Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

005

La fiesta había terminado. Jungkook se estiraba, cansado y borracho, mientras despedía a los últimos invitados que quedaban en su departamento. Miles, que había bebido más de la cuenta, se tambaleaba junto a Frank en la puerta.

—¿Qué vas a hacer con él? —preguntó Frank, señalando con un movimiento de cabeza hacia el sofá, donde Jimin yacía casi dormido, los ojos apenas abiertos, y con un ligero ronquido que se mezclaba con su respiración lenta y profunda.

—Supongo que lo llevaré a su departamento —dijo Jungkook, rascándose la nuca. Intentaba parecer despreocupado, pero un lado de él no dejaba de notar lo vulnerable que se veía Jimin en ese momento.

Miles, con una sonrisa traviesa, aprovechó para comentar al respecto.

—¿A quiénes quieres engañar? —Rio, con su rostro lleno de picardía—. Lo más seguro es que ellos continúen con su fiesta —musitó en dirección a Frank.

Jungkook puso los ojos en blanco, pero no logró disimular del todo el calor que le subía al rostro.

—Nada de eso. Solo lo llevaré a casa.

Frank, más sobrio que Miles, le lanzó una mirada de advertencia.

—Ninguno de ustedes está en condiciones de conducir.

—Despreocúpate, Frank —respondió Jungkook, esbozando una sonrisa confiada—. No soy tan irresponsable.

—¡Taaaaan! —interrumpió Miles, dándole un codazo a Frank, para después dirigirse a Jones—. Pues solo asegúrate de usar el "gorrito", amigo —agregó en tono de broma al tiempo que hacia un gesto con las manos como para dar a entender más de lo que hablaba.

—Ya, ya... —Jungkook los empujó suavemente fuera del departamento y sonrió, negando con la cabeza—. Largo de aquí.

Justo antes de salir, Frank se giró para lanzarle una última mirada inquisitiva.

—Solo piensa en lo que hablamos antes —le susurró, recordándole su charla anterior.

—No hay nada que pensar, Frank —murmuró Jungkook, cerrando la puerta detrás de ellos con un suspiro exasperado.

Por fin a solas, Jungkook se dirigió a la cocina. La garganta le ardía de lo seca que estaba, así que se sirvió un vaso de agua fría. Bebió en grandes tragos, disfrutando la frescura del líquido, mientras las palabras de Frank resonaban en su mente. "Piensa en lo que hablamos".

Jungkook soltó una risa entre dientes y se negó rotundamente a la idea. Claro, Jimin era atractivo, con esos ojos grandes y una sonrisa que podía derretir hasta al tipo más duro. Y, obvio, molestarlo se había convertido en su pasatiempo favorito, en parte porque adoraba ver esa expresión de frustración en su rostro cada vez que lo llamaba "enano gruñón" o "gruñosito". Pero eso no significaba que le gustara, ¿verdad?

Además, estaba Kaurna... no podía fijarse en alguien por quien su amigo claramente tenía interés.

Sacudiendo la cabeza, dejó el vaso vacío en la encimera y se dirigió al sofá, donde Jimin seguía en su mundo de sueños. Jungkook suspiró al verlo tan cómodo, abrazado a uno de los cojines.

—Vamos, Jimin, hora de despertar —susurró Jungkook mientras se inclinaba hacia él y le dio un toque suave en el hombro.

Jimin apenas gruñó en respuesta, aferrándose más al cojín y girándose un poco hacia el lado. No tenía intenciones de despertar, y menos después de la cantidad de cerveza que había bebido esa noche. Jungkook volvió a intentarlo, esta vez sacudiéndolo un poco más.

—Ey, gruñosito, en serio. Si no te despiertas, me veré obligado a cargarte —amenazó en tono de broma, mientras se hacía a su lado, al ver que su amenaza no surtió mucho efecto.

