El último sentido
En el año 500, el Rey Oscuro de la nación Melhara devastó el Reino de Tali. Empleó armas nucleares para apoderarse de sus tesoros y sumió a los pueblos en una completa oscuridad. Las consecuencias químicas y epidemiológicas fueron catastróficas, y los pocos sobrevivientes perdieron cuatro de los cinco sentidos. El único que conservaron fue el sentido del tacto.
Las siguientes generaciones nacieron ciegas, sordas, sin capacidad de oler o degustar los alimentos. Sin embargo, su último sentido se agudizó tanto que se convirtió en el único vínculo con los reinos vecinos que todavía estaban en pie, y se transformaron en maestros tejedores, creando las más finas telas que fueron apreciadas por el resto del mundo.
Los Maestros Tejedores, invocando magias antiguas, crearon un manantial mágico en una gruta cavernosa al que llamaron la Fuente de las Texturas. Era una magia poderosa que emitía una energía suave al tacto, creando telas en las manos de los tejedores, muy hermosas y con propiedades mágicas únicas.
Con el tiempo, erigieron un templo robusto sobre la gruta, cubierto de tapices intrincados que narraban la historia de la guerra y la resiliencia de su gente a través de complejos patrones táctiles. En el corazón del templo colocaron la Fuente de las Texturas.
Una de las descendientes directas de los primeros Maestros Tejedores, llamada Lyta, era una joven guerrera adiestrada para proteger el templo y la fuente. Tenía a su lado a su fiel amigo, Kai, y juntos dedicaban su vida a protegerla.
El Rey Oscuro falleció, y sus hijos despilfarraron las riquezas, al igual que sus nietos. Después de casi cien años del primer ataque a Tali, los nietos se reunieron en un consejo para resolver sus problemas financieros, pues estaban endeudados con el resto de los reinos. Resolvieron, entonces, volver a atacar el Reino de Tali, que, después de una centuria, había logrado reponerse y volvía a ser uno de los más ricos debido a la exportación de finas telas y vestidos que ningún otro reino podía proveer. Su objetivo era robar la mítica Fuente de las Texturas y tomar como rehenes a los Maestros Tejedores.
Lyta y Kai descubrieron que los príncipes oscuros habían enviado una avanzada más poderosa que nunca, la cual atravesó las vastas llanuras e invadió las antiguas grutas donde residía la fuente. Los príncipes de Melhara creían que el pueblo, al ser sordo y ciego, no escucharía sus cañones de guerra ni sus ojivas nucleares, y que tampoco vería las trampas ni las emboscadas de los enemigos. Tampoco gritarían al ser masacrados. Todo terminaría en un abrir y cerrar de ojos.
Sin embargo, la primera línea de defensa cayó cuando una parte del ejército invadió las grutas que los pobladores de Tali conocían como el Laberinto de los Sentidos. Los invasores quedaron prisioneros al aventurarse en terrenos que solo conocían los Maestros Tejedores. Lyta y Kai sellaron con un hechizo la puerta de entrada y de salida del laberinto. Los soldados morirían después de hambre, locura y sed.
Para el resto de la avanzada, Lyta y Kai tejieron, con la seda que les proveía la fuente, una serie de complicadas trampas que distribuyeron a lo largo y ancho de la Fuente de las Texturas. Como la tela era demasiado fina, y la tropa no tenía agudizado el sentido del tacto como los pobladores de Tali, avanzaron muy confiados hasta que, de pronto, la seda actuó como una cuerda fina y letal que se enroscó en su cuello y los fue degollando uno a uno. El resto fue atrapado por una gigantesca telaraña y, en pocas horas, fueron devorados por las arañas ancestrales que eran amigas de los primeros Maestros Tejedores.
Los herederos del Rey Oscuro, al ver semejante despliegue de magia y habilidades, decidieron regresar a su reino, aceptando su clara desventaja y derrota. Ahí permanecieron hasta que los acreedores les fueron quitando todo y terminaron el resto de sus días en un calabozo. El Reino de Melhara fue absorbido por el resto de los reinos acreedores, y el pueblo recibió de ellos un trato digno y justo hasta el fin de los tiempos.
Las telas mágicas de Tali adquirieron aún más valor luego de la ofensa de Melhara, como un símbolo de resiliencia y habilidad. Lyta se convirtió en la reina de Tali, y Kai, su más fiel y leal escudero. Juntos trabajaron para asegurar la paz en su reino, protegiendo siempre el corazón de este, aquella fuente que sus antepasados habían dejado como legado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro