Cartas de amor de San Valentin
Carta de letrasblasfemas a ReyAliceUy
Que acogedora y surrealista es la idea de que podrías amarme, ser una fascinante cruza y tener niños preciosos. Cuando te miro desde el suelo y te veo trepar árboles, no sé cómo acercarme, soy un lobo solitario en medio de praderas verdes y un clima cálido que no concuerda para nada conmigo, no sé cómo llegue a esta zona de la tierra. Solo sé que soy tímido y que me acojona cuando ruges por lo fuerte del sonido. Soy excéntrico, porque me apasiona el pescado crudo y no tanto la carne. Pero cuando miro tu pelaje, lo orgullosa que eres, la forma engreída en la que muestras los colmillos al cazar con orgullo y lo majestuosa que te ves estando sola, como si fueses la reina de estas tierras. Añoro mirarte aún más, apreciar tu pelaje oscuro brillando cuando tus músculos se contraen al atacar una presa. Estoy seguro de que también eres especial cuando miras embelesada las aves, como si fuesen algo majestuoso. Te veo husmear en las praderas verdes y dar vueltas sobre el pasto divertida. Eres como una diosa que corre tras gacelas. Hace poco me miraste, caíste de entre las ramas de un árbol como un espanto, no me asustaste, yo ya sabia que estabas allí. Regresaste a lugar fastidiada por no lograr tu cometido, y yo me quede en mi lugar fascinado por tus ágiles movimientos. No puedo trepar árboles, pero puedo demostrarte lo fuerte que puedo ser cazando. Por esto, espero que aceptes esta carta, junto a la gacela que case para ti. Si fuese por ti, atraparía a todas las aves del mundo con vida, para que canten para ti. Sé que odias a los humanos tanto como yo, por ellos fue que termine en un hábitat que no es el mío, no recuerdo mucho, solo recuerdo masticar el cuello de uno de ellos para luego escapar de una prisión brillante. Haríamos el equipo perfecto, tú los vigilarías desde la copa de los árboles y yo los acecharía desde el suelo para ahuyentarlos de estas tierras, te vería pelar los dientes gustosa al espantarlos seguramente, al menos eso quiero pensar. Te amo, desde las sombras, solo puedo mirarte ir de un lado a otro a gran velocidad y con toda la agilidad del mundo. Si me miraras de la misma forma en que yo lo hago, si me admiraras, me notaras de verdad, estoy seguro de que podríamos ser los reyes de este lugar. Amaría mirarte dominando la cacería de forma táctica, mientras que yo me encargó de implementar la fuerza, podría entretener a todos, hasta que puedas poner tus zarpas sobre lo que desees. He escuchado de algunos que podría gustarte el pescado también, soy muy bueno pescando, podría darte de regalo uno todos los días, solo para que degustes. Estar en este lugar del mundo, debe ser una bendición de la luna para mí, no hay otra forma en la que pueda describir esta sensación que crece en mí cuando te miro, porque incluso en medio de la noche, eres majestuosa como la luna, aullaría para ti por siempre.
Carta de ReyAliceUy a letrasblasfemas
¿Cómo estás? Espero que muy bien. No te enojes conmigo por enviarte esta carta luego de tanto tiempo de silencio. Me había prometido darte el espacio que me pediste, pero hoy quiero que sepas algunas cosas: aunque no estás cerca de mí tengo grabados a fuego los momentos que vivimos juntos, pero sobre todo los últimos, y no puedo evitar repasarlos una y otra vez en mi mente. Debí leer las advertencias cuando me pediste que dejara de decirte Wolfy, como te llamaba cariñosamente; en ese momento aún no lo sabía, pero tus sueños ya estaban a kilómetros de distancia. En un último intento por alegrarte, cuando te vi triste y pensativo, te compré aquel rompecabezas de cinco mil piezas que habías visto en una vitrina en nuestros paseos nocturnos, y que le devolvió el brillo de antaño a tus ojos dorados, y a mí las esperanzas de pensar que nada malo había ocurrido entre nosotros. Pero todo fue un espejismo: la sombra de la despedida volvió a cruzar tu cara, y pocos días después me dijiste que te ibas a buscar un futuro que no me incluía, aunque igual te llevaste el rompecabezas. Eras demasiado joven para enamorarte y yo lo sabía, pero igual me embarqué en la aventura de entregarte mi corazón para que hicieras con él lo que quisieras. Espero que hayas armado aquel rompecabezas, porque a mi corazón también lo dividiste en cinco mil pedazos que aún están regados en su caja, sin posibilidad de que alguien venga a armarlo. Me quedé con mis recuerdos: aquellas noches de paseos solitarios y cenas de sashimi, el único plato que te gustaba, aunque en algún momento intenté contagiarte mi amor por la cocina española; estar nosotros dos solos y encerrados, mirando televisión, porque tú no soportabas estar entre la gente, y te ponías nervioso cuando los oías hacer ruido o conversar cerca de ti. Yo me amoldé a tus costumbres y aprendí a saborear el encanto de pasar horas sentada, con tus manos entre las mías y en el silencio que necesitabas para ver las películas sin desconcentrarte. Eras caprichoso y encantador, inmaduro y un poco egoísta. Pero yo te quería así. Imagino que hoy, a tus veintitrés años, sabrás mejor qué es lo que quieres de la vida. Yo sigo aquí, suspendida en el tiempo, respetando y comprendiendo tus decisiones, con mi amor intacto y pendiente de que entiendas que lo nuestro valía la pena, y te decidas a volver a mi lado. Aún siento que nuestro momento no ha llegado, y que de aquel antiguo fuego que nos unió, del cual conservo y cuido un pequeño rescoldo, pueda surgir nuevamente la llama de nuestros mejores sentimientos. Perdona si te di mucha lata con esta carta, pero necesitaba desahogarme. Ya no volveré a escribirte, lo prometo. Pero solo quiero una cosa: saber si aún piensas en mí. Te parecerá tonto de mi parte que quiera abrazarme a esa idea, pero no sabes lo importante que sería para mí que me respondieras. Un sí o un no es lo único que te pido para ver si dejo el rompecabezas de mi corazón desarmado en su caja, o intento armarlo yo misma aunque ya no quede igual que antes. Sea cual sea tu respuesta, la respetaré. Tuya por siempre, Pantera.
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