Jimin murmuró algo incomprensible y, en un movimiento involuntario, se giró hacia Jungkook, apoyando su cabeza en su pecho y su mano sobre el torso de él. Jungkook sintió un sobresalto, su corazón comenzó a latir con fuerza al sentir el peso de Jimin tan cerca, su respiración cálida y suave contra su camiseta. El calor que emanaba el cuerpo de Jimin era reconfortante, pero también peligroso, especialmente considerando el estado en el que ambos estaban.

Tragó saliva y trató de apartarlo, aunque algo en su interior lo impulsaba a quedarse así, por unos segundos más. Tal vez era la combinación de la cerveza y el cansancio, pero de repente notó lo increíblemente cerca que estaba Jimin... y lo fácil que sería inclinarse un poco para que sus labios rozaran los de él.

En ese momento, Jimin se movió y abrió los ojos lentamente, todavía medio dormido, pero con un puchero inconsciente en los labios que casi derritió a Jungkook. Ese gesto tan inocente y natural fue casi demasiado para él. Jungkook contuvo la respiración y, sin darse cuenta, sus labios comenzaron a inclinarse, peligrosamente cerca de los de Jimin.

Jimin, notando la cercanía, abrió sus ojos un poco más y, sin esperar, llevó una mano a la nuca de Jungkook y cerró la distancia entre ambos. Sus labios se encontraron en un beso ansioso, uno que parecía haber estado esperando en el aire desde hacía mucho tiempo. Fue un beso breve, pero cargado de intensidad, y antes de que Jungkook pudiera siquiera procesarlo, su cuerpo reaccionó y le correspondió, moviéndose instintivamente hacia él.

El tiempo pareció detenerse en el instante en que sus labios se rozaron por segunda vez. Jungkook sintió cómo el calor subía en su pecho y una corriente de electricidad le recorría el cuerpo.

¿Desde cuándo un beso había significado tanto?

La suavidad de los labios de Jimin y la forma en que él lo había besado, como si estuviera completamente entregado, hicieron que su mente se nublara. Jimin, sintiendo que el beso se intensificaba, hizo un movimiento sutil con sus labios, rozándolos apenas, como una pregunta silenciosa. Jungkook no se contuvo y profundizó el beso, con una mano en su cintura, acercándolo más a él. Durante esos instantes, todo lo demás desapareció. Todo dejo de inportar.

Pero entonces, como si alguien hubiera encendido una alarma en su cerebro, Jungkook se separó, respirando profundamente mientras trataba de calmar el ritmo frenético de su corazón.

—Yo... esto... —balbuceó, sin saber muy bien cómo justificar lo que acababa de pasar.

Jimin lo miró, sus ojos oscuros y un poco desenfocados, y soltó una risita, como si acabara de comprender el caos que acababan de desatar.

—No me digas que no querías —murmuró, con la voz ligeramente ronca por el sueño y el alcohol.

Jungkook se frotó la nuca, tratando de calmar la sensación de euforia que seguía recorriéndolo por sobre la de creer que le había fallado a alguien.

—Mira, Jimin... creo que fue el alcohol, ya sabes —dijo, intentando sonar convincente, aunque hasta él mismo no se creyera del todo—. Tomamos mucho y estamos confundiendo las cosas, ¿no crees?

Jimin le dio una mirada divertida y alzó una ceja.

—Claro, claro, solo el alcohol. —Poniéndose de pie, tanteo los bolcillos de sus pantalones asegurándose de tener sus llaves, celular y billetera, a la vez que intentaba no tropezar con sus pasos hacia la puerta.

—¿No estarás pensando que voy a dejarte ir solo, no? —cuestionó, siguiéndolo de cerca.

—Púdrete —murmuró Jimin, creyendo ya tener suficiente de él.

—Park, yo te acompaño.

Jimin se detuvo y tomó una fuerte bocanada de aire. Ya empezaba a sentir que le dolía la cabeza.

—A diferencia de ti, el alcohol no ha nublado enteramente mi juicio. Así que si temes que me estrelle tomare un taxi y despreocúpate, conozco lo suficientemente bien la dirección de mi casa. —No queriendo mediar más palabra, se dispuso a abrir la puerta para salir, siendo detenido por una de las manos del contrario.

—Me aseguraré de que llegues bien.

—No tienes que hacerl-...

—Pero quiero —dijo Jungkook, interrumpiéndolo.

Una vez ya en la entrada de la casa de Park, Jimin se debatía en si debía agradecerle por haberlo acompañado o no, puesto que aún se encontraba un poco molesto por su actitud de antes. Ya decidido, se giró para enfrentarle.

—Gracias por acompañarme, así que ya te puedes ir. —Sin más, le dio nuevamente la espalda para abrir su puerta.

—Jimin... —le llamó, con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón y mirando al suelo, dado a lo nervioso que se encontraba—. Lo que paso antes...

—Ya me dijiste; fue un error.

—¡No! —Se apresuro a negar, levantando el rostro y observando la espalda de otro—. Nunca dije eso.

—Pero lo diste a entender, que es lo mismo.

Jungkook dio un paso adelante, acortando la distancia entre ambos, y sin pensarlo, colocó una mano suave en el hombro de Jimin, obligándolo a girarse para que lo enfrentara. Los ojos de Jimin brillaban con una mezcla de frustración y algo más que Jungkook no lograba descifrar. Y ahí, en ese silencio denso y cargado, los dos se quedaron mirándose, como si el mundo entero se hubiera detenido a su alrededor.

—Tampoco quería dar a entender eso, mi gruñosito  —dijo Jungkook suavemente, su voz apenas un murmullo. Su mirada se fijó en los labios de Jimin, notando lo entreabiertos que estaban y sintiendo un impulso arrollador.

Jimin parpadeó, sorprendido por el uso repentino del apodo de una manera tierna, pero sin alejarse. Ambos sabían que ese momento era inevitable. Con una ligera duda al inicio, pero luego con firmeza, Jungkook se acercó lentamente hasta que sus labios se encontraron en un beso profundo y lento, como si quisieran aprovechar cada segundo, cada suspiro. Ambos se entregaron sin reservas, sintiendo cómo el beso, tan esperado, derrumbaba todas las barreras que hasta ahora habían impuesto.

El corazón de Jungkook latía con fuerza, y no quería separarse, no cuando podía sentir la calidez y suavidad de Jimin tan cerca. Pero, de repente, Jimin se apartó, con un dejo de preocupación en sus ojos oscuros y una respiración entrecortada.

—Por favor, Jungkook... no me confundas —musitó, su voz apenas audible, llena de vulnerabilidad.

Jungkook le sostuvo la mirada, sin poder resistir la sinceridad que sentía brotar de él mismo en ese instante.

—Lo último que quiero hacer es confundirte —murmuró, sus palabras resonando entre ellos—. No sé ni siquiera qué es lo que estoy sintiendo ahora... —Hizo una pausa y tragó saliva, buscando las palabras correctas—. Pero de algo sí estoy seguro; nunca he querido unos labios como quiero los tuyos.

Jimin lo miró con una mezcla de sorpresa y emoción, y en ese instante, ambos entendieron que, por ahora, no necesitaban respuestas. Dejando a un lado cualquier otra preocupación, se volvieron a encontrar en un beso aún más apasionado, como si cada fibra de sus seres estuviera destinada a ese momento.

El aire parecía vibrar entre ellos, y el tiempo se detuvo. Todo lo que había alrededor desapareció, dejando solo sus latidos acelerados y el sonido suave de sus respiraciones entrecortadas.

Sin embargo, desde la casa de enfrente, Kaurna, desde su ventana, los observó sorprendido.

𐙚: amo el kookmin y amo tantooo escribir esta historia dfkdfk
prepárense que, según yo, se viene el drama (๑•̀ㅂ•́)و✧

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro