007
Jungkook llegó a su última clase del día, con una ligera sensación de incomodidad y una incertidumbre aún más grande. Sabía que había algo raro entre él y Jimin, algo que no lograba encajar del todo, puesto que la idea de que Kaurna, su amigo, el chico que está interesado en él, tenga la intención de declarársele, le generaba bastante molestia, aunque se dijera que no debía. Pero, por suerte, ese tipo de cosas nunca lo detenían demasiado.
Entró al aula con la mirada fija en el suelo, para posteriormente barrer la sala con sus ojos, solo para detenerse un instante al ver una escena curiosa, olvidándose prácticamente de su entorno:
Ahí estaba Jimin, ya sentado en su lugar, con la cabeza ligeramente inclinada y los ojos brillando con algo que Jungkook no pudo identificar de inmediato. Podía ver su rostro relajado y la sonrisa fácil que dibujaba mientras leía algo en su celular. ¿Un mensaje? ¿Un meme? ¿Un chiste? Sea lo que fuera, no pudo evitar sonreír también, algo que jamás habría anticipado.
Jimin tenía ese efecto en él, incluso sin intención alguna. Como un reflejo. Como una reacción automática...
Y sin saber cómo, se encontró caminando hacia el asiento vacío junto a él, sin pensarlo siquiera.
Cuando se sentó, Jimin levantó la vista del teléfono, sus ojos encontrándose con los de Jungkook, y una nueva sonrisa se formó en sus labios de ambos, casi de inmediato.
—¿Es que no hay más lugares libres en la clase o qué? —inquirió Jimin, aún con los dedos sobre la pantalla, volviendo sus ojos a ella seguía sonriendo.
Jungkook no pudo evitar soltar una media sonrisa mientras miraba alrededor, notando la sala vacía en los minutos que aún quedaban para que la clase comenzara.
—Podría decirse que hay otros asientos, pero... —Jungkook jugueteó con la idea y se inclinó hacia atrás en su lugar, notando recién que, ciertamente, se encontraban muchos más asientos libres, antes de medio regirse y dirigirle una mirada juguetona a Jimin—. Prefiero estar aquí. Y creo que eso no te importa mucho, ¿cierto?
Jimin arqueó una ceja, divertido.
—Bueno, no te voy a mentir, me habías dado la impresión de que no ibas a aguantar mucho más sin meterte en mi espacio —dijo, por medio un tono burlón, aunque aún manteniendo esa sonrisa en su rostro.
Jones rio suavemente, relajado por el tono de Jimin, algo que no esperaba. Parecía que la conversación fluía naturalmente entre ellos, como si todo lo ocurrido se desvaneciera en esos pequeños momentos. Sin complicaciones, sin drama. Solo siendo ellos.
—¿Qué crees? ¿Que no aguanto estar tan cerca de ti? —cuestionó retador en respuesta, disfrutando de la ligera chispa en el aire.
Jimin, quien se había girado a verle, expectante a lo que diría, se rio y desvió la mirada de nuevo al teléfono.
—¿Tan cerca? ¿Crees que hay algún tipo de magnetismo entre nosotros o algo? Porque, honestamente, dudo que te atraiga mi presencia tan cerca... —dijo con tono de burla, pero sus ojos brillaban en su dirección, como si disfrutara de la ligera tensión entre ellos.
Jungkook, al ver esa respuesta, decidió seguir el juego, pero con un tono más relajado.
—Yo diría que sí, pero... —fingió pensarse la respuesta, mirando al frente como si estuviera evaluando la situación—. El magnetismo no lo necesito. Estoy bastante cómodo así, gruñosito.
Jimin no evitó bufar, fingiendo estar harto.
—Aún estoy pensando en tu apodo, ¿sabes?
—Tomate tu tiempo —murmuró, recostándose de manera despreocupada en el espaldar, al tiempo que cruzaba sus brazos tras su cabeza—. No hay prisa, gruñosito.
La clase comenzó poco después, pero la atmósfera entre los dos estaba más relajada que nunca. Jimin ya no le molestaba tanto, y Jungkook, aunque seguía algo distraído con sus propios pensamientos, notaba una pequeña paz en la forma en que se sentía a su lado. De vez en cuando, sus miradas se cruzaban, y Jimin solía sonreírle de vuelta, lo que le daba la sensación de que, aunque no dijeran mucho, las cosas no podían estar mejor entre ellos.
