001
La mañana no podía ser más caótica. Jungkook Jones conducía hacia la universidad, intentando mantener la calma en medio del tráfico infernal de Canberra. A pesar de estar acostumbrado al caos matutino, el estrés de la semana le pesaba, y esa mañana en particular, el reloj no jugaba a su favor.
—Genial, otra vez tarde —murmuró entre dientes, viendo el reloj del tablero. Las bocinas constantes y el avance a paso de tortuga solo empeoraban su humor.
Justo cuando pensaba que nada podía ir peor, un sedán negro se metió bruscamente delante de él, obligándolo a frenar en seco.
—¿¡Qué demonios!? —exclamó, su corazón acelerado por el susto.
El chirrido de las llantas y el pitido de otros autos llenaron el aire. Antes de que pudiera recuperar la compostura, vio al conductor del sedán salir furioso de su auto. Era un chico con el cabello oscuro, mirada intensa, con un rostro con facciones delicadas (que delataban que era un doncel) pero... con cara de pocos amigos.
"Fantástico. Lo que faltaba", pensó Jungkook con resignación, preparándose para el inminente drama.
El joven se acercó al auto de Jungkook con pasos firmes y una mirada asesina en los ojos.
—¿¡Qué diablos te pasa!? —gritó, claramente molesto.
—¿A mí? –dijo, bajando la ventana—. Tú eres el que se metió sin mirar, enano gruñón —agregó, lanzando la última parte en un tono burlón.
El chico detuvo su avance y se quedó helado por un segundo, como si estuviera procesando lo que acababa de escuchar. Entonces, su ceño se frunció aún más, si es que era posible.
—¿Qué has dicho? —vociferó, acercándose aún más.
El tráfico a su alrededor no cesaba, y los otros conductores ya empezaban a impacientarse, tocando sus bocinas y gritando desde sus autos.
—Tú lo oíste, enano —repitió Jungkook, bajándose del auto con una sonrisa desafiante en los labios. Sabía que había tocado un nervio, y a pesar de que generalmente evitaba los conflictos, ese día no estaba para ceder.
El chico soltó un bufido y comenzó a soltar un torrente de palabras que se convirtieron en un ataque verbal en coreano. Las palabras cayeron una tras otra, llenas de rabia, mientras Jungkook las escuchaba, entendiendo cada una de ellas.
—이 멍청한 놈아... 쓸모없는 새끼야...! 차도 똑바로 못 몰아? (¡Maldito idiota... inútil de mierda! ¿Ni siquiera sabes cómo conducir correctamente?)
Y justo cuando Jungkook pensaba que todo terminaría ahí, el chico levantó la pierna y propinó una patada al costado de su auto, dejando una abolladura considerable en la puerta.
Jungkook se quedó congelado por un instante. No podía creer que ese tipo acababa de golpear su coche.
—¡Ey! ¡¿Qué demonios crees que haces?! —exclamó, avanzando un paso hacia él con los puños cerrados.
Pero antes de que pudiera hacer algo, el chico giró sobre sus talones con aire triunfante y, sin molestarse en decir más, se subió a su auto. Con un rugido del motor, desapareció en el tráfico, dejando a Jungkook plantado allí, en medio de los bocinazos y su frustración creciente.
—"Enano, gruñón... y completamente loco" —murmuró Jungkook, observando la abolladura en su coche—. ¡Perfecto!
(...)
Cuando finalmente llegó a la universidad, Jungkook se dirigió rápidamente al edificio de su facultad. Mientras caminaba por los pasillos, su teléfono vibró en el bolsillo. Lo sacó y revisó la pantalla: un mensaje de Kaurna, su mejor amigo.
"¿Dónde estás? Tengo algo que contarte", le había escrito.
Justo en ese momento, vio a Kaurna esperándolo cerca de las escaleras. El chico, con su característica sonrisa despreocupada, levantó la mano para saludarlo.
—¡Ah, ya era hora! —dijo Kaurna mientras Jungkook se acercaba—. Pensé que te habías quedado dormido otra vez.
Jungkook rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír ante el comentario.
