Tantas Cosas desde Entonces
Tantas Cosas Desde Entonces
Joey llego de su largo viaje, a sus 30 años, y después de la insistencia de su esposo había creado una fundación que se encargaba de cuidar a niños en situación especial o de calle, dicho de otra forma, dirigía un orfanato, según Kaiba, solo Joey tenía el espíritu para cuidar mocosos, sin terminar aprovechándose y tomando dinero para fines propios, o sea, consideraba que todo mundo era corrupto menos Joey, eso absorbía cada instante de su tiempo, de hecho, ahora regresaba de un largo viaje a la prefectura de Niigata shii para ver el asunto de unos niños cuyos padres habían intentado matar, haciendo explotar la casa para cobrar el seguro y que por suerte, el hermano mayor, de unos 6 años había logrado rescatar, los padres obviamente habían ido a parar a la cárcel y los niños habían sido asignados al orfanato de la fundación Kaiba que Joey presidía.
El rubio estaba muy preocupado, después de todo, eran tres hermanos, ubicar a dos juntos era difícil, cuanto más ubicar tres hermanos, dos bebés gemelos, un niño y una niña y a un niño de 6, en su propia experiencia, y la de su esposo, separar hermanos no era correcto, pero todos los candidatos a adopción querían uno o a los sumo dos, la opción más noble eran un par de familias, una que quería un niño de 6 como el hermano mayor y otra que estaba interesada en los gemelos, pero nadie se animaba a llevarse a los tres juntos, la idea que le había pasado por la cabeza y que le andaba dando vueltas era, en vista de que su esposo es multimillonario, poderoso y le gustan los niños (adoraba a la hija de Serenity y Tristán) podía bien adoptarlos y contratar a alguien que los cuidara, además vaya que tenía ganas de tener hijos...
Estaba emocionado de decirle a su esposo la idea, ya quería hablarle de eso, estaba casi seguro de que aceptaría, además, ¿quién con las posibilidades, que había sacrificado tanto solo para seguir con su hermano, se atrevería a separar a tres hermosos hermanitos? Su Seto parecía duro, pero en realidad tenía un buen corazón, más o menos.
Entró a la mansión, aun no llegaba Kaiba, no se suponía que tardaría mucho y había estado fuera una semana, pero eran gajes del oficio, y no se sentía mal por la ausencia de su esposo, entendía que su trabajo era igual o más pesado que el suyo propio, se dejó caer pesadamente en el sofá, mientras repartía algunas órdenes como "quiero agua", "no me molesten", "me avisan si llaman de la fundación" o "no se les olvide decirme si habla el señor, pero no le digan que estoy aquí" y la más importante de todas "tengo hambre, alguien traiga una bandeja de esos sabrosos sandwichitos" como siempre, contradictorio, una mucama se llevó el maletín, se levantó para quitarse el odioso saco café, detestaba andar vestido con trajes por lo que se aflojó la corbata y se volvió a tirar en el sofá, estaba realmente cansado del viaje.
**********
Kaiba llego a la casa furioso, más que furioso ¡lo que le sigue! Más enojado que nunca, no había estado tan enojado desde que Joey hizo su primer viaje de tres días y se tardó ocho, más enojado que cuando encontró un reporte de Mokuba porque lo descubrieron en el gimnasio con una chica semidesnuda, más enojado que cuando se enteró que Joey fue quien se presentó y que eso había pasado tres meses atrás. Si alguien le daba una mala notica ahora ¡ouh! Que se cuidara quien se atreviera a presentarse porque tenía unas intensas ganas de desquitarse con quien quiera que se le pusiera enfrente, llegó gritando órdenes, regañando gente, para su desgracia vaya que sus empleados lo conocían, todos sabían cómo actuar, hacían su trabajo bien, corrían a recibirlo y todo, así que hizo la gran pregunta, la que a más de uno haría enojar.
—¿Dónde está el idiota de Wheeler? Seguro sigue en ese viaje egoísta para atender sus asuntos y no viene a la casa a atender a su pareja ¿no es así? —Gritó esperando que alguno de los empleados defendiera al rubio para desquitar su furia pero lo único que había logrado fue despertar al pobrecito rubio qué había escuchado todo.
