Después de que Yami se desmayo, lo cargue para acomodarlo en mi cama, le quite los zapatos, tomé una manta y lo cubrí. Luego, proseguí a tomar mi celular y marque algunos números, espere tres tonos de llamada para que luego me contestaran.

— ¿Hola?. —

— ¿Hablo con la señorita más bonita del mundo?. — Sonreí al escuchar la risa del otro lado.

— ¿Y yo con el chico más lindo?. —

—Es correcto. — Conteste.

—¿Qué necesitas guapo?. —

— Te haré un encargo muy importante, ¿Podrás con ello?. —

— ¿Acaso me estás subestimando?. —

—Pará nada. — Dije. — Solo me preguntaba... ¿Tienes planes para mañana?. —

Nadie se metía con mi Yami.

*Continuará...