—Casi, pero un imbécil en el tráfico decidió que hoy era un buen día para patear mi auto —respondió Jungkook, aún con una mezcla de frustración y risa—. ¿Sabes lo loco que fue eso?
—¿Patear tu auto?) —Kaurna lo miró sorprendido—. Espera, espera... ¿te metiste en una pelea?
—No fue exactamente una pelea. Fue más bien una... agresión vehicular —contratacó Jungkook a la vez que señalaba hacia la abolladura que aún le dolía de solo pensar que no tenía ni un mes con su nuevo auto—. La verdad, es que el tipo parecía estar de un pésimo humor. Le llamé "enano gruñón" y... bueno, parece que no lo tomó muy bien.
Kaurna soltó una carcajada.
—¿Le llamaste "enano"? ¿Y "gruñón"? —No pudo evitar volver a reír.
—Sí, bueno... —Jungkook se encogió de hombros—. No fue lo más maduro que he dicho, lo admito, pero el chico lo estaba pidiendo.
Ambos continuaron caminando por el pasillo, riendo por el absurdo de la situación.
—Pero dime, ¿por qué no contestaste mis mensajes este fin de semana? —preguntó Jungkook, recordando de pronto su molestia.
Kaurna puso una expresión algo culpable, pero no dejó de sonreír.
—Oh, sobre eso... conocí a alguien. Y estuve ocupado ayudándole a instalarse en mi vecindario junto con su familia.
Jungkook lo miró con sorpresa, deteniéndose por un momento en el pasillo.
—¿"Alguien"? ¿Qué tan interesado estás en este "alguien"? —dijo, levantando una ceja.
Kaurna sonrió con picardía.
—Digamos que bastante. Es nuevo en la ciudad y... bueno, creo que me gusta.
—¿Te gusta? OK, eso es rápido. ¿Quién es? —Jungkook arqueó una ceja.
Kaurna sonrió, encogiéndose de hombros.
—Aún no hemos hablado de eso, pero creo que soy lo bastante obvio. —Asintió, más para sí mismo—. Pero te lo presentaré muy pronto, no te preocupes.
—Oh, estoy seguro de que sí —respondió Jungkook con sarcasmo—. Mejor que no me hagas esperar.
Ciertamente JUngkook tenía mucha curiosidad por conocer al chico que tanto había captado la atención de Kaurna.
Ambos entraron al aula y se dirigieron hacia sus lugares habituales. Jungkook sacó su laptop para revisar algunos detalles de un trabajo que tenía pendiente, pero la conversación seguía resonando en su cabeza.
Kaurna, siempre sociable, saludaba a los demás compañeros mientras Jungkook se concentraba en la pantalla. No pasó mucho tiempo antes de que su mejor amigo llamara la atención de alguien más.
—¡Ey! ¡Ven acá, justo a tiempo! —exclamó Kaurna, levantando una mano para saludar.
Jungkook levantó la vista de su laptop, curioso, pero en cuanto vio a la persona que se acercaba, sintió un escalofrío recorrerle la espalda y un nudo instalarse en su estomago.
No podía ser.
Era el mismo chico que había pateado su coche esa mañana.
El "enano gruñón" estaba allí, frente a él, caminando hacia Kaurna con una expresión bastante más neutral que la de antes, pero sus ojos reflejaban una ligera sorpresa.
Ambos se quedaron paralizados al verse. La tensión en el aire era palpable. Jungkook frunció el ceño, mientras que el chico soltó un suspiro, claramente fastidiado.
—Jungkook, te presento a... —comenzó a decir Kaurna, sonriendo—, el chico de quien te hablé. Jimin.
El nombre cayó como una bomba. Jungkook apenas pudo mantener la compostura mientras intercambiaba miradas con Jimin.
—Mucho gusto... Jimin —dijo Jungkook, intentando sonar casual, aunque en su mente no dejaba de recordar el incidente de la mañana.
Jimin lo miró de arriba abajo con una ligera inclinación de cabeza, como si también estuviera evaluando si debía continuar con la hostilidad o simplemente ignorar lo sucedido. Sus labios apenas se curvaron en una sonrisa forzada antes de responder.