—Así que soy un egoísta, imbécil— gritó el rubio desde la sala caminando enojado —¿Qué tan egoísta te parece salvar a un trío de niños inocentes de sus padres malvados que intentaron asesinarlos? —Se acercó finalmente al castaño gritando mucho más fuerte —dime egocéntrico de porquería... ¿Dónde está lo egoísta ahí?
—¿Ah sí? —Respondió Kaiba desquitando su furia –salvas a todos señor héroe... ¿y donde quedo yo? En la basura ¿no es así? Que se pudra Seto Kaiba porque "unos niños de quien sabe dónde necesitan ayuda en otra prefectura" si ya no te intereso mejor dilo de una vez y no me hagas perder el tiempo.
Joey suspiró, Kaiba no era el maldito egoísta que todo mundo conocía, solo había una persona capaz de ponerlo así, aparte claro de Mokuba y él mismo, naturalmente.
—¿Qué diablos te hizo ahora esa bruja? —Preguntó fastidiado con la estúpida asistente que Kaiba tenía, la había contratado precisamente por ser una genio sobre calificada graduada negocios internacionales con promedio perfecto y con conocimientos de administración, ¿el problema? Solo había que sumar uno más uno, o más bien, un genio mas una genio... sí, esa estúpida asistente sacaba de sus casillas a Kaiba por que no se dejaba amedrentar por él, ni era tan fácil de manipular y lo peor... casi siempre tenía razón (o lograba convencerlo de que la tenía) lo que provocaba que el CEO llegara como el diablo a la casa.
—¿Qué hizo? ¿Quieres saber realmente que hiso esa... esa... ¡BRUJA!?— gritó furioso aun sabiendo que a pesar de todo, no la despediría o no encontraría a alguien como ella.
—Lo sabía, siempre es ella— Joey suspiró fastidiado y cansado —Eso pregunté, ¿no? o me dices o me largo, no estoy para tus berrinches.
—¿Recuerdas que ella me convenció de que poner una guardería calificada en la empresa era mala idea? —Preguntó el furioso CEO caminando de un lado a otro como tigre enjaulado, Joey asintió caminando a la sala haciéndose seguir por Kaiba sin decir nada, así que el castaño pudo continuar —¿no sabes con que nueva me salió esta tipa?
—No, no se... — respondió el rubio dejándose caer en el sillón de nuevo mirando a Kaiba caminar de un lado a otro, una sirvienta llegó con canapés para el amo Joey y se retiró dejando la bandeja para que el rubio comiera lo que se le diera la gana junto con una jarra de limonada y dos vasos con hielo de la que el rubio se sirvió mientras escuchaba a su esposo —pero seguro que me contarás, ¿no? —Dijo lanzando uno de los sandwichitos a su boca.
—Claro, como se casó con un abogaducho y ahora está embarazada — continuó Kaiba restándole importancia a la actitud de su esposo y claro desgano —Pues ahora organizó a las empleadas con hijos para mejorar la situación de la guardería, claro, no lo hizo cuando YO lo necesitaba, entonces no parecía "conveniente" pero ahora que es ella la que está preñada, claro, ahora si organiza a la bola de viejas argüenderas de la empresa para arreglar la dichosa guardería, en definitiva... odio a los niños.
—Pero me parece buena idea, bueno, se que la pequeña Kaira ya tiene 5 pero siempre puedes llevártela al trabajo cuando Tris y Serenity te la presten —Opinó Joey de buena gana, sobre todo ahora que tendrían dos hijos bebés –mejor tarde que nunca, yo creo que es bueno que la guardería de la empresa se mejore y contraten personal mas calificado que solo una educadora y una enfermera.
Kaira era la hija de Serenity y Tristán y supuestamente era la adoración de Kaiba, de hecho, a pesar de las negativas de Tris, el nombre de la niña lo habían elegido Serenity y Joey en honor del castaño que se había hecho cargo de los gastos, no solo de la boda, si no del nacimiento de la niña y le daba todo lo que necesitaba.
—¡Ni me recuerdes a ese infiernito —Gruñó Kaiba aún más disgustado —Este fin de semana que estuviste lejos, me la llevé al parque de diversiones, se me perdió... La señorita quería jugar en la sala de máquinas y yo como loco ¡Buscándola por todo el parque! Llame a al APN, organicé un cerco judicial a dos kilómetros a la redonda del parque y nada ¡y estaba metida dormida de bajo de los controles del cuarto de máquinas! ¡No sabes lo avergonzado que estaba! ¡No quiero saber nada de niños! Es más, ¡los odio! Hay tanta gente en el mundo y las personas siguen trayendo humanos sin consideración, esta tierra está sobrepoblada porque todos quieren tener hijos como conejos, por suerte soy gay así nunca tendré mocosos, jamás veras a un niño en mi casa corriendo y destruyendo todo, no me imagino a un monstruito haciendo sus barbaridades en mi oficina, en mi habitación, los niños son el cáncer del planeta, jamás quiero ver uno aquí, ¿me oíste?, dile a los idiotas de tus amiguitos que no traigan a sus bendiciones porque no respondo Joseph, no me importa lo que digan, odio a los niños —así seguía y seguía gritando y vociferando en contra de los niños del mundo justo cuando volvió su rosto a su pareja que lo miraba con los ojos muy abiertos y la cara pálida, preparándose para reclamarle algo —ni me digas de tu sobrina porque...— se defendería pero un puñetazo se estrelló contra su rostro.
—¡No eres más que un inmaduro salvaje! ¡tú no tienes corazón! — gritó el rubio dejando a Kaiba estupefacto, los golpes jamás habían sido parte de la relación desde que se casaron, le extrañaba la actitud del rubio y le habría devuelto el golpe si no lo estuviera viendo llorar.
—¿Qué rayos te pasa Wheeler? — preguntó entre molesto y preocupado, no le gustaba ver lágrimas en el rubio, solía ser mucho más paciente con sus reclamos y era la primera vez que lo veía perder la paciencia y la cordura ante sus gritos por lo que se le bajó el enojo —No me dolió mucho, tranquilo, te perdono.
—Yo... yo...— iba a gritarle algo insultante, a explicarle y decirle que lo odiaba, pero no podía armar una frase coherente en su cabeza, estaba llorando lo que casi nunca hacía y vaya que se enfrentaba a los casos más tristes y duros, su corazón estaba hecho cachitos al darse cuenta que Seto nunca le permitiría adoptar a los pequeños y llevarlos a casa y se había enamorado de ellos, durante el viaje los había llevado cargados y el niño solo hablaba con él.
Toda la ira de Seto Kaiba se esfumó al ver a Joseph en aquel deplorable estado, se acercó y lo abrazó de forma protectora —Vamos cachorro, ya estoy mejor, se que me extrañaste y por eso estas así, ¿no?
El rubio lo empujó tratando de apartarlo pero Seto no se alejó —Tu eres un engreído egocéntrico que crees que el mundo gira alrededor de ti —despotricó molesto –yo te traía una noticia que pensé que te alegraría, una noticia que me tenía contento y ahora solo... olvídalo, ahora sé lo que en realidad piensas.
Aquello puso en jaque la cabeza del castaño, al parecer sus palabras habían afectado en algo que no entendía, su mente de genio se puso a trabajar imaginando que querría poner otro orfanatorio o algo parecido —Si lo que quieres es que te aumente los fondos no tienes que pedirlo, dime cuanto y te extiendo el cheque pero deja de llorar, cachorro —trató de callar el llanto o al menos de comprender la actitud del rubio que en vez de ser el hombre varonil que amaba, parecía una persona dolida y débil –cálmate y dime ¿Qué noticia me traes? ¿Es eso? ¿Necesitas más espacio?
—No es eso, Seto —El rubio intentó calmarse y aceptó al fin el abrazo de su esposo, se dispuso a contar lo ocurrido —No son fondos lo que quiero, es tu apoyo —explicó tratando de calmarse aunque triste por la molestia de Seto sintiéndose derrotado aún sin pelear —Pues verás, los niños que traje de Niigata shii son tres hermanos, tengo unas pocas familias dispuestas a adoptar a los niños, pero nadie quiere llevarse a los tres, todos están dispuestos a adoptar ya sea un bebe, o a los gemelos, incluso al niño mayor que es tan difícil colocarlos pero el pequeño no quiere separarse de sus hermanos, dice que prefiere seguir en el internado que separarse de sus hermanitos.
Kaiba asintió interesado en lo que Joey le contaba, le conmovió el valor de ese pequeñito de quien sabía por las noticias y por las llamadas de Joey, se sintió identificado con el asunto y de pronto una idea pasó por su mente iluminando su rostro —¿Por qué no los adoptamos nosotros? —preguntó un poco nervioso, sabía que nadie entendería esa situación como él mismo y Joey, para el castaño de ojos azules sería interesante convertirse en padre de la mano del hombre de su vida y más en el caso de eso niños que tenían pocas oportunidades en la vida, era como rendir un homenaje a ese pasado que intentó enterrar pero que gracias a Mokuba siempre estaba presente para recordar los mejores momentos y la fuerza de los hermanos —Sé que puede ser difícil pero también sé que serías un gran padre y yo también. —Sirvió un vaso de limonada, empezaba a relajarse, ahora estaba muy de buenas.
Joey lo vio como si le hubiera salido otra cabeza —¿De qué estas hablando, Seto Kaiba? —incluso un poco de enojo denotaba en su rostro, le estaba robando su idea descaradamente.
—Oye... tenemos mucho dinero, necesitamos herederos, a demás, los niños le darán vida a esta casa — su rostro se veía renovado, alegre —les daremos el ala izquierda, pero tenemos que poner intercomunicadores en toda la casa, los bebés necesitarán mucha atención hay que contratar tres niñeras, los bebés deben estar cuidados y mi futuro hijo también, un niño valiente que arriesga la vida por sus hermanos tiene todo el derecho de ser un Kaiba ¿no crees? —hablaba con orgullo, pero al ver que el rostro molesto de Wheeler no cambiaba insistió —vamos perro, no seas egoísta, tendrás que compartirme con nuestros hijos pero seguirás siendo mi cachorro favorito.
—¿Y qué hay de lo que las "viejas locas de tu empresa", como llamaste a tus empleadas tienen planeado? —Preguntó el rubio mirando molesto como su esposo cambiaba de opinión y olvidaba que estaba enojado.
—¡Ay cachorro! mejor tarde que nunca, yo creo que es una buena idea mejorar las condiciones de la guardería de la empresa— respondió provocando aún más la ira del perro, ya que lo había refutado con sus propias palabras —deberías alegrarte de que quiero adoptar, ¿Cuántas veces me dijiste que deberíamos alojar a alguno de los niños del orfanato?
Joey rodo los ojos fastidiado y molesto, Kaiba tenía razón, él se lo había sugerido, entonces ¿Por qué le molestaba? ¡Ouh! ¡Cierto! El pensaba sugerirlo, ¡quería que fuera su idea! Pero bueno, lo rescatable era que él ya se lo había dicho a su asistente así que obtendría el crédito de la idea tarde o temprano ¡ah sí! Y también seria padre de esos tres niños que tanto lo habían cautivado, así que suspiró resignado.
–Está bien Seto, ¡adoptaremos! Pero... ¿que no odiabas a los niños y había sobrepoblación y no sé qué tantas cosas más? —Preguntó como queriendo cerrar el tema ya menos molesto y mas relajado.
—Oh cierto, yo pensaba así... era tan inmaduro, no puedo creer que haya pensado de ese modo— comentó sentándose al lado de su esposo tomando uno de los bocadillos que Joey tenía en la bandeja.
—No han pasado cinco minutos desde que lo dijiste Seto Kaiba — respondió el rubio alejando la bandeja de su esposo y mirándolo de costado con la ceja arqueada.
—Y han pasado tantas cosa desde entonces— respondió soltando un suspiro y arrebatando la bandeja para comer su preciado bocadillo.
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