009
Jimin estaba recostado en el sofá, con una máscara de pepino en el rostro y un té frío en la mano mientras escuchaba a su mejor amigo, Taehyung, reírse desde la pantalla de su laptop. Ambos estaban en videollamada, de esas que ahora hacían más a menudo por la distancia.
—Y entonces Kaurna me dijo que Jungkook es un casanova. —Jimin suspiró, quitándose uno de los pepinos de los ojos para mirarlo directamente—. Que siempre está rodeado de chicos y chicas, y que le gusta jugar con los sentimientos de la gente.
—¿Y tú le creíste? —preguntó Taehyung, arqueando una ceja con evidente escepticismo—. Porque eso suena más a chisme barato que a una advertencia real.
—¡No lo sé! —exclamó Jimin, dejando escapar un suspiro exasperado. —Kaurna es su amigo, ¿no? Se supone que debería conocerlo mejor que yo. Pero es que no puedo imaginarme a Jungkook así —respondió Jimin, su voz bajando un poco. —Sí, es un poco fastidioso y en ocasiones bastante engreído, ¿pero de ahí a ser un jugador?
Taehyung bufó, rodando los ojos.
—Bueno, como sea. Lo que sí sé es que no puedes confiar ciegamente en lo que dice. Caras vemos, corazones no sabemos, Jim.
Jimin se mordió el labio inferior, mirando hacia la taza de té como si esta tuviera todas las respuestas del universo.
—Es que... no sé, Tae. Cuando estoy con Jungkook, no siento que sea ese tipo de persona. Habla con tanta sinceridad que es difícil pensar mal de él. —Jimin se quedó en silencio, mordiendo su labio inferior mientras procesaba las palabras de su amigo—. Pero quizás tengas razón. No me gustó para nada la situación con la mesera —aceptó, en un tono más serio—. Debería proteger mi corazón.
—Exacto. No digo que lo cortes de raíz, pero sé cuidadoso. Por lo que me has contado, parece que Jungkook no es tan malo como Kaurna quiere hacerlo parecer. Pero nunca se sabe. Es mil veces mejor prevenir que lamentar.
Jimin asintió lentamente, mirando hacia la pantalla con una pequeña sonrisa.
—Gracias, Tae. Siempre sabes qué decir.
—No es para menos, soy tu mejor amigo —dijo con aires de suficiencia y correspondiendo la sonrisa.
(...)
Jungkook no podía dejar de pensar en Jimin mientras caminaba por los pasillos de la universidad. Miles y Frank le habían dado mucho en qué pensar el día anterior, insistiendo en que hablara con Kaurna para aclarar la situación. Sus amigos tenían razón: no podía quedarse callado, debía ser sincero con ambos.
—Después de clases, hablaré con Kaurna —dijo Jungkook en voz alta, más para sí mismo que para nadie en particular.
Cuando llegó la última clase del día, Jungkook entró al aula con determinación. Esta vez, quería aprovechar cualquier oportunidad para hablar con Jimin, incluso si él intentaba evitarlo. Su mirada lo buscó apenas entró al salón, y lo encontró sentado en su mesa habitual, revisando unas notas.
—Hola, gruñosito —saludó Jungkook con su tono habitual, inclinándose ligeramente hacia él con una sonrisa traviesa.
Jimin levantó la vista con una expresión que parecía decir "No estoy de humor para esto", y sin decir una palabra, recogió sus cosas y se cambió de lugar a una mesa más alejada.
El gesto lo tomó por sorpresa de la peor manera.
«¿Qué demonios le pasa ahora?», se cuestionó mentalmente.
Durante toda la clase, su mente estuvo más ocupada en tratar de descifrar el comportamiento de Jimin que en prestar atención al tema del día.
Cada vez que intentaba mirarlo, Jimin mantenía la cabeza gacha, completamente enfocado en sus apuntes. Parecía estar evitando deliberadamente cualquier contacto visual, y eso no hacía más que aumentar la frustración de Jungkook.
Al terminar la clase, no pudo soportarlo más. Se levantó rápidamente y alcanzó a Jimin antes de que saliera del aula.
—Hey, ¿Podemos hablar? —preguntó Jungkook, intentando sonar tranquilo, aunque su tono cargado de preocupación lo delataba, aprovechando que la sala estaba ya quedando vacía,
Jimin se detuvo por un segundo, pero no lo miró.
—Por favor, toma distancia de mí.
Esas palabras fueron como un golpe para Jungkook. Sin saber qué más hacer, lo tomó suavemente por la muñeca, deteniéndolo.
—Pero al menos dime qué ocurre.
Jimin se soltó de su agarre con un movimiento brusco, cruzándose de brazos mientras lo miraba con una mezcla de decepción y enojo de solo recordar las palabras de Kaurna y el coqueteo con la mesera.
—¿De verdad no lo sabes? —preguntó Jimin, sus palabras cargadas de sarcasmo.
Jungkook negó con la cabeza, su desesperación evidente.
—No lo sé, pero tu actitud me desconcierta... y me duele.
Jimin bajó la mirada por un instante, claramente afectado, pero pronto volvió a alzarla con firmeza.
—Es mejor que mantengamos algo de distancia, porque ya no estoy muy seguro de quién eres.
Las palabras de Jimin eran como golpes, cada una más fuerte que la anterior. Pero en lugar de alejarse, Jungkook dio un paso hacia él.
—Si hice algo para que me odies, quiero saberlo.
Jimin lo miró en silencio, su expresión endurecida. Pero en el fondo, había algo más: una chispa de duda, tal vez incluso dolor. Él quería confiar en él y sus palabras, pero temía. Jungkook lo notó, y ese pequeño destello fue suficiente para darle valor.
—Jimin... —dijo en voz baja, acercándose lo suficiente para que sus rostros estuvieran a escasos centímetros. —No entiendo lo que está pasando entre nosotros, pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras me apartas. Si no sabes aún qué clase de persona soy, entonces permítenos conocernos.
Jimin sintió cómo su espalda tocaba la pared más cercana, su corazón latiendo con fuerza.
—¿Qué estás haciendo? —susurró, intentando sonar firme, aunque su voz temblaba ligeramente.
El silencio entre ellos se hizo palpable, cargado de tensión. Jungkook bajó la mirada hacia los labios de Jimin, y antes de que pudiera detenerse y de Jimin preverlo, se inclinó hacia él y lo besó.
Fue un beso lleno de emociones contenidas, de palabras no dichas y sentimientos reprimidos.
Jimin, aunque sorprendido al principio, terminó correspondiendo, sus manos subieron instintivamente al cuello de Jungkook. Por un momento, todo lo demás dejó de importar. Las palabras de Kaurna y el concejo de su mejor amigo, pasaron a segundo plano. El mundo exterior se desvaneció, dejándolo solo con el latido de su corazón y el calor de los labios de Jungkook.
Pero de repente, la realidad lo golpeó como un balde de agua fría.
Sus manos bajaron al pecho de Jungkook, empujándolo ligeramente.
—No estoy muy seguro, Jungkook —dijo Jimin, su voz apenas un susurro cargado de confusión.
Sin decir más, tomó su mochila de la mesa, abrió la puerta del aula y salió, dejando a Jungkook solo, desconcertado y con el sabor del beso todavía en sus labios.
Por unos breves instantes, Jungkook se quedó quieto, mirando la puerta cerrada como si pudiera darle respuestas.
¿Qué acaba de pasar?
Era la única pregunta que rondaba en su mente mientras trataba de ordenar sus pensamientos. La imagen de Jimin alejándolo, las palabras que había dicho... todo parecía un rompecabezas que no lograba resolver.
Pero una cosa estaba clara: no iba a rendirse tan fácilmente.
(...)
Pese a lo confundido que se encontraba por las palabras y el rechazo de Jimin, Jungkook, como se lo había propuesto, esa misma tarde se encargó de convencer a Kaurna de quedar juntos.
Invitarlo a su departamento bajo la excusa de jugar videojuegos era fácil, pero lo complicado sería tocar el tema que realmente le preocupaba. Hablar de Jimin, de lo que había pasado el día de la fiesta y de cómo sus propios sentimientos empezaban a salir a flote, no iba a ser sencillo.
Cuando Kaurna llegó, lo hizo con su actitud relajada de siempre. Traía una bolsa de bocadillos y una sonrisa que, aunque genuina, parecía tener un matiz que Jungkook no terminaba de comprender.
—Espero que estés listo para perder, Jungkook. Hoy vine con todo —dijo, dejando los bocadillos en la mesa y tomando el control.
—¿Ah, sí? Pues hoy no te voy a tener piedad —respondió Jungkook, intentando sonar igual de relajado.
Encendieron la consola y comenzaron la primera partida. Las risas y los comentarios burlones fluían con naturalidad, pero en el fondo, Jungkook estaba distraído. Su mente seguía buscando la forma de introducir el tema sin que pareciera raro. Después de perder dos partidas seguidas, decidió que ya no podía posponerlo más.
—Kaurna, quiero hablarte de algo.
—¿Sobre qué? —preguntó Kaurna, sin apartar la vista de la pantalla mientras su personaje daba el golpe final.
Jungkook pausó el juego, ganándose una mirada confusa de su amigo.
—Es sobre Jimin —dijo, y sintió un nudo en el estómago al pronunciar su nombre.
Kaurna parpadeó, sorprendido, pero rápidamente esbozó una sonrisa.
—Ah, ¿Jimin? —repitió, inclinándose hacia atrás en el sofá—. ¿Qué pasa con él?
Jungkook respiró hondo, tratando de ordenar sus pensamientos.
