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Capitulo 3

Antonella POV'S

Antonella POV'S

Y aquí estaba yo, lista para una reunión que tenía Thiago. Aunque me sentía cansada y no tenia deseos de salir, no me quedaba de otra. No me puedo negar a nada con este hombre, pues en realidad no sé quién es verdaderamente, pero sí sé que es capaz de todo. No puedo negar que me estaba embobando, no quiero caer en su juego, no quiero ser una más de su gran lista. Es más que obvio que un hombre guapo, con poder, dinero, elegancia y porte lo puede obtener todo, y así era él. Me había puesto varias veces contra la espada y la pared, puedo ser tímida y temblar ante su cercanía, podía repudiarlo, pero cuando se me acercaba y rozaba nuestras narices me daban ganas de hacerle de todo. Aunque suene descabellado y tal vez me llamen loca, pero es que tenerlo tan cerca y que te provoque de esa manera es una oportunidad que sé que ninguna de ustedes dejaría pasar. Siempre me habían gustado los hombres con barba y bien altos y al parecer el diablo me tendió una trampa con este Dios griego o bueno, con este Demonio, porque estamos más que claras que bueno no es.

Estaba muy confundida con todo esto, no tenía absolutamente nada claro, no sabía para que en realidad me quería, nunca me ha hablado de amor, ni de una relación, pero tampoco es tan malo porque no me ha tocado. Eso es lo que más me tiene intrigada, no vayan a creer que estoy desesperada, ¡o sea no! Si no que los criminales son malos, asesinan y obligan a las mujeres a tener relaciones con ellos, las maltratan y le hacen la vida imposible. Mientras que aquí estaba yo, sin el primer golpe, con un closet del tamaño de mi habitación lleno de ropas, zapatos y carteras, con un tocador repleto de espejos y bombillas y mucho maquillaje. Era todo lo que una mujer quisiera tener, pero por el momento no tenía felicidad por la cual esas cosas no me hacían sentir nada. No dejaba de pensar en mi mamá y en mi novio Peter, deben estar volviéndose locos por mi desaparición.

-Antonella- escuché a Thiago llamarme.

-Ya voy, ya casi estoy lista- alcé la voz dándome una última mirada al espejo.

Este era mi problema más grande todos los días, mirarme al espejo. Un día podía encontrarme preciosa, pero al otro una mierda y estos días eran donde así me sentía, nada.

Tragué fuerte y sacudiendo mi cabeza, arrojé algunos recuerdos que me atormentaban a la basura. Salí del vestidor y me detuve al ver a Thiago que miraba su reloj algo impaciente.

Me miró de arriba hacia abajo. Llevaba mi cabello rizado totalmente definido, un maquillaje muy sencillo y un vestido rojo de cuello V que levantaba mis senos con un largo a mediado de mis muslos y unos tacones del mismo color. No me gustaban mucho las prendas por el cual solo llevaba un brazalete de oro, unos colgantes y una muy linda y fina cadenita que me había llamado la atención por lo sencilla que era. Desde ahora les informo que soy amante de la sencillez.

-Quítate ese vestido- me dijo de inmediato

Lo miré confundida, los ánimos volvieron al suelo.

-Que? ¿Tan mal me veo? - le pregunté adolorida por la expresión que tenía en su cara.

Me miró nuevamente.

-Te ves demasiado hermosa que es diferente Antonella. No puedo salir contigo de esa manera, mírate, el rojo te queda espectacular y ese vestido revela demasiado-Me habló fuerte y serio mirándome de la cabeza hasta los pies.

Quisiera creer que me dice la verdad.

-Si me veo tan mal prefiero no ir, no tienes por qué inventarte una excusa si no te parezco bien arreglada- le dije agachando la cabeza.

Se acercó a mí y tomándome de la mano me hizo dar una vuelta.

-No te quitaran los ojos de encima, estás demasiado preciosa. Deja de decir estupideces-me dijo mirándome a los ojos.

-Lo que digas, no voy a volver a cambiarme nuevamente, no soy la gran cosa por la cual me tengan que mirar. Si no me quieres arreglada de esta forma entonces ve solo o llama a una de las que seguro tienes en tu lista de "Por si acaso"- le dije zafándome de su agarre al quedarnos con nuestras manos juntas cuando me hizo dar una vuelta para él.

Se tensó.

-No voy a llamar a nadie porque esa maldita lista no existe, estas hermosa, es solo que no quiero que más nadie te mire- me dijo mirándome nuevamente de arriba hacia abajo.

También lo miré a él de la misma forma, estaba muy bien vestido, el traje le quedaba ajustado por lo cual se le podían apreciar sus fuertes y grandes músculos. Su barba bien arreglada y su cabello totalmente peinado sin una sola hebra que no estuviera acostada. Él parecía perfecto para estar conmigo, me chocaba la idea del por qué se había fijado en mi desde que tenía 16, a esa edad estaba hecha un desastre, ahora continúo igual lo único que con 20 años de edad.

-Nadie me va a mirar Thiago- le respondí cortante.

Negó con la cabeza y bufó. Me molestaba bastante cuando hacia eso.

-Vamos- me dijo sin mirarme invitándome a caminar delante de él.

Salí de la habitación y comencé a caminar por el largo pasillo que encaminaba a las escaleras, esta casa era gigantesca y repleta de lujos, les juro que me podía perder en ella. No le encontraba sentido al vivir en una casa tan grande si no tienes con quien disfrutarla.

Sentía su mirada penetrante detrás de mí. Los guardias que estaban en la puerta nos miraron y procedieron abrirnos la puerta.

-Gracias- les dije amable

Una soplada de viento azotó mi cara, alcé la mirada hacia el cielo, estaba totalmente oscuro, iba a llover.

