008
—Oye, ¿vas a mirar el menú toda la tarde o necesitas que te hagamos un resumen de las opciones? —bromeó Miles, notando la expresión perdida de su amigo.
—Oh, sí, claro. —Jungkook intentó concentrarse en la carta, aunque no estaba muy seguro de lo que tenía enfrente.
Frank soltó una risita y negó con la cabeza.
—Te vemos más distraído de lo normal, Kook. No me digas que es por los exámenes, porque sabemos que los pasas sin despeinarte. —De antemano sabía que lo último que cruzaba por la mente de su amigo era el estudio, pero no quería tocar el tema hasta que él mismo diera pie para hacerlo.
—¿Qué? No, no es eso... —respondió Jungkook, sin saber bien qué decir.
Sus ojos, en cambio, volvieron a dirigirse hacia una mesa a un par de metros de la suya, donde hace poco habían llegado Kaurna y Jimin, riendo y conversando como si fueran los únicos en el restaurante. Algo en el gesto relajado de Jimin le hacía sonreír, pero a la vez sentía un leve pinchazo de incomodidad al ver a su amigo tan cerca de él.
¿Por qué tenía que afectarle tanto?
Una vez la mesera se alejó, Miles no perdió tiempo en lanzarse con una pregunta sin filtro alguno.
—Así que... —comenzó Miles en tono malicioso— ¿qué pasa exactamente entre tú y Jimin? Porque, si mi memoria no falla, fue el último en irse de tu casa después de la fiesta... ¿pasó algo esa noche?
Jungkook se atragantó con el agua, tosiendo mientras intentaba recuperar la compostura. Frank y Miles se miraron con una mezcla de curiosidad y diversión.
—¿Qué? ¡No, no es lo que piensan! —se apresuró a decir, aunque su nerviosismo no ayudaba mucho a convencerlos—. Es solo que... bueno, sí hubo algo, pero seguro no fue nada como lo que están imaginando.
Frank y Miles intercambiaron miradas intrigadas y se inclinaron hacia él, alentándolo a continuar.
Jungkook respiró hondo, decidiendo que era el momento de confesar lo que llevaba días guardando. Después de todo, eran sus amigos, y ya no podía fingir que no había pasado nada.
—Bueno... nos besamos. Primero fue en mi sofá, y luego otra vez afuera, cuando lo acompañé a su casa. —Jungkook bajó la voz, sintiendo que las palabras salían como un susurro, aunque en su cabeza seguían sonando como un eco persistente.
Miles soltó un silbido bajo, impresionado, mientras Frank simplemente levantaba las cejas en señal de sorpresa.
—Y... ¿te gustó? —Frank no dudó en ir directo al grano—. Digo, ¿te gusta Jimin?
—Creo que sí. Es decir, sí, me gusta. —Jungkook sonrió, más para sí mismo que para ellos, trayendo a su memoria una vez más las breves conversaciones y el par de besos que compartió con Jimin—. Pero todo es tan complicado...
Miles, sin embargo, frunció el ceño y parecía confundido.
—Espera, ¿cuál es el problema, Kook? —inquirió confundido—. Si te gusta, no entiendo por qué tiene que ser complicado.
Jungkook suspiró, apoyando los codos en la mesa y sosteniendo su cabeza con las manos. Sabía que la parte complicada aún no la había mencionado.
—El problema es que Jungkook no le ha dicho nada a Kaurna sobre esto —intervino Frank, cruzando los brazos—. Y no es un detalle menor, teniendo en cuenta que Kaurna ya le dijo que le gusta Jimin.
Miles bufó, restándole importancia.
—¿En serio creen que eso es un problema? Tal vez Kaurna lo dijo solo para fastidiar, ya saben cómo es. Además, no sería raro que esté exagerando o... no sé, inventando.
—Miles... —advirtió Frank, tratando de calmar la conversación, aunque no parecía en desacuerdo.
—No, es en serio. —Miles cruzó los brazos—. Nunca me ha gustado cómo se comporta, como si estuviera esperando a que Jungkook cometa un error para aprovecharse.
Jungkook no pudo evitar soltar un suspiro cansado. Sabía que Miles nunca había sido muy cercano a Kaurna, y escuchar su tono despectivo no ayudaba a calmar su preocupación. A pesar de todo, Kaurna y él habían sido amigos desde hacía tiempo, y no quería que las cosas se complicaran por una situación que él mismo no había previsto.
