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What IF Oboreru (Final Chapter)

Una noche de luna llena, un frío y húmedo ambiente. Ubicados en una montaña rojiza.

Cuervos cantando.

Un caballero iba entrando a una especie de tétrico castillo acompañado por otro caballero de cabello rojizo y que portaba una espada enfundada que irradiaba un aura de poder.

Reinhard: Es la señal. Te veo allí adentro.

El chico desapareció en un flash de luz azul, dejando destrucción a su paso.

???: Bueno... es hora de actuar.

El chico miró las escaleras mientras comenzó a subir a paso lento.

???: Llevo esperando por esto semanas.

[...]

1 Mes atrás.

Echidna: ¡¿Te vas a infiltrar en el ejercito de Lugunica?!

Kisame: Sip...

El chico tenía cara de poker.

Echidna: ¡¿Con qué motivos harías algo como eso?! ¿No escuchas tus propias palabras? Tus objetivos estan en la frontera de Kararagi, ¿Qué sentido tiene infiltrarte allí?

Kisame: ¿Que no eras la bruja del conocimiento o algo así? ¿No deberías haberlo deducido ya? Estuve investigando gracias a algunos dedos ese castillo donde se oculta Subaru.

Echidna: ¿Y eso qué?

Kisame: Frederica está allí. Mis dedos la motivarán a que filtre información a Lugunica. Ellos al ver las cosas que hizo Subaru mandaran al Maestro Espadachín y a los soldados de élite.

Echidna: ¿Te infiltrarás para entrar a ese castillo? ¿No puedes hacerlo tu mismo el día que ataquen?

Kisame: Necesito que el único que esté ese día sea Reinhard. Casi todos los soldados de la Élite de Lugunica forman parte de el culto. El día que ataquemos ese castillo lo destruiré, hasta el último escombro.

Echidna: Y usarás eso...?

La bruja miró desconsertada al chico.

Kisame la miró a los ojos y de un segundo a otro su apariencia cambió a la de un chico jóven y con cabello castaño.

Kisame: Usaré esta apariencia que es la de uno de mis subordinados, que es un caballero en Lugunica; para infiltrarme. La autoridad de la lujuria es bastante útil.

Echidna: Ahhhh... preferiría que no corras tanto riesgo pero de hecho ese plan es magnífico. No puedo negarlo. Ve. Pon en marcha ese plan.

El chico dio unos pasos y tomó a la bruja mientras la abrazaba.

Kisame: Estaré avisandote a traves de mis subordinados lo que harás. Solo necesitaré de tu presencia cuando ataquen el castillo.

Echidna: Recuerda que cuando mates a ese chico... no habrá vuelta atrás.

El chico la soltó y la miró a los ojos.

Kisame: Lo sé.

La bruja al ver su expresión decaída se puso de puntas de pie y lo besó.

Fin del flashback

[...]

Un caballero castaño entró a la sala del trono del castillo "Pandemonium" en donde se estaba librando una terrible batalla

Ambos chicos detuvieron su encuentro y se giraron hacia el castaño que estaba en la entrada mirando con cierto enojo al peliazul.

Reinhard estaba sangrando y se notaba cansado.

Reinhard: Nick, ve a buscar a Subaru, estoy enfrentandome al noveno general divino de Vollachia... rápido.

El chico comenzó a caminar hacia el lugar donde ambos chicos mantenían su encuentro.

Cecilus: ¿Y tú quién eres? Haz lo que te dice... solo me importa enfrentarme a Reinhard.

Kisame: Sabes perfectamente quién soy... Cecilus.

El chico le dio una mirada confundida al castaño.

Kisame: Ve con Subaru, Reinhard. Tengo algunas cuentas que saldar con el Rayo Azul de Vollachia.

Reinhard miró confundido al castaño.

Reinhard: Nick... no creo que puedas enfrentarte a Cecilus. Está fuera de tu nivel. Ve a buscar al Rey de la Purga. Es una orden.

Mientras más hablaba más firmes y serias se volvían sus palabras.

La apariencia del chico cambió a la del Peliblanco/rrojo que ya conocemos, con sus ropas de cultista.

Cecilus cambió su expresión a una de completa sorpresa y horror.

Reinhard: ¿Ehh...? ¿Tú quien eres?

Kisame: Reinhard. Ahora mismo soy un aliado. Ve a por Subaru. Debo ajustar cuentas con Cecilus.

Reinhard lo miró con mucha confusión pero noto que no mentía gracias a las protecciones divinas. El simplemente salió de ahí en busca de Subaru.

Cecilus: Pero... tu moriste. Esto no es posible.

Kisame: Sobreviví. Y me guardé el rencor y la sed de venganza... todo para este momento.

Cecilus blandió sus espadas y de un rápido movimiento saltó y golpeó directamente en el cuello de Kisame en menos de un par de milisegundos.

Algo sucedió... el golpe se sintió más duro de lo normal y la espada no cortó la cabeza del chico, en su lugar lo lanzó varios metros hasta una de las paredes.

Cecilus: ¿Q-Qué...? ¿Cómo lo hiciste?

El chico se levantó mostrando que no tenía ningún rasguño.

Kisame: Es uno de mis nuevos trucos... ¿te gusta?

La expresión de Cecilus se volvió mas seria mientras se quitaba sus sandalias.

Cecilus: Esta espada no es una común y corriente. Me imagino que lo sabías desde un principio.

Kisame: ¿La gran Espada del Sueño? Si... una espada legendaria que corroe el alma de quienes alcanza a cortar con su poderoso filo... no creo que funcione conmigo.

Cecilus: ¿Por qué estás aquí? ¿No era mejor retirarse y aprovechar tu segunda oportunidad de vivir?

Kisame: ¿Vivir? ¡¿A esto le llamas vivir?!

La expresión del chico se volvía cada vez más y más furiosa mientras una lágrima asomaba por uno de sus ojos.

Kisame: ¡Matar a mi padre! ¡Secuestrar a mi hermana! ¡Hacer que Emilia me traicione! ¿Esperas que siga viviendo tan tranquilamente mientras me arrebatan todo lo que es mío?

Cecilus miró al suelo mientras escuchaba al chico hablar.

Cecilus: Tienes razón. Te hemos hecho mucho daño. Si te unieras a nosotros... tendrias todo eso de vuelta.

Kisame: Nadie puede devolverme a mi amo. Los demas son solo basura. No quiero a ninguno de ellos de vuelta. Solo quiero ver la sangre de cada uno de ustedes salpicar en el suelo.

Cecilus: Te llenaste de venganza en tu camino hasta llegar aquí, será mejor que te ayude a descansar en paz cuanto antes y liberarte de tu sufrimiento.

Tan pronto como terminó de hablar desapareció de la vista del chico dejando detras de sí un destello azul similar a un rayo. La habitación se llenó de figuras de Cecilus rodeando cada rincon.

Cecilus: Tan pronto como mueras, podré continuar y reclamar la espada del santo.

Kisame comenzó a lanzar golpes al aire sin tener resultado mientras era golpeado por la espada de Cecilus en distintos lugares de su cuerpo sin llegar a ser cortado.

Kisame trataba de usar su telequinesis pero Cecilus era más rápido que sus ojos y no llegaba a agarrarlo.

Kisame empezaba a enojarse. Comenzó a dar pisotones en el suelo que destruían todo el lugar y creaban ondas expansivas que no lograban alcanzar a Cecilus quien se movía más rápido que el sonido.

Kisame sumergido en un mar de odio y rabia comenzó a lanzar bolas de fuego, pilares de hielo que no hacían más que destruir el castillo.

Cecilus: Este lugar es donde morirás por no saber cuando rendirte.

Cecilus apareció detras de Kisame y estaba a punto de repetir el mismo movimiento con el que lo mató meses atras.

Kisame: Cecilus... este es el lugar donde morirás.

Kisame se volteó y lanzó un puñetazo cargado con mucha fuerza que alcanzó el filo de la espada azul destruyendola en pedazos.

Cecilus: ¡¿Qué?!

Cecilus viendo que Kisame estaba a punto de hacer otro movimiento desenfundó su otra Espada y comenzó a correr por lo alrededores.

