perdido
Cómo deseaba que esa estúpida misión terminará ya, tenía unos deseos enormes de regresar y hablar con Krest, de estar a su lado, con sus pequeños cachorros.
Les habían prohibido la comunicación con el exterior, ya que era una misión de alto riesgo, por lo que no pudo leer ningún mensaje del castaño.
Todo iba normal, se habían infiltrado, recuperaron el objetivo y estaban por salir, por desgracia algo salió mal y fueron descubiertos. El tiroteo no tardó en hacerse presente, las balas volaban de un lado a otro, dos de sus compañeros fueron acribillados, logró ver como Aeras y Hakurei lograban llegar hasta las escaleras, gritándole que se apurarse. Iba detrás de ellos, cruzando un puente de piedra mientras le cubrían, estaba por alcanzarles cuando un fuerte estallido hizo eco en sus oídos, su visión se tiño de negro, el polvo se levantó a su alrededor y la tierra desapareció bajo sus pies, callendo al vacío, lo último que logró escuchar fue el grito de sus camaradas antes de caer en la inconsiencia.
Cuando despertó tenía un fuerte dolor de cabeza, una serie de cortadas en la espalda y el tobillo lastimado, estaba bañado de polvo y se encontraba atrapado entre dos enormes rocas, contó con la suerte haber caído en ese pequeño hueco entre estas, gracias a ello no termino cual bicho aplastado, su radio no servía y no tenía la mínima idea de dónde estaba, le costó un par de horas el lograr salir de ahí, aunque al hacerlo no le fue muy bien ya que estuvo a nada de que lo atraparán, gracias a Dios habían mandado a novatos a buscarlo y logró deshacerse de ellos.
Paso un par de días en las calles, ocultándose, no logro curar del todo sus heridas pero si lo suficiente para avanzar.
Estaba muy preocupado por sus amigos y rezaba para que estos se encontrarán bien. Estaba solo en ese lugar, "nadie" sabía que estaban ahí y nadie le iría a buscar.
Un par de veces estuvo a punto de ser atrapado, pero logró salir solo con heridas leves.
En todo este tiempo el bicho podía jurar que ahora sí iba a morir y por primera vez sentía miedo, en todas sus misiones jamás lo había sentido, incluso adoraba ser tan temerario y arriesgarse hasta el extremo, sentir la adrenalina al máximo cuando su vida corría peligro era su Ambrosia, la verdad es que siempre deseo morir en una misión, cumpliendo con su deber...pero...ahora...
-krest...
La imagen de su compañero golpeaba su mente en todo momento, en especial cuando estaba por rendirse. Tenía miedo, miedo a morir y no volverlo a ver, miedo a dejarle solo y que algo le pasará...No, no podía rendirse, tenía que regresar.
El deseó de volver a casa y estar con él era lo que lo mantenía con vida, Krest lo necesitaba, tenía que cuidarlo, tenía que protegerlo, tenía que regresar y decirle que lo amaba, no podía morir, no tenía derecho a hacerlo ya que si lo hacía...sabía que Krest estaría muy triste y llorando y... él...no podía permitir que la tristeza se adueñara de su niño.
El deseó de regresar con su amado fue lo que le mantuvo con vida, con mucho trabajo logró salir de ese país, tuvo que robar, falsificar documentos y transbordar más de cuatro aviones para no ser descubierto, en todo ese tiempo no pudo ponerse en contacto con su amado y sus amigos ya que...bueno, prácticamente estuvo corriendo por su vida, pero el esfuerzo había valido la pena y finalmente estaba en casa.
En cuanto toco tierra intento ponerse en contacto con Krest pero el menor no respondía ninguna de sus llamadas, esto le desconcertó ya que esperaba que estuviese al pendiente de él. Le importo un comino el ir a reportarse a su base o localizar a sus amigos, su corazón latía acelerado en el trallecto...con un mal presentimiento.
Bajo corriendo del taxi y se adentro al edificio,ni siquiera llamo el ascensor y subió de tres en tres las escaleras, en menos de cinco minutos ya había llegado al último pisó.
-¡Krest!
Un escalofrío recorrió su espina al encontrar la puerta de su casa abierta, entro corriendo llamando a gritos a su compañero, pero fueron unos aullidos tenues los que captaron su atención.
Aquiles le veía desde las escaleras, chillando mientras señalaba al baño.
Aterrado subió corriendo, abrió la puerta de golpe encontrándose con una escena que congelo su corazón.
-¡KREST!
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