—Kaurna no es así. Y si alguien está obrando mal con el otro, ese soy yo... —admitió Jungkook, mirando a sus amigos con un rastro de culpa.
Frank asintió solo por sus últimas palabras, ya que había sido el primero en decirle que debía tener esa conversación con Kaurna. Miles dejó escapar un chasquido, mirando de reojo hacia la mesa de Kaurna y Jimin, quienes parecían no estar enterados de su pequeña discusión a solo un par de mesas de distancia.
—No lo sé, Kook. Solo digo que, para mí, Kaurna nunca ha sido muy claro en sus intenciones. Algunas veces pareciera como si te envidiara... y siendo honesto, sigue sin agradarme poquito.
Jungkook se recostó en su asiento, algo agotado,
—La verdad, concuerdo con Miles en la mayoría de lo que dijo, pero al menos en esta ocasión, sí creo que Kaurna siente algo por Jimin, y tú lo sabías antes de hacer lo que hiciste —señaló Frank, con una mirada seria—. Lo correcto en esta situación es hacerle saber con respecto a tus nuevos sentimientos y ponerle al tanto de lo antes ocurrido entre ustedes.
Jungkook bajó la vista, sintiéndose atrapado en medio de las opiniones y sus sentimientos. Por un lado, estaba la confianza que siempre había tenido en Kaurna y la que Kaurna siente hacia él; y por el otro, sus sentimientos hacia Jimin...
Jungkook sintió como la culpa y los celos se entremezclaban en su pecho y mente, formando un nudo que no sabía cómo desatar.
Mientras tanto, en la mesa de Kaurna y Jimin, la atmósfera era muy diferente. Jimin escuchaba a Kaurna hablar sobre un tema trivial, aunque su mente divagaba. Sin darse cuenta, su mirada se desvió hacia Jungkook, quien en ese momento rio por un comentario hecho por Miles.
Kaurna no tardó en notarlo. Un destello de algo oscuro pasó por sus ojos antes de que se obligara a sonreír, dado que no le era de su agrado de que su amigo sin siquiera intentarlo, le robase la atención de Park.
Justo en ese momento, una de las chicas del servicio pasó junto a la mesa de Jungkook y le dejó una servilleta en la que, evidentemente, estaba escrito su número. La forma en que lo hizo, con un sutil coqueteo, no pasó desapercibida para nadie, y Jimin y Kaurna vieron cómo Miles le daba un codazo cómplice a Jungkook.
Kaurna esbozó una sonrisa sardónica y comentó, como si no fuera gran cosa:
—Vaya, parece que Jungkook nunca va a dejar de ser él mismo, ¿eh? —dijo con una risa ligera, fingiendo indiferencia.
Jimin frunció el ceño, intrigado.
—¿A qué te refieres con eso? —preguntó, esperando una respuesta más clara.
Kaurna vio su oportunidad y decidió aprovecharla.
—Oh, nada. Solo que Jungkook es todo un casanova —dijo, con un tono casual, fingiendo desinterés—. Trae de cabeza a medio mundo; chicos y chicas por igual, y no duda en sacar provecho de eso.
Jimin parpadeó, sorprendido. Aquel comentario no le hacía gracia en lo absoluto, y por un momento, su buena impresión de Jungkook, que apenas comenzaba a reconstruir, se tambaleó.
—¿Casanova, eh? —murmuró más para sí mismo, entrecerrando los ojos al observar de reojo la interacción de Jungkook con sus amigos. Miles parecía estar en medio de una broma, mientras Frank asentía con una sonrisa leve.
Kaurna, al percatarse de la reacción de Jimin, decidió continuar:
—Bueno, no me malinterpretes —añadió, fingiendo un tono más ligero—. Jungkook tiene un don para caerle bien a las personas... pero eso no siempre es algo bueno, ¿sabes? Es fácil encantar, pero también es fácil herir cuando no se tiene cuidado.
Jimin sintió un leve nudo en el estómago. No podía negar que había algo en Jungkook que lo hacía destacar, algo magnético e intrigante, pero ¿y si ese mismo encanto lo convertía en alguien que jugaba con los sentimientos de otros?
Kaurna dio un sorbo a su bebida, y en silencio, esbozó una sonrisa para sí mismo que no pudo ocultar al sentirse satisfecho por lograr el efecto que buscaba con sus palabras en Jimin.
𐙚: ese kaurna ( ¬_¬)
espero que les esté gustando el rumbo de la historia, friends ⋆.˚ ᡣ𐭩 .𖥔˚
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