El chico sacó un poco de tierra de sus bolsillos y la lanzó a todo su alrededor convirtiendo cada insignificante grano de tierra en una bala mortal que arrasó con toda la habitación.

Cecilus cayó al suelo mostrando que una de sus piernas llevaba ahora un agujero muy grande.

Cecilus: ¿Cómo...? ¿Qué has hecho?

Kisame se acercó y tomó a Cecilus del borde del cuello de su uniforme de espadachin

Kisame: Este lugar será tu tumba.

Cecilus comenzó a reír mientras le escupía en la cara al chico.

Cecilus: Mientras hablamos... *Cof* Jajajaja... el Rey ya debe estar escapando de este castillo.

Kisame miró a Cecilus de una manera bastante seria.

Kisame: Si así fuera... mis subordinados lo atraparían. Ahora mismo están rodeando el castillo mis más de 50.000 miembros del culto de la bruja.

Cecilus puso una cara de completo terror

Cecilus: ¿Quién... quién eres?

Kisame: Soy Kisame Astaroth. El Arzobispo del pecado del culto de la bruja representante de todos los pecados capitales. Y hoy puedes considerarme tu verdugo.

Cecilus miró a Kisame confuso mientras sentía el dolor de su pierna.

Kisame soltó a Cecilus y se dirigió hasta algo en especial que estaba tirado en el suelo.

Cecilus abrió los ojos como platos mientras veía como el chico tomaba una de sus Espadas.

Cecilus: No... ¡No la toques! ¡Esa espada es solo mía!

Kisame: La famosa Espada del Demonio... que interesante.

Cecilus se levantó como pudo y corrió hacia Kisame ignorando el dolor de su pierna.

Extendió su mano y cuando estaba a punto de tomar el hombro de Kisame...

Cecilus cayó al suelo adolorido.

Cecilus: ¡AHHHRG! ¿Qué...? ¡Duele!

Cecilus levantó la vista y vio un brazo delante de el.

Kisame: Espero que no te moleste mi forma de blandir la espada tan burda. Practiqué el uso de la espada por muchos años de una manera vaga.

En ese momento Cecilus comenzó a gritar al notar que ambos brazos fueron amputados ignorando completamente a Kisame.

Kisame: No te quejes... no creo que el Señor Roswaal haya gritado cuando le cortaste el brazo.

Cecilus comenzó a arrastrarse como podía mientras a su alrededor se formaba un charco de su propia sangre.

Cecilus: Basta... basta, basta, basta, basta, basta.

Mientras lloraba, susurraba que se detuviera. Seguido de eso un ruido sordo similar al crujir de los huesos hizo aparición.

Cecilus: ¡AHHHH! ¡DETENTE!

Las piernas del chico fueron cortadas desde el femur, esta vez causando una perdida de sangre masiva.

Cecilus: No... no, no, no, no, no, no. Yo soy... yo soy el general más fuerte del reino de Vollachia... yo no puedo morir. Yo debo acabar con el santo de la espada y...

No pudo terminar porque Kisame le cortó la cabeza mientras aún se arrastraba en el suelo.

Kisame: Que patético final para alguien que cree ser fuerte.

La cabeza rodó y quedó mirando hacia arriba mostrando una sonrisa y lagrimas en el rostro del Rayo Azul de Vollachia.

Kisame lo miró con asco y desprobación.

Kisame: Que grotesca escena y que rabia ver esa sonrisa en tu boca.

Kisame se acercó y con su pie aplastó la cabeza lanzando a todos lados los trozos de cerebro y ojos de Cecilus.

[...]

El chico iba caminando a paso lento por los pasillos hasta encontrar a un pelirrojo malherido frente a un espíritu conocido.

Puck: No puede ser... eres tú.

Puck miró extrañado al chico que vestía el uniforme del culto de la bruja.

Reinhard quien tenía el pecho atravesado por una estaca de hielo se giró mientras respiraba de manera pesada.

Reinhard: ¿Y Cecilus?

Kisame: Esta muerto. Su cuerpo está en la sala del trono.

Reinhard suspiró pesadamente viendo al espíritu frente a él repitiendose en su mente que la batalla no había acabado.

Puck se preparó para atacar hasta que Kisame habló.

Kisame: Puck... te propongo algo. No nos atacas y yo me llevo a Emilia a un lugar seguro luego de matar a Subaru. Si te resistes te mataré a ti y luego la mataré a Emilia.

El cuerpo de Puck se llenó con un intenso escalofrío al escuchar la forma tán calmada y fría de hablar del chico frente a él. El espírito tomó un respiro y luego bajó la cabeza mientras respondía.

Puck: Lo siento Kisame pero... Emilia ya hizo su elección. Estamos del lado de Subaru.

Kisame: Que pena... de igual forma los habría matado. Tengo a 50000 dedos rodeando el castillo. Nadie sobrevivirá. Todos los que estan aquí moriran.

Reinhard se tensó al escuchar que tenía a 50000 miembros de el culto.

Puck: Así que ahora controlas el culto de la bruja, eh. No me esperaba eso de alguien como tú.

Kisame: La gente cambia cuando es traicionada por todos los que conoce... no creo que sea algo nuevo para un espíritu tan viejo como tú.

Puck: Creímos que habías muerto... Emilia lloró por ti, yo me sentí mal. ¿Piensas que te hemos traicionado?

Kisame: Mataron a Roswaal... actuaste en secreto junto a Subaru... dejaste que me mataran. Eres igual de traidor que todos.

Puck: Si así es como deseas ver las cosas, no creo que pueda ayudarte. Será mejor que terminemos con esto rápido, Lía me está esperando.

Kisame: El cuello de Subaru no se cortará solo. Yo también tengo prisa. Gran espíritu-sama.

Puck: Puck, la Bestia del Fin, listo para matarte.

Kisame: El humilde sirviente del marqués Roswaal L. Mathers, Arzobispo y dueño del culto de la bruja representando a todos los pecados, Kisame Astaroth.

Puck se tensó al escuchar que representaba a todos los pecados. Despues de unos segundos de miradas incómodas Puck creó estacas de hielo que fueron disparadas hacia ambos chicos.

Kisame: Ese viejo truco... parece que te gusta mucho usarlo.

Kisame comenzó a caminar lentamente ignorando todas las estacas que se destruían antes de llegar a tocar el cuerpo del chico.

Los cristales que llegaban a Reinhard también eran destruidos ya que Kisame lo estaba protegiendo con la autoridad de Codicia.

Puck comenzaba a ponerse nervioso viendo que sus ataques eran inútiles frente a Kisame.

Creó una estaca de hielo más grande que el propio Kisame seguido de una fuerte nube de hielo que congeló todo el lugar.

Kisame: Lo siento señor Puck pero ese truco...

Kisame con sus palmas desvió el cristal lanzandolo hacia una de las paredes a su lado.

Kisame: no funcionara conmigo.

Kisame desenfundó la Espada del Demonio de Cecilus y se avalanzó hacia Puck atravesandolo.

Puck escupió una especie de líquido brillante que parecía ser su sangre mientras reía.

Puck: Parece que he perdido... te has vuelto muy fuerte Kisame.

Kisame: Me hubiera gustado pelear un poco más contigo... como en los viejos tiempos.

Puck: He sido muy egoista... arruinando la vida de muchas personas solo para ver una sonrisa en el rostro de mi Lia... solo quiero pedirte una cosa.

El cuerpo de Puck comenzó a desvanecerse.

Kisame: Habla... rápido.

Puck: No mates a Lía... ha tomado malas decisiones. Ayudala a vivir. Así como Fortuna lo hubiera deseado.

Kisame: Se quedó petrificado al escuchar a Puck nombrar a Fortuna. Mientras tenía su conflicto mental el cuerpo de Puck terminaba de desvanecerse quedando la cabeza todavía.

Kisame: Tu... tu lo sabías.

La cara de Kisame era de pura sorpresa.

Puck: Si... en algún punto descubrí quien eras en realidad. Si algo de ese pelirrojo sigue en ti... sabrás lo que debes hacer con ella.

Al terminar de hablar Puck se desvaneció.

Kisame se quedó unos minutos pensando en lo que acababa de suceder y miró sus manos pensando en quien era realmente.