-Viste? No hemos llegado a la reunión y ya los guardias te comieron con la mirada- escuché a Thiago con la voz ronca hablarme.

Suspiré profundo. A mi Peter no me celaba ni mucho menos le importaba como me vestía o a quien le podía gustar, pero con Thiago todo era distinto.

No le respondí, me abrió la puerta de su coche muy caballeroso y luego que subí rodeó el auto y se subió al volante. Era una Porsche cayenne negra preciosa.

En todo el camino no nos dirigimos la palabra, me miró unas cuantas veces, pero nunca se molestó en decir algo, yo mucho menos. No quería alterar las cosas y no estaba a gusto con la situación ni nunca lo estaría, quería con toda mi alma estar en mi país con mi mamá y mi novio, dejé mi carrera de literatura recién comenzando, las historias que publiqué y mis lectoras esperan por una nueva actualización, este criminal que condujo junto a mí por unos largos minutos me ponía de lo peor pero también sabia como ponerme caliente y nerviosa cuando se me acercaba y me apegaba a la pared, los recuerdos de nosotros esta mañana cuando me cargó y me hizo enrollar las piernas en su cintura me habían estado martirizando todo el día. No me lo quería permitir, pero no sé por qué mi mente y mi corazón siempre van en contra mía.

-Llegamos nena- lo escuché decirme. Se bajó del auto y me ayudó a salir.

Me tendió la mano cual acepté para bajar cuidadosamente de no caerme con estos tacones. Luego que tuve mis dos pies sobre el suelo solté su agarre.

Me miró.

-No me sueltes de la mano. Es una orden Antonella- me dijo tomando mi mano nuevamente con su voz dura.

Rodé los ojos. Sentí como entrelazó nuestros dedos y no pude evitar mirarlo, sentí esa corriente eléctrica unirnos. Cuando este hombre me tocaba sentía muchas cosas que nunca antes había sentido. Nuestras miradas se unieron por unos segundos, a veces me encantaría saber que pasaba por su mente.

-Entremos- me dijo desviando su mirada procediendo a caminar a su lado.

Este hombre me iba a volver loca. Se los juro.

Era una gran casa, un poco más pequeña que la de Thiago, pero igual de lujosa por fuera, había unos cuantos autos fuera y parejas haciendo su entrada primero que nosotros.

-Cuál es el motivo de la reunión? - le pregunté en voz baja.

-Es una pequeña celebración debido a que un proyecto que planeamos salió a la perfección- me contestó

-Cual proyecto? - le pregunté

-No es bueno querer saber mucho, ¿lo sabias? - me dijo soltando mi mano para firmar en una lista que había en la puerta. Inmediatamente firmó, volvió a tomar mi mano.

Thiago comenzó a saludar a todo el que conocía, nunca nadie lo llamó por su nombre, le decían Coleman, me parecía que hasta su nombre sonaba tenebroso. Personas se quedaron extrañados al vernos juntos, no entendía las razones, pero supongo que están cansados de ver a Thiago con tantas mujeres diferentes en cada fiesta o reunión.

Un señor de algunos cuarenta años me había pedido permiso para llevárselo cinco minutos, según él me lo traería de vuelta con mucha prisa, que solo necesita su firma. Me quedé de pie con una copa de champán en un pequeño balcón con vista hacia un precioso Jardín, y pensar que la vida de los que hacen el mal es mejor que de los que hacen el bien. Es para que veamos las cosas de la vida, estas personas no carecen de nada material, pero carecen de lo más importante, corazón. Porque para asesinar, estafar y vivir en este mundo negro no había que tener corazón.

-Ma cosa cerca qui questa bellezza solitaria? - escuché decir detrás de mí.

Inmediatamente me volteé, era un hombre de algunos cincuenta años, estaba trajeado, llevaba un bastón en su mano derecha y un vaso de Whisky en su mano izquierda. Sus ojos verdes me miraban de arriba hacia abajo.

-Perdón? - le dije retrocediendo dos pasos hacia atrás confundida al no saber lo que me había dicho.

Me sonrió.

- Discúlpame, pensé que eras italiana, decía ¿que busca esta preciosura tan sola aquí? - me dijo traduciéndome lo antes dicho.

Le sonreí un poco apenada y avergonzada.

-No, no soy italiana, soy puertorriqueña- le contesté con media sonrisa

-Con razón eres tan bella, me encanta tu acento- me dijo mirándome con una sonrisa de oreja a oreja- Pero dime, ¿con quién andas? ¿Como te llamas dulzura? - me preguntó

Le iba a responder, pero Thiago se apareció detrás de él.

-Ella es mía, Williams- contestó acercándose a mí y rodeando su brazo por mi cintura.

Me apegó a él.

El señor se quedó sorprendido, pero luego sonrió.

- Si es mucho más hermosa que la otra, ¿cuál es el nombre de esta belleza? ¿Acaso le tienes prohibido hablar y ser social para que no te vaya a jugar sucio como la otra? - le dijo el señor con cierto sarcasmo en su voz y con una sonrisa muy forzada.

Thiago se tensó inmediatamente, todos sus músculos se encogieron.

- ¿Acaso quieres que te meta un balazo entre ceja y ceja aquí en frente de todos? - le preguntó levantando su mentón y mirándolo amenazadoramente.

-No tienes que enojarte, solo quería saber su nombre- le contestó el señor cambiando su rostro totalmente a serio.

-Confórmate con saber que es mía- le contestó Thiago tomándome de la mano y moviéndonos de allí.

Y no me importo una mierda lo extraño que fue aquella situación, yo solo podía pensar en una sola cosa, ¿de cuál otra habló ese señor?

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