La clase terminó de manera casi abrupta, y Jungkook se levantó de su asiento. Mientras sus compañeros comenzaban a dispersarse, él miró a su alrededor en busca de algún rostro conocido, dado que sentía que era observado. Y acertó. Ahí estaba Kaurna, esperándolos fuera del aula, como si hubiera sido una cita programada de antemano.
—¡Hey! —saludó Kaurna, con esa sonrisa suya que era mezcla de amigable y levemente enigmática. Su mirada pasó de Jungkook a Jimin y viceversa.
Park no pudo evitar sentir la tensión que, aunque sutil, se respiraba en el aire desde la mañana.
Jungkook intentó sonreír de vuelta, aunque era evidente que algo le incomodaba. No sabía si Kaurna había notado la extraña distancia que había entre ellos, o si simplemente seguía haciendo como si nada pasara, porque ciertamente le estaba siendo muy difícil para él mantenerse como lo era de manera habitual.
—¿Qué tal? —preguntó Jungkook, intentando sonar natural—. ¿Cómo te fue con tus clas-...?
Antes de que pudiera siquiera terminar, Kaurna lo interrumpió, pasando de él para dirigirse en especial a Jimin.
—¿Tienes un minuto?
Jimin asintió lentamente, casi ido por la situación que estaba presenciando.
—Claro, dime.
Kaurna dio un paso al frente, casi como si quisiera decir algo importante.
—Me preguntaba si estabas libre para ir a un nuevo bar que me gustaría conocer —continuó Kaurna, mirando brevemente a Jungkook, dado que su atención la tenía sobre Park.
Jungkook no pudo evitar tensarse, aunque intentó disimularlo. Su cuerpo parecía haber reaccionado de forma automática, y sus dedos se apretaron alrededor de la mochila mientras observaba a Kaurna.
Jimin, como si no hubiera notado el mal ambiente en la atmósfera, sonrió.
—Suena bien, la verdad —dijo, con su habitual tono despreocupado—. Sería divertido ir los tres y ver qué tal está el lugar.
Kaurna, sin embargo, no pareció tener la misma idea.
—No, solo tú y yo, Jimin. —La aclaración fue rápida, y la mirada que le dio a Jungkook fue... extraña. Un tanto calculadora, casi como si estuviera esperando una reacción de su parte.
Jungkook no pudo evitar sentir que algo no encajaba en esa escena. Fuera que le estaba incomodando en demasía la invitación de Kaurna, por tener en claro con la intención que tenía esta, no le estaba gustando para nada como estaba actuando en ese momento.
Para este punto, estaba más que seguro que su amigo era bastante consiente de que las cosas no estaban del todo bien entre ellos.
—¿Entonces tú no vas a ir? —Jimin no evitó mirar a Jungkook, quien observaba en silencio al contrario.
Jungkook suspiró, no sabiendo bien cómo reaccionar.
—Ya no tenía intenciones de ir —respondió, alzando los hombros con una sonrisa algo forzada—. Nos vemos.
Jimin lo miró por un momento, sintiendo un pequeño nudo en el estómago al notar como se alejaba, sin más palabras. Por alguna extraña razón, solo quería reconfortarlo en ese momento.
Kaurna, al ver que Jungkook se alejaba, asintió para sí mismo, como si estuviera satisfecho de haber hecho lo que necesitaba.
Mientras tanto que ambos se quedaban ahí, la conversación pareció haberse desmoronado de alguna manera.
Jungkook, ya algo distante, se encontró con Frank y Miles. Sus dos amigos, quienes parecían haber visto todo, no dudaron ni un segundo en acercársele.
—¿Quieres ir a almorzar? —preguntó Frank, con una mirada que claramente sugería que sabia que algo andaba mal.
Miles, solo pasó uno de sus brazos por sus hombros, intentando darle confort.
Jungkook se dejó llevar, no sin antes mirar por última vez la figura de Jimin, que se alejaba con Kaurna, en dirección contraria. Un montón de preguntas se agolpaban en su cabeza, pero solo el eco de su propio corazón latiendo en su pecho, pareció darle la respuesta a la más importante y casi mortificante de ellas:
Sí, le gustaba Park Jimin, Y mucho.
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