Pero el ruido de los pasos de cierto pelirrojo caminando hacia él lo sacó de sus pensamientos.

Reinhard: ¿Cómo hiciste eso...?

Reinhard dio unos pasos hacia adelante y cayó al suelo, Kisame detuvo su caída.

Kisame: Como dije antes... soy un aliado. Soy quien dirige actualmente el culto de la bruja. Ya no seremos un grupo terrorista. Primero debo resolver cuentas con el Rey de la purga y luego volveremos al anonimato. No te preocupes. Descansa Reinhard. Ahora me encargo yo.

Reinhard cerró los ojos mientras Kisame lo sostenía en sus brazos.

Kisame: Parece que al final no eras tan invencible.

[...]

El chico caminó hasta encontrar a una medio-demonio con el peloplateado llorando mientras gritaba el nombre de Subaru.

Kisame: Emilia...

Emilia se giró y lo vio. Vio al chico que creyó muerto meses atrás.

Emilia: ¡Kisame!

Emilia corrió hasta estar al lado de Kisame y lo abrazó.

Emilia: Kisame ¡Ayudame a encontrar a Subaru, escapó y no se a donde fue! ¡Subaru es todo para mi y lo quieren matar! ¡Ayudame a proteger a Subaru por favor!

Kisame miraba a con asco a la chica.

Kisame: Emilia... te has vuelto loca.

Emilia lo soltó y se alejó. Notando que en su cintura llevaba la Espada de Cecilus.

Emilia: Tu... tu estas con ellos. ¿Por qué nos traicionas?

Una pequeña vena en la frente se Kisame apareció.

Kisame: Ustedes me traicionaron primero. Mataron a todos los que me importaban y me asesinaron. Ustedes son los verdaderos traidores

Emilia comenzó a dar pasos hacia atras viendo que Kisame se acercaba a ella.

Emilia: ¿Qué planeas hacer?

Kisame: Lo que he querido hacer desde hace mucho tiempo.

Kisame comenzó a caminar a paso lento hacia Emilia mientras ella comenzaba a llorar mientras se alejaba al mismo rítmo que Kisame se acercaba a ella.

Emilia: ¡Alejate! ¡No te acerques!

Kisame dio un salto hacia Emilia mientras poco a poco acercaba la hoja de la Espada hacia su cuello.

Cuando estaba a punto de conectar la Espada con el cuello de Emilia vio la imágen de Fortuna retratada en el rostro de Emilia. Y un recuerdo de la cara de la pequeña Emilia de hace 117 años.

Esto le dio un fuerte dolor de cabeza mientras se arrodillaba frente a la mirada incrédula de Emilia.

Kisame: ¡Eso ya no importa! ¡Fortuna, tu hija ya perdió todo rastro de humanidad! ¡No la salvaré! ¡No lo merece!

Emilia estaba petrificada escuchando los gritos incesantes de Kisame. Este se giró y la vio con furia aproximandose a ella mientras acercaba la hoja de la Espada.

Emilia cerró los ojos esperando su final mientras Kisame volvió a ver la imagen de Fortuna en Emilia. Soltó la espada y cayó de rodillas frente a Emilia.

Kisame comenzó a llorar.

Kisame: Yo... yo no podría matarte. Tu eres mi pequeña hermana. La chica a la que cuidé todos estos años... no puedo.

Kisame la abrazó siendo recibido por los brazos de Emilia quien lloraba en su hombro.

Emilia: Kisame...

Kisame: Pero no quita que has cambiado. Te salvare respetando la voluntad de tu madre y... la de Puck.

Kisame se alejó un poco y se puso frente al rostro de Emilia quien no tenía palabras y pensaba que Kisame le daría un beso.

Emilia: Eh... yo...

Kisame abrió su boca y todo lo que pudo ver fue como poco a poco la boca de Kisame se acercaba a ella y se sentía como si le estuviera arrebatando algo.

Emilia: ¿Q-Qué...?

Kisame mordió el aire frente a los ojos de Emilia y esta cayó inconsciente. Sin recuerdos pero conservando su nombre.

El chico se puso de pie y miró el cuerpo de la chica mientras se daba cuenta de que la voluntad de Fortuna superó su deseo de venganza.

Kisame: ¡Maldita sea! ¡Los odio a todos!

Un dedo salió del suelo al lado de Kisame.

Kisame: ¡Llevatela y no le hagas daño! Que nadie le diriga la palabra cuando despierte.

El dedo escuchó a Kisame, asintió y desapareció en el suelo llevandose a Emilia con él.

Kisame: Debí matarla...

El chico dio un paso hacia adelante pero sintiendo la presencia de alguien detras de él.

La sombra de Fortuna lo estaba observando...

[...]

En una habitación un pelinegro estaba arrodillado frente a la sirvienta de pelo rosado quien se creía muerta. La chica extendió sus manos acercandolas al cuello del chico y rodeandolo suavemente con sus dedos.

Ram: Parece que has elegido tu destino, Barusu.

La chica estaba a punto de extrangularlo cuando un retumbar los sacó de sus casillas quedando Subaru en el suelo un poco alejado de Ram.

Subaru: ¿Qué mierda fue eso?

Kisame paso por la puerta de la bóveda siendo visto por Subaru. A unos metros de él estaba Ram inconsciente.

Subaru: Tu... deberías estar muerto.

Kisame se acerco de manera amenazante, lo tomó del cuello y lo puso contra la pared.

Kisame: Tu... se supone que ibas a ser mi amigo. La persona que arriesgaría su vida para salvar a toda la gente de la mansión.

Lagrimas de rabia comenzaban a caer por las mejillas del chico.

Subaru: No se de qué me estas hablando...

El pelinegro un poco sorprendido podía notar los colores de Kisame. Ese pelo tan extravagante que nunca había visto en otro lado pero ahora combinado con un atuendo de cultista.

Kisame: ¡Yo lo sabía! ¡Yo sabía de tu terrible secreto!

El chico comenzó a llorar mientras Subaru abría los ojos como platos y algunas lágrimas tambien caían.

Subaru: ¡Tu! ¡¿Por qué no dijiste nada?!

Kisame: ¡Porque se suponía que lo resolverías tú! ¡Yo sabía que no mataste a Rem! ¡Sabía que eras inocente!

La expresión de Subaru pasó a ser una de enojo.

Subaru: ¡¿Cómo?! ¡¿Qué esperabas que hiciera?! ¡Alguien tan débil como yo no habria hecho nada!

Kisame: Solo... solo tenias que morir. Tirarte de ese acantilado con la idea de salvarlas era el camino correcto. No lo hiciste y creaste un futuro donde todo lo que existe es la miseria. Si solo hubieras tenido el valor de suicidarte... todos estarían juntos. Emilia te amaría y la ayudarías a convertirse en reina.

Subaru comenzó a llorar mientras escuchaba las palabras de Kisame.

Subaru: ¿Si me hubiera suicidado...? ¿Nada de esto estaría sucediendo?

Kisame: Te habrías convertido en mi amigo... en el amigo de Reinhard, te habrías hecho conocido en este mundo por derrotar a seres poderosos... pero elegiste mal. Nos has arruinado la vida a todos.

Por primera vez en mucho tiempo el Subaru que estaba frente a Kisame estaba actuando como el Subaru que todos conocemos, comenzó a pensar en sus errores y a llorar viendo que verdaderamente lo había arruinado todo. Se arrodilló y comenzó a llorar mientras pensaba en todo lo que hizo en estos casi tres años.

Subaru: Yo... ya no puedo arreglarlo... ¿cierto?

Kisame miró a Subaru con un poco de pena.

Kisame: No. Estoy aquí para matarte.

Subaru ya sabía que iba a morir. Lo había aceptado, pero saber que si hubiera hecho uns sola cosa años atrás, habría evitado todo, no tendría que vivir viendo todo de color gris, vomitando todo lo que comía y siendo desconfiado hasta de él mismo.

Kisame: ¿Ultimas palabras?

Subaru: Me arrepiento de todo.

Kisame: Tristemente todo lo que hiciste ya no tiene vuelta atrás. Tu habilidad no funcionará en este caso. Morirás.

Subaru comenzó a temblar. Aunque de cierto modo eso lo tranquilizaba sabiendo que podría descansar y no tener que volver a lanzar esa moneda a y matar a más gente.

Subaru le lanzó la moneda a Kisame el cual la inspeccionó unos segundos.

Kisame: Después de matar a 126702 personas, probablemente vayas directamente a una habitación privada en el infierno Subaru Natsuki, el Rey de la Purga.

Kisame puso la moneda sobre su dedo pulgar y la lanzó con el dedo índice a la cabeza de Subaru haciendola explotar.

Kisame se quedó mirando el cuerpo del recientemente muerto Subaru Natsuki hasta que un fuerte dolor de cabeza lo llenó completamente.

La pared de la bóveda fue destruida lanzando hacia un costado a Ram. Allí entro Echidna junto a muchos dedos que tomaron a la chica de pelo rosa y a Kisame.

Echidna: Traiganlo. A la chica también. Maten a todos los que estaban trabajando para el Rey de la Purga y eviten las confrontaciones contra el ejercito de Lugunica y el santo de la espada.

A los pocos segundos de dar la orden un gran ejercito alrededor del castillo comenzó a lanzar bolas de fuego destruyendo todo a su paso mientras grupos de dedos entró portando las características dagas de cultista.

Echidna iba caminando mientras acariciaba la cabeza del chico que era cargado por uno de los dedos.

Echidna: Parece que lo lograste. Obtuviste todas las autoridades. Ahora eres el nuevo Sabio.

[...]

El chico despertó notando que estaba recostado en una cama desconocida mirando de igual forma, un techo desconocido.

Sintió que todo sentimiento de pesar ya no existía. Podía recordar cada momento de su vida a la perfección. Sentía que con solo un susurro podría destruír el mundo.

Kisame: Así que... así se siente ser un Sabio. Flugel, Subaru... este es el destino que les esperaba.

Echidna entró por la puerta viendo a Kisame que miraba fijamente la pared de la habitación.

Echidna: ¿Cómo te sientes?

La bruja caminó hasta sentarse al lado del chico quien tenía la mirada perdida.

Echidna: ¿No quieres que te cuente cómo terminó todo en el Pandemonium?

Kisame: Ya sé cómo terminó. Mataron a todos los subordinados del Rey, ayudaron a Reinhard y gracias a eso ahora tienen una buena vista del culto y piden que nos presentemos a hablar con Lugunica y con la Reina Priscilla Barielle. También sé que estuve aquí inconsciente durante 2 semanas y 2 días.

Echidna miró a Kisame mientras su expresión se hacía más y más triste.

Echidna: Ahora eres un Sabio. Lo sabes todo, no me lo recuerdes.

Kisame: No pensé que saberlo todo iba a sentirse tan miserable.

Echidna lo abrazó.

Echidna: Todo estará bien. Ahora podremos hacer prosperar este mundo.

Kisame miró a Echidna a los ojos y le sonrió.

Kisame: Estas embarazada. Eso también lo se.

Echidna miró a Kisame sorprendida y con un gran sonrojo.

Echidna: Eso... yo no lo sabía.

[...]

Kisame utilizó la autoridad de la gula y le devolvió los recuerdos a Emilia de toda su vida hasta antes de conocer a Subaru.

Emilia: Entonces... ya no puedo pedirle al dragon que despierte a los elfos del bosque de Elior?

Una mejilla asomaba por el rostro de la chica.

Kisame: De hecho... en mi busqueda por los Arzobispos, pisé la Atalaya Pléyades y conseguí la sangre del dragón. Podremos despertar a los elfos.

Emilia comenzó a llorar mientras abrazaba a Kisame.

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Y bueno gente, así termina este IF, cambié mucho de el. Aunque esto en la historia principal de un Kisame con tremendo Power Up no sucederá porque se hecho Kisame ya rechazó la autoridad de la Pereza así que xd.

Volvemos a los caps largos, 4376 palabras.

Haganme saber si les gustó este capítulo. Tranquilos que ya en vacaciones voy a volver a ser constante y seguiré la historia principal. El Arco 4 no me tomará más de 3 meses en completarlo. El Arco 5 está a la vuelta de la esquina jejejeje.



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