—Quería contarte cómo lo conocí. No fue realmente cuando me lo presentaste. Fue un par de minutos antes... Fue... raro, pero al mismo tiempo, memorable.
Kaurna asintió con interés fingido, apoyando un brazo en el respaldo del sofá como si estuviera escuchando casualmente, dado que no le estaba gustando el rumbo que creía tener esa plática.
—¿Memorable, eh? A ver, cuéntame.
Jungkook comenzó a relatar todo, diciéndole que se trataba precisamente del tipo con el que había chocado accidentalmente, cómo habían discutido al principio y como cuando justamente él estaba presente, fingían tolerarse.
—Parecía que tenía un carácter fuerte, pero luego... no sé, descubrí que también podía ser alguien bastante interesante.
Kaurna alzó una ceja, una ligera sonrisa cruzando su rostro, siendo todo, menos honesta.
—Eso suena a Jimin, sin duda.
Jungkook asintió, sintiendo que se estaba acercando al punto importante. Su corazón comenzó a latir más rápido mientras recordaba el beso que habían compartido en su sofá, un momento que había cambiado todo para él.
—El viernes, el día de la fiesta... hubo un momento en el que... —empezó, pero Kaurna lo interrumpió abruptamente.
—Uff, me dio un poco de sed. Dame un segundo, voy a buscar algo de beber —dijo, levantándose sin esperar respuesta.
Jungkook apretó los labios, frustrado.
«¿En serio, justo ahora?», pensó, antes de levantarse e ir tras él, decidido a no dejar que el momento se enfriara.
—Te acompaño.
Kaurna abrió el refrigerador con calma, sacando una lata de refresco. Jungkook lo observaba en silencio, tratando de no perder el impulso que había reunido para hablar.
—Como te decía —continuó Jungkook, apoyándose contra la encimera—, Jimin resultó ser alguien bastante interesante. Y me es incluso difícil no molestarlo cada que tengo la oportunidad, siéndote sincero.
Kaurna dejó escapar una risa baja, antes de darle un trago a su lata.
—Eso no me sorprende. Jimin ha sido así desde que lo conocí; único, especial... —En ese instante, Kaurna decidió mirarlo a los ojos—. Por eso me atrajo desde el principio.
La declaración cayó como una bofetada sobre Jungkook. Aunque ya sabía de los sentimientos de Kaurna por Jimin, oírlo decirlo tan directamente, y con ese tono casi posesivo, hizo que su garganta se secara.
—Sí, me lo imaginé —murmuró, desviando la mirada.
Kaurna lo miró por un momento antes de dar un largo trago al agua. Su sonrisa volvió, pero esta vez tenía un "algo" que incomodaba a Jungkook.
—Pero bueno, ya sabes cómo es él. Es difícil no querer estar cerca suyo.
Antes de que Jungkook pudiera responder, Kaurna regresó a la sala, dando por terminada la conversación en la cocina. Jungkook lo siguió, pero su mente seguía atrapada en las palabras de su amigo.
Se sentaron nuevamente, retomando el juego como si nada hubiera pasado. Sin embargo, Kaurna no tardó en volver a sacar el tema, esta vez de forma casual.
—Las cosas con Jimin van bastante bien, ¿sabes? Ya fijamos la noche para ir al bar nuevo que quiero conocer.
Jungkook sintió un pinchazo en el pecho, aunque intentó no mostrarlo.
—Ah, ¿sí?
—Sí. Aunque no nos vemos mucho en la universidad o en el vecindario, nos mantenemos a diario en contacto. La verdad es que creo que tenemos muy buena química —añadió Kaurna, con una sonrisa que parecía demasiado orgullosa, y mirando de reojo a Jones.
Jungkook asintió lentamente, apretando el control en sus manos.
—Ya veo.
—Sí, la verdad es que estoy emocionado. Creo que esto puede ir a más. Jimin me gusta mucho, como bien sabes, y... bueno, siento que podría pasar algo bueno entre nosotros —continuó Kaurna, como si no notara la incomodidad de Jungkook.
El resto de la tarde pasó en un extraño silencio para Jungkook. Aunque Kaurna seguía hablando con entusiasmo sobre Jimin, él apenas si podía concentrarse en el juego.
Cuando Kaurna finalmente se despidió, Jungkook cerró la puerta con un suspiro pesado. Se dejó caer en el sofá, cubriéndose el rostro con las manos.
—Este día ha sido una vil mierda —murmuró, sintiendo un nudo en la garganta.
Y no era para menos;
El rechazo de Jimin.
No había logrado decirle nada a Kaurna sobre sus sentimientos por Jimin.
Y ahora, para el colmo, con su amigo cada vez más cerca de él, solo sentía como una mezcla de frustración, celos y desanimo lo consumía.
𐙚: es el cap más largo de la historia hdbhd, espero que igual les haya gustado ⋆.˚ ᡣ𐭩 .𖥔˚
pd: pobre del jk TT
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