Tuve una pesadilla llamada destino
Nunca seré capaz de sentir su orgullo
o su decepción, mi propio cuerpo está
perdido en un estado que no encaja
dentro de lo normal.
Y llueven cenizas,
cenizas caen de lo que antes fuimos,
porque seguimos ardiendo.
Nos seguimos quemando
(mutuamente y al mismo tiempo)
porque según la rutina
eso es lo único que sabemos hacernos.
He tratado de mantener la compostura
pero es difícil. Mi espalda no permanece
ni cinco minutos erguida por mas que
la azote. Su simple existencia es un
perpetuo derroche,
es normal que esté enojada. Es entendible que quiera gritarle por no saber administrar sus emociones o su tiempo, pero eso solo sería una muestra de retroceso en mi escaso proceso de desarrollo emocional. Sí, se supone que debo estar creciendo, pero en el fondo me aferro, con uñas y dientes, a lo que nunca he sido.
¿Se supone que debo sentir orgullo por todo lo que he cumplido? Fui un cachorro domado a los pocos días de nacido, un robot hecho a la medida. Y ahora, ahora que quiero romper el cascarón (o se supone que debo) no encuentro las herramientas verbales para hacerlo.
Sé que debería dejar de quejarme de esto, pero... ¿de qué sirve la poesía si no puedo desahogarme? Me miento. Me miento cada vez que digo que la odio porque nunca la he odiado realmente.
Mi garganta cruje y aprieto mis dientes.
Escribo porque realmente quiero hacerlo. Me gusta hacerlo. Me gusta no seguir los límites en lo escrito porque es el único lugar donde puedo hacerlo. Es el único lugar donde el egoísmo se siente mío y ya no parece tanto un defecto.
O un pretexto que confirma las teorías
psicológicas que aplastan mi realidad.
La anarquía es reina
en mi mundo imaginario.
Soy un pasajero intransigente
dentro del armario.
He caído al foso
y el sentido nunca hallo.
¿Será que lo he perdido?
Sí, creo que todo lo he perdido.
Lo construí con mis dedos, con estos dedos, pero nunca lo sentí como algo mío.
Puedo quemar el invierno si así lo deseo pero el otoño nunca pasará desapercibido.
¿Y cuál es el punto de todo
si todo ya fue dicho?
¿Cuál es el punto?
No puedo indagar dentro de mis metáforas porque ellas cambian. Los significados radicales que se tragan van dando vueltas en el carrusel y se detienen solo para bailar
frente a tus ojos
como una bailarina
sin papá.
Me vestí de hada, con un tutú rojo vino.
Pero nadie se creerá esa historia
porque ese atuendo no combina con mi conflicto.
Yo soy mi propio conflicto.
¿Será por eso que decir "yo"
me repugna tanto?
Salta al abismo, querida. Sí, salta ahora.
Daremos un paseo por mundos fantásticos
los cuales seguramente ya has visto
porque soy un cliché y este es mi circo.
Porque soy una rata y este es mi conflicto.
Desearía que lo que fui nunca hubiera sido.
Desearía que esto que soy sea eso que siempre he querido.
¿Podrías decirme cómo encontrar
una mota de polvo en mi pasado?
He llenado de cajas los papeles y quemé papeles dentro de cajas. Soy esclavo del destino. Nah. Solo soy dueño de lo que escribo
hasta que alguien lo copie
y ahí deje de ser legalmente mío.
Y yo nunca he sido legalmente mío.
Soy una plagio de esta
sociedad deficiente,
un popurrí de
errores cometidos.
Pero no los culpo, bajen las armas, sé que es mi deber reparar todo los puntos que se han torcido. Porque al ser dueño de mi inconsistencia (o conciencia o alma o como sea que se le diga a este desvarío) debo asumir la responsabilidad antes de que este presente se vuelva pasado y estropee de manera permanente el futuro que aún no he vivido.
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