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004

Jungkook, con cerveza en mano, se recostaba contra la pared de su sala, observando a Jimin con la mirada llena de una curiosidad poco disimulada. A lo largo de la noche, había sentido crecer su interés por saber más de él. Al principio pensó que solo sería una distracción, algo pasajero, pero ahora había algo que lo impulsaba a acercarse, aunque solo fuera por una simple charla. Por eso, en cuanto tuvo una otra oportunidad se colocó nuevamente a su lado, pero en una parte de la cocina.

—Entonces, Park... ¿de qué parte de Corea eres? —preguntó, fingiendo casualidad mientras fingía una indiferencia que no sentía del todo.

Jimin levantó una ceja y lo miró de reojo, claramente desconfiando de su interés.

—¿Y a ti qué te importa? —respondió con un tono cortante, dándole un trago a su cerveza y comiendo uno de los aperitivos que había en la isla, para posteriormente tomar rumbo al living pasando de Jones y parando en la ventana más cercana.

Sin embargo, Jungkook no se dejó intimidar. Le dio una sonrisa despreocupada, manteniendo la mirada fija en él.

—Solo me da curiosidad, hombre. No estoy aquí solo para molestarte, aunque parece que eso también lo hago muy bien.

Ante su insistencia, Jimin suspiró, dándose cuenta de que probablemente no se libraría de él tan fácil. Decidió entonces darle una oportunidad, aunque se mantuvo algo reservado al principio.

—Soy de Busan —admitió, mirando su cerveza como si encontrara ahí el valor para continuar—. Viví allá toda mi vida, hasta que me mudé aquí con mi familia.

Jungkook asintió, escuchando atentamente, algo que no pasó desapercibido para Jimin. A pesar de lo incómodo que le resultaba ser el centro de la curiosidad de Jungkook, algo en la sinceridad de su expresión le hizo bajar un poco las defensas.

—¿Te gusta Busan? —continuó Jungkook, tratando de parecer casual mientras le daba otro trago a su cerveza y ojeaba tras la ventana.

Una sonrisa suave se asomó en los labios de Jimin al pensar en su ciudad natal al tiempo que observaba las calles iluminadas de Australia desde ese décimo piso.

—Mucho. Las estaciones allí son hermosas. El verano es perfecto para ir a la playa, y el invierno... siempre es acogedor.

Jungkook asintió con un destello de interés, notando lo genuinidad en las palabras de Jimin.

—Entonces, si te gustaba tanto, ¿por qué te mudaste a acá? Aparte, me sorprende tu buen manejo con el idioma y tu acento muy de aquí.

—Es una historia larga —contestó Jimin, pero al ver que Jungkook seguía expectante, decidió continuar, al tiempo que se acercaba al sofá vacío y era seguido por el contrario—. Mi padre es australiano, y fue enviado a Corea hace años por cuestiones de trabajo. Allí conoció a mi madre y pidió que lo trasladaran para poder quedarse con ella. Después de varios años, lo promovieron aquí, y decidieron que era una buena oportunidad para que mi hermana y yo conociéramos la otra mitad de nuestras raíces.

—Vaya, una clásica historia de amor.

—Esa suerte de vivir una, no la tiene cualquiera. —Dio un suspiro soñador—. ¿Muy cursi? -inquirió, mirándolo expectante.

—Aunque no lo parezca, los envidio —dijo sincero—. Soy alguien bastante romántico, si te lo preguntas, Jimin. —Y siendo consciente de sus palabras, decidió cambiar el rumbo que acababa de tomar su conversación—. De todos modos, no pudo evitar querer saber, ¿qué hacías en Corea para divertirte? Como podrás ver, también tengo algo de Asia en mí. —Hizo referencia a sus ojos rasgados—. Pero ciertamente estoy muy ajeno a todo.

—Bueno, lo típico, supongo. Salir con amigos, ver películas... Incluso fiestas de este tipo. Allá tenemos incluso varios juegos para beber muy entretenidos —dijo Jimin, sonriendo de forma un poco más relajada, como si el tema le trajera recuerdos divertidos.

—¿Ah, sí? —respondió Jungkook, levantando una ceja, intrigado, dándole otro trago a su cerveza—. A ver, enséñame uno. Tu favorito, obvio.

Jimin se animó aún más y comenzó a explicarle con entusiasmo.

—Bueno, hay uno que se llama "Apateu" o "El juego del apartamento". Es bastante popular entre los jóvenes en Corea. Todos se sientan en círculo, y básicamente uno dice un número, y se intercalan las manos de los participantes uno sobre la otra contando y el que llegue al número antes dicho es eliminado y debe beber un shot.

—Más premio que castigo, ¿no? —preguntó con una sonrisa divertida.

Y Jimin por primera vez en la noche suelta una carcajada en compañía de Jones... Dejando al contrario satisfecho de haberla provocado.

—¿Algo así? —inquirió retóricamente en respuesta.

—¿Entonces jugamos? —propuso Jungkook, con una sonrisa que tenía algo de desafío.

Jimin lo miró con una mezcla de sorpresa y diversión.

—¿Solo nosotros?

Jungkook sonrió con picardía.

—Cuantos más, mejor. —Entonces, poniéndose de pie, elevó la voz y llamó la atención de los invitados—. ¡Hey, chicos! ¿Quién se anima a jugar un juego de beber coreano?

La mayoría de los presentes, entusiasmados por la idea de probar algo nuevo, corearon un "sí" colectivo, y pronto todos rodearon la sala, moviendo la mesa de centro para poder sentarse en el suelo a pedido del anfitrión. Aproximadamente unas diez personas se acomodaron en círculo, teniendo al resto de espectadores para ver de qué iba y unirse.

Así pues, Jungkook le dio a Jimin una mirada divertida antes de hablar:

—Todo tuyo, gruñosito. Vamos, explícanos cómo se juega.

Jimin ignoró el apodo, aunque sintió un pequeño cosquilleo al escuchar la forma en que Jungkook se dirigía a él. Con un suspiro de resignación, se dispuso a explicar las reglas mientras sus manos rozaban accidentalmente las de Jungkook. Entonces sintió una corriente eléctrica recorrer su brazo y, al mirar de reojo a Jungkook, notó que él también había percibido el contacto, aunque intentaba disimularlo.

El juego comenzó, y para sorpresa de Jimin, todos parecían entender rápidamente la dinámica. Hubo risas, gritos y muchos tragos en juego mientras las personas iban equivocándose y tomando como castigo. La atmósfera se volvió animada, y Jimin se encontró disfrutando sinceramente el momento, olvidando por completo que Jungkook estaba allí para fastidiarlo.

Pero, después de unas varias rondas, Jungkook fue nuevamente eliminado de la partida entre las risas y los abucheos de todos mientras bebía su shot.

—¿Qué? ¿Así de malo eres en todos los juegos? —bromeó Jimin, con una sonrisa triunfante mientras lo miraba.

—Síguete burlando, enano. —Lo señalo—. Me voy, pero volveré con más energía para la revancha.

En tanto todos seguían jugando, Jungkook fue interceptado por su amigo Frank, quien lo miraba con una expresión curiosa, claramente interesado en el comportamiento de Jungkook durante toda la noche.

—Hey, ¿tienes un minuto? —le preguntó Frank, llevándolo a un rincón de la cocina donde pudieran hablar sin ser escuchados.

—¿Qué pasa? —cuestionó en respuesta Jungkook, agarrando otra cerveza del refrigerador y tratando de aparentar indiferencia.

Frank se cruzó de brazos y le lanzó una mirada directa.

—Nada, solo que he notado tu relación con Jimin.

—¿Qué sucede con ello?

—¿Te interesa?

Jungkook casi se atraganta con su cerveza, pero rápidamente recuperó la compostura.

—¿Qué? No, claro que no. ¿De dónde sacas eso?

—No lo sé. Lucen más cercanos —apuntó. Posteriormente tomar también una de las latas.

—Es solo... no sé, me divierte molestar mucho a Park, y es alguien bastante divertido cuando no está gruñendo. Eso es todo.

Frank levantó una ceja, claramente sin estar convencido.

—¿Solo eso? —insistió.

—Mira, Frank, no pasa nada. Solo me cae bien y ya. No hay más. —Jungkook desvió la mirada, claramente incómodo por el interrogatorio de su amigo.

Frank lo miró con una sonrisa de complicidad.

—Deberías pensar en hablar con Kaurna, ya sabes, solo para aclarar las cosas.

—No tengo que aclarar nada, Frank. No es como si yo... estuviera interesado en Jimin de esa manera —dijo Jungkook, aunque sintió una ligera incomodidad en sus propias palabras—. Además, Kaurna es un buen amigo, no hay nada que discutir.

Con una palmada en el hombro, Frank se alejó, dejándolo solo en la cocina. Jungkook suspiró y miró hacia la sala, donde Jimin seguía riendo y disfrutando del juego con los demás. Tomó otro sorbo de su cerveza, sacudiendo la cabeza para despejarse. "No me gusta Jimin", se repitió internamente, aunque algo en su pecho no terminaba de convencerse.

De regreso en el círculo, el juego continuó, y Jimin apenas notó que Jungkook lo miraba desde el otro lado del salón. A pesar de las bromas, de los apodos y de sus constantes enfrentamientos, empezaba a darse cuenta de que, aunque fuera solo por esta noche, estar junto a Jungkook no le resultaba tan malo.

Lo mejor de todo, es que ni siquiera estaba cerca de acabarse.

𐙚: jk es a ese que le dices "amigo, date cuenta" efhkhfjek.
sin mentirles, estoy bastante emocionada escribiendo esta historia, no sé, lo disfruto mucho y espero que ustedes también la estén disfrutando, bye~ ✧(ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧

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