mi batería, eres mi esperanza, eres mi sol, eres lo más hermoso que tengo, por favor, perdona mierda de persona, te lo ruego, te lo ruego, pequeño príncipe, lo lamento tanto... Sé que todavía me amas, te lo-

—Ya no te quiero —contestó sin mirarle— No te quiero, Wonwoo.

—No —Wonwoo lloró con más fuerza, desesperado— No lo digas..

—No te quiero —repitió Jun hipando.

Wonwoo tomó aire y volvió a hablar, mirándolo a los ojos.

—Junnie —su voz estaba quebrada y trató de sonreír, aunque sus labios temblaban con tanta fuerza que no sabía si lo logró— Treinta días, Jun.

Jun parpadeó, moviendo su cabeza, y le miró en silencio.

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