—Igualmente... Jungkook, ¿verdad? —Le siguió Jimin, su voz suave pero cargada de una tensión apenas contenida.
Kaurna, ajeno a la incomodidad palpable entre ellos, parecía encantado de que sus dos amigos se conocieran finalmente.
—¡Genial! Sabía que se llevarían bien —comentó Kaurna mientras miraba a ambos con entusiasmo—. Ahora que están los dos aquí, podríamos salir después de clase, ¿no creen? Quiero que Jimin conozca más de la ciudad.
Jungkook y Jimin intercambiaron una mirada rápida, pero ninguno de los dos respondió de inmediato. Jungkook sentía que no podía rechazar la invitación de Kaurna sin parecer sospechoso, y Jimin claramente no quería ser descortés con su nuevo vecino y amigo.
—Eh... claro, ¿por qué no? —dijo finalmente Jungkook, intentando sonar relajado.
Jimin asintió lentamente, aunque no parecía.
—Sí, supongo que estaría bien.
—¡Perfecto! Vamos a comer después, yo invito. —Completamente satisfecho con la respuesta de ambos, sonrió ampliamente.
Jungkook respiró hondo, tratando de no pensar demasiado en lo incómodo que sería pasar más tiempo con Jimin. No podía evitar recordar cómo se había sentido cuando el chico había pateado su coche esa mañana. Sin embargo, algo en la mirada de Jimin le decía que probablemente no estaban tan lejos de volver a chocar verbalmente si las cosas no se manejaban con cuidado.
El resto de la clase pasó sin mayores incidentes, aunque Jungkook notaba que, de vez en cuando, Jimin lanzaba miradas fugaces en su dirección. A cada una de esas miradas, Jungkook fingía estar inmerso en su trabajo, aunque su mente no dejaba de repasar lo que había pasado esa mañana. Se preguntaba si Jimin lo recordaba, o si el tipo solía tener tantos conflictos que ya había olvidado el incidente.
Después de la clase, Kaurna, fiel a su palabra, insistió en que fueran a comer a un pequeño restaurante cerca de la universidad. El grupo, formado por Jungkook, Jimin y Kaurna, caminaba juntos por las calles, aunque la conversación entre Jungkook y Jimin seguía siendo mínima. Kaurna, siempre alegre, llevaba la mayor parte del peso de la charla, hablándoles sobre sus planes para el semestre, lo emocionado que estaba por ciertos eventos, y lo bien que la pasaría en la ciudad con Jimin cerca.
—¿Y entonces, Jimin, qué te hizo decidir venir a esta universidad? Porque fue una gran sorpresa para mí que podamos también coincidir en ella —inquirió Kaurna mientras caminaban hacia el restaurante.
Jimin, que había estado mirando hacia el suelo mientras caminaba, levantó la vista ante la pregunta.
—Ah, no fue idea mía realmente... —respondió con una voz un poco más relajada—. La universidad tiene una buena reputación, y fue mi padre quien pensó que era una buena opción.
—¿Y qué tal la mudanza? —preguntó Jungkook, intentando participar en la conversación para no parecer tan distante.
Jimin lo miró de reojo.
—Caótica. Todo es un desastre cuando te mudas, más si es a otro país, ya sabes... además de algunos pequeños "incidentes" con cierta clase de gente indeseable —dijo, con una ligera sonrisa sarcástica, claramente refiriéndose a lo que había ocurrido esa mañana.
Jungkook se mordió el labio, intentando no dejar que el comentario lo provocara.
—Sí, sé a qué te refieres, todos los días te puedes encontrar con personas bastante desagradables. —Sin embargo, respondió con veneno en sus palabras, sintiéndose bien al creer lograr su cometido, puesto que Jimin no pudo evitar rodar sus ojos y bufar.
𐙚: intente escribir algo medio divertido, pero siendo sincera, la comedia no es mi fuerte... (? aun así espero que les haya gustado y ya saben, cualquier error me avisan porque por más que según yo crea que la lo corregí, siempre quedan cositas que no echo de ver. besos xoxo ⋆.˚ ᡣ𐭩 .